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viernes, 18 de noviembre de 2016

El mandato que dejará Atlanta

17 de noviembre de 2016 | #Prensa Obrera 1437 | Por Gabriel Solano


Cuando faltan sólo horas para el acto del Frente de Izquierda en la cancha de Atlanta, ya es una certeza que estaremos frente a una convocatoria multitudinaria, que superará todas las previsiones originales. Del riesgo de que la cancha de Atlanta pudiera quedarnos grande hemos pasado al “peligro” de que nos quede chica. En lo que concierne al Partido Obrero lo estamos verificando con un aluvión de último momento. En los lugares de trabajo, de estudio y en las barriadas populares se ha producido una multiplicación de confirmaciones, que ha elevado nuestra previsión de movilización por encima de las 14.000 personas. Y todavía hay tiempo para seguir creciendo. Es probable que en las proporciones determinadas por los diferentes desarrollos, los demás partidos del FIT estén viviendo un fenómeno similar.

El dato cuantitativo confirma una caracterización cualitativa: la del Frente de Izquierda como un canal para un amplio sector de las masas populares que rompen con los partidos patronales y evolucionan hacia posiciones de independencia de clase. La caracterización del Frente de Izquierda como canal significa, ni más ni menos, que su capacidad de atracción supera la mera suma de los tres partidos que lo integran. A favor de la caracterización del Frente de Izquierda como canal debe anotarse también que ha mantenido esa función a pesar del inmovilismo al que ha sido sometido durante un año entero. La tendencia a la independencia de clase es más fuerte que el faccionalismo paralizante.

Crisis de fondo

No sería aconsejable, sin embargo, abusar de esta capacidad de resistencia del Frente de Izquierda continuando con la parálisis del año en curso. La situación política ofrece posibilidades enormes para desarrollar al FIT a condición de que actúe con el método del frente único de clase. El mandato o, para ser más exactos, la exigencia que surge de los miles y miles que concurrirán a la cancha de Atlanta, es que el Frente de Izquierda salga con un plan de acción común para intervenir en una situación política convulsionada, caracterizada por la bancarrota económica y una crisis política y social de envergadura.

Las premisas sobre las que se basaban los planes oficiales han quedado desmentidas en menos de 12 meses. La perspectiva de una suba de la tasa de interés en Estados Unidos, que comenzó con el triunfo de Trump, anticipó una nueva fase de guerra financiera, comercial y monetaria que pasó a mejor vida el plan financiero del macrismo. No sólo está en cuestión el endeudamiento de 55.000 millones de dólares previsto en el Presupuesto del año que viene, sino que se le agrega el combo mortal de una probable caída de los precios de las materias primas que el país exporta.

El impacto inmediato de este giro de la situación internacional confirma que estamos en presencia de un plan colonialista, que ha contado con el aval de la inmensa mayoría de los partidos opositores, sean del FpV, de los “renovadores” de Massa o del centroizquierda. Esta unidad nacional por el endeudamiento cruje ahora como resultado de las contradicciones insalvables de la política oficial. Roberto Lavagna, que integra el Frente Renovador, ha declarado que estamos frente a un modelo de los ’90, una forma velada de reclamar una nueva devaluación que lleve al dólar por encima de los 20 pesos. La devaluación del real brasileño y del peso mexicano echa leña al fuego de ese lobby. Pero una devaluación supondría un replanteo integral de los planes en marcha, incluyendo cambios en el gabinete y una aceleración de los choques entre los partidos capitalistas.

Caldera social

El fracaso de la política seguida hasta el momento no ha sido gratuito. Le costó al país 56.800 millones de dólares de nueva deuda y, por sobre todo, un crecimiento de la pobreza y la indigencia como resultado de la desvalorización del salario y el aumento de la desocupación. Argentina deberá hacer frente a un agravamiento de la crisis mundial en condiciones aún más desventajosas. Cuando se impone un plan de defensa del país y de los trabajadores mediante medidas de protección, como el monopolio del comercio exterior y un sistema financiero en manos de una banca pública unificada, el gobierno va en sentido contrario. El endeudamiento serial conduce inevitablemente a una nueva quiebra nacional.

Los que asumieron la responsabilidad ante la población por esta política deberán sufrir una merma de su autoridad. Esto vale tanto para el gobierno como para la oposición, así como también para la burocracia sindical de la CGT que ha trabajado activamente para defender la gobernabilidad del ajuste macrista. La movilización convocada por movimientos sociales que actúan bajo la órbita del Vaticano junto con la CGT es un intento burdo de encubrir la colaboración con el gobierno.

La posibilidad de que el kirchnerismo pueda explotar esta situación para su “vamos a volver” choca contra su propia desintegración, y por sobre todo, con su política de buscar un acuerdo con el pejotismo y el massismo con el que gobernó durante 12 años. La total delimitación con estas experiencias agotadas son un requisito para el desarrollo de una alternativa política de los trabajadores.

Atlanta

El acto masivo de Atlanta tendrá ante sí una situación política explosiva. La endeblez de las salidas políticas improvisadas por la clase capitalista salta a la vista cuando se contrastan con la profundidad de la crisis en curso. Quienes presentaban un horizonte de derechización no pueden explicar por qué la llegada de un Macri a la Casa Blanca ha terminado desestabilizando a los Trump de América Latina. El único GPS eficaz para orientarse en los continuos virajes es el que parte de considerar a la bancarrota capitalista como partera de las crisis de poder que recorren las distintas situaciones políticas. Esta crisis de poder reclama que la izquierda actúe sobre la base de una estrategia obrera y socialista.

El mandato que hemos recogido en la campaña hacia Atlanta y que el acto masivo reafirmará es que el Frente de Izquierda debe ponerse en marcha para transformarse en la gran fuerza política popular del país. 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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