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domingo, 1 de octubre de 2017

Presupuesto: A la medida de los acreedores de la deuda

28 de septiembre de 2017 | #Prensa Obrera 1476 | Por Pablo Heller


Con el consenso de Massa, el PJ y los gobernadores
Aunque el gobierno habla de “gradualismo”, lo cierto es que el proyecto de Presupuesto entraña un ajustazo. El macrismo ha apelado al viejo artilugio que le reprochaba al kirchnerismo, de maquillar los números para disimular el alcance del ataque que se avecina. En primer lugar, el proyecto contempla una inflación del 15,7 por ciento cuando todas las previsiones coinciden que estará varios puntos por arriba, rondando el 20%, en la mejor de las hipótesis. Esto implica un fuerte recorte de los salarios de trabajadores estatales, cuya actualización está proyectada de acuerdo con esa pauta inflacionaria.

El proyecto, asimismo, prevé una reducción de casi el 20% de los subsidios al transporte y energía. La contracara de ello es el aumento de las tarifas. Ya están previstos incrementos del precio del gas y la luz domiciliarios muy por encima de la inflación. El boleto mínimo pasaría de los 6 pesos actuales a 8. Esos aumentos se los ha postergado hasta después de las elecciones de octubre.

Endeudamiento explosivo

El ahorro que el macrismo proyecta en salarios y subsidios, se lo lleva la cuenta de intereses por el pago de la deuda. Dicho concepto volvería a crecer en relación con el gasto total, ascendiendo al 2,3% del PBI; o sea, unos 15.000 millones de dólares. El dato más crítico es, precisamente, la expansión de la deuda: el proyecto anuncia que en 2018 volverá a crecer en 46.500 millones de dólares. Es necesario tener presente que en 2016 la expansión alcanzó los 35.000 millones y en el curso de este año ascenderá a 42 mil millones. No hay que olvidar que estas cifras no incluyen la deuda del Banco Central (en Lebac, tanto en pesos como en moneda extranjera) ni de las provincias. Sólo los intereses que paga anualmente el Banco Central por su deuda ascienden a otros 15.000 millones de dólares.
En este contexto no sorprende que el 40 por ciento del déficit fiscal obedezca al pago de los servicios de la deuda. El Presupuesto está diseñado a la medida de los acreedores de la deuda. En los círculos financieros crece la preocupación por la solvencia de la Argentina para hacer frente a un endeudamiento explosivo. Para los especuladores, la garantía del repago de la deuda debe estar explicitada desde ahora. El Presupuesto es una de las piezas de este dispositivo y se inscribe en un paquete más amplio, que incluye la reforma laboral, jubilatoria y tributaria.

El Presupuesto contempla un rojo de la balanza comercial de 4.500 millones de dólares. Pero del mismo modo que las previsiones inflacionarias, el quebranto será mayor. El año 2017 cerraría con un déficit de 5.000 millones.

De aquí se desprende que la cuenta corriente de la balanza de pagos será fuertemente negativa en una proporción mayor que otros años, porque al pago de intereses y el rojo comercial, habrá que sumarle el saldo negativo en el balance de servicios que ya viene creciendo en los últimos años y los giros y utilidades por dividendos a las casas matrices.

El dibujo que se hace sobre la inflación sirve también para subestimar los ingresos (cuestión a la que ya han echado mano gobiernos en el pasado apelando a una ingeniería contable) con lo cual el gobierno se reserva el uso y manejo discrecional de un excedente, que pueda oficiar, si hiciera falta, de reaseguro para hacer frente a un apuro financiero de mayores dimensiones.

La economía del país, incluida la endeble y parcial recuperación que se constata, está colgada de un pincel, sostenida en un hipotecamiento del país, que constituye una verdadera bomba de tiempo. La vulnerabilidad económica y financiera de la Argentina se agrava, sometida en forma creciente al chantaje del capital internacional y a los "golpes de mercado". Sería suficiente un cambio en el escenario internacional (un aumento de la tasa de interés en las metrópolis capitalistas o un agravamiento de las tendencias recesivas) para disparar una corrida cambiaria y romper el frágil equilibrio económico actual.

El Presupuesto contempla también un aumento de la inversión. En el mensaje del Ejecutivo que acompaña el proyecto se dice que “las necesidades de inversiones en infraestructura superan lo que el Estado puede solventar por sí solo, con lo que se hace indispensable la participación del sector privado" a través de la Participación Público Privada (PPP) (Clarín, 24/9). Esto abre un nuevo campo de negocios y también de disputa en la clase capitalista en torno de la adjudicación de esas obras. Habrá que ver la letra chica de estos acuerdos, en lo que se refiere a precios, condiciones, plazos de ejecución y formas de financiamiento. Dicha asociación puede terminar siendo una forma velada de subsidio al capital, a expensas de los recursos del Estado. La Asociación Argentina de Presupuesto (Asap), ya ha dado la voz de alerta y advierte que hay que prestar atención “a la registración de estas operaciones y las obligaciones que se comprometa a asumir el Estado” (ídem).

Consenso

El PJ y el massismo se han limitado a objetar cuestiones menores del Presupuesto, en especial acerca de las previsiones inflacionarias.

Uno de los bloques justicialistas, a través de su diputado Diego Bossio, consideró que "no ve posible" la meta de inflación estimada por el Banco Central "entre el 10 y 12% anual". El Frente Renovador, por boca de su diputado Marco Lavagna, sostuvo que observa un presupuesto "optimista", aunque advirtió sobre los riesgos de mantener en alza el nivel de endeudamiento (La Nación, 16/9).

Todo indica que dichos bloques van a terminar votando favorablemente el nuevo presupuesto. El kirchnerismo tiene una postura más crítica, pero a sabiendas de que su voto no compromete el resultado, lo cual no será un impedimento para convivir en una misma bancada con el aparato justicialista. Nadie está dispuesto a sacar los pies del plato. La clase capitalista, de la cual todos estos bloques son tributarios, colgada de este socorro del capital internacional, apoya la orientación oficial.

No hay que descartar, inclusive, que haya una vuelta de tuerca en el contenido del Presupuesto, profundizando los términos del ajuste. Por lo pronto, el gobierno ha frenado su tratamiento en el Congreso, especulando, seguramente, con el hecho de que un resultado favorable en las elecciones de octubre lo habilite para avanzar en esa dirección y presionar a la oposición para que se someta en ese sentido.

Fuente:http://www.po.org.ar/prensaObrera/1476/politicas/presupuesto-a-la-medida-de-los-acreedores-de-la-deuda

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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