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miércoles, 31 de mayo de 2017

Mendoza: imputan a legisladores y dirigentes del Frente de Izquierda

26 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por Comité Regional Mendoza del Partido Obrero

Por los piquetes del paro del 6 de abril

En plena sesión de la Cámara de Diputados se notificó de la imputación del delito de entorpecer el transporte por tierra (art. 194 del Código Penal de Onganía) a los legisladores del Frente de Izquierda Víctor da Vila, Héctor Fresina y Lautaro Jiménez, junto a los dirigentes obreros Raquel Blas, Guillermo Martínez Aguero, Jorge Chávez, entre otros.

El "delito" del que se los acusa es la realización de una concentración, marcha y acto el día del paro general del 6 de abril, oportunidad en la que el gobernador Alfredo Cornejo (UCR-Cambiemos) desplegó un enorme operativo policial con la orden de desalojar la calle por la fuerza -algo que no se concretó gracias a la acción de los imputados.
Mientras se desarrollaba el acto, el secretario de gobierno y algunos funcionarios de Cornejo declararon a la prensa que iban a pedir el desafuero de los legisladores.

La imputación se notifica a un año de la represión a los trabajadores estatales, cuando la infantería también golpeó y roció de gas a Fresina, Blas y Chávez.

En el caso de la compañera Raquel Blas, se trata de una verdadera "caza de brujas" a una dirigente que no se resigna al acuerdo que estableció Cornejo con la burocracia de ATE; es el intento por desactivar cualquier resistencia del principal sindicato de la provincia.

Esta acción representa un salto en calidad en la política represiva que viene impulsando Cambiemos en todo el país, que tiene como antecedentes directos el desconocimiento de las tutelas sindicales, el intento de regimentar las asambleas de trabajadores (así como la intromisión directa en la vida de los sindicatos, como en el caso de la intervención del gremio judicial), la instrumentación de medidas antihuelga (como el doble presentismo) y el accionar policial en ocasión de ollas populares, de concentraciones de feriantes, de ocupaciones de terrenos y frente al reclamo de barrios humildes inundados.


Represión política

Este “salto en calidad” represivo significa una declaración de guerra contra las libertades democráticas. El gobierno pretende que la acción política de los senadores y diputados de la izquierda se limite a las cuatro paredes de la Legislatura; es por esto que no es casual que se avance contra los legisladores que estuvieron acompañando cada una de las luchas populares en la provincia y expresándolas al interior del recinto, y que denunciaron los actos de corrupción de funcionarios y legisladores (como el actual ministro de Economía provincial, Martín Kerchner) y planteando una salida obrera a la crisis de Mendoza.

No se trata de una decisión judicial, sino de una decisión política del gobierno.

Si esta medida prospera, la Legislatura deberá revocar los fueros de los parlamentarios consumando un régimen de “excepción jurídica” a criterio de gobierno. Ya son violados los fueros, pues se está imputando a quienes ejercen una acción política consecuente con las plataformas electorales por las que fueron votados.

Al mismo momento de la notificación, expresaron su rechazo distintas organizaciones y personalidades. Lanzamos ya mismo una campaña contra este brutal ataque a las libertades democráticas y de acción política y sindical.
Llamamos al conjunto de la población a derrotar esta escalada represiva.



Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1459/politicas/mendoza-imputan-a-legisladores-y-dirigentes-del-frente-de-izquierda

martes, 30 de mayo de 2017

La gira de Macri en China, una remake del kirchnerismo

26 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por Gabriel Solano

La gira de Mauricio Macri por China no se caracterizó por la originalidad. Los anuncios de inversiones realizados por el gobierno, del orden de los 15.000 millones de dólares, repiten lo que Néstor y Cristina Kirchner hicieran en 2004 y 2010, respectivamente. En esas oportunidades, los números también eran impactantes. Pero de los 20.000 millones de dólares anunciados por NK y de los 10.000 millones anunciados por CFK se vio poco o nada. Barrida la hojarasca, sólo quedó un intercambio comercial basado en la venta de productos primarios, en primer lugar de soja, para engordar a los chanchos chinos. Los que embellecían los acuerdos en nombre del impulso a la exportación de productos industriales con alto valor agregado debieron reconocer que no pudieron vender ni proteínas. Así, el déficit comercial con China adquirió niveles siderales.

Así las cosas, el periplo chino de Macri se limitó, en lo esencial, a reafirmar los acuerdos ya firmados por Cristina Kirchner en 2010 y que nunca se llevaron a la práctica. De este marcar el paso surgieron dos paradojas: Macri debió olvidar su promesa de campaña de revisar los acuerdos con China, a los que acusaba de falta de transparencia y de dificultar la competencia. Entretanto, el kirchnerismo, por boca de Axel Kicillof, salió a mofarse de que Macri reafirmaba lo hecho por ellos. No se percató de que la denuncia al actual Presidente era, a su vez, una autoincriminación.

Macri, sin embargo, no pudo ofrecer las garantías que China reclamaba. Sucede que un punto fuerte de los anuncios estuvo concentrado en negocios energéticos, entre los que se destacan las represas de Santa Cruz y dos centrales nucleares. Las represas patagónicas están cuestionadas por el impacto ambiental que supondría su construcción sobre los procesos naturales de los glaciares Perito Moreno, Spegazzini y Upsala. Esto, junto a la desaparición de gran parte de ese río mediante sendos embalses y la modificación de una geografía virgen, donde se encuentran importantes yacimientos arqueológicos.

Todas esas agresiones movilizaron a una parte de la población local, y recibieron severos cuestionamientos por parte de científicos y especialistas, que culminaron a fines del año pasado con la decisión de la Corte de suspender la construcción de las presas hasta que se determine el impacto ambiental que puedan generar. Ante el gobierno chino, Macri se olvidó de la “Justicia independiente” y pidió un par de meses para que, apriete mediante, la Corte autorice la construcción de las represas.

De conjunto, las inversiones anunciadas están centradas en obras de infraestructura que China requiere para asegurarse la provisión de materias primas. Pero esas obras las pagará el Estado argentino, mediante un enorme endeudamiento que recaerá sobre las espaldas de la población de nuestro país. Se trata de un modelo similar al que China aplica en Africa, para obtener minerales necesitados por sus industrias. Por esta vía el país verá agravada la tendencia a la primarización de su economía.

El otro gran anuncio estuvo referido también al sector energético: China propuso construir dos centrales nucleares, una en Atucha y la otra en Río Negro. Además de los múltiples cuestionamientos a repetición que reciben en todo el mundo este tipo de centrales, y que han llevado a una desaceleración o a la suspensión de nuevas usinas de ese tipo, está en cuestión el tema de cuál sería la tarifa redituable para justificar las inversiones.

Al respecto, el columnista Carlos Pagni, del ultraoficialista diario La Nación, se pregunta: “¿Cuál sería la tarifa que habría que cobrar para que esa inversión se justifique? Hay expertos que aventuran que sería cinco veces la actual”. Y acota: “Es muy probable que China saque provechos extraordinarios si estos proyectos se concretan”, entre otras cosas porque -dice- los acuerdos establecen que los costos de las obras no podrán superar los equivalentes de nuestro país, pero -aclara- los de China son mucho menores, es decir que el margen de ganancia sería considerable (18/5).

Los acuerdos firmados por Macri admiten el condicionamiento que ya había aceptado Cristina Kirchner ante Beijing. Este exige que “a cambio de financiamiento barato de bancos estatales, las empresas chinas, que también son casi todas del Estado, se adjudican obras sin licitación” (ídem). Macri denunciaba que esa prerrogativa otorgada a China, que implicaba el pago de sobrecostos, era el resultado de un país aislado del mundo. La aceptación de esta exigencia muestra el fracaso de la política exterior del gobierno.

El carácter farsesco de los anuncios se mostró al abordarse la cuestión de la balanza comercial, ampliamente deficitaria para la Argentina. Los funcionarios chinos obviaron cualquier referencia a medidas para lograr un equilibrio y la delegación argentina sólo se atrevió a plantear la posibilidad de sumar exportaciones de arándanos y algunos otros productos marginales, mientras Macri aportó la presencia de Daniel Angelici. Es que, además de soja, Macri se propone vender jugadores de fútbol.

lunes, 29 de mayo de 2017

En el aniversario del Cordobazo: Gregorio Flores sobre Agustín Tosco (2001)




Para que pueda entenderse lo que dije sobre Agustín Tosco en la presentación del libro El Cordobazo, una rebelión popular, lo mejor es comenzar por el principio.

En el análisis del libro empecé destacando las partes más relevantes, fundamentalmente en la introducción del mismo, donde el autor, Juan Carlos Cena, va demostrando de manera clara que, desde el siglo XIX hasta nuestros días, hay un encadenamiento en los procesos y una continuidad en la lucha y que la violencia contra los trabajadores ha sido una constante bajo cualquier régimen político; algo con lo que yo estoy completamente de acuerdo.


En la página 51 del libro, el autor abre un interrogante que a mí me parece muy importante dilucidar.


El de la unidad. Dice Juan Carlos Cena: "¿Qué paso con toda esa fuerza de trabajo acumulada laboriosamente? ¿Cómo se dilapidó? ¿Por qué no tuvo continuidad?". Y luego continua: "Ya antes del golpe, toda esa fuerza de trabajo acumulada estaba disociada, varias vertientes que representaban a distintos partidos de izquierda las desunían. El sueño de la unidad de Agustín Tosco se diluía en las vanguardias".


Antes que yo interviniera, el escritor y periodista Osvaldo Bayer, por quien tengo un profundo respeto, por ser un hombre comprometido con la lucha de los explotados, resaltó la figura de Tosco y dijo que los contrarios, como no lo podían acusar de nada, lo acusaban de marxista.


El propósito central de mi intervención era contestar los interrogantes planteados por Juan Carlos Cena sobre la falta de unidad en la clase obrera y decir que ella se debe a que, por lo menos en los últimos 55 años, no ha existido un proyecto propio del movimiento obrero y que, en consecuencia, ha seguido detrás de los programas del nacionalismo burgués. Una prueba concluyente de ello es que los únicos programas conocidos del movimiento obrero organizado son Huerta Grande, La Falda y la CGT de los Argentinos. Todos ellos, aunque tienen reivindicaciones con las que uno puede estar de acuerdo, parten del presupuesto de que entre la clase obrera y la burguesía nacional existiría un terreno común que sería el de la liberación nacional, poniendo un signo igual entre el programa democrático y el de los explotados. La lucha de clases, presupuesto sobre el que se basa el clasismo, estaría reemplazada por el de la unidad nacional. En este sentido, la estrategia de Agustín Tosco en el movimiento obrero cordobés fue hacer un frente con el peronismo, con quien mantuvo un compromiso hasta su muerte. En lo político, Tosco siguió la orientación del PCA, que era el de conformar un frente popular; de ahí su adhesión a la Alianza Popular Revolucionaria de Alende-Sueldo. El frente popular plantea básicamente la conciliación de clases y no la lucha de clases (recordemos para los pocos memoriosos que Alende junto con otros radicales fue en el ‘55 comando civil, asaltando sindicatos (1) y que Sueldo pertenecía a la Democracia Cristiana, que fue punta de lanza de la Libertadora; ambos integraron las juntas consultivas del gobierno de Lonardi y Aramburu. Apoyarlos políticamente en el ‘73 no es un dato menor).



Por esa época Tosco pertenecía también al Ena, que en un acto en el Luna Park, el 26 de noviembre del ’71, postulaba un gobierno cívico-militar (2).



No recuerdo haber oído o leído de parte de Tosco un pronunciamiento por la independencia política de la clase obrera, como tampoco ninguna crítica a los límites del nacionalismo burgués ni a los regímenes democráticos. Muchas veces, cuando estuvimos en Rawson, charlamos sobre estos temas y Tosco decía: "Que sin un frente nacional, la revolución en la Argentina era impensable".


Que la unidad por la unidad misma carece de importancia es algo que está confirmado por la historia. Soy un convencido de lo importante que es la unidad en la lucha por la emancipación de los trabajadores, pero ésta debe realizarse en la claridad de las ideas y no amontonándonos porque juntos somos más, porque así nos va, los hechos hablan por sí solos.



Una unidad en el movimiento obrero, para que sea valedera, tiene que conformar una estrategia política donde esté planteada la toma del poder por la clase obrera y, por lo tanto, necesita de un programa. En este sentido, reivindiqué el clasismo de Sitrac-Sitram, porque la línea clasista era antipatronal, antidictatorial y antiburocracia, y ambas cosas tienen rigurosa actualidad; porque aunque el actual gobierno haya sido elegido por el voto popular, la democracia es un régimen político que permite que haya una continuidad en el dominio de la misma clase social que dominó durante la dictadura militar y que lo viene haciendo, más o menos, desde que llegó Garay. También sigo defendiendo la consigna de Sitrac-Sitram, ni golpe ni elección, revolución, con la cual Tosco nunca estuvo de acuerdo.



Esto no niega, a mi juicio, que Tosco haya sido un dirigente honesto y combativo, ni cuestiona el ascendiente que Tosco tenía sobre el movimiento obrero, legítimamente ganado en la lucha.



He escrito y dicho que desde Sitrac-Sitram no tuvimos una política de alianza con los independientes y que fue un grave error no haber integrado el comando de lucha o la dirección de la CGT, pero insisto, la unidad tiene que ver con la política y esas diferencias existirán y no veo razón para ocultarlas.



He tenido una buena relación con Tosco y hemos compartido muchísimas cosas, porque frente al enemigo uno debe saber en qué nivel están esas diferencias y bajo ninguna circunstancia hacer causa común con el enemigo de clase.


Si analizar el pasado sirve para que superando errores podamos entender el presente y avanzar, bienvenido sea, y en ese sentido me comprometo a aportar todo lo que sé para ayudar a que no repitamos los errores del pasado (3).



NOTAS:



1. Oscar Alende, en un comunicado que firma con Frondizi en 1956, reivindica los asesinatos de los basurales de José León Suárez.


2. Acto en el Luna Park "contra el golpe de derecha y por elecciones libres", postulando un gobierno provisional con representantes de todas las fuerzas cívico-militares opuestas a la política antinacional


3. Sobre la moral de Tosco no he hablado jamás; esa tarea se la dejo a Chacho Alvarez, la Meijide y Mary Sánchez, que de ética saben un montón, aunque luego traicionen a sus seguidores cada vez que se apaga la luz.



Fuente: Prensa Obrera Nº 699, 19 de marzo de 2001.

La Corte Suprema y la educación religiosa en Salta

26 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por Arturo Borelli

La Corte Suprema debe convocar a una audiencia pública para discutir la legalidad del dictado de educación religiosa en las escuelas de Salta. Como antecedente directo, el ministro Esteban Bullrich fijó la posición del gobierno en favor de la injerencia confesional. Estamos ante un debate de fondo que se seguirá procesando, ahora en la Corte macrista del 2x1.

El alto tribunal ya recibió la opinión no vinculante de la Procuración, que se pronunció en contra de la enseñanza católica, pero en nombre “de las minorías”. Es decir que dejó la puerta abierta a que otros credos desembarquen en la escuela.

De todos modos, la experiencia de Salta muestra que el “pluralismo religioso” sólo existe en los papeles; en la realidad se impone el catolicismo. La curia hasta tiene la potestad de elegir a los docentes de la materia. Todavía muy por detrás, los grupos evangélicos van pujando por espacios, recibiendo cuantiosos subsidios del Estado y convenios para desarrollar tareas educativas.


Salta como perspectiva…

Por estos días, es común ver al gobernador Juan Manuel Urtubey en programas porteños, exponiendo las bondades de su gobierno. La provincia de la entrega de recursos, del trabajo en negro y del oscurantismo religioso se va convirtiendo en un “modelo” a seguir para la clase dominante argentina.

Urtubey fue el primero en hablar de la “revalorización de la fe de los pueblos”, incluso antes de que el kirchnerismo descubriera el carácter “progresivo” de Bergoglio, redactara el nuevo Código Civil antiaborto y derogara la ley 1.420 de educación laica.

Las consecuencias de la injerencia confesional en las escuelas se pueden ver en las restricciones a la educación sexual y científica. La Iglesia contribuye también en la tarea de inferiorización y sometimiento de la mujer y, por lo tanto, es corresponsable en el récord de femicidios y embarazos adolecentes en la provincia.

El rol “educativo” de la Iglesia no termina allí: en Salta tiene el monopolio, a través de la Universidad Católica, de carreras clave como Abogacía, Psicología y Asistente Social. Autoridades de esta institución han ocupado los ministerios de Urtubey y también la Justicia, mostrando que la Iglesia es un formador privilegiado del personal estatal salteño. Son éstos los que luego culpan al pobre por la desnutrición y a las mujeres por los femicidios. La revalorización de los credos de la que habla el gobernador poco tiene que ver con inculcar valores humanitarios: se trata de justificar el statu quo y anular la capacidad crítica de los estudiantes.

El escandaloso 2x1 a los genocidas de la Corte, pedido por el gobierno y la Iglesia en nombre del “perdón”, ya ha dejado entrever esta alianza reaccionaria entre la curia y el Estado para golpear la conciencia política del pueblo y reposicionar a las Fuerzas Armadas en la represión interna. Para enfrentar esta política, la instancia de la audiencia pública de la Corte debe transformarse en un gran escenario de movilización y denuncia. 


Fuente:http://www.po.org.ar/prensaObrera/1459/politicas/la-corte-suprema-y-la-educacion-religiosa-en-salta-1

domingo, 28 de mayo de 2017

PTS: provocación y electoralismo antilucha


6 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por J. As.
 
La Marcha Federal Universitaria dejó un balance lamentable en relación con el accionar del PTS. Cuando la columna de Conadu Histórica y la Fuba se dirigió hacia la Plaza de Mayo, este grupo montó sucesivas provocaciones con el objetivo de ganar algún protagonismo. Al final, por redes sociales buscaron enchastrar a la conducción de la Fuba, y en particular a la UJS, difundiendo una gresca entre militantes de la Cepa y La Corriente (su reciente ruptura de la UBA), como si se tratara de militantes de nuestra agrupación. Nada que envidiarle a las operetas de los monopolios mediáticos.

El balance de la lucha universitaria es muy claro. De un lado, la UJS logró que la Fuba convocara a un Congreso Abierto y votara un plan de lucha con marcha a Plaza de Mayo contra el ajuste de Macri y los rectores (la Fuba fue la única federación estudiantil que abordó el conflicto docente de ese modo). Del otro lado, el PTS se dedicó durante semanas a repartir folletería con caras de Del Caño, ignorando por completo tanto el plan de lucha como el Congreso de la Fuba y la marcha posterior (que a último momento pretendió encabezar).

El accionar del PTS da cuenta de una forma conservadora, de aparato, de intervenir en las elecciones. La UJS y el PO defendemos un método opuesto: es necesario ligar la cuestión electoral a las luchas actuales de la juventud y los trabajadores. Por eso insistimos en la propuesta de que el Frente de Izquierda se ponga en pie de lucha con listas comunes y convoque un congreso del movimiento obrero, las mujeres y la juventud para volcar a todos los luchadores a la pelea política. Es de esta forma que lograremos desarrollar al Frente de Izquierda como alternativa de poder.

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Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1459/universidad/pts-provocacion-y-electoralismo-antilucha

El Lava Jato en Argentina

26 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por Marcelo Ramal

El agravamiento de la crisis política en Brasil no sólo ha colocado en la picota al usurpador Michel Temer. El Lava Jato ha estallado con toda su fuerza en la situación política argentina. Por sobre todas las cosas, ha revelado hasta qué punto quienes gobiernan o han gobernado el país saquearon al presupuesto público en favor de los intereses capitalistas.

Como es sabido, los funcionarios delatores del grupo Odebrecht revelaron a la Justicia norteamericana el pago de 35 millones de dólares de sobornos a funcionarios argentinos en los últimos años, para favorecerse en la adjudicación de obras. Desde el soterramiento del ferrocarril Sarmiento hasta las plantas potabilizadoras de AySA, pasando por los gasoductos troncales, a esos contratos se han asociado varios de los pulpos más caracterizados del país y del continente -es el caso de Camargo Correa, Benito Roggio o Cartellone. En el soterramiento, la obra más costosa, el socio local es IECSA, la constructora que pertenecía a Calcaterra, el primo de Mauricio Macri. El Lava Jato, por lo tanto, no sólo golpea a los De Vido, sino también al corazón del gobierno actual y de varias administraciones provinciales. Es el caso del gasoducto cordobés que licitaron sucesivamente De la Sota y Schiaretti, y que Macri inauguró el año pasado con un casco de Odebrecht en su cabeza. El sayo le cabe también al jefe de la ex Side argentina y mano derecha del Presidente, Gustavo Arribas, el cual, según los cambistas ilegales del pulpo brasileño, tramitó diez transferencias de fondos a través de ellos.

El 1° de junio, la Justicia brasileña debería levantar el secreto de sumario respecto de los sobornos de Odebrecht en otros países, entre ellos, la Argentina. La cercanía de esta fecha, y la perspectiva explosiva de estas revelaciones, han iniciado en el país una crisis política con cuenta regresiva. Todo un régimen está discutiendo la “reducción de daños” -o sea, los términos de un encubrimiento en favor de funcionarios, gobiernos y empresarios.


Protección a dos bandas

En ese cuadro, Odebrecht le ha ofrecido a la Justicia local el ‘modelo’ de acuerdos que ya ha practicado en otros países de la región –a saber, la entrega de la información sobre coimas a funcionarios a cambio de la continuidad de sus contratos de obra pública. Los fiscales de la kirchnerista Gils Carbó, que protegen a los De Vido, alegan que la legislación argentina no permite un acuerdo con un alcance tan vasto. Pero en nombre de las trabas interpuestas por los fiscales K, el gobierno puso en marcha otra operación de encubrimiento, si se quiere, aún más alevosa: por indicaciones del propio Macri, iniciaron una negociación directa con Odebrecht de la mano del ministro de Justicia y de la jefa de la Oficina Anticorrupción, la macrista Laura Alonso. En este caso, la lista de los argentinos involucrados quedaría sometida al “filtro” de los funcionarios macristas. Pero, además, Odebrecht ofrece el pago de una ‘multa’ equivalente a los sobornos pagados, a cambio de la continuidad de sus obras -o sea, un segundo soborno para seguir expoliando el presupuesto público. La sola tentativa de poner en marcha este acuerdo escandaloso demuestra que el “republicanismo” termina donde empiezan los intereses capitalistas.

La posibilidad de que el Lava Jato golpee con más fuerza aún al gobierno Cambiemos puso en ‘estado de alerta y movilización’ a Elisa Carrió, quien ha salido a plantear una depuración selectiva del gabinete macrista y, en particular, de sus servicios de espionaje. Carrió denuncia a la segunda jefa de la ex Side, pero rescata a su jefe Gustavo Arribas, que pertenece al riñón del Presidente. Del mismo modo, no abrió la boca para reclamar la rescisión de las obras de Odebrecht. En cambio, y como lo reveló un periodista de su palo (Morales Solá), la ‘campeona de la transparencia’ se reunió con los abogados locales del pulpo brasileño, como parte de las negociaciones que éste sostuvo con el macrismo. Carrió trabaja por aminorar los daños del Lava Jato sobre el gobierno actual. Pero el rescate que tramita para Macri viene de la mano de los mismos intereses que manejan los hilos de la crisis brasileña -el Departamento de Estado norteamericano y el capital internacional.


La mano del imperialismo

No sorprende, por eso, que en la discusión sobre el rumbo del Lava Jato argentino, que ni la Justicia ni los funcionarios macristas consiguen destrabar, aparezcan voces que piden la “colaboración” de la Justicia norteamericana -la misma que ha piloteado el proceso de ‘delaciones’ de los principales popes de Odebrecht. Detrás de este reclamo, asoma la dimensión de fondo del Lava Jato en la Argentina. El periodista Carlos Burgueño acaba de poner el foco en “los préstamos que durante los últimos quince años fue entregando el Banco de Desarrollo (BNDS) brasileño a las principales compañías de su país para financiar su expansión por el mundo, incluyendo en la Argentina” (Ambito, 22/5). Se refiere a la compra de empresas -frigoríficos, constructoras, petroleras- y licitaciones de obras públicas, detrás de las cuales “muchos de los socios argentinos de las empresas brasileñas deberán prepararse para dar explicaciones” (ídem). Como en Brasil, el Lava Jato argentino es un ariete para desplazar a la gran burguesía del continente del botín de los recursos naturales y la obra pública, en favor del capital internacional. En Argentina, esta escalada debe abrir una crisis en el gobierno de Macri, repartido entre sus múltiples lazos -incluso familiares- con los “Odebrecht” argentinos, por un lado, y el capital financiero, por el otro. En Brasil y Argentina, la plataforma que debe hacer “viable” esta nueva recolonización es una escalada histórica contra los trabajadores y sus conquistas: convenios colectivos a la baja, ‘reforma previsional’ contra los jubilados, privatización aún mayor de la educación y la salud. Naturalmente, el aparato de represión del Estado -y sus servicios- deben alinearse con esta perspectiva. No hay que olvidar, ni por un momento, que la ‘republicana’ Carrió viene de ser la abanderada de la reconciliación con los genocidas de la dictadura.


Campaña tutelada


El escándalo Odebrecht en la Argentina debería dar lugar a una revisión completa de la obra pública, como factor de acaparamiento de los recursos públicos y de ataque a los intereses de trabajadores y consumidores.
Por el contrario, los partidos y gobiernos asociados a los Odebrecht navegan entre un encubrimiento negociado y una nueva asociación corrupta -con los fondos financieros del imperialismo y sus “servicios”. La campaña electoral ha quedado bajo la tutela de estos intereses: los del ajuste y la recolonización económica. Frente a Carrió, el radicalismo presenta como supuesto opositor al ex embajador macrista en Estados Unidos -Lousteau-, cuya principal gestión residió en una operación de compra de armas a la industria bélica yanqui. Del lado del Frente Renovador, Massa, otro amigo de los “Odebrecht” argentinos, se ha agenciado a otra amiga del Departamento de Estado -Stolbizer- para tramitar su propio certificado de ‘transparencia’. Cristina Kirchner, por su parte, sería la candidata de la “unidad peronista” -o sea, un mascarón de proa de los intendentes y punteros que pactan cotidianamente el ajuste con el gobierno macrista de Vidal. En oposición a este desfile de sobornadores y sobornados, de espías y “servicios”, de entregadores del país y de sus trabajadores, el pueblo argentino ha protagonizado inmensas movilizaciones en los últimos meses.

La gran tarea del Frente de Izquierda es imprimirle un carácter consciente a esta expresión popular, con un programa y una acción en defensa de los trabajadores y de sus reivindicaciones históricas e inmediatas. La envergadura de esa lucha exige de una acción común del FIT en todos los planos y, naturalmente, también en el de las listas electorales. Con esta comprensión, el Partido Obrero lanza su campaña y sus candidatos en todo el país, contra “los candidatos de Odebrecht” y el ajuste a los trabajadores.
 
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1459/politicas/el-lava-jato-en-argentina

sábado, 27 de mayo de 2017

Atahualpa Yupanqui, el payador perseguido

26 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por Alejandro Guerrero

A 25 años de su muerte.
 
“Si alguna vez he cantao ante panzudos patrones / he picaneao las razones profundas del pobrerío / yo no traiciono a los míos por palmas ni patacones”
Atahualpa Yupanqui 
(El payador perseguido)
 
Atahualpa Yupanqui (Héctor Roberto Chavero) fue, con Carlos Gardel, el ícono mayor de la música popular argentina. Murió hace 25 años en Nîmes, en el sur de Francia, donde había ido a actuar. Poeta y guitarrista exquisito, a su modo y con contradicciones intentó cumplir aquella sentencia que se dio a sí mismo en una de sus obras más notables: El payador perseguido (1972). Fue interpretado por artistas tan disímiles como los clásicos del folclore Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Mercedes Sosa y Horacio Guarany, entre tantos otros; por los chilenos Víctor Jara y Violeta y Angel Parra, y por Jairo, Pedro Aznar, Juan Carlos Baglietto y la enorme Chavela Vargas.

Había nacido en 1908 muy lejos de Nîmes, en una posta rural en el medio del campo entre Pergamino y Colón, en el norte de la provincia de Buenos Aires. Era la suya una familia criolla de origen vasco, mesturada con indios (en su casa paterna el quechua se hablaba junto con el castellano). En la cercana Junín tuvo su único maestro: el concertista Bautista Almirón, con quien estudió guitarra. Después, cuando su familia se mudó a Tucumán, fue maestro de escuela sin título, tipógrafo, periodista y hasta boxeador. Pero, sobre todo, descubrió otros ritmos y otros instrumentos, como la caja y el arpa india, que le darían una marca artística de la que no se desprendió jamás. Tampoco se desprendería de las enseñanzas de Almirón, con quien aprendió a interpretar a maestros como Albéniz, Granados y Tárrega, y transcripciones para guitarra de obras de Schubert, Liszt, Beethoven, Bach y Schuman. Un sincretismo superior entre los músicos universales y aquellos lamentos chayeros que les escuchó tocar a los indios del norte.

Tuvo, a fines de los años ’20, un paso por Buenos Aires y no le fue bien: “Buenos Aires, ciudad gringa, me tuvo a mal trajinar (…) buscando de desasnarme fui pinche de escribanía / la letra chiquita hacía pa’ no malgastar sellao / y era también apretao el sueldo que recibía”, escribiría también en El payador...

En 1932, sorpresivamente para algunos, se vio involucrado en un hecho político violento: el levantamiento armado promovido en La Paz, Entre Ríos, por dos hermanos de apellido Kennedy, productores agrarios y militantes radicales, que se alzaron con algunos militares en contra del gobierno del general Agustín Pedro Justo, surgido de las elecciones fraudulentas de ese año. Fue un intento de golpe nacionalista en el que estuvieron también Gregorio Pomar y Arturo Jauretche -además, claro está, de Yupanqui. Fracasado aquel putch, el poeta buscó exilio en Montevideo, pero tampoco allí se sintió seguro. Se refugió entonces en el interior uruguayo y después en el sur de Brasil. Poco se habló después de aquel Yupanqui alzado fusil en mano contra Justo, pero él dejó testimonio de ese hecho en un poema de factura mayor: El paso de los libres.

En 1934 reingresó en la Argentina, se instaló en Rosario y tuvo por Buenos Aires, donde empezaba a ser popular, un paso mucho más afortunado que el anterior. Sin embargo, al año siguiente se radicó en Raco, un caserío 40 kilómetros al noroeste de Tafí Viejo, Tucumán, y desde allí anduvo por Salta, Catamarca, los Valles Calchaquíes, Bolivia. En 1942 se casó por segunda vez, ahora con la pianista y compositora sampedrina, de origen franco-canadiense, Nenette Pepin. Con ella vivió los siguientes 48 años. Legalmente, al menos en la Argentina, Atahualpa Yupanqui (ya se llamaba así) era bígamo, puesto que aquí no había divorcio y se casó en Montevideo.

Tiempo después ya era un militante activo del Partido Comunista. Eso le costó, durante el primer gobierno peronista, censura, cárcel y hasta tortura (los esbirros de Seguridad del Estado le rompieron la mano derecha para que no pudiera volver a tocar, pero se equivocaron: Yupanqui era zurdo). En 1949 se fue a Francia. Allí, en julio de 1950, Edith Piaf lo invitó a cantar en París y ese mismo año firmó contrato con Chant du Monde para grabar su primer disco europeo: "Minero soy".

Yupanqui se había incorporado al PC en 1945; esto es, cuando el estalinismo argentino integraba la Unión Democrática con radicales y conservadores, y hasta pedía la intervención militar norteamericana en caso de que se produjera la victoria electoral del “naziperonismo”. En su edición del 14 de julio de 1948, el periódico del PC, Orientación, publica una entrevista a Yupanqui en la que el artista dice: "Sé que el comunismo puede lograr la afirmación del hombre y la conciencia popular para vivir sin mitos, frente a la realidad de la tierra y al porvenir del país, una existencia laboriosa y digna. Lo intelectual y la creación artística deberán responder a un nuevo sentido, de levantada esperanza. Por estas razones, he ingresado al Partido Comunista. Para mejorarme como artista americano y rendir mi esfuerzo en bien de mi Patria".

En cambio, es mucho más escueta la explicación que el artista da de su ruptura con ese partido en julio de 1953. En el diario La Prensa, por entonces estatizado y dirigido por la ultraoficialista CGT, Yupanqui dice: “Con el fin de desvirtuar interpretaciones equívocas, me veo en la obligación de dejar sentado, públicamente, mi alejamiento del partido comunista, desde hace aproximadamente dos años. Que sólo me guía el anhelo de sumarme al engrandecimiento cultural de mi patria y a la difusión de los motivos musicales folclóricos de la nación argentina”.
Otra vez en El payador…, Yupanqui dice, sin duda en referencia con aquella ruptura:

Pa que cambiaran las cosas
Busqué rumbo y me perdí;
Al tiempo, cuenta me di
Y agarré por buen camino.
¡Antes que nada, argentino;
y a mi bandera seguí...!


Apenas se produjo aquella desafiliación, el régimen que lo había encarcelado, torturado y deportado le organizó un homenaje en el teatro Astral y el poeta volvió a trabajar en la Argentina.

Instalado con Nenette en Cerro Colorado (Córdoba), no dejó de hacer giras por todo el país y por el extranjero. También le puso música a las películas Horizontes de piedra (1956) y Zafra (1959), en las que también actuó (la primera está basada en su obra Cerro bayo).

Por otra parte, se debe subrayar otro hecho poco conocido: Nenette fue la compositora de gran parte de las interpretaciones más famosas de Yupanqui. Esas obras están firmadas por un poeta inexistente: Pablo del Cerro. Según explicó más tarde Yupanqui, Nenette no quiso firmarlas con su nombre porque el machismo de la época haría que fueran rechazadas si su autora era una mujer. Entre esas composiciones figuran temas enormes del repertorio de Yupanqui, como Baguala del pobrecito, Chacarera de las piedras, El arriero va, El alazán, Indiecito dormido, Payo Solá, Vidalita tucumana, Zambita del buen amor y muchas otras.

En 1976, como buena parte de la intelectualidad argentina y de todos los partidos patronales y del estalinismo criollo (y de la URSS), Yupanqui le dio un respaldo inicial al golpe de Jorge Videla y compañía. Sin embargo, casi de inmediato la dictadura prohibió la mayoría de sus temas y el artista volvió a radicarse en París.

De un modo u otro, no fueron sus andares político-partidarios los que definieron a Yupanqui sino su calidad de artista vinculado con la vida del pueblo al que perteneció. Por otra parte, antes de él, Buenos Aires y el mundo sólo conocían el folclore bonaerense -en menor medida el de Santiago del Estero-, pero Atahualpa hizo de la música de la Argentina profunda, la de nuestros pueblos originarios, un bien universal. Además, al contrario del Martín Fierro, Yupanqui resalta el vínculo del campesino con las etnias originarias: sus canciones rezuman el concepto de clase/nación. Y fueron Aníbal Troilo y Edmundo Rivero quienes tuvieron el mérito de unir esos valores folclóricos con la música urbana cuando grabaron una versión impagable de Los ejes de mi carreta.

Yupanqui murió el 23 de mayo de 1992.

Los candidatos de Odebrecht

26 de mayo de 2017 | #Prensa O1459 | Por Partido Obrero

Las revelaciones sobre las coimas pagadas por el pulpo Odebrecht en la Argentina son concluyentes.

Ponen de manifiesto el lazo de hierro que une a los partidos y gobiernos de al menos los últimos treinta años con los grandes monopolios contratistas.

Los mismos que han desfalcado al presupuesto público con obras sobrefacturadas, mientras sometían a la peor explotación y desprotección a sus trabajadores.

Los socios y cómplices locales de Odebrecht se reparten entre oficialistas y actuales “opositores”.

Está Julio De Vido, el jefe de la obra pública kirchnerista.

Está la empresa de Calcaterra, el primo de Mauricio Macri.

Está De la Sota, el ladero de Massa, y sus turbias licitaciones de los gasoductos cordobeses.

La Justicia y los funcionarios de todos ellos buscan una “salida negociada” con el pulpo brasileño.

En vez de defender los intereses nacionales, protegen a Odebrecht y a quienes fueron sobornados. Ello no excluye a Carrió, quien le pidió esa negociación a Macri y terminó participando de ella.

Los coimeros, como ocurrió en Brasil, terminarán pidiendo la toalla ante el imperialismo y el Departamento de Estado.

Después de vaciar al país y a su presupuesto en beneficio de los grupos contratistas, tramitan una nueva hipoteca nacional.

Esa entrega será pagada con los derechos y conquistas de trabajadores y jubilados.

La campaña electoral debuta con un escándalo y una crisis política.

Pero para nosotros, los del Partido Obrero, con un mensaje claro:

-o los candidatos de Odebrecht y el ajuste. 
 
-o los candidatos y el programa de quienes han defendido a los trabajadores, siempre. 


viernes, 26 de mayo de 2017

Contribución a la Cuarta Conferencia Euro-Mediterránea

26 de mayo de 2017 | #Prensa Obrera 1459 | Por Jorge Altamira

Tendrá lugar en Atenas (Grecia), entre el 26 y 28 de mayo
 
En el encuentro en Atenas participarán organizaciones, militantes y personalidades de países europeos provenientes de Gran Bretaña, Grecia, Francia, Italia, Polonia, Finlandia, Hungría, Bulgaria, Macedonia y Bosnia. También está previstao la presencia de delegaciones de Rusia, Ucrania, Turquía y Medio Oriente, que llegarán de Palestina y Siria. El Partido Obrero se hará presente con una delegación integrada por los compañeros Jorge Altamira y Rafael Santos.

Las tres conferencias anteriores fueron la oportunidad para abordar la situación europea e internacional y adoptar resoluciones y tomar iniciativas políticas. La Primera Conferencia se realizó en 2013, en el momento de la rebelión popular de Gezi Park (Turquía) contra Erdogan. La segunda sesionó cuando la guerra de Ucrania conmovía el continente europeo. En 2015, la Tercera Conferencia concentró su atención en los acontecimientos de Grecia, tras la capitulación del gobierno de Syriza ante la troika.

Esta Cuarta Conferencia Euromediterránea se desarrollará en momentos en que asistimos a un salto de la crisis mundial, como lo demuestran las crisis enormes en Brasil y Venezuela y la no menor que afecta al recién asumido gobierno de Trump. Un aspecto decisivo de ella es la extensión que ha alcanzado la guerra imperialista en el Medio Oriente y el principio de descuartizamiento de Siria en “zonas de seguridad”. La desintegración de la Unión Europea sigue ocupando un lugar central en la crisis mundial.

La Cuarta Conferencia abordará este cuadro internacional y procurará traducirlo en resoluciones y una acción internacional común.


Reproducimos, a continuación, la contribución elaborada por Jorge Altamira.
 

La bancarrota capitalista de 2007/8 señaló el ingreso a una nueva etapa en la transición histórica de la crisis mundial que se inició a finales de los años ’60. La tendencia a la disolución del capitalismo dio un salto cualitativo y ha obligado al conjunto de los principales Estados, incluidos Rusia y China, a operar un rescate financiero sin precedentes. En el transcurso de los diez años posteriores, la crisis mundial se ha apoderado de todas las estructuras sociales y políticas del capital. De un lado, ha llevado a una situación de cuasi-bancarrota a las finanzas públicas y a los bancos centrales, y a una potencial crisis monetaria. Del otro lado, ha iniciado un nuevo ciclo de crisis de regímenes políticos, tanto nacionales como internacionales, y un reforzamiento de la tendencia a las guerras. Existe una unidad sistémica e histórica en el desarrollo de la crisis. Del ‘episodio’ catastrófico de Lehman Brothers se ha pasado al comienzo de la ruptura de la Unión Europea, a la amenaza de disolución de la zona euro (crisis bancaria en Italia, las crisis del Deutsche y Commerzbank) a un principio de crisis de régimen político en Estados Unidos y a la extensión geográfica de las guerras imperialistas. La guerra comercial, que nunca ha cesado ni podría cesar en un régimen capitalista, va tomando formas más agudas y plantea la posibilidad de una dislocación del mercado mundial.

Regímenes políticos

La crisis mundial representa un momento gigantesco de ruptura histórica en la etapa de decadencia del capitalismo. Produce un cambio en la forma de la guerra de clases del capital, que se desarrolla por medio de estallidos políticos y sociales. Esto queda de manifiesto en el ascenso de Trump, que ilustra una tentativa de establecer un régimen bonapartista en Estados Unidos -o, en su defecto, desembocar en un juicio político (“impeachment”) que se podría conjugar con una irrupción excepcional de las masas norteamericanas. Otro tanto vale para el nuevo gobierno británico, que ha surgido luego del referendo del Brexit, el cual busca, por un lado, reorganizar a la City de Londres (dominada por la banca norteamericana) en la guerra financiera con la zona euro y, por el otro, representa una tentativa de arbitraje político excepcional en la crisis que se ha abierto en Gran Bretaña. La intención, por parte de Emmanuel Macron, de gobernar por medio de decretos (“ordonnances”) en los primeros cien días de gestión, es otra manifestación de la transición hacia nuevas formas de dominación política, que chocan con las normas de la democracia burguesa y el parlamentarismo, y que significan, por tanto, una quiebra en el método de cooptación de las masas al orden político capitalista.

Un cuarto siglo después de la disolución de la Unión Soviética asistimos a la disolución de las estructuras políticas montadas por el imperialismo en los últimos años y a una crisis de régimen de sus ‘democracias’ más reputadas.

Guerra comercial

La metástasis de la crisis mundial en todo el cuerpo de la sociedad burguesa se manifiesta en la crisis de la llamada globalización capitalista, que deja rendimientos decrecientes al capital. La tercerización gigantesca de la producción mundial hacia China y otras naciones, acompañada por un desarrollo financiero extraordinario, ha agotado su capacidad para detener la caída de la tasa media de beneficio internacional. La exportación de capital a China, de todos modos, nunca logró elevar en forma significativa el beneficio medio en las metrópolis respectivas. Por primera vez en mucho tiempo, la tasa de crecimiento de las producciones nacionales (que se encuentra muy por debajo de su capacidad potencial) supera a la del comercio mundial. Esta es la base económica de la propaganda proteccionista y del mantra del gasto público en infraestructura. El repliegue hacia las fronteras nacionales es, sin embargo, inviable -en muchísima mayor medida en que lo fue en la crisis de los años ’30 del siglo pasado.

La retórica nacionalista, en especial en Estados Unidos, apunta, por este motivo, en otra dirección -a presionar por una mayor apertura, comercial y financiera, de parte de China y Rusia, por un lado, de la UE (o sea, Alemania) y de naciones como India, Japón o Corea del Sur, por el otro. Esa demagogia nacionalista apunta a impulsar las condiciones de reacción política que viabilicen la emergencia de gobiernos de fuerza y eventualmente fascistas. El acercamiento de Trump a Putin y a Rusia, que denuncian sus opositores, responde a una tentativa extraordinaria -de características inciertas- para someter a la Unión Europea a una dependencia mayor de Estados Unidos y a cortar las veleidades de una independencia militar de la Unión Europea, por la que abogan varios gobiernos europeos. En caso de prosperar, convertiría a Rusia, en última instancia, en un satélite del imperialismo yanqui. La dislocación ulterior que estas presiones económicas provocarán en los mercados interiores de los países mencionados, en especial en China, se convertirán en el combustible del desarrollo de situaciones revolucionarias. Es necesaria una caracterización de conjunto, o sea histórica, de la etapa mundial en curso, para evitar conclusiones unilaterales o impresionistas a partir de hechos aislados.

Es necesario distinguir los Brexit y los Frexit, que no son otra cosa que un realineamiento imperialista frente a la crisis, de las rupturas con el euro y la Unión Europea cuando provienen de los países sometidos de Europa, como Grecia o Portugal. En estos casos hay que diferenciar también el planteo de la burguesía nativa del de las masas, como se manifestó en el referendo traicionado por Tsipras, en Grecia, en 2015. En estos casos se trata de una ruptura con el imperialismo que debemos apoyar con los métodos de la movilización de masas y la revolución proletaria, en la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa, incluida Rusia.

Guerras imperialistas


La tendencia a la guerra, propia del imperialismo y la reacción política, no es una repetición, en la actualidad, de las guerras precedentes, del mismo modo que tampoco éstas fueron una suerte de calco de las que las antecedieron. El monopolio militar, nuclear y tecnológico abrumador de Estados Unidos excluye la posibilidad, en la próxima etapa, de una “tercera guerra mundial”. Las pseudo-burguesías que se desenvuelven en China y Rusia, en el marco de la restauración capitalista, tienen puesto su interés en una asociación con el capital mundial antes que en una guerra internacional; el armamentismo agrava la crisis fiscal de todas las naciones y agudiza la lucha de clases. Lo que tiene lugar, desde la guerra contra la Federación Yugoslava, en 1995, es, de un lado, una generalización de guerras localizadas, pero de alcance mundial, para reordenar en favor del imperialismo la quiebra de la URSS y de su glacis y, más allá, de toda la periferia mundial que sostenía su autonomía gracias al apoyo de la Unión Soviética -por ejemplo, el Medio Oriente. El objetivo político de estas guerras, el “state building” (Estados vasallos), extiende el monopolio económico del capital financiero y refuerza la presión del imperialismo para llevar la restauración capitalista en Rusia y China hasta sus consecuencias últimas. La tendencia a la guerra choca, cada vez más, con la resistencia de las masas en las metrópolis imperialistas y plantea al capital la necesidad de liquidar derechos y conquistas democráticas. Estas guerras generalizadas van a crecer como consecuencia del derrumbe que se avizora para Estados estratégicos de la región, como Arabia Saudita, que se ve afectada por la competencia del combustible no convencional de Estados Unidos y, en el caso del Estado sionista, como consecuencia del avance de un Estado apartheid.

Es necesaria una campaña mundial contra las guerras generalizadas. Para eso es necesaria una denuncia muy clara del papel reaccionario que desempeñan Putin y Rusia en las guerras del Medio Oriente, incluso en Ucrania. Esta delimitación es tanto más importante en cuanto, tomadas de conjunto, esas guerras son una respuesta de la burguesía y de la burocracia restauracionista a las revoluciones y a las tentativas revolucionarias que se han desarrollado en Medio Oriente a partir de enero de 2011 en Egipto. En el caso de la guerra contra Libia, Rusia y China formaron un frente único con Estados Unidos y la Unión Europea, para defender su tajada en la explotación del petróleo libio. Nuestras consignas principales contra estas guerras deben ser el cese de los bombardeos de Estados Unidos y Rusia en Siria y de Estados Unidos y Arabia Saudita contra Yemen y retiro de sus ejércitos; por un socorro humanitario a Siria bajo control de las organizaciones obreras; fuera el imperialismo yanqui de Irak; por el derecho a la autodeterminación de la nación kurda; fuera la colonización sionista y el sionismo -por una República Palestina laica y socialista y el derecho al retorno de la población expulsada; abajo el régimen de Erdogan, por una Turquía obrera y socialista; fuera Putin, Merkel y Trump de Ucrania, por la autonomía nacional de una Ucrania socialista.

América Latina

América Latina se destaca, en la etapa presente, por la rápida pulverización de las experiencias y gobiernos “nacionales y populares”. Todos ellos vieron la luz como consecuencia de la crisis mundial -en especial de la crisis asiática de 1997, Rusia 1998 y el hundimiento del fondo LTCM, en 2000. Fueron el instrumento de una operación de rescate del capital. Se han hundido, en el período reciente, por la misma crisis mundial. Sobrevivieron, durante un tiempo, por las derivaciones del gasto público excepcional de China en el alza del mercado de materias primas y la invasión de capitales de corto plazo que aprovecharon ese ciclo especulativo (nacionalismo parasitario). La reversión de tendencia ha sido demoledora. El bloque de los Brics ha desaparecido de la tapa de los diarios, lo mismo que la Unasur. El nacionalismo burgués latinoamericano, militar o civil, ha vuelto a fracasar, esta vez luego de una experiencia más limitada y sin necesidad de golpes militares.

Esta misma crisis mundial ha llevado a la quiebra de Puerto Rico, lo que ha reactualizado al movimiento nacional portoriqueño y disparado una crisis ”sui géneris” en Estados Unidos. La bancarrota de Puerto Rico ilustra el destino que depara a Cuba la privatización económica del gobierno castrista en Cuba.

El derrumbe ‘nacional y popular’ ha creado una situación particular. De un lado, la emergencia de gobiernos improvisados de derecha, unos por medio de elecciones (Argentina), otros de golpes de Estado “parlamentarios” (Honduras, Paraguay, Brasil). El continuismo bolivariano, como ha ocurrido en Ecuador, no altera esta caracterización, porque el sucesor de Correa deberá lidiar con la crisis económica con los mismos métodos de ‘ajuste’ que llevaron al derrumbe a Dilma Rousseff, en Brasil. El agotamiento de la experiencia chavista integra este proceso, con independencia de sus características específicas: bastó la caída del precio del petróleo para sumir a Venezuela en el caos económico.

Al lado de estos gobiernos improvisados se desarrollan luchas de masas generalizadas. Ilustra esta caracterización, en Argentina, la oposición gigantesca que ha ocasionado la tentativa de aplicar una amnistía a los personeros con condena de la dictadura pasada o las huelgas políticas femeninas contra la violencia contra la mujer. El caso de Brasil es también contundente: ha pasado de manifestaciones multitudinarias dirigidas por la derecha, hace dos años, a la mayor huelga general política hace un mes.

Los Macri y los Temer gozan, por un lado, de un respaldo masivo de la burguesía y del capital extranjero, que se manifiesta en el apoyo sistemático que reciben de los partidos de oposición, del Parlamento y de la burocracia sindical. El capital entiende que un derrumbe de estos gobiernos crearía situaciones pre-revolucionarias; en algunos casos (Lula, Kirchner), los movimientos ‘nacionales y populares’ se reservan como recurso de última instancia. Estos gobiernos derechistas organizan su viabilidad mediante la explotación de las contradicciones políticas del movimiento de las masas. Han procedido a un enorme endeudamiento internacional para financiar una salida a la crisis, que incluso a corto plazo podría llevarlos a la bancarrota. La ‘gobernabilidad’, en América Latina, se asienta, en lo fundamental, en la crisis de dirección de los explotados. Esto es muy claro en Venezuela, donde la izquierda actuó como furgón de cola del chavismo en las casi dos décadas de gobierno. El derrumbe de los gobiernos nacionalistas ha abierto un período de transición que podría desembocar en situaciones pre-revolucionarias. Es lo que ocurrirá cuando una nueva crisis de deuda y el impasse económico se combine con el desarrollo de la izquierda revolucionaria como dirección política.

El desarrollo del Partido Obrero y del Frente de Izquierda y los Trabajadores pone en evidencia el acierto de una estrategia de independencia de clase como método para establecer una dirección revolucionaria. Durante los doce años del kirchnerismo, nuestro partido desenvolvió una delimitación política implacable con este gobierno nacionalista, en oposición a cualquier forma de seguidismo a una política populista o de demagogia social. La explotación sistemática de los límites y contradicciones del kirchnerismo nos acercó en forma sólida a la vanguardia obrera -naturalmente a partir de una larga trayectoria consecuente en la lucha de clases en Argentina, incluidas las dictaduras militares. El Partido Obrero y el FIT han alcanzado la mayor inserción de la historia de la izquierda revolucionaria en el movimiento obrero y la juventud, incluso en el campo electoral -con presencia en siete legislaturas provinciales, el Congreso nacional y numerosos municipios. Es el adversario político exclusivo de la burocracia en los sindicatos. El Partido Obrero ha expuesto esta experiencia en una tesis política de conjunto para América Latina.

Desarrollemos partidos revolucionarios


Un examen muy general del conjunto de la izquierda revolucionaria internacional advierte que, con el desarrollo de la crisis capitalista mundial, ella ha acentuado su adaptación política a las distintas formas de populismo, que es, en definitiva, una adaptación al Estado burgués. El objetivo estratégico del gobierno obrero y la revolución mundial ha sido sustituido por un populismo de clara reivindicación policlasista. La disolución de la URSS y la restauración capitalista en China ha sido caracterizada en términos de agotamiento del “paradigma” de la Revolución de Octubre, y el rechazo de la caracterización de la decadencia del capitalismo y la oposición a la dictadura del proletariado. Ha sido abandonada la categoría misma de estrategia y de programa, que ha sido sustituida por un movimientismo considerablemente más atrasado que el que inspiró el revisionismo socialista en el siglo XIX. Por eso, el socialismo ha sido sustituido por el anticapitalismo, el cual pone en el mismo plano de víctimas de la sociedad capitalista a varias clases sociales. La cohesión política por el ‘pluralismo’ y el partido por el movimiento o partidos “amplios”. La acción directa no se identifica con la lucha de clases del proletariado sino con llamadas acciones espontáneas de diverso alcance. Se busca la unidad a partir del mínimo común denominador de movimientos sociales contradictorios, en oposición al frente único entre organizaciones políticamente diferenciadas.

La desnaturalización política de la izquierda revolucionaria mundial lleva varias décadas y no deja de acentuarse. Se manifiesta también en la división entre quienes reclaman el retiro o de la Unión Europea (nacionalismo) y quienes reivindican una “Europa social”. En Argentina, el populismo anticapitalista tiene una historia larga, como consecuencia del peronismo -al que se pretendió convertir, durante décadas, en un socialismo revolucionario. El peronismo acabó organizando el terrorismo de Estado y preparando el terreno a la dictadura militar. Como ocurre con las experiencias no superadas por medio de la crítica, el populismo anticapitalista reaparece en el FIT a partir de un pronóstico de disolución del kirchnerismo y la necesidad de capitalizarla en su propio terreno. Combinada con una adaptación al electoralismo, como resultado de las presiones generadas por los progresos en el campo electoral, el populismo anticapitalista ha abierto una crisis en el seno del FIT. La experiencia histórica demuestra que para aprovechar el agotamiento del kirchnerismo y de la burocracia sindical es necesaria una fuerte intervención en las luchas con el método de la delimitación política socialista, clasista y revolucionaria.

La reunión de compañeros, tendencias y organizaciones en la Cuarta Conferencia Euro-Mediterránea es una excelente oportunidad para impulsar la construcción de partidos revolucionarios (al principio, en algunos casos, de núcleos pequeños) en toda Europa, incluidos Europa del Este y los Balcanes, y en Medio Oriente y, por lo tanto, a nivel mundial. La formación de partidos obreros revolucionarios representa “la crítica de las armas” a la decadencia capitalista.

Por listas únicas del Frente de Izquierda

26 de mayo de 2017 | #1459 | Por Gabriel Solano

Por qué es un debate estratégico

En los últimos días, Izquierda Socialista hizo conocer una propuesta, expresada en una carta de su dirección, para que el Frente de Izquierda concurra con listas únicas a las próximas elecciones. Nuestro partido, por su parte, había enviado una carta votada por su XXIV Congreso dirigida a los partidos del FIT llamándolos a conformar listas comunes y sobre la base de ese acuerdo convocar de manera conjunta a un Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda. El objetivo es que el FIT actúe como un frente único de clase en el proceso electoral y fuera de él en oposición a los partidos de la coalición ajustadora contra las masas. En la previa al 1º de Mayo, llevamos esta propuesta a la Mesa del FIT, siendo rechazada in limine por el PTS. En contraposición al frente único, el PTS, que estaba abocado desde el comienzo de la huelga docente en marzo a la campaña electoral, había decidido el cambio de distrito de Nicolás del Caño, pasándolo de Mendoza -donde debe pelear por renovar la banca- a la provincia de Buenos Aires, para ir a una interna contra Néstor Pitrola.

Nuestra propuesta para establecer el orden de las listas es tomar como referencia las Paso de 2015. Dado que esta elección había arrojado un resultado dispar según cada distrito, aseguramos que todos los partidos del FIT encabecen varias listas. Esta política integradora se completa con el mecanismo de la rotación de los cargos parlamentarios obtenidos entre los tres partidos del FIT. Como no se trata de un ultimátum, la propuesta está sometida a debate y contrapropuestas. El PTS, sin embargo, la rechazó sin formular ninguna contrapropuesta integral. Ahora ocurrió otro tanto con la propuesta elevada por Izquierda Socialista. Esta consiste en que Néstor Pitrola encabece la lista de diputados de la provincia de Buenos Aires y que Nicolás del Caño haga lo propio en la lista de senadores, dado que su equivocado cambio de distrito es ya irreversible en términos legales para esta elección. Más allá de la consideración que nos merece el planteo de Izquierda Socialista, que de por sí es limitado ya que está ausente cómo se ordena la lista en el resto de los distritos, es obvio que debiera ser considerado en la Mesa Nacional del FIT para ser sometido a un debate integral en pos de arribar a un acuerdo. Sin embargo, el PTS volvió a rechazar la propuesta in limine, aunque esta vez no en una reunión sino directamente por los medios de prensa que se interesaron por el tema.

El rechazo a dos planteos concretos formulados por los partidos del FIT sin ofrecer una contrapropuesta tiene una única explicación: el PTS ya ha resuelto ir a las Paso aunque no lo reconozca públicamente, para evitar pagar el costo político que le implicará promover una división del FIT en el proceso electoral. El trabajo de ‘preparación’ para competir en las Paso con el resto de los partidos del FIT incluyó lanzar la campaña electoral prematuramente, de espaldas a la huelga docente y a la irrupción de los trabajadores que tuvo su centro en las jornadas de marzo. Mientras el PO, por ejemplo, se jugaba entero al éxito del paro nacional del 6 de abril, con sus principales referentes participando de los piquetes, el PTS ocupaba su tiempo en la filmación de spots para las elecciones. Así, el faccionalismo es sólo la expresión divisionista de un electoralismo alevoso, que rememora a la izquierda democratizante del tipo Izquierda Unida. Sólo para evitar un largo listado, nos limitamos a citar un hecho que pinta de cuerpo entero una política: mientras el PO y Tribuna Docente, junto con otras agrupaciones de la Multicolor, se jugaron todo en la lucha contra la burocracia de Baradel defendiendo un frente único, el PTS hizo campaña en los docentes con la cara de Del Caño, omitiendo a Romina del Plá, que era la candidata a secretaria general de la lista. Baradel, bancado por kirchneristas y macristas, agradecido.


Ruptura del método del FIT…

Esta política de ir a las Paso sin pasar siquiera por un debate de propuestas para una lista común en la Mesa Nacional del FIT tiene un alcance que equivale a la propia ruptura del frente. Si en el pasado las Paso habían sido consideradas como un último recurso para evitar la ruptura, ahora para el PTS se transformaron en su única alternativa. Como bien señala Izquierda Socialista en su carta, la determinación de las listas por medio de las Paso implica una ruptura de los acuerdos originales que dieron lugar a la formación del Frente de Izquierda, a saber, la participación de todos los partidos en las cabezas de listas y la rotación de los cargos parlamentarios, algo que se hizo extensivo a la elaboración conjunta de los spots televisivos con la participación de los candidatos de todos los partidos. Esta integración necesaria de todas las fuerzas no es posible con las Paso, cuyo resultado puede arrojar que un determinado partido obtenga los primeros lugares. En el caso de la provincia de Buenos Aires, este hecho se agrava aún más. Unas Paso entre Pitrola y Del Caño dejaría a quien pierda fuera de los primeros lugares de la lista, dado que, por el cupo femenino, el segundo lugar debe ser ocupado sí o sí por una compañera. Fue lo que ocurrió en 2015 con Christian Castillo, que al perder las elecciones con Pitrola fue relegado al cuarto lugar de la lista.

La ruptura con el método fundacional del FIT va más allá y alcanza los acuerdos de rotación ya establecidos en el pasado. Nos referimos al siguiente hecho. El próximo 10 de junio, Néstor Pitrola dejará su banca para ser reemplazado por Natalia González, del PTS, que ocupó el segundo lugar de la lista. Luego, ella debe rotar su lugar con Mónica Schlotthauer, de Izquierda Socialista, que en estos momentos está ocupando la banca del FIT en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Pese a que el tema no ofrece controversias, el PTS anticipó que la compañera no asumiría su cargo. En su lugar, quieren que asuma Christian Castillo, que ocupa el cuarto lugar de la lista debido a que perdió la interna de la provincia de Buenos Aires con Pitrola. Para lograr este propósito, que viola el espíritu de la ley de cupo femenino vigente (no la paridad en listas con la cual el PTS hace demagogia), quieren dar un verdadero golpe de Estado. Es que al forzar a Natalia González a no asumir con una decisión unilateral obligan a que lo haga en segundo término Mónica Schlotthauer, quien actualmente ocupa el cargo de legisladora provincial y enfrentaría, en ese caso, una superposición de cargos. Así, deberá optar entre una de las dos bancas, con el claro perjuicio que esto implica. Se trata de una maniobra inadmisible, que rompe los acuerdos de rotación establecidos en el pasado. Las consecuencias de esta acción unilateral son temerarias.


…y de la estrategia política

Como no podía ser de otro modo, esta ruptura del método de funcionamiento del FIT va de la mano de una ruptura con su estrategia política. Método y contenido forman un todo indivisible. Detrás del slogan copiado del centroizquierdismo europeo (“Nuestras vidas valen más que sus ganancias”) se han deslizado a planteos de tipo distribucionistas, que rememoran en Argentina al Frenapo impulsado por la CTA. Así, por ejemplo, en los spots plantean reponer las retenciones al agro para financiar un plan de becas a los estudiantes por determinado monto, lo cual de manera poco disimulada termina siendo una reivindicación del kirchnerismo y su política económica. De este modo, se reemplaza el programa socialista de ataque a la propiedad privada capitalista que ordena el programa y el Manifiesto del FIT por medidas de orden impositivo dentro del régimen actual. Este tipo de planteos ya fueron impulsados en el pasado por sectores incluso del imperialismo francés. Recordemos sólo que Le Monde Diplomatique fue el mayor impulsor de la llamada Tasa Tobin, un impuesto a las transacciones financieras que tiene como supuesto la existencia del capital financiero, con la cual prometían impulsar la distribución de la riqueza. Aunque la mentada ‘distribución del ingreso’ nunca, llegó la Tasa Tobin si  sirvió para que la izquierda diera nuevos pasos de integración al régimen capitalista.

Esta campaña llevada adelante por el PTS, con una clara finalidad electoralista de cara a unas Paso del FIT, completa el sentido de la campaña realizada en 2015 contra la “casta política”. En esa oportunidad, marcamos el peligro potencial que tenía para la izquierda revolucionaria sustituir la lucha contra el capital, su Estado y sus partidos por un cuestionamiento a la “casta política”, criticada por sus rasgos externos (corrupción, etc.). Es la misma matriz que tiene el eje de que los “funcionarios ganen como una maestra”, desde el ángulo de un Estado capitalista “decente” y no como contraste político con un Estado de trabajadores. Señalamos que de insistir en esa orientación se conducía de manera inevitable a darle la espalda al programa revolucionario. Pero ahora han dado un paso más. Ya no se limitan a reemplazar la lucha contra el Estado por un cuestionamiento a la “casta política”, sino que sustituyen también el programa de lucha contra el capital por una política impositiva compatible con la existencia del propio capital -¡después de todo las retenciones al agro, antes que el kirchnerismo, las había puesto el propio Onganía!
Que estamos frente a una estrategia que conduce a la conciliación de clases lo acaba de mostrar el PTS con su apoyo desembozado al candidato del NPA de Francia, Philippe Poutou, de quien destacaban sus cuestionamientos a la ‘casta política’ francesa. El final fue patético, porque Poutou no llamó al voto en blanco ni a la abstención, adaptándose al operativo político que se puso en marcha de votar a Macron como el “mal menor” frente a la derecha. El rechazo y la desconfianza que anida en las filas de la clase obrera y la juventud hacia ambos bloques patronales terminó expresándose electoralmente igual (35% entre votos en blanco y abstención), pero al margen y a contramano de la conducta de la izquierda. El NPA es un partido dirigido por el Secretariado Unificado, que hace ya varios años atrás eliminó de su programa la reivindicación de la dictadura del proletariado.


Ultimo llamado

De lo expuesto surge que el Frente de Izquierda atraviesa mucho más que una crisis de candidaturas. Está en juego el programa y la estrategia política. Pero aquí también método y contenido son dos cuestiones indivisibles. Nuestra propuesta de ir con listas únicas a las Paso no supone ni remotamente la inexistencia de divergencias políticas entre los partidos del FIT. Sólo que subordina éstas a una acción común contra los partidos capitalistas. El método del análisis marxista, o sea concreto, debiera adjudicarle un sentido distinto a las divergencias si se procesan en el marco del frente único o de la escisión. Esto porque en el primer caso podrían ser posiciones equivocadas en la lucha contra los partidos capitalistas, y en el otro serían el instrumento democratizante al interior del FIT para atacar al programa revolucionario. Y al revés, las listas comunes obligan a una campaña común, con ejes comunes situados en un campo común de clase. Queda claro por qué poner un signo igual entre un hecho y el otro sería un gran error.
Por nuestra parte sólo nos queda advertir a los trabajadores y jóvenes que siguen al Frente de Izquierda la gravedad de la situación que se ha creado, e insistir en nuestro llamado a formar listas únicas del FIT para las elecciones y sobre esa base convocar un Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda. Queda poco, pero todavía estamos a tiempo; la inscripción de alianzas es el 14 de junio.


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