La burocracia renueva su transa con el gobierno de Macri

7 de septiembre de 2017 | #Prensa Obrera 1473 | Por Christian Rath

 

Editorial sindical

Con el acuerdo en el sindicato del Neumático (Sutna) prácticamente se cierra el debate en torno de las paritarias por este año y un balance provisional recoge dos conclusiones: una, los máximos índices -entre el 27 y el 30%, si se analizan con cuidado los números en relación con el salario de bolsillo y lo que se incorpora al básico- corresponden a la Federación Aceitera y al mencionado Sutna, dos sindicatos recuperados de manos de la burocracia sindical. La docencia siguió el rumbo de lucha de la gran huelga docente del Suteba que rompió el 18% firmado por UPCN y tras ella los gremios docentes universitarios -que luego de un plan de lucha arrancaron un 26,45%, que el Congreso de Conadu Histórica igualmente no firmó. Antes que todos, los bancarios, con la amenaza de una huelga de cinco días, habían firmado un 23,5% en una sola cuota. De conjunto, la burocracia sindical, incluida la camionera, firmó convenios a la baja por segundo año consecutivo, puesto que el promedio paritario no supera el 22%, desde luego en cuotas.

El silencio frente a los despidos

Para el Triunvirato y las distintas a las de la burocracia, los despidos no son motivo de una lucha directa, sino un dato económico para fundar un discurso de tipo semiopositor. Así es que se están produciendo despidos en masa con el aval de la burocracia en todo el país: la Planta II de Cresta Roja se ocupó por 300 trabajadores no reincorporados y por el no cobro de las indemnizaciones comprometidas, en Santa Cruz, hubo130 en San Antonio (Sinopec), 200 en YPF y un número indeterminado en Río Turbio, por lo que los trabajadores han resuelto ocupar la mina. En Chubut está por vencer la conciliación obligatoria en Tecpetrol, lo que sumaría 650. En Córdoba ha cerrado Plaster, dejando casi 350, en Santa Fe ha cerrado Energy, con otros 180, y existen despidos de importancia en el interior -en primer lugar en Sancor (en noviembre vence el acuerdo en GM, lo que amenaza la continuidad de otros 300). ¿Qué pasará con OCA?

El veterano burócrata petrolero Antonio Cassia invocó un estudio según el cual entre el 47 y el 60% de los puestos de trabajo está en riesgo por el desarrollo tecnológico por lo cual las cesantías formarían parte de un orden “natural” y sería inevitable sentarse a discutir con los empresarios las condiciones para una mayor inversión.

En una mesa redonda en la Universidad Di Tella Facundo Moyano, el ministro Triaca, el triunviro Schmid y el economista Levy Yetati “todos coincidieron en que hay y seguirá habiendo pérdida de empleos” (Clarín, 16/8).

Nada de paro

Toda una fracción de la burocracia sindical (gordos, independientes, MASA) ha cerrado filas con el gobierno planteando su oposición a cualquier tipo de paro. Adelantándose a todos ellos, desde la burocracia sindical de UTA “descartaron por completo su adhesión a un eventual paro antes de las elecciones de octubre” (Ambito, 4/8).

El moyanismo está en la misma sintonía. El propio Hugo Moyano se ha convertido en un artífice de la “paz social” y de la productividad en su propio gremio. Allí está el acuerdo por la recolección de la basura en la Ciudad: “De 180.000 litros pasamos a 320.000 con un operario menos de recorrido”. Ahora está en marcha un acuerdo para bajar el costo de la logística. Existe sí un punto crítico, que es la situación de OCA, con su deuda a la Afip por casi 4.000 millones de pesos, con la que el gobierno aprieta pero, por ahora no ahorca.

La transa con el gobierno tiene el eje de siempre. Los fondos de las obras sociales y la continuidad del “modelo” actual de estatización y monopolio sindical. Contra lo que pueda suponerse, el relevo del superintendente de Salud y del segundo de Trabajo estaba planteado desde antes y Macri habría aprovechado la oportunidad, colocando a un hombre de su absoluta confianza en un área que mueve millones y que enfrenta a las prepagas Osde y Swiss Medical, entre otras. Al mismo tiempo los proyectos de transparencia de los gremios -depuración de padrones, control del manejo de fondos- han sido cuidadosamente archivados.

Todos negocian y todos buscan un pacto que no desmadre el Confederal, lo que no excluye su propia suspensión. Luego de la marcha del 22 de agosto s e abrió un debate en el gobierno en torno a si fracturar o no a la CGT (como hizo Menem en su primer mandato) pero la tendencia se estaría inclinando hacia la unidad, por lo que le rinde a la burguesía. “El mejor escenario para el Presidente no sería el de una CGT fracturada, sino el de una capaz de sostener sus promesas y acuerdos” (Clarín, 17/8). Estos acuerdos van mucho más allá de los pactos de productividad en los gremios, exigen cambios en las leyes para imponer la precarización laboral -pasantías-, la disminución de las indemnizaciones -un colosal subsidio a las patronales y la reforma previsional.

Todo lo dicho explica por sí mismo la importancia del el Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda que el PO propone convocar al resto de los partidos del FIT. Un congreso político y de lucha. Para organizar la ocupación de todo lugar de trabajo que suspenda o despida, para organizar la victoria de todas las luchas presentes, por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, por la derrota de las reformas laboral, educativa y previsional, por el salario igual a la canasta familiar, por el aumento de emergencia del 50% para los jubilados. Por la aparición con vida de Santiago Maldonado.

Fuente:  http://www.po.org.ar/prensaObrera/1473/sindicales/la-burocracia-renueva-su-transa-con-el-gobierno-de-macri