La crisis
desatada por la detención in fraganti del ex secretario de Obras
Públicas José López estalla en el corazón del kirchnerismo. Pero sus
consecuencias se proyectan al conjunto del régimen político
La figura de López atraviesa al kirchnerismo desde que gobernaba Santa
Cruz hasta hoy, siempre asociada a concesiones o contratos de la obra
pública, desde planes de vivienda hasta tendido de rutas. Con seguridad,
los millones subrepticios que intentó esconder son apenas una muestra
del vasto sistema de “retornos” urdido en favor de diferentes grupos
capitalistas, y no sólo de Lázaro Báez. La primera corruptela que
involucra a López es la adjudicación de los gasoductos del sur en favor
del grupo internacional Skanska (2008). En aquel momento, el episodio
fue paulatinamente enterrado tanto en el plano mediático como en el
judicial, cuando del “modelo” todavía se servían las diferentes
fracciones capitalistas.
López es el Ricardo Jaime de los “señores del cemento”. Allí donde el
desquicio ferroviario parió la masacre de Once, en este caso asistimos
al derrumbe del sistema vial o al agravamiento del déficit habitacional.
A este régimen sistemático de desfalco del presupuesto público y
confiscación de la mayoría trabajadora, el kirchnerismo y sus voceros lo
llamaron “la reconstrucción de la burguesía nacional”.
Crisis política
Pero la burda caída de José López también agarra con la guardia baja al
macrismo. La corruptela de los “barones de la obra pública” estalla
horas antes de que Cambiemos y sus opositores voten un amplísimo indulto
en favor de la clase capitalista argentina, que ha fugado capitales o
evadido con la complicidad de los tres poderes del Estado. La exclusión
de funcionarios o ex funcionarios del blanqueo sólo ha servido para
disimular la inclusión completa del conjunto de estos evasores
capitalistas, a cambio de penalidades ínfimas y de la garantía de
eximirlos a futuro de los impuestos que gravan la riqueza. A López le
tocan las rejas, pero a sus jefes capitalistas les toca el blanqueo.
Entre ellos no sólo están los empresarios amigos: también hay que
incluir a los macristas Calcaterra o Caputo, cuyos negocios con el
Estado los asociaron, en más de una oportunidad, con Lázaro Báez.
Entre las atribuciones de López figuraba el manejo de la ex obras
sanitarias, donde “era el encargado de armar las licitaciones de
infraestructura” (Clarín, 15/6). Pero en vez de abrir las cuentas de esa
caja negra, el gobierno ha aplicado un monumental tarifazo sobre el
agua. El macrismo hace aspavientos con la corrupción tK, pero le ha
trasladado los costos del desfalco al pueblo argentino. Lo mismo ocurre
con el gas, la luz o el transporte.
La detención de López coloca también una carga explosiva sobre la
coalición política que pretendía fundarse a partir de la ley de
megablanqueo, junto a los gobernadores y senadores pejotistas y
kirchneristas. Para no interferir en ese “consenso de las manos sucias”,
el macrismo llegó al punto de demorar el pedido de desafuero de De
Vido, que sólo promovió cuando el escándalo de López había estallado.
Pero la ruta del dinero de la obra pública salpica a todos estos nuevos
socios de Macri, comenzando por la provincia de Tucumán. Es que López
era socio de Alperovich, e incluso pretendió ser su sucesor, lo que
finalmente logró Manzur. Hoy, Alperovich-Manzur están en la fila de los
“amigos de Cambiemos”. El escándalo del monasterio también puso de
manifiesto un conjunto de vínculos entre la camarilla K y la jerarquía
de la Iglesia. Durante la “década ganada”, la familiaridad con los
obispos transó el silencio de éstos a cambio de preservar las
prerrogativas clericales.
En definitiva, la coalición del ajuste, el blanqueo y los fondos buitre está poblada de unos cuantos “López”.
Kirchnerismo
El intento del kirchnerismo por despegarse de López no duró un suspiro.
Después de autorreivindicarse por haber promovido “la exclusión de
funcionarios del blanqueo”, el bloque de diputados del FpV votó… contra
el desafuero de De Vido. En cualquier caso: si los kirchneristas se
deslindan del kirchnerismo -es lo que está ocurriendo aceleradamente en
estas horas- asistimos entonces a su demolición política. La pretensión
de explotar el fermento popular a favor del “volveremos” ha sufrido un
golpe letal. El Frente Ciudadano queda reducido a una coartada, ni
siquiera política, sino judicial. El derrumbe tiene que ser todavía más
agudo para los chavistas o ex izquierdistas que descubrieron tardíamente
al kirchnerismo, con el único propósito de bloquear una evolución
política independiente de los trabajadores.
El macrismo querrá servirse de “las bolsas de López” para correr el eje
de la conmoción popular planteada por los tarifazos, la recesión, la
carestía y los despidos, y reforzar la tesis de la “herencia recibida”.
Detrás de este episodio, sin embargo, afloran conclusiones mucho más
profundas: quieren ajustarnos en beneficio de los nuevos -y viejos-
socios de López. Respondamos como los controladores aéreos, las
organizaciones de desocupados, los compañeros de Ecotrans, los de la
Línea B del subte, o sea, con una lucha decidida. Con la misma
determinación, tenemos que dirigirnos a los trabajadores y a la juventud
para superar al nacionalismo corrupto y fracasado y desarrollar una
alternativa política de los trabajadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario