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lunes, 17 de octubre de 2016

Ni paridad, ni igualdad de género

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Los proyectos presentados en el Congreso sobre la paridad de representación de género no tiene nada que ver con la igualdad de derechos para la mujer. Para que esa igualdad tenga lugar, la mujer electa al Congreso debería representar a las mujeres como tales ( o sea a los movimientos de lucha de la mujer), cuando en realidad es electa en función del programa de un determinado partido político, que incluso podría ser hostil a la lucha emancipatoria de la mujer. Isabel de Inglaterra, Catalina la Grande o María Teresa de Austria mostraron, en su tiempo, el vigor político de la personalidad femenina (entre otros tantos innumerables ejemplos), pero no dejaron de representar por ello los intereses del trono contra las mujeres. Eva Perón es la política que más encarnó a la mujer en Argentina, pero siempre fue la representante del poder bonapartista ante ella. La ‘paridad’ Perón-Perón, en 1973, fue el primer paso para la introducción de la Triple A. Lo que importa entonces para hablar de una representación política de la mujer es que ella sea la expresión concreta de la voluntad de las propias mujeres y de las organizaciones que las agrupan y movilizan, no del privilegio acordado a una minoría seleccionada por las instituciones estatales. Como representante de un partido determinado, la mujer se encuentra determinada por el programa y la burocracia de ese partido – no se distingue de cualquier otro representante parlamentario, o sea de los varones . Las candidatas o representantes de los partidos de izquierda, en general, son luchadoras del movimiento de la mujer – el programa del partido y del movimiento femenino forman un todo. Cuando se reúnan las condiciones adecuadas habría que proponer una representación política especial para los movimientos de lucha de las mujer. Sería una superación de la democracia formal. Conclusión: la mentirosa ‘igualdad de género’ representa una exclusión política de la mujeres, que aspiran a la abolición de las condiciones de la opresión de la mujer y luchan por conseguirlo.

¿No es claro, además, que esta paridad beneficia en forma casi exclusiva a aquellas mujeres que se encuentran en un nivel social superior? A la masa de las mujeres trabajadoras, esta pseudo igualdad no les llega. Los mentores de los proyectos en danza parecen resignarse a la ‘igualdad de género’ por arriba. Buscan cooptar para la ‘clase política’ a un sector calificado de mujeres, con dietas y privilegios que las alejan más de lo que están de la mujer ‘común y corriente’, y le otorgan intereses especiales contra ellas.

¿Qué objetivo persigue esta operación política de la fraudulenta ‘igualdad de género”? La respuesta directa es: cooptar a una parte del movimiento feminista de Argentina, que ha cobrado un vigor poderoso, al cabo de una lucha enorme librada durante varios años por los sectores más combativos. Para estructuras políticas enclenques, que podrían desaparecer en un abrir y cerrar de ojos ante la menor sacudida, es un intento desesperado de inyectarse suero con un baño democrático e igualitario, al mismo tiempo que le paga a los fondos buitres, apoya o es cómplice con el feroz endeudamiento macrista y el ajuste o, en el caso declinante de los K, de recibir una bocanada de oxígeno efímera. La burguesía necesita hacer pie firme en un movimiento femenino cada vez más poderoso y radicalizado, y para impedir que se transforme en una base poderosa para el ascenso de la izquierda. Con el ajuste de por medio, que hunde en la desesperación a la mujer trabajadora y a sus familias, esta burguesía tiene, sin embargo, una lista de ofertas muy cortas. Ningún partido tradicional tiene un programa para la mujer, mientras la acción del poder judicial y de los gobiernos de todas las jurisdicciones siguen manifestado el mismo desprecio de siempre frente a las reivindicaciones femeninas.

La cuestión del cupo femenino y de la pseudo igualdad de género debe entenderse en el contexto de la crisis nacional – de ninguna manera en sí misma. Es una operación política para hacer pasar, en una ley ómnibus, la reforma reaccionaria de la ley electoral. Asistimos a la mercantilización vergonzosa del tema de la opresión de la mujer – que es, por sobre todo, una de las formas extremas de la explotación capitalista, exacerbada por la bancarrota capitalista.
La inmensa mayoría de la izquierda ha sido atrapada en este fraude de la ‘igualdad de género’. La oposición machismo-feminismo ha sustituido a la lucha de clases y a la lucha del trabajo contra el capital. La mujer se ha convertido en una abstracción social – más allá de los patrones, de la pequeña burguesía y la clase obrera – y de la decadencia del capitalismo y sus crisis catastróficas. Las diferencias al interior del movimiento feminista o de la mujer no son presentadas como expresión de antagonismos sociales, sino ‘ideológicas’. De este modo se ha introducido, por parte de la izquierda, un terreno de entendimiento con los partidos capitalistas y el Estado. En lugar de denunciar que ningún cupo será capaz de superar el lugar subordinado de la mujer en los partidos capitalistas, como una expresión deformada de la subordinación de la mujer en el régimen social en su conjunto, ha salido a legislar con ellos la reglamentación interna de esos partidos políticos por parte del Estado. ¡Cualquier sea la paridad que las representantes de los partidos capitalistas alcancen en el Congreso, seguirán teniendo un lugar subordinado en sus partidos, que están manejados desde hace tiempo por un ‘casta’ intercambiable y mafias seriales de evasores fiscales y saqueadores del Estado! Esa izquierda ha establecido una suerte de frente popular en el campo feminista, desde el cual lanza ahora un frente popular para legislar con ellos sobre este fraude acerca de una paridad política para la mujer. Este frente popular tendrá, como ya viene ocurriendo en ocasiones, un correlato político más claro y directo, cuando la crisis política ponga en la agenda una colaboración de clases más clara.

Jorge Altamira


Fuente: https://www.facebook.com/jorge.altamira.ok/posts/627040840810114

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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