La ley “antidespidos” que avanzaba en el Senado en la tarde de este
miércoles fue presentada como un desafío a Macri, quien volvió a
reclamar contra cualquier restricción a las cesantías. Pero lo que
hicieron los senadores peronistas es arrimar un paso hacia esa exigencia
del gobierno y de toda la clase capitalista. Un senador opositor
confesó que “tuvimos que poner primera y marcar la cancha, para no
chocarnos después con el proyecto de diputados” (Ambito Financiero,
27/4). O sea que los senadores kirchneristas aceleraron la sesión para
primerear a los diputados y obligarlos a debatir en base a un proyecto
aún más limitado que el “dictamen” resuelto en la cámara baja -con el
único voto en disidencia del PO-FIT (ver artículo).
El proyecto del Senado acorta la prohibición de despidos a sólo seis
meses y, como ya ocurría con el dictamen de kirchneristas y massistas en
Diputados, el trabajador podría cambiar el despido por una doble
indemnización. Además, “la ley sólo regirá para el sector privado”
(Clarín, 27/4) -los senadores peronistas protegen así a sus gobiernos
cesanteadores- y no será retroactiva. Pero el massismo -y una parte de
los senadores del PJ- reclaman también eximir a las Pymes de los
alcances del proyecto. Bajo esta denominación, revistan las empresas de
hasta 200 trabajadores, el 70% de la fuerza laboral del país. Si el
proyecto sólo rige para las grandes empresas y habilita a la doble
indemnización, estaría igualando al mecanismo que éstas utilizan para
desprenderse de trabajadores -los retiros voluntarios.
La amansadora parlamentaria contra el derecho al trabajo no terminaría
ahí. El gobierno confía en “dormir” la iniciativa cuando llegue a
Diputados, incluso para evitarse el veto presidencial. “Sobran ejemplos
de iniciativas que quedaron cajoneadas durante el kirchnerismo, tras la
aprobación de una Cámara”, señala Ambito Financiero (27/4) al anticipar
el congelamiento del proyecto. Además, el macrismo ha conseguido el
apoyo de Massa para una ley de empleo joven, un régimen de contratación
laboral subsidiada por el Estado que actuará como incentivo para que las
patronales se desembarazacen de trabajadores con mayor antigüedad y
remuneración.
Burocracia sindical
Esta “media sanción” (cuya segunda “media” podría no llegar nunca) es
la cosecha que ha logrado la burocracia sindical al cabo de un mes de
peregrinación por las oficinas del Congreso. Cuando el número de
despidos acumulados en el primer trimestre superaba largamente los
100.000, los Moyano, Caló, Yasky y compañía decidieron disimular su
compromiso de fondo con el ajuste oficial reclamándole una legislación
“protectiva” a los mismos bloques políticos que venían de votar el pacto
buitre -precisamente, el punto de apoyo para un reforzamiento del
ajuste. En aquella reunión de diputados con la CGT, fueron los
parlamentarios del PO en el Frente de Izquierda quienes advirtieron que
no sería el Congreso ajustador el dique contra los despidos, sino la
acción directiva y colectiva de los trabajadores. El trámite
parlamentario fue la coartada de la burocracia para el inmovilismo,
mientras los despidos y suspensiones arrecian en la industria y en las
reparticiones. La burocracia es una pata crucial de la coalición
política que pretende armar el macrismo, para llevar adelante una
reorganización social a costa de la clase obrera.
Crisis capitalista, fragilidad política
La marcha de la crisis capitalista, sin embargo, tiene un alcance muy
superior a los compromisos precarios de la burocracia para seguir
tirando.
Mientras Macri promete la ‘creación de empleo’, el gran capital reclama
libertad para seguir despidiendo y degradar todavía más las relaciones
laborales. El derrumbe de Brasil golpea sobre las terminales
automotrices y las autopartistas y muchas otras industrias derivadas.
Días atrás, el pope Ratazzi, de Fiat, que tiene a 1.500 trabajadores
suspendidos, reclamó una nueva devaluación, de cara a la agudización de
la competencia internacional y el aumento de los costos provocados por
el tarifazo. Pero un sacudón cambiario se daría de patadas con la
presente bicicleta financiera, armada sobre una devaluación inferior a
la tasa de interés usuraria que remunera a los “inversores”. Por detrás
de la común voluntad ajustadora, la marcha de la crisis agudiza los
enfrentamientos entre los capitalistas y sus bloques. Aunque Macri logró
emplazar a Massa y al PJ en la cuestión de los despidos, la impasse
económica le pone límites muy claros a la tentativa oficial de armar una
coalición de gobierno estable.
La clase obrera
Finalmente, en la frágil coalición del ajuste hay que inscribir a
Cristina Kirchner, cuyo mensaje a la tropa propia es la de preservar la
“unidad” con los Gioja, Scioli y los senadores que han votado el pacto
buitre. Los límites de la camarilla K para acaudillar una oposición
popular al macrismo está dictada por su propia naturaleza ajustadora
(Santa Cruz), y por el temor a dar con sus huesos en la cárcel.
En oposición
a los culebrones del Congreso, sectores muy importantes de la clase
obrera han salido a defender sus reivindicaciones a través de una lucha
decidida. Es el caso del vigoroso paro bancario, que terminó derrotando
la intransigencia patronal, de la huelga docente universitaria, de las
extraordinarias huelgas y puebladas que protagonizan los estatales y
docentes santacruceños, fueguinos, mendocinos y santiagueños, entre
otros. La movilización de este viernes 29, concebida para evitar un
paro, terminará recogiendo en las calles esa enorme inquietud obrera
En este cuadro, nos movilizamos el 29 junto a los sindicatos y cuerpos
de delegados del clasismo y de la izquierda, en una columna que
reclamará el paro nacional contra los despidos, los tarifazos y por el
salario. El 1 ganamos la Plaza de Mayo, como viene haciéndolo la
izquierda desde hace más de una década, en defensa de todas las
reivindicaciones amenazadas y de una alternativa política propia -el
Frente de Izquierda- frente a los partidos y el régimen de los despidos
masivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario