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viernes, 23 de junio de 2017

Un pejotismo sin pejota

22 de junio de 2017 | #Prensa Obrera 1463 | Por Néstor Pitrola y Gabriel Solano

El tiempo relativamente corto del discurso de Cristina Kirchner en Arsenal estuvo asociado a la ausencia de definiciones de fondo sobre la situación política y, en especial, a la ausencia de un programa alternativo al que está aplicando el macrismo.

Cristina Kirchner se hizo acompañar por personas que representaban a los perjudicados por el ajuste. Pero los 48 intendentes pejotistas que han pactado con ella la formación de la Unidad Ciudadana fueron prolijamente escondidos. Se entiende por qué. Durante el año y medio que lleva Mauricio Macri en el gobierno, estos intendentes formaron parte del aparato político que le votó a Macri en la Nación y a María Eugenia Vidal en la provincia las leyes ajustadoras. Entre ellas, el presupuesto y el pacto con los fondos buitre. Estos intendentes recurren ahora a la candidatura de Cristina como un medio para asegurarse el control de sus concejos deliberantes. Detrás de la Unidad Ciudadana se esconden los barones del conurbano.

En las pocas referencias concretas que realizó Cristina se puso de manifiesto su inconsistencia. Cuestionó, de pasada, el endeudamiento llevado adelante por el gobierno actual, pero no propuso ninguna medida para rechazar la hipoteca que la deuda pública representa para el país y sus trabajadores. Después de todo, los gobiernos kirchneristas se caracterizaron por incrementar la deuda en más de 100.000 millones de dólares entre 2003 y 2015, esto a pesar de haber pagado casi 200.000 millones.

Cristina Kirchner habló del crecimiento de la pobreza, pero nada dijo sobre los casi 11,5 millones de pobres que existían al momento de abandonar su gobierno. Otro tanto ocurrió con los trabajadores, cuyos salarios promedio no superaban los 7.000 pesos, mientras casi el 40% estaba en negro o precarizado.

Cuando la concurrencia empezó a cantar para que se vaya Macri, Cristina Kirchner los paró señalando que las próximas elecciones son legislativas y aclarando que no está en juego la alteración del mandato presidencial. Dejó en claro que su propósito no es ir por la derrota de Macri sino negociar en el Parlamento determinados proyectos de ley, que de todos modos no especificó. La ausencia de un programa alternativo al del macrismo se puso otra vez de relieve.

Cristina Kirchner terminó el acto sin anunciar su candidatura. Aunque muchos la dan ya como un hecho, lo cierto es que continúan las negociaciones para una mayor integración en las listas del pejotismo.


Retroceso

Desde diversos materiales del Partido Obrero hemos señalado que Cristina, en caso de ser candidata, lo haría como mascarón de proa de los punteros del PJ. A pesar que algunos prominentes cristinistas se oponían a que lo fuera, la crisis del peronismo y el avance de sus causas judiciales la han puesto al borde de la candidatura a senadora y aún a diputada.

Mientras Cristina se pone al frente de los intendentes pejotistas, el FpV agoniza (se presenta como tal sólo en tres provincias). El PJ, por su parte, integrará 33 frentes diferentes en todo el país, y en la provincia Cristina irá en el frente de Unidad Ciudadana, sigla de ocasión formada por un grupo de sellos ex centroizquierdistas, por fuera del PJ.

El desbarranque del “kirchnerismo del 54%”, sin la caja central del Estado, conoce una nueva fase. Florencio Randazzo, el ex ministro estrella de la ley privatista de los ferrocarriles, fue “confinado” al PJ porque Cristina no admite el desafío de las Paso que ella misma inventó y teme que la desgaste más aún (los sondeos hablan de una caída del 50 al 30% en provincia, respecto de sus guarismos anteriores, incluso respecto de los de Scioli). La burocracia sindical de los gordos, que la acompañó hasta el final, se divide ahora entre el FR (donde también juega el moyanismo), Randazzo, Cambiemos y un pequeño sector con la nueva sigla K.

El descontento popular y el contexto de fuertes luchas sociales dan marco a la operación electoral de Cristina que, ausente de apoyos orgánicos de sectores de la burguesía, da rienda suelta a la demagogia y al “volveremos”, como si sus socios políticos no fueran parte de quienes votaron las 84 leyes macristas en el Parlamento, con mayoría del FpV en el Senado. O como si sus gobernadores no fueran parte del ajuste en las provincias, comenzando por Alicia Kirchner. Hay que apuntar la reciente firma del “Pacto Federal Minero” que suscribieron desde Juan Manuel Urtubey hasta Alicia Kirchner, pasando por la catamarqueña Lucía Corpacci; un verdadero estatuto colonial de entrega de los recursos y el medio ambiente en favor de los monopolios mineros.


Quince mentiras, quince

Cristina presentó un programa de quince puntos, que pasa el trapo sobre lo ocurrido en sus doce años de gobierno.
La crítica al “hiperendeudamiento” a partir del pacto buitre -votado por los senadores cristinistas- ignora que Kicillof empezó la saga del Club de París, la indemnización escandalosa a Repsol y el pago a los tribunales del Ciadi, por varias decenas de miles de millones de dólares en el último mandato K.

La investigación y el no pago, que defendimos durante el kirchnerismo y la crisis con los buitres, está hoy más vigente que nunca y por fuera del intento de programa de CFK. Para la deuda del Central proponemos un impuesto extraordinario al capital financiero, que lucró durante todo este tiempo con la quiebra del BCRA y del Tesoro, que es planteado solamente por nosotros.

La ex presidenta propone “declarar la emergencia laboral, prohibir los despidos por un año y un aumento de emergencia del salario mínimo”. Pero esa prohibición no tuvo lugar en 2014/2015, cuando comenzó la crisis industrial que hoy continúa bajo el macrismo. Cristina gobernó con la misma UIA que reclama profundizar la ofensiva contra convenios y salarios que lleva adelante Macri, y que empezó Cristina en su último mandato.
La ex presidente denuncia a Macri por “no cumplir el 82%” (que ella vetó, incluso cuando sólo se trataba del 82% del salario mínimo -o sea, una miseria). Junto a Sergio Massa y Diego Bossio, hoy opositores, y al igual que Macri, CFK metió la mano en los fondos de los jubilados, cuyo fondo de garantía está empapelado de bonos de deuda pública. El conjunto de la burguesía marcha a la extensión de la edad jubilatoria. Solamente nosotros planteamos devolver la Anses a los trabajadores y jubilados, reponer los aportes patronales que rebajaron Carlos Menem y Domingo Cavallo, así como liquidar el trabajo en negro para un aumento de emergencia y reponer el 82% móvil del mejor salario.

La Cristina de Milani y la ley Antiterrorista critica el 2x1; la garante de la Barrick cuestiona “la entrega de los recursos naturales”; perpetuadora de la privatización de los servicios públicos cuyos grupos subsidió, se declara “en defensa de las empresas públicas”; la autora del Código Civil que bloquea el derecho al aborto se declara defensora de los derechos de la mujer.

Finalmente, destaca “el rol que tendrá el Congreso como espacio de articulación opositor” -o sea que plantea un frente parlamentario con los socios declarados del ajuste, como los Massa, Pichetto o Bossio.


Desafío


La presentación de Cristina será motivo de una lucha especial para el PO y el Frente de Izquierda, porque disputaremos con ella cada joven y cada trabajador, cada mujer en lucha, que busquen ser confundidos por este armado de emergencia. Para la burguesía constituye un problema de otro orden, porque desde la Sociedad Rural a la UIA, pasando por Techint, la banca, las mineras y petroleras, nadie está pensando en una vuelta del kirchnerismo. Claro está que la eventual senadora o diputada será igualmente un cuadro de reserva ante un desmadre de las luchas populares contra el ajuste.

El Partido Obrero desnudará la demagogia de Unidad Ciudadana, interviniendo con un programa integral en defensa de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Como en estos días con las y los choferes cordobeses y del Gran Buenos Aires, lucharemos por ser la expresión política del movimiento obrero en lucha y utilizaremos a la campaña electoral como factor de preparación de las grandes batallas por venir. Desde luego, reclamaremos debate entre todos los primeros candidatos a senadores en ese escenario mayor que será la provincia de Buenos Aires.

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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