La oportunidad de una convocatoria del Frente de Izquierda a las
organizaciones obreras clasistas a un acto en Plaza de Mayo el próximo
primero tiene razones políticas claras.
En primer lugar, es necesario responder, con un programa y una
movilización obrera, a la escalada ajustadora de Macri y los
gobernadores, que en estos días ha tenido nuevas expresiones. A los
despidos de los primeros 90 días de gobierno, podrían sumarse decenas de
miles de trabajadores en las próximas semanas. El vencimiento de
contratos en la administración estatal, por un lado, y el agravamiento
de la recesión industrial, por el otro, pavimentan ese camino.
El estado negrero mantuvo durante toda la decada K contratos truchos durante 12 años , precarizacion laboral mientras armaban un relato nac y po eran negreros de mierda con miles de empleados conytratados peor que las empresas privadas
Los despidos son un arma contra las paritarias, que el Estado y las
patronales pugnan por ubicar muy por debajo de la inflación real o
prevista. Mientras tanto, se anuncian tarifazos del 400 al 600% en el
agua y el gas, para seguir la saga que benefició a los vaciadores del
servicio eléctrico.
Ante semejante agresión, las distintas fracciones de la burocracia
sindical no han atinado más que a una marcha testimonial para el próximo
29 de abril, que ni siquiera se dirigirá al centro del poder político.
Un acto de la izquierda y los luchadores en la Plaza de Mayo, por el
contrario, será un llamado para poner en pie de lucha a los sindicatos, a
partir de la iniciativa de las direcciones, delegados y comisiones
internas antiburocráticas.
Pero esa acción de lucha debe establecer un claro señalamiento
político: es necesario colocar a la clase obrera como oposición
política al gobierno ajustador, y como alternativa de poder frente a la
crisis que, más temprano que tarde, alumbrará esta nueva tentativa por
trasladarle a los trabajadores la bancarrota nacional. Como nunca, esa
cuestión estratégica debe ser subrayada: es que el nacionalismo burgués
decadente, ya fuera del gobierno, pretende reconstruir su autoridad ante
los explotados presentándose como opositor al macrismo. Los K, sin
embargo, ejecutan el ajuste allí donde gobiernan (Santa Cruz, Tierra del
Fuego) y han repartido roles en el Congreso para que pase el pacto
buitre.
Por eso mismo, y junto a la lucha y un programa contra el ajuste en
marcha, una convocatoria a la Plaza de Mayo debe denunciar este rol
impostor del kirchnerismo y llamar a la clase obrera a un frente único
de lucha contra el Estado capitalista y sus partidos, sean los que
gobiernan en el país o en las diferentes provincias. Contra estos
ajustadores, debemos poner en pie una oposición obrera y socialista. El
Frente de Izquierda ha conquistado un lugar entre los trabajadores como
canal de independencia política -ese lugar no puede dilapidarse en un
“frente antimacrista” que colocaría a la izquierda detrás de otra
fracción de los ajustadores.
Con estas premisas políticas, el Partido Obrero llama a las fuerzas del
Frente de Izquierda a concretar una convocatoria a las organizaciones
que apoyaron al FIT, a los sindicatos, internas y delegados clasistas a
un primero de mayo por las reivindicaciones urgentes –basta de despidos y
suspensiones, abajo el tarifazo, por paritarias libres, derogación del
impuesto al salario; abajo el tarifazo y el protocolo represivo- ,
contra el ajuste de Macri y los gobernadores, por la independencia
obrera, el gobierno de trabajadores y la unidad socialista de América
Latina.
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