Este 31 de enero se cumplieron siete años de la desaparición y posterior
asesinato del joven Luciano Arruga. Luciano forma parte de una larga
lista de crímenes impunes que nos deja el kirchnerismo como herencia. En
enero de 2009 fue detenido ilegalmente, torturado y luego atropellado
en la General Paz por un auto, mientras corría descalzo por plena
autopista a las 3 de la mañana, “como escapando de algo”, según cuentan
los testigos. Murió horas después en el Hospital Santojani, y su cuerpo
permanecería por meses en una morgue, hasta que se decidió enterrarlo
como NN en el cementerio de la Chacarita. Todo esto, mientras su familia
y decenas de organizaciones exigíamos su aparición con vida.
La participación de los gobiernos de CFK, Scioli y Fernando Espinoza
-ex intendente de La Matanza- ha sido fundamental para mantener la
impunidad del caso. Jamás recibieron a la familia ni impulsaron el
avance de la causa en ninguna de sus instancias. Los fiscales y jueces
que actuaron contribuyeron al cerco de protección para los policías
bonaerenses involucrados en la detención ilegal, tortura y asesinato de
Luciano. Ellos continúan en sus cargos, al igual que esos ocho policías.
Nunca estos gobiernos dijeron o hicieron algo al respecto.
No cambia nada
En el marco del cambio de gobierno, el armado delictivo de las
distintas fuerzas represivas seguirá en pie. Más allá de que remuevan
cúpulas y cambien unos nombres por otros, el macrismo no tiene intención
alguna de ir contra la descomposición de estas fuerzas. Primero porque
fueron y son gobierno en la Capital Federal, donde reinan las cocinas de
paco, los prostíbulos que se alimentan de la trata, los talleres
clandestinos y el lavado de dinero a través del juego. Pero, además,
porque Cambiemos necesita a estas fuerzas represivas en el marco de la
aplicación del brutal ajuste que las patronales requieren en esta etapa:
devaluación, despidos, ajuste salarial, tarifazos, etc. Son los
trabajadores y la juventud de las barriadas obreras -de donde Luciano
provenía- los que sufriremos las consecuencias.
Luciano, bandera de lucha ahora y siempre
El esclarecimiento de lo que ocurrió ese 31 de enero de 2009 y el
juicio y castigo a todos los responsables políticos y materiales sigue
siendo una bandera fundamental de todas las organizaciones populares,
que enfrentamos tanto la política represiva kirchnerista como ahora la
del macrismo. En el año del 40° aniversario del último golpe militar,
esto cobra un sentido importante: nos organizamos y luchamos contra la
impunidad de ayer, pero también contra la impunidad de hoy. Para ello se
hace fundamental defender nuestra independencia política de cualquier
gobierno. Ha sido esta independencia uno de los baluartes de la lucha de
familiares y amigos de Luciano y de las organizaciones que los hemos
acompañado. La cantidad de crímenes vinculados con el gatillo fácil, las
torturas y las desapariciones han aumentado enormemente durante los
doce años de gobierno kirchnerista. Pero también la criminalización de
la protesta y la represión a los que luchan, que se llevó la vida de
decenas de luchadores, entre ellos la de Mariano Ferreyra. No será
olvidando esto -en nombre de un “frente único”- que avanzaremos en la
verdadera lucha contra la impunidad.
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