El impuesto al salario se transformó en una de las lápidas del
kirchnerismo, en su larga lista de impuestos regresivos. Aunque para
Macri fue un tema de demagogia electoral, lo excluyó, sin embargo, de
sus decretazos en los primeros tres meses de gobierno. Los proyectos
sobre el tema llegan a las sesiones ordinarias cuando miles de millones
del presupuesto público han sido transferidos al capital.
Este escenario constituye una extorsión al parlamento, que será puesto
ante la disyuntiva de “desfinanciar” al Estado. Pero los tres meses, que
se harán más, porque en marzo recién comienza la discusión, cumplen
otra función estratégica contra los trabajadores: colocar ganancias,
explícita o implícitamente, en la mesa de las paritarias. Cualquier
mejora en la carga del impuesto será condicionada a la marcha de las
negociaciones salariales.
En línea con esta política, ya se conocieron los proyectos de Carrió y
del massismo. La chaqueña ha sido la avanzada de Prat Gay, porque su
proyecto, como lo reconoció el ministro, es un mero aumento del Mínimo
no Imponible (MNI) a 25.500 pesos para solteros y 30.800 para casados. A
su turno, Marcos Lavagna (Massa) explica que la política de su ex
candidato presidencial es “acabar con la cuarta categoría” (la que grava
los salarios), pero que no es el momento. Difundió otro proyecto que
eleva a 60 mil pesos el MNI y a cifras exiguas la llamada escala de
Machinea, por cuyo congelamiento desde 1999 se llega rápidamente a la
alícuota del 35%, de tal modo que un obrero paga el mismo porcentaje que
la multinacional en la que trabaja.
El movimiento obrero está ante un momento decisivo en este tema. Los
paros generales y las luchas obreras lo pusieron en la agenda, y hoy las
corrientes políticas de la propia burguesía están obligadas a tratarlo.
Merece una deliberación a fondo.
16 años de confiscación
Una inflación creciente y el congelamiento por largos períodos de los
Mínimos no Imponibles (MNI) y la escala de alícuotas durante 16 años
(desde De la Rúa hasta nuestros días), hicieron que un tercio de la
recaudación de ganancias de 2015 se obtuviera a costa del salario. El
impuesto llegó a abarcar a 3 millones de trabajadores y hoy comprende
alrededor de 1,3 millones. Ello, luego del piso de 15.000 pesos que CFK
estableció en agosto de 2013, cuando vio venir la derrota electoral que
de cualquier manera llegó en aquel año. El retoque de Kicillof antes de
las elecciones 2015 apenas restó 6 mil millones a una recaudación de 150
mil.
Si el debate es el MNI y alguna actualización nominal de la escalita de
Machinea, volveremos a tener pan para hoy y hambre para mañana. Quienes
pretenden dejar la “discusión de fondo” para más adelante, acompañan el
ajuste macrista. La discusión de fondo es ahora, porque está en debate -
como en las paritarias- quién paga la factura de la crisis.
Nuestro planteo
El proyecto del Partido Obrero es abolicionista del impuesto a todo
salario de convenio colectivo, de una vez y para siempre. Plantea
también su nulidad para jubilados, monotributistas y profesionales
independientes. Rescatamos el origen histórico de la cuarta categoría
que es gravar a directores de sociedades que disimulan sus ganancias
mediante altísimos sueldos. Con ese objetivo, establece un MNI de tres
canastas familiares, hoy unos 60 mil pesos, y multiplica la escala de
Machinea por la inflación registrada desde 1999, lo que lo incrementa en
18 veces. Para ambas cuestiones, planteamos su actualización mensual
según el índice de costo de vida.
Por este proyecto luchamos en cuatro sesiones especiales boicoteadas
por el kirchnerismo en 2014. Hoy, kirchneristas y antikirchneristas se
aprestan a votar un paliativo y no a liquidar el Impuesto al Salario.
Con la presentación legislativa, iniciamos una vasta campaña en el
movimiento obrero, de debates, pronunciamientos, charlas políticas al
activismo, edición del proyecto para difundir en puerta de fábrica y
mediante las redes, con visitas de los diputados a todo el país.
Impulsamos asambleas y plenarios sindicales para su discusión.
Contra la orientación de la burocracia sindical y de los partidos
políticos de la burguesía, integramos la lucha por la abolición del
impuesto al salario a la lucha por un mínimo equivalente a la canasta
familiar, por la recuperación de las asignaciones familiares, contra los
despidos, en fin, a un planteamiento de conjunto contra el ajuste a los
trabajadores, para que la crisis la paguen los capitalistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario