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sábado, 13 de julio de 2019

Sopa una y otra vez



PTS: Impotencia para explicar la deriva del PO y LA CRISIS (argentina y mundial)
 

         El PTS bajo la pluma de Fernando Scolnik y Matías Maiello ha metido la cuchara en la crisis del PO. En La Izquierda Diario del domingo 7 escriben un largo artículo: “A propósito de la crisis del PO: ¿cuál es el camino para la izquierda trotskista?”.

            ¿Acaso como ´trotskistas´ que se reclaman, el PTS se ha pronunciado contra la Stasi-GPU de Solano & Cía.? ¿En contra de las expulsiones en masa de casi un millar de compañeros? ¿En contra del recurso judicial (burgués) de la ya ´minoría´ del PO para intervenir Comités díscolos? No, sobre esto ni una palabra. El PTS surfea sobre las supuestas divergencias en el PO ocultando lo fundamental: que a la facción dirigente del PO que usurpa el partido solo le falta pagar el copyright al PTS. Scolnik y Maiello se encargan del operativo encubrimiento. Parafraseando al poeta Alberto Arias que recogió el guante del “atentado criminal” del comunicado oficial del PO para denunciar que se trata de “´un atentado criminal´ contra el proletariado” y denuncia la “fractura y violencia (de la supuesta ´mayoría´) versus (el planteo) de deliberación y acción común (que propone la ´minoría)” el PTS mira para otro lado.

 

                                    Crisis capitalista: ¿qué crisis?

 

            Bien mirado el PTS no hace ningún ´aporte´ al debate sino más bien refrita un conjunto de viejas posiciones. Altamira, Ramal y la “fracción” seríamos unos recalcitrantes seguidores del llamado ´catastrofismo´ que caracterizó siempre al PO, mientras que Solano-Pitrola sólo renegarían parcialmente de esto. ¿Scolnik-Maiello se hacen los distraidos?

            La tesis petesiana (expresada ya en el 5to.párrafo, y reiterada varias veces a lo largo del artículo) la suscriben hoy a pie juntillas Solano-Pitrola: “a pesar de las profundas tendencias a mayores crisis, incluso en varios países imperialistas, y a que pasaron los años de mayor triunfalismo capitalista, en los que llegó a hablarse hasta del ´fin de la historia´, aun no asistimos a ascensos obreros generalizados y por lo tanto no está aún en el horizonte político de sectores de masas la perspectiva de la revolución socialista”.

            Se trata de una contradicción en sus propios términos. O sea de un disparate para un marxista: si hay “profundas tendencias a mayores crisis” el “horizonte político … de la revolución socialista” nace de esas tendencias. Si no se formula así el problema “la perspectiva socialista” sólo es metafísica, es decir, idealismo puro. Ni Marx ni ninguno de los clásicos (Trotsky menos que nadie) planteó el problema de otra forma. Para que las masas se acerquen al socialismo hay que desarrollar una praxis revolucionaria a partir de su propia experiencia. El PTS que se jacta de tener pegados sus dirigentes a los movimientos de masas niega lo más elemental: que haya luchas y movilizaciones que planteen el problema del poder. Para el PTS, como para Bernstein (¡120 años atrás!) una cosa son las luchas reivindicativas; otra las luchas políticas. El PTS coloca un tabique entre unas y otras y practica –igual que la mayoría del PO– un “luchismo” seguidista en términos económico-democratizantes. Las luchas “no darían para más” que para eso. Por esto se va a la rastra del feminismo vulgar y no se lucha por potenciar el movimiento de la mujer a escala revolucionaria-socialista; es decir, ligarlo a la lucha del proletariado y el socialismo. 

            En Suiza el movimiento de la mujer acaba de tener una manifestación absolutamente extraordinaria. ¡Se trató de una huelga política de masas como hacía 100 años no vivía el país! ¿Excepción a la regla? “Parece que 2019 podría ser el año de las protestas” masivas “en la escena global”, se escribió estos días en The New York Times (artículo firmado por Amanda Taub y Max Fisher, reproducido en La Nación, 7-7). “El 23 de junio, en Praga, los checos se concentraron en la manifestación más grande desde la caída de la Cortina de Hierro para exigir la renuncia de su primer ministro, acusado de corrupción. Y apenas unas semanas atrás, un millón de personas se manifestó en Hong Kong contra la ley que permitiría la extradición a la China continental. El gobierno se vio obligado a retroceder. En Kazajistan, protestas masivas provocaron miles de arrestos, y todavía haya más. Y en Argelia, el presidente Abdelaziz Buteflika dejó el cargo en abril después después de las protestas; unos cuantos días después, le siguió el presidente Omar al Bashir, de Sudán”. Este racconto omite la bancarrota electoral de Erdogan 15 días atrás y la explosión democrática que desencadenó. La conclusión de The New York Times es inversa a la del PTS y la ´mayoría´ del PO: “desde aproximadamente 2010 hemos visto un aumento aparente en la movilización de gente que por lo general no se moviliza”. En términos de Lenin, los de “abajo” no soportan más la dominación de los de “arriba”. Para Scolnik-Maiello, igual que para la ´mayoría´ del PO, en cambio, sobresale “la falta de procesos de lucha generalizados y radicalización política”.

            ¿Estamos negando el fenómeno Bolsonaro en Brasil, Macri en Argentina, el ascenso de sectores derechistas en Europa y de Trump en los EE.UU.? De ninguna manera: pero en vez de actuar como agoreros derrotistas ponemos de relieve el potencial desestabilizador de estos fenómenos y su carácter relativamente explosivos; nacidos además, en particular los dos primeros de la bancarrota de las experiencias nacionalistas (PT, Cristina). Ninguno de estos fenómenos ha significado la puesta en marcha de procesos fascistas de envergadura; menos que en ningún otro lado en los EE.UU. A su manera ha ocurrido lo contrario: Bolsonaro hace agua a solo seis meses de asumir, Macri sorteó las elecciones de medio término, pero ahora se las ve en figuritas para salvar su régimen. En cualquier caso, el futuro argentino sigue siendo el más incierto de todos.

            La izquierda argentina, lamentablemente, luego de la importantísima experiencia del FIT desde 2011, ha entrado en una involución política. Está completamente atada a una perspectiva electoral, es decir, de desarrollo parlamentario. La izquierda se niega a trabajar en función de una perspectiva revolucionaria, explosiva, de la situación política; que niega. La fracción de Altamira y Ramal tiene la virtud de defender la perspectiva original, revolucionaria, de ese frente que nació a contramano de las experiencias frustrantes –atadas al nacionalismo vetusto– del Frente del Pueblo e Izquierda Unida, del pasado. Lo que está en juego es esto: ¡de ahí que la vanguardia obrera y democrática del país se ha interesado en esta crisis! El PTS se niega a sacar las debidas conclusiones porque sería negar todas las premisas de su desarrollo.

            Los marxistas, y el FIT que se reclama del campo de la independencia política de los trabajadores, tienen el deber de desarrollar este debate. Se trata del futuro del socialismo que, por antonomasia, debe formularse en términos internacionales-internacionalistas. Si se niega el carácter catastrófico de la dominación capitalista presente estamos fritos. Ésta ha sido la base de la degeneración de todas las fuerzas políticas de izquierda en los últimos 160 años desde el movimiento fabiano inglés. El ascenso de la derecha, como acaba de ocurrir una vez más en Grecia en las elecciones de ayer, tiene su base en la traición de la izquierda a este principio básico.

            El supuesto ´mecanicismo´ que el PTS y la ´mayoría´ de PO acusan a Altamira-Ramal se vuelve en contra de los acusadores: ¿alguien puede creer que Marx y sus discípulos en 170 años de marxismo se han limitado a ver ´madurar´ las condiciones objetivas para plantear la lucha por el poder? Las condiciones para la lucha por el poder hay que crearlas por medio de la acción política. Las condiciones objetivas para la revolución están creadas –a nivel internacional además– hace mucho tiempo; éstas no solo están ´maduras´ tienden a descomponerse y a la putrefacción del capital (de aquí nacen las tendencias al fascismo que, sea dicho de paso, sólo niegan los que no plantean así el problema). Se trata de construir poderosos partidos obreros y socialistas para la lucha por el poder. Así planteó siempre el problema el marxismo-trotskismo. El programa del marxismo siempre se formuló como una guía para la acción práctica de las masas hacia el poder: los llamados “sistemas de consignas” a lo PTS-´mayoría´ del PO es parlamentarismo puro. Es la escuela del pablo-mandelismo que degeneró al trotskismo en la posguerra.

En un acto de completo cinismo, Scolnik-Maiello sostienen que “de la lectura de los documentos públicos de ambos sectores del PO no surgen a nuestro entender cuestionamientos a la poca importancia que esta organización le da a la teoría, al internacionalismo, a la reflexión estratégica o al balance sobre su práctica política”. Es claro para cualquiera que siga a la ´mayoría´del PO que Solano-Pitrola abrevan en el charlatanerismo antimarxista del PTS.

 

La teoría de todos los gatos son pardos

 

            Scolnik-Maiello negando todas las enseñanzas desde la Crítica al Programa de Gotha de Marx critican el documento de la “fracción” (y se alinean con Solano-Pitrola) detrás del planteamiento de igualación del kirchnerismo con el macrismo. Reivindican el balance del oficialismo del PO sobre las elecciones cordobesas (que el PTS hizo suyo) que “no solo expresa una gran subestimación de la importancia de la evolución concreta de la lucha de clases, sino que exonera a la burocracia sindical, al kirchnerismo y a todos los actores que enumera en tanto protagonistas claves para permitir que pasen los ataques de Macri y se afirme la pasividad de las masas en la coyuntura electoral. El planteo de criticar solo al gobierno y negar la lucha política con la oposición burguesa (que ya estaría garantizada por levantar determinada consigna) se acerca peligrosamente a una ubicación de ala izquierda del ´frente antimacrista´”.

            La negación a la lucha por el poder, que se expresa entre otras cosas en el “Fuera Macri” es mucho más que esto. La denuncia del kirchnerismo sin lo anterior se transforma en una política que ubica al FIT-U, lamentablemente, en un terreno pantanoso, por no decir lisa y llanamente favorable al macrismo. Para tener autoridad ante los K no podemos igualar a unos y otros. Hacer esto es lassallismo, el marxismo se coloca siempre en el terreno de la lucha contra el enemigo fundamental (en este caso, el macrismo). Sólo así se puede atacar consecuentemente al otro, por sus inconductas.

            La defensa incondicional que hacemos del FIT, el llamado a votar al FIT-U en todas las instancias, debe hacerse detrás de un planteo de poder: Fuera Macri, Asamblea Constituyente, Gobierno de Trabajadores. Para que el FIT sea reorientado en una perspectiva revolucionaria, de frente de acción común, en todos los terrenos, como siempre planteó el PO.

            El texto de Scolnik-Maiello tiene muchas otras aristas para ser explotadas y de las cuales es fundamental demarcarse. Un capítulo que aquí no abordaremos pero que es de antología tiene que ver con la experiencia sindical y del movimiento piquetero. Un partido que ha perdido todas sus posiciones sindicales y que jamás tuvo nada que ver con la experiencia del movimiento piquetero pretende dar ´cátedra´, ¡en particular al dirigente revolucionario que lideró la primera Asamblea Piquetera Nacional, en 2001, en La Matanza! Quien suscribe se limita a hacer estas observaciones. Invitamos a otros compañeros a pronunciarse y enriquecer este debate.

 

                                                                       Norberto Malaj    8-7-2019

 

Esta nota responde a esta nota :  https://www.laizquierdadiario.com/A-proposito-de-la-crisis-del-PO-cual-es-el-camino-para-la-izquierda-trotskista

 

 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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