El desvío democratizante y la adaptación al kirchnerismo
“El PTS adhirió a la declaración por la liberación de Milagro Sala, lo
hizo el domingo -dijo a este cronista el dirigente de la JP Evita
(Jujuy) José Zurita-. Iban y venían, pero finalmente adhirieron”.
El texto al que se refiere Zurita es una solicitada que llama a la
liberación de Milagro Sala y está firmado por una serie de
organizaciones sociales, sindicales y políticas de la provincia (entre
ellas el MST) que incluye una serie de definiciones políticas ajenas a
un partido de la clase obrera. Así, la declaración señala que "la
criminalización de la protesta se ha convertido en una política de
Estado" (como si esto fuera nuevo y durante el gobierno de Cristina
Kirchner no hubiera habido 20 asesinados en represiones y miles de
procesados por protestas sociales) y termina planteando: “La provincia
se gobierna para todos y con todos, gestionando políticas públicas de
gestión y articulación social, velando por el cumplimiento de la
Constitución, el reconocimiento de la división y autonomía de los
poderes y la calidad institucional”. Una oda al régimen, la Constitución
y al Estado de los capitalistas, que los revolucionarios tienen el
deber de transformar radicalmente -y por eso denunciar, no embellecer.
El texto completo (cuyos organizadores afirman que contó con la adhesión del PTS) se puede consultar aquí.
No existe una desmentida oficial del PTS sobre su inclusión en esta
declaración; sin embargo, algunos de sus dirigentes plantearon -en las
redes sociales- que el único documento firmado por su organización es
otro, el cual cuenta con la rúbrica de su legislador Patricio del Corro.
El texto firmado por Del Corro se trata de una carta de “diputados del Frente para la Victoria, representantes del Parlasur (N. de R: del Frente para la Victoria), legisladores del Frente de Izquierda (N. de R.: Del Corro)”, entre otros, pidiendo una audiencia con el gobernador Gerardo Morales.
No hay un solo párrafo en esta carta que sea digno de un diputado de izquierda.
Comienza planteando que sus firmantes tienen la intención de
"garantizar la seguridad de todos los jujeños, el derecho a peticionar
ante las autoridades y la manifestación pacífica". No el derecho a la
manifestación, sino sólo a la "manifestación pacífica". El PTS parece
olvidar que las manifestaciones populares se ven compelidas muchas veces
a resistirse no-pacíficamente, ante la acción de las fuerzas represivas
(la "esencia del Estado"). Un diputado de izquierda no puede firmar una
declaración que deslegitima el derecho a la autodefensa de las masas.
El siguiente párrafo se dedica a ensalzar al gobernador de Jujuy:
“Confiamos en su voluntad de dialogar con los representantes del pueblo,
demostrando que su impronta de gestión será la convivencia política y
el respeto por las minorías que Ud. ha manifestado a lo largo de su
gestión en el Senado de la Nación”. ¿Del Corro y sus co-firmantes se
refieren al ex funcionario de De la Rua, jefe de la UCR jujeña -acusada
de promover un aparato punteril que no excluye manejos delictivos- y
ahora también máximo representante del Estado que acaba de apresar a
Milagro Sala por el 'delito' de protestar? Fuerte.
La carta finaliza saludando al gobernador “con respeto democrático”. Un
parlamentario revolucionario jamás puede firmar eso con diputados del
sistema, porque es un concepto opuesto para unos y para otros: los
mismos diputados del sistema que posan de "democráticos" son los que
votaron las leyes represivas -los mismos diputados del FPV que votaron
la Ley Antiterrorista-, quienes avalan que haya miles de luchadores
procesados y, en fin, aquellos que permiten la reproducción de la
tiranía patronal en los lugares de trabajo. El rol principal de un
diputado obrero es desenmascarar su hipocresía y sus verdaderos
intereses sociales, pero Del Corro los reconoce como "democráticos". El
reemplazo de la política revolucionaria por el marketing electoral lo
ha llevado demasiado lejos: no sólo abandona la crítica al régimen
político del sistema capitalista, sino también su propio planteo lavado
contra la "casta política”.
La adaptación democratizante del PTS no acaba allí, sino que se torna
aún más explícita. En el listado de mails de intelectuales y artistas
que adhieren al Frente de Izquierda un militante de Razón y Revolución
posteó el volante que su organización llevó al acto del FPV del lunes,
en el que se señalan una serie de graves cuestionamientos a Milagro
Sala, a quien definen como “un agente estatal de contención, represión y
sobreexplotación a la clase obrera” y, además de exigir la libertad de
la dirigente jujeña, proponen: “Una comisión obrera independiente debe
investigar todos los delitos de Milagro Sala en conjunto con el Estado, y
sus complicidades”. El planteo fue virulentamente contestado por
Guillermo Pistonesi, miembro de la dirección del PTS, quien escribió:
“No hace falta ni siquiera la utilización de la dialéctica para entender
que la detención de Sala por incitación a la violencia y tumulto es un
ataque en regla, sin fisuras ni contradicciones, a las libertades
democráticas de la clase obrera (N. de R: algo que el volante de RyR no niega, ya que reclama que se libere a Sala y que se juzgue al juez que la detuvo).
Pero (sigue Pistonesi) como RyR aparenta ser un grupo pre aristotélico,
no vamos a pedirle peras al olmo. Si fueran consecuentes deberían decir
sin pelos en la lengua, al unísono del gobernador Morales y el PRO:
‘perpetua para Milagro Sala’. Patético y canallesco”. La adaptación
democratizante y su desplazamiento hacia un frente con el kirchnerismo,
transforma al PTS en el censor de los K en la izquierda: ya ni siquiera
se puede criticar o cuestionar a Milagro Sala. Por el contrario, el
deber de cualquier revolucionario implica la delimitación de la
dirigente kirchnerista que expresa la cooptación por parte del Estado de
los movimientos de lucha y que actuó como jefa de una patota
para-estatal para reprimir a los trabajadores de la provincia que se
oponían al gobierno K.
Se debe recordar que el lunes 18 el PTS había concurrido a la
movilización kirchnerista a Plaza de Mayo que fue encabezada por un
palco donde se encontraban Guillermo “Patota” Moreno, Agustín Rossi -que
fuera jefe de la bancada K cuando se votó la Ley Antiterrorista y que
luego ofició como ministro de Defensa de Cristina Fernández mientras el
genocida Milani era jefe del Ejército-, Gabriel Mariotto y toda una
serie de representantes del Estado durante el anterior gobierno. Los
asistentes a la movilización terminaron el acto cantando el “Vamos a
volver" de los K.
La presión del régimen sobre las organizaciones de la izquierda pone en
cuestión sus programas y estrategias, ¿ayudarán a la evolución de la
conciencia de los trabajadores, delimitándose del régimen con una
política de independencia de clase o sucumbirán a la adaptación al
sistema y a sus representantes políticos, terminando como su furgón de
cola? Al parecer, el PTS está eligiendo el segundo camino.
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