The people united will never be defeated - ¡Proletarios del mundo, uníos!

martes, 31 de julio de 2018

No al operativo de modificación de la ley de aborto

| #1512



“Puentazo federal”. El 24, hubo cortes en todo el país por el aborto legal


Finalmente se conocieron algunas versiones sobre el contenido de las modificaciones en el proyecto de ley de aborto legal que proponen los tres senadores por Córdoba (Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado -de Cambiemos- y el peronista Carlos Caserio).

La modificación central es la inclusión de la objeción por ideario institucional, a lo que se suma la reducción del tiempo de legalización (de 14 a 12 semanas de gestación) y un presupuesto y la producción de misoprostol.

Como se puede observar, el único objeto de las modificaciones es el de atender las protestas de los grupos empresariales de la salud, que, estando ligados o no al clero, salieron a manifestarse en rebeldía anticipada contra la ley.

El sanatorio Mater Dei directamente emitió un comunicado público explicitando las prácticas que no realiza como la ligadura tubaria, la vasectomía, el aborto y la fertilización. Con este pronunciamiento, confiesa que no cumple con la Ley 26.862 de Reproducción Médicamente Asistida, algo que ocurre frente a la completa inacción del Ministerio de Salud de la Nación, de este gobierno y de los anteriores.

Justamente, la aplicación de ley de fertilización fue arrancada por medio de la presentación (ante cada efector privado y obra social), por parte de las afiliadas, de recursos de amparo para obligar a las empresas y a los sindicatos a cumplir la ley. Así se les impuso el tratamiento a varios de los grupos privados que ahora -como antes o incluso haciendo más ruido- se alzan contra las decisiones legislativas, incluso en potencia.

Cubriéndose detrás de idearios religiosos, el grupo Bazterrica, San Camilo, Hospital Universitario de Córdoba, Sagrada Familia, Grupo Austral y tantos otros efectores de salud privados (regenteados por algún sector de la Iglesia católica y que son los únicos prestadores en infinidad de obra sociales, sindicales o no) protestan en defensa de sus intereses económicos, conspirando así contra el acceso a la salud de las trabajadoras.

La propuesta explicitada por integrantes de Cambiemos y del PJ une en definitiva aquello que venía manifestando el diputado oficialista Daniel Lipovetsky, que en salidas mediáticas (por ejemplo, en El Intransigente” de Salta) abrió la puerta a modificaciones. A su vez, el jefe del bloque del PJ en el Senado, Miguel Pichetto, concedió en las audiencias que en el sector privado las empresas y médicos fueran objetores de conciencia si así lo deseaban.

Anteponer el interés del clero y el de las empresas conspira contra el derecho a la maternidad y contra el derecho a la anticoncepción y a no continuar gestaciones no deseadas.

La modificación no integra en nada a los senadores enemigos del aborto legal, que son incapaces de poner por escrito lo que realmente quieren, porque ello implicaría eliminar, incluso, las tres causales despenalizadas que existen desde 1921.

La propuesta de modificación surge del trío de representantes políticos de una provincia en la que en materia de salud reproductiva y anticoncepción gobierna la ONG “Portal de Belén”. La reforma propuesta por estos incansables clericales es también la confesión de lo difícil que les es ir completamente a contramano de este reclamo que es un grito popular. El extenso brazo del poder vaticano está y sus maniobras están colocadas en los dos campos.

Las presiones de los empresarios de la salud llegaron incluso a encontrar en el triunvirato de la CGT a sus voceros, quienes al decir que las obras sociales no podrían costearlo, estaban saliendo en defensa de las empresas -de las que muchas veces son parte societaria- en las que tercerizan la atención de las trabajadoras, luego de haber vaciado las obras sociales de prestaciones propias.

Si bien la práctica legal del aborto no es onerosa, el lobby empresarial de las instituciones con “ideario religioso” levanta la voz también porque la legalización pone fin a prácticas que esas empresas cobran entre 30 mil y 120 mil pesos. La clandestinidad vip.

Con esta maniobra, el Senado se apresta también a salvar a Macri de tener que proceder mediante un posible veto parcial en favor de estos grupos empresariales, o al menos de colocar ese peso sobre sus debilitadas espaldas. Sabido es que la defensa de los intereses patronales es el norte que rige la estrategia política y económica del gobierno y de los gobernadores.

La reducción del ya limitado tiempo de legalización que establece la media sanción no hace más que mostrar la insistencia del Estado de aferrarse a leyes y disposiciones de tutelaje contra las mujeres, especialmente trabajadoras. La reducción perjudica de manera directa a las que no podrán resolver una gestación no deseada con dinero. En Estados Unidos, justamente, se está trabando el derecho a los abortos seguros a través de la reducción de las semanas de gestación para su legalización, un ataque directo a la población con menos recursos y menos acceso a la información, así como a la posibilidad de detectar embarazos no deseados.

En cuanto a la producción nacional de misoprostol, no necesita ser incluida en esta ley, puede disponerse a través de cualquier otra que también debiera incluir la producción nacional de otros medicamentos, que hoy el Estado paga al precio que indican los monopolios internacionales. Es sólo una fachada para preservar la “seguridad jurídica” para las empresas de salud y acercar posiciones con el clero.

A repudiar fuertemente este intento de modificaciones con nuevas manifestaciones callejeras. 


 

Fuente: https://www.prensaobrera.com/mujer/43391-no-al-operativo-de-modificacion-de-la-ley-de-aborto-1

lunes, 30 de julio de 2018

Un mes de paro y ocupación de Télam con la misma firmeza que el primer día

| #1512

Por Rubén Schofrin

Al cumplirse los primeros 28 días de paro y ocupación de Télam contra los 357 despidos, se realizó el 24 de julio, convocado por su comisión interna, un plenario sindical abierto de apoyo al conflicto.

La reunión congregó a distintas expresiones del movimiento obrero. Estuvieron presentes trabajadores recientemente despedidos de Coca-Cola de Pompeya, quienes informaron de más de 40 cesantías; delegados de la Línea 60, de la Unión Ferroviaria, de la Cicop, de la directiva de Foetra, de Ademys, de la CTA Autónoma y delegados del Subte. Estos plantearon la necesidad de una lucha común de todos los sindicatos combativos de la Ciudad.

El común denominador de las intervenciones fue la denuncia del ajuste extremado por el pacto con el FMI y el reclamo del paro de 36 horas frente a la inacción y parálisis de las centrales sindicales.

En el marco de una huelga que se sostiene con firmeza, los delegados de la agencia trazaron un informe de situación del conflicto y plantearon una importante agenda para las próximas dos semanas, que dará comienzo mañana jueves con la participación de Télam en la movilización contra la participación de las fuerzas armadas en la represión al pueblo.

El calendario de lucha de la agencia continúa con el festival que realizarán el sábado en la puerta de Télam (Av. Belgrano 347), al cumplirse un mes del inicio del conflicto en el que participarán importantes bandas.

Para la próxima semana está planteada una actividad nacional en todas las corresponsalías de Télam del país, habida cuenta del vaciamiento y cierre de varias de ellas por el despido de todo su personal.

Para la batalla en el Senado del #8A por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, las compañeras de Télam y del Sipreba volverán a colocar una carpa en las inmediaciones del Congreso para que salga la ley que intenta ser bloqueada por las huestes “civiles” y eclesiásticas del Papa. Entre los despedidos de la agencia se encuentran todas las compañeras que escribían sobre cuestiones de género.

Finalmente, a mediados de agosto se volverá a convocar una nueva movilización popular de apoyo al conflicto.

Con esta agenda, los trabajadores de Télam marcan una disposición de lucha que contrasta con la nula acción de las distintas centrales sindicales contra el plan de guerra que el macrismo está descargando sobre los trabajadores.

El reclamo de una acción común de los sindicatos combativos de la Ciudad es un planteo dirigido a quebrar el ajuste que no sólo golpea el salario y los puestos de trabajo, sino que amenaza a las organizaciones de lucha de los trabajadores, con la persecución a delegados y sindicatos combativos.

Existe en Télam plena conciencia de este ataque a la organización gremial colectiva y esto suma a la voluntad enorme de lucha por la reincorporación de todos los despedidos.

Fuente: https://www.prensaobrera.com/sindicales/43390-un-mes-de-paro-y-ocupacion-de-telam-con-la-misma-firmeza-que-el-primer-dia-1

domingo, 29 de julio de 2018

G20: La guerra comercial en el centro de los debates

| #1512

Por Pablo Heller

La presencia de la titular del FMI, Christine Lagarde, en nuestro país, y la marcha del acuerdo de Argentina con el Fondo acapararon la atención de la opinión pública nacional. Las deliberaciones del G20, en ese marco, quedaron relegadas a un segundo plano. Pero, más allá de esta circunstancia, el cónclave fue una vidriera del escenario convulsivo que hoy domina la economía mundial. La guerra comercial marcó la agenda de los ministros de Finanzas reunidos en Buenos Aires. Aunque el cónclave concluyó con una declaración común, la misma no pasó de ser una fórmula de compromiso diplomático vaga y anodina, que no puede disimular los enormes antagonismos entre las principales economías del mundo.

El escenario del comercio mundial cambió dramáticamente desde la última reunión de ministros de Finanzas realizada en Buenos Aires, en marzo. Las advertencias de Estados Unidos hacia China y la Unión Europea son ahora una realidad y el desafío no es ya cómo evitar una escalada sino cómo administrarla.

Escalada yanqui

El secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, fue más medido que en otras ocasiones. No usó el tono de amenaza al que suele apelar su jefe político, Donald Trump, pero puso sobre la mesa la posibilidad de aplicar aranceles a la totalidad de los bienes chinos que cada año ingresan a Estados Unidos.
El gobierno de Trump impuso a principios de mes un arancel del 25% a productos chinos por 34.000 millones de dólares, a los que podría sumar otros 16.000 millones. Está en estudio, además, un impuesto de 10% a bienes valorados por 200.000 millones. Trump venía de anunciar que estaba “listo para ir por 500”, en referencia al déficit comercial de 505.000 millones de dólares que Estados Unidos tiene con China. El representante norteamericano se refirió a que su país tuvo “muchas reuniones privadas” con China con el objetivo de alcanzar una relación comercial “más balanceada”. Lo cierto es que las autoridades chinas han ofrecido aumentar en 100.000 millones de dólares la compra de productos provenientes de Estados Unidos, pero eso ha sido desechado por la Casa Blanca. Es que el problema reside en otro lado: las represalias comerciales son un pretexto y una extorsión para frenar la competencia china en la industria tecnológica y de alta gama, que Estados Unidos considera estratégicas, por un lado, y avanzar en una penetración económica en el gigante asiático a partir de una mayor apertura de su economía, por el otro.

Estados Unidos y la Unión Europea
Tampoco pasaron desapercibidas las tensiones comerciales con la Unión Europea. Los ministros de Economía de la zona euro mostraron sus dientes: condenaron la suba de aranceles dispuesta por Trump y, al mismo tiempo, dejaron abiertas las puertas para profundizar las represalias ya tomadas si Estados Unidos no detenía la ofensiva.
Una de las preocupaciones fundamentales de los líderes europeos giró en torno de la próxima jugada que tendría en carpeta la Casa Blanca: la imposición de aranceles sobre las importaciones de automóviles europeos. Alemania y los Países Bajos serían los principales afectados por la medida, que podría provocar miles de despidos en las fábricas locales.

Cuando se habla de guerra comercial, no sólo se circunscribe a los aranceles. El secretario del Tesoro norteamericano apuntó contra las barreras no arancelarias y los subsidios. “Tienen que tratarse las tres cuestiones juntas”, dijo, haciendo referencia al hecho de que la Unión Europea tiene un complejo sistema de subsidios y otras normativas, especialmente en lo que respecta a la agricultura.

Pero, además, la guerra comercial amenaza potenciarse con una guerra monetaria. La cuestión de las devaluaciones de la moneda de distintas naciones rivales de Estados Unidos había sido puesta en el candelero en vísperas del G20. El magnate yanqui venía de denunciar que las monedas de la Unión Europea y China estaban siendo devaluadas a expensas del dólar. El valor del renminbi (moneda china) cayó un 4 por ciento frente al dólar estadounidense en el último mes. El euro, en menor medida, ha seguido la misma tendencia.

En Davos, a principios de año, el propio Mnuchin había anunciado la aspiración norteamericana por una depreciación del dólar para abaratar y mejorar la competitividad de los productos estadounidenses en el mercado mundial. Sin embargo, asistimos al proceso inverso, al fortalecimiento de la divisa norteamericana. Pero este fenómeno deriva, más que de una acción externa, de las propias contradicciones internas del imperialismo norteamericano, inmerso en una decadencia irrefrenable. La economía norteamericana carga con déficits gemelos: comercial y fiscal. El crecimiento de la deuda pública -que ya asciende a 20 billones de dólares y supera el 100% del PBI- ha obligado a Washington a aumentar la tasa de interés para atraer fondos y refinanciar la deuda. La necesidad de atender el rojo fiscal conspira contra la posibilidad de remontar el déficit comercial. La suba de los intereses pone palos en la rueda en una recuperación económica que hasta el día de hoy tiene un carácter precario. El aumento de la tasa de interés compromete a una importante parte de las empresas privadas. Casi un 40 por ciento de las empresas manufactureras y comerciales se encuentran en aprietos y están pagando tasas usurarias, propias de un país en defol.

Rusia


En este escenario, hay que incorporar a Rusia. Más de un comentarista exaltó el idilio Trump-Putin en la reciente cumbre de Helsinki, que reunió a ambos mandatarios. Pero lo cierto es que no se pueden tapar los conflictos que enfrentan ambos regímenes, empezando por la ocupación de Crimea por parte de Putin y el apoyo a los rebeldes en el este de Ucrania y las sanciones comerciales contra Moscú y por la presencia política de Rusia en Moldavia y regiones que se han separado de Georgia, o la situación en Chechenia; siguiendo por los choques entre ambos en la guerra criminal en Siria y por el abandono del tratado nuclear con Irán por parte de Trump. Y, no menos importante, el ataque del magnate norteamericano a la construcción del gasoducto que debe llevar el fluido de Rusia a Alemania y al resto de la Unión Europea a través del Báltico.

Trump viene de acusar a Merkel de peón de Moscú, a lo que se agrega un nuevo salto en la ofensiva judicial en territorio norteamericano contra doce espías rusos acusados de injerencia en las elecciones estadounidenses. Putin, por su parte, acaba de responder la gentileza y disponer la venta de gran parte de los bonos del Tesoro norteamericano, lo cual ha despertado inquietud en el mundo de negocios. Si bien Rusia no es uno de los principales tenedores, esta decisión podría tener un efecto cascada, en especial una reacción similar por parte de China y Japón, que reúnen entre ambos más de 2 billones de dólares de títulos norteamericanos. Esto podría abrir un cataclismo de la economía internacional y llevar la guerra económica a un plano más violento, alentando las salidas de fuerza y las tendencias belicistas ya en desarrollo. Por lo pronto, Japón, al igual que el gigante asiático, se ha mantenido cauto en la materia, pero el imperio del sol naciente, entretanto, no se ha privado de tomar sus propias iniciativas, a contrapelo de Trump. El gobierno nipón acaba de anunciar su decisión de continuar, por cuerda separada, con el Tratado Transpacífico (TTP), desahuciado por el magnate yanqui.

Países emergentes
En vísperas del G20, el FMI advirtió que “las acciones comerciales en aumento y sostenidas” amenaza con tener un “impacto serio y adverso en el crecimiento mundial”.

Ni qué hablar que esto impacta de lleno en los mercados emergentes. Dichas naciones sentirán aún más el golpe, debido a la fuga de capitales hacia plazas más seguras. China, en este último período, viene de soportar la huida de sus fronteras de ni más ni menos que la friolera de un billón de dólares. En esos países, representados en el G20 por Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica (integrantes del BRIC), además de Argentina, el anfitrión de la cumbre, “el crecimiento es hoy más improbable de lo que era en abril”, opinó Lagarde.

Argentina es, probablemente el eslabón más vulnerable de esa cadena.
Por supuesto, en este escenario de guerra comercial, la esperanza de avanzar en el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea está más verde que nunca. Con más razón, la posibilidad de que Argentina logre una salida a través de un auge de sus exportaciones. Ni siquiera se sostiene el Mercosur, del cual hoy quedan sus despojos, cuando Brasil está atravesando una recesión récord de su economía.

Es necesario que los trabajadores tengamos una clara conciencia de la envergadura de la crisis internacional y sus consecuencias en Argentina para que actuemos a la altura de las circunstancias.
 

Fuente:https://www.prensaobrera.com/internacionales/43394-g20-la-guerra-comercial-en-el-centro-de-los-debates

sábado, 28 de julio de 2018

[Editorial] La caída

| #1512


Si algo faltaba para desmentir las frases oficiales de que “lo peor ya pasó”, alcanzó y sobró con el informe difundido por el Indec sobre la actividad económica de mayo. La caída del 5,8% anunciada sepultó definitivamente a quienes avizoraban que el año culminaría con un crecimiento económico y que la crisis actual sería rápidamente superada. Todas las consultoras ligadas al oficialismo han debido recalcular sus proyecciones. Ya nadie niega que lo que resta de 2018 será de fuerte retroceso y postergan para el próximo año los pronósticos de crecimiento. Saben que si esto no ocurre, la suerte de Macri estará echada.

El gobierno ha pretendido explicar esta brutal caída -la más fuerte desde 2009- por las consecuencias que habría tenido la sequía sobre la cosecha de este año. Pero el retroceso abarcó a otros rubros y lo hará aún con más fuerza en los meses subsiguientes. Por lo pronto, junio habría concluido con un caída del 5% interanual en la industria -según la consultora Ferreres y Asociados. A este retroceso fuerte en la industria habrá que sumarle con total seguridad el que se opere en el consumo, como resultado de la desvalorización del salario ante la inflación creciente y la parálisis de la obra pública que el gobierno deberá llevar adelante para cumplir con las metas fiscales pactadas con el FMI. En estas condiciones, no es casual que la única actividad que crece es la intermediación financiera, que tuvo un salto del 10%.

Sigue la fuga

La recesión en la que ha entrado la economía argentina está muy lejos de servir como un instrumento de reequilibrio. Más bien, se puede afirmar que la recesión y la caída generalizada de la actividad seguirán agravándose, junto con la bancarrota financiera del país, que el acuerdo con el FMI no ha logrado de ningún modo superar. Los números hablan por sí solos. La llegada de los primeros 15.000 millones de dólares del Fondo Monetario no detuvo la sangría de divisas. Desde el 22 de junio, cuando entró el primer tramo del préstamo, se fugaron del país más de 3.000 millones de dólares. A este ritmo, en lo que queda del año, la fuga superaría los 18.000 millones superando los ingresos previstos. Así, y contra lo que planteaba el memorándum, la deuda contraída con el Fondo está siendo usada lisa y llanamente para financiar una fuga de capitales.

Pero aunque el volumen de la fuga parezca enorme, ésta podría haber sido mucho mayor si el gobierno no hubiese recurrido a la maniobra de emitir títulos del Tesoro en dólares (Letes) con una tasa de interés superior al 5%. Las Letes son la forma más parasitaria y peligrosa de una deuda en dólares, ya que el Tesoro recibe pesos y se compromete a devolver dólares. De hecho, funciona como un dólar futuro, que sólo sirve para postergar por unos meses la presión sobre el tipo de cambio a un costo altísimo. Así, mientras los funcionarios se jactan de haber detenido la corrida, lo que tenemos en realidad es sólo una bomba de tiempo de mecha muy corta. No debe sorprender, por lo tanto, que las señales de alarma ya se hayan encendido dentro de la propia clase capitalista, que ve a esta bola de Letes como mucho más peligrosa que la de Lebac, ya que al ser en dólares no puede ni desvalorizarse con una devaluación ni pagarse recurriendo a la emisión monetaria. Sólo en lo que queda del año, los vencimientos de Letes rondan los 9.800 millones de dólares, a lo que hay que añadirle el resto de las cancelaciones de deuda más las divisas necesarias para la totalidad del déficit de cuenta corriente. En este contexto no debiera sorprender que J.P. Morgan acaba de alertar a sus clientes acerca de la “vulnerabilidad de la deuda argentina y los posibles riesgos de sostenibilidad en el futuro”. Ambito Financiero ha calculado que la deuda pública nacional alcanza al 80% del PBI, lo que da cuenta del sideral endeudamiento y de la caída de valor de la producción nacional medida en dólares, que es como se mide y lo que importa desde el punto de vista del repago de la deuda. El fantasma del defol recorre la Argentina.

Estas condiciones de precariedad extrema explican que el gobierno deba mantener la tasa de interés del Banco Central por arriba del 45%, agravando la recesión económica y colocando en peligro la cadena de pagos. El propio acuerdo con el FMI pende de un hilo, dado que el gobierno tiene enormes dificultades para cumplir las metas firmadas. En especial, el techo inflacionario del 32% amenaza ser superado por todos los flancos. Sólo en el primer semestre, la inflación mayorista rondó el 30%, lo que más temprano que tarde deberá llegar a los precios minoristas. Y resta aún el impacto más fuerte de la devaluación y los aumentos de tarifas previstos para setiembre y octubre, tanto en el gas, la electricidad como en el transporte.

Quién paga la crisis económica…

La inviabilidad de la política oficial está agravando las divisiones al interior de la clase capitalista y sus partidos. El FMI se ha mostrado partidario de terminar con la reducción de las retenciones al agro y de las cargas patronales votadas en la reforma fiscal de diciembre del año pasado. Es que sólo en concepto de los aportes patronales que se dejarán de pagar, el Estado perderá aproximadamente unos 80.000 millones de pesos, un tercio del ajuste pactado con el Fondo. La UIA, como es lógico, ha puesto el grito en el cielo contra ese intento y ha reclamado, además, que se le baje la tasa de interés a la industria, sin importarle (o quizá sí) que eso llevaría a una mayor devaluación. El agro, por su lado, está en pie de guerra para defender el cronograma de reducción de retenciones. La UCR, que se había pronunciado por detener la rebaja, acaba de dividirse sobre el punto. El sector cordobés, ligado al capital sojero, se ha puesto del lado del capital agrario.

Los choques más fuertes siguen dándose entre los capitalistas vinculados con el negocio energético. El reemplazante de Aranguren acaba de anunciar que los aumentos del segundo semestre rondarán el 30%, cuando por la dolarización de los contratos esos aumentos debieran ser superiores. Las petroleras, las transportadoras y las distribuidoras pelean por ver quién gana y quién pierde en esta disputa. Mientras tanto, los subsidios han vuelto a crecer para compensar los beneficios capitalistas con dinero público.

…y política

Estos choques económicos se traducen al interior del gabinete y del oficialismo sin respetar ya el “estilo” PRO. Que lo diga Vidal, si no, que está siendo arrasada con las denuncias de corrupción en su contra por el financiamiento espurio de la campaña electoral. Muchos ven la mano negra de Marcos Peña detrás de la andanada, como una devolución de favores contra la dupla Larreta-Vidal, que le serruchó el piso a la dupla Quintana-Lopetegui, que responde directamente a la jefatura de Gabinete.

Las divisiones en el peronismo no son menores, sin embargo, que las que vive el oficialismo. El sector que responde a Pichetto y los gobernadores está embarcado en el armado de una lista sin el kirchnerismo, pero enfrenta un problema: carece de un candidato, por un lado, y por otro lado, la política de los gobernadores contra las masas hace estragos, como lo muestra que en el eje de la situación política de la Córdoba de Schiaretti está la privatización de Epec y el arrasamiento del convenio de los obreros de Luz y Fuerza. Es así como los ojos se han vuelto a posar sobre Cristina Kirchner, a quienes muchos le asignan un crecimiento en las encuestas. Propios y ajenos afirman que la maniobra inteligente de Cristina es mantenerse en silencio, lo cual sería una señal de debilidad y no de fortaleza. ¿O caerá en las encuestas una vez que empiece a hablar? Por lo pronto, Agustín Rossi, temprano presidenciable K, ha dado garantías de repago de los créditos del FMI. De todos modos, el punto principal es éste: en un momento de ajuste brutal contra los trabajadores, el silencio de Cristina Kirchner debe entenderse como una señal a los capitalistas de que no quiere sacar los pies del plato. Esa señal va también en dirección al peronismo, para que la acepte como candidata.

La clase capitalista enfrenta una crisis de envergadura en condiciones políticas de enorme precariedad de sus partidos históricos y de los nuevos que venían a sustituirlos. En este río revuelto, propicio para los oportunistas, empiezan a sonar incluso candidatos como Tinelli. La pelea entre el PJ y el macrismo por anotárselo como candidato es demostrativa de la crisis de fondo de las fuerzas políticas. Pero van a contramano de la conciencia popular. El movimiento impetuoso de mujeres que crece en el país no verá con buenos ojos a quien se hizo famoso cortando polleras en el prime time de la televisión. Por ahora, el único que se ha dado cuenta de ello es el propio Tinelli, que ha preferido evitar todo compromiso como candidato.

Las luchas que se vienen

Como hemos venido insistiendo desde estas páginas, la ofensiva capitalista que se ha desatado contra los trabajadores tiene pies de barro, porque la comanda un gobierno en crisis. Agregamos ahora: un gobierno en crisis y una oposición cómplice en una crisis igual o superior. Una modificación de la situación dependerá de una intervención activa y masiva de los trabajadores. La burocracia sindical está jugada a que eso no ocurra, por eso se niega a convocar medidas de acción de cualquier tipo. Así, luego de amenazar con un “conflicto infinito”, ante la llegada de Lagarde, no convocaron ni a una suelta de globos en el Obelisco. El “conflicto infinito” debe ser leído como el aislamiento de las luchas obreras que salen a enfrentar la ofensiva -o sea una estrategia de derrota. El moyanismo y sus aliados no pasan tampoco de las bravuconadas verbales, y esto luego del fallo infame contra el sindicato camionero, que afecta el derecho a huelga de todo el movimiento obrero.

Corresponde llamar la atención a los trabajadores sobre la posibilidad de derrotar la ofensiva actual. En oposición al derrotismo de la burocracia, señalamos que los trabajadores podemos derrotar esta ofensiva mediante un plan de lucha en serio. El primer paso en esa dirección es darle continuidad al paro masivo del 25 de junio con un paro activo de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo, para reclamar la reapertura de paritarias para conquistar un ajuste salarial que evite perder con la inflación, la defensa de los puestos de trabajo contra los despidos, un aumento de emergencia para los jubilados, y para enfrentar todas las medidas represivas impulsadas por el gobierno, como ser el decreto que habilita a las Fuerzas Armadas a intervenir en la seguridad interior.

De manera inmediata, tenemos por delante la lucha por la conquista del aborto legal. La Iglesia, el gobierno, el PJ y hasta el centroizquierdismo vaticano han colocado este derecho elemental de las mujeres en la mesa de negociación de las salidas capitalistas a la crisis. Hay que preparar una movilización masiva el próximo #8A en todo el país para derrotar estas maniobras y conquistar el aborto legal.

viernes, 27 de julio de 2018

Adaptación de izquierdas al kirchnerismo

| #1512




En Memoria Verdad y Justicia (MVyJ) se desenvolvió un debate respecto al acto convocado frente al Ministerio de Defensa. El Frente de Izquierda planteó realizar el acto de MVyJ en Plaza de Mayo y luego participar de la actividad en Defensa con una columna independiente que denunciara el decreto de Macri, el ajuste del gobierno-FMI y la ley antiterrorista –planteo histórico del EMVyJ- para influir con nuestros planteos y consignas en la concurrencia que participará del acto convocado por los organismos de derechos humanos vinculados al kirchnerismo. Este planteo que realizamos pensando en quienes participarán genuinamente de ese acto, fue rechazado en nombre de convocar a las organizaciones kirchneristas a una “confluencia unitaria” en Plaza de Mayo. Para ello la consigna contra la ley antiterrorista fue eliminada de los principales ejes de convocatoria.

El PCR, sectores de Poder Popular y el MST fueron los fogoneros de esta posición. Especial ahínco en la confluencia unitaria con los K puso el MST, que agregó el llamado a “la unidad de acción” al comunicado de prensa. Pero la “unidad de acción” no puede ser convocada sin trazar una delimitación política. En este caso, la “confluencia” se hace no bajo los términos de una lucha independiente contra la represión estatal sino en una disolución de las diferencias políticas. El Frente de Izquierda convoco a participar de la concentración que desde las 15.30h se realizará en Plaza de Mayo junto con Memoria, Verdad y Justicia y al acto que allí realizaremos desde las 17h y a movilizar con una columna independiente al Ministerio de Defensa.
 

jueves, 26 de julio de 2018

La ruta del Pentágono

| #1512

Las fuerzas armadas a seguridad interior

En los diálogos con Lagarde no habrá estado ausente la reforma de las Fuerzas Armadas que vio la luz con el Decreto 683. Tampoco en los contactos íntimos del G20, cuando la aplicación de los planes del FMI está produciendo rebeliones populares -y sangrientas represiones- en Nicaragua, Haití y Panamá. Los anuncios son un claro complemento en materia de reforzamiento represivo del Estado, de la enorme ofensiva contra los trabajadores pactada en el memorándum del crédito del FMI.

El combate al narcotráfico invocado para la reforma, es la excusa clásica del Pentágono norteamericano para justificar el emplazamiento de bases militares por toda América Latina y para promover la militarización de los Estados y sus regímenes políticos. Ya conocemos sus resultados en México, país largamente militarizado, donde el narcoestado ha avanzado de la mano de la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones internas hace décadas. Al mismo tiempo, hemos conocido las masacres de las rebeliones y movimientos populares como la de los estudiantes de Ayotzinapa o el ahogo en represión de la rebelión de Oaxaca, a partir de la huelga general de los maestros de esa provincia en 2006, entre tantas.

El decreto implica una alteración del régimen político, aunque eluda reformar las leyes de Defensa, Seguridad Interior e Inteligencia, porque las “interpreta”, de tal manera que habilita una intervención permanente de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interior, cuando la Constitución habilita esto sólo en el dictado del estado de sitio. El decreto es, por lo tanto, una vuelta más de tuerca en el carácter represivo y de clase del Estado. Coloca la respuesta a un agravamiento de la lucha de clases que cuestione a ese Estado y sus instituciones, no sólo como emergencia sino como cuestión permanente.

Siguiendo este hilo, el decretazo calza como anillo al dedo con la ley antiterrorista que prevé como acto de alzamiento contra el Estado aquel accionar “que tenga por finalidad obligar a las autoridades” a tomar ciertas determinaciones o a no tomarlas. Justamente la función de la movilización popular, por ejemplo, para que no se apruebe una ley que le robó 100 mil millones de pesos a los jubilados, como la que tuvo aprobación el 18 de diciembre. No casualmente, Bullrich ha dicho, justificando la escalada legal represiva, que no tolerará otros 14 y 18 de diciembre.

Se valen de un difuso concepto de “agresión de origen externo”, que contempla el accionar “contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de nuestro país”, lo cual es suficientemente genérico como para justificar cualquier intervención. Ya no se trata de la hipótesis de un Estado como enemigo, sino de fuerzas indeterminadas. Pero el articulado del Decreto 683 es más alarmante todavía. En el artículo 24 bis establece que “el sistema de Defensa Nacional ejercerá la custodia de objetivos estratégicos”. Esos los dispondrán Aguad y Bullrich, y bien podrían ser puentes, campos de Benetton, mineras, rutas o pozos petroleros, lo cual es una militarización de aquellos lugares que puedan ser sensibles al conflicto con la clase obrera y el movimiento popular en general.

La maniobra prevé en lo inmediato enviar miles de efectivos del Ejército y la Armada a las fronteras a cumplir las funciones de la Gendarmería, cuyas fuerzas serán volcadas al control social interno, es decir a la represión al movimiento popular como ya las vemos actuar hace tiempo, incluso mucho antes de la gestión Macri, con Berni y con Milani como comandante en Jefe. La continuidad entre este gobierno y el anterior está dictada por la adscripción a la política “antiterrorista” que dio origen a la nefasta “ley antiterrorista”, que ciertos “republicanos” macristas cuestionaron en tiempos del kirchnerismo, pero de la que jamás volvieron hablar, y está vivita y coleando más que nunca con estos anuncios.

El anuncio es una continuidad del Decreto 721 del año 2016, conocido como de “autonomía de las Fuerzas Armadas”. Por esa vía se dio autonomía en la designación de mandos y traslados, y se dio vía libre a la participación de militares retirados, acusados de crímenes de lesa humanidad, en la formación de los nuevos cuadros. Toda una concesión estratégica de “reconciliación” que tuvo luego expresión en el “2x1” a los genocidas, abortado por la movilización popular que impidió lo que sería una virtual amnistía. El Decreto 721 fue denunciado por Prensa Obrera como una medida de “excepción” que refleja una tendencia profunda del Estado y de las democracias capitalistas para descargar la crisis sobre las masas trabajadoras. Su derogación debe ser unida a la acción parlamentaria contra el nuevo decreto por parte de las bancadas obreras y socialistas en el Congreso. No se trata, como plantean las distintas alas del pejotismo y Unidad Ciudadana, de que el Congreso “diseñe” las políticas de seguridad. De allí sólo podría salir un producto reaccionario; se trata de que actuemos desde el Congreso para reforzar al movimiento popular por la caída del decreto y clarificando sobre su alcance político.

Precisamente, el alcance político es muy vasto, puesto que, en Campo de Mayo, Macri prometió reequipamiento de las Fuerzas Armadas. Algo tan importante como el decreto. Se trata de un rescate de las Fuerzas Armadas de la mano del alineamiento con las políticas del Pentágono y de la compra de armamentos a quienes dictan la política de seguridad mundial, de guerras e intervenciones armadas que hoy acompañan la guerra comercial. Macri coloca a la Argentina como peón de esa política y los “apoyos” yanquis conseguidos ante la fragilidad de la política económica y sus peligros de defol han sido seguramente moneda de cambio. Por ello la premura del anuncio, no bien terminó el G20.

No se trata sólo de una cuestión de derechos humanos, que sin dudas lo es, sino de la preparación de un régimen para descargar su fracaso sobre la mayoría trabajadora nacional, que de eso se trata la letra grande y la letra chica del pacto con el FMI. Es un aspecto de la garantía de su aplicación y, por lo tanto, la anulación de todas estas medidas merece ser incorporada a una campaña política de las organizaciones obreras y populares. La CGT, en lugar de pedir reuniones con el FMI y atención a las “consecuencias sociales del ajuste”, debería llamar a un congreso de todos los sindicatos argentinos con mandato de sus bases, para enfrentarlos con la huelga general y la movilización popular. Así derrotamos el estado de sitio de De la Rúa, así derrotamos el plan represivo de Duhalde en 2002, así derrotamos el 2x1 de Macri. Desde luego, impulsamos movilizaciones inmediatas en todo el país contra el decretazo.
.
La realidad es que Cristina F puso militares de Gendarmeria y  Prefectura a custodiar ciudades violando la ley de defensa y Macri continua. Lo mismo reactivar el escudo norte de Berni pero Macri no tiene plata ni para pagar los radares a Invap. Para la  reunion del G20 no tienen aviones  propios , pierden submarinos.


Fuente:  https://www.prensaobrera.com/politicas/43384-la-ruta-del-pentagono


miércoles, 25 de julio de 2018

Aborto legal: la lucha planteada, los caminos que se abren

18 de julio de 2018 | #1511

HACIA EL 8A


Por Vanina Biasi



El debate sobre el aborto coloca diferentes cuestiones a desarrollar y a poner en cuestionamiento. Por caso, abre las puertas a una militancia por la separación de la iglesia del Estado, un acto de clarificación política frente a las fuerzas políticas que han fomentado la presencia del clero en la vida social y pública.

La objeción de conciencia y la objeción por ideario institucional sin lugar a dudas es otro de esos temas. Hemos hablado de la cuestión y aportamos a clarificar lo que ocurre hoy al respecto. El articulado de la ley que debe aprobarse en el Senado el 8 dice en su artículo 15: “

...Cada establecimiento de salud debe llevar un registro de los profesionales objetores, debiendo informar del mismo a la autoridad de salud de su jurisdicción. Queda prohibida la objeción de conciencia institucional y/o de ideario”. Esta oración desató la queja de la mayoría de las clínicas privadas. Es que actualmente las clínicas privadas y sanatorios gozan de las más absoluta libertad de empresa, por ejemplo, para no cumplir con la realización de abortos no punibles. Para respaldar esta protesta, la CGT salió a repetir la falacia de que las obras sociales no podrían cubrir los costos. Pero las obras sociales sindicales ya no funcionan más con prestadores propios, sino que tercerizan sus prestaciones con esas mismas clínicas. Con su postura, el Consejo Nacional de la CGT se pone del lado de las empresas y el clero, y contra las mujeres trabajadoras.

La solidaridad con las empresas privadas de salud también partió desde quienes se ubican en el campo de la defensa del aborto legal, como ocurre con Miguel Angel Pichetto. Lo hizo bajo la forma de un aparente acto de progresismo, que incluso varias del movimiento de mujeres defienden. Pichetto dijo que no debían existir los objetores en hospitales públicos. y sí en el sector privado. Clarito. No se trata de discutir si una creencia religiosa puede obstaculizar una práctica en salud, sino de dar libertad a la empresa para convertir a todo el personal en “objetor” en el caso de que el dueño así lo quiera, o en caso de que económicamente le convenga.

Venta de niños

Otro debate, en torno de una cuestión largamente denunciada por nuestro partido, es el del negocio de la venta de niños detrás del fanatismo de algunos sectores por obligar a que las mujeres lleven adelante gestaciones. Hace varios años denunciamos el robo de un bebé de una compañera del Polo Obrero de Santiago del Estero, justamente con esta finalidad. La Fundación Adoptar de Tucumán llevó adelante fundamentadas denuncias contra el jefe de la diócesis de Añatuya, el cura fascista Antonio Baseotto, quien fuera absuelto de una acusación largamente extendida en esa zona -el tráfico de niños. Este cura y sus monjitas protagonizaron durante 30 años una verdadera asociación para quitarle a las mujeres pobres sus hijos. Ello fue posible porque los gobiernos de la provincia le transfirieron al propio clero las funciones educativas y de salud de esa zona con el aval del Estado. A pocos kilómetros de allí, se produjo el escandaloso desfile militar de niños con pañuelos celestes organizado por el cura Lombardo, otro fascista que también tiene el poder total en la región.

Los propios lugares que el obispo Carrara dice que abrirán en villas y barrios carenciados para contener a las embarazadas en crisis con sus gestaciones, no son más que una copia de los lugares de “contención” que el propio Baseotto en nuestro país, o Teresa en Calcuta, gestionaban, obteniendo así un enorme poder sobre personas desesperadas y vulnerables. En “El cuento de la criada”, nada fue inventado.

Hace un par de años, el descubrimiento de una fosa común de fetos y niños junto a una iglesia irlandesa puso de relieve que en esa iglesia parían niños, práctica que -calculan- sucedía desde antes de la década del ‘50. Mientras escribimos esta nota, a la más perversa de las abanderadas de la doctrina católica y que alcanzó mayor relieve internacional por su predicamento de resignación para los más pobres, la monja Teresa de Calcuta, se le abrió una investigación, justamente por la venta de bebés. El campo del aborto clandestino, es un terreno donde prolifera la perversión, la oscuridad y el máximo símbolo del sometimiento de clase a las mujeres más pobres. Ese campo es el que necesitamos combatir con nuestra organización luego de que con ella misma logremos la sanción de la ley.

Te puede interesar: No al operativo de modificación de la ley de aborto

Fuente: https://www.prensaobrera.com/mujer/43305-aborto-legal-la-lucha-planteada-los-caminos-que-se-abren

martes, 24 de julio de 2018

Alemania, entre la guerra comercial y la crisis política

Internacionales Por Pablo Heller12 de julio de 2018 | #1510

Uno de los destinatarios principales de la escalada comercial de Trump es la zona euro y en especial Alemania, a la cual acusa de acumular un superávit inaceptable. Lo que fue exhibido como uno de los puntos fuertes del país germánico, se está convirtiendo en su Talón de Aquiles. En las últimas décadas, en particular desde la conformación de la Unión Europea, el ingreso nacional de Alemania depende cada vez más del comercio exterior. La contribución de las exportaciones al PBI asciende al 50%, lo que ha transformado a Berlín en una economía extremadamente vulnerable. Si hay un país europeo dañado por la guerra comercial lanzada por Trump, ése es Alemania. Además del acero y el aluminio, Estados Unidos amenaza ampliar el listado de productos que se verían afectados por una suba de aranceles. Es el caso de los automotores y equipos electrónicos, lo cual afectaría al corazón de las exportaciones alemanas. Hay quienes pronostican que ello podría provocar miles de despidos en las automotrices, empezando por la emblemática Volkswagen.


El abandono de Estados Unidos del pacto con Irán ha abierto otro capítulo de este enfrentamiento. La Casa Blanca amenaza con adoptar represalias y sanciones contra las empresas europeas que mantengan vínculos comerciales o tengan inversiones en aquel país. Esto vale para varias corporaciones alemanas que aprovecharon el acuerdo para radicarse en territorio iraní.


La reforma tributaria de Trump, a su turno, no sólo alienta la repatriación de capitales con asiento en otras plazas sino que coloca recargos impositivos a las empresas extranjeras. Esto ha perjudicado la operatoria de diferentes corporaciones germanas, entre ellas, al Deutsche Bank, que tuvo que reportar pérdidas por casi dos mil millones de dólares de sus sucursales en territorio norteamericano.



Desintegración de la Unión Europea


Este escenario potencia las tendencias a la desintegración de la Unión Europea. Alemania ha sido la principal usufructuaria de la zona euro, a expensas de las naciones más débiles. Bajo el paraguas de la Unión Europea se han acentuado los desequilibrios económicos entre sus miembros. El superávit comercial alemán ha tenido como contrapartida crecientes déficits de las otras naciones. Esta se ha vuelto una hipoteca insostenible, alentando las tendencias nacionalistas y el separatismo. La tendencias centrífugas expresadas en el Brexit se replican con fuerza en Italia. Allí, la nueva coalición de gobierno de la derecha y 5 Estrellas, tiene en carpeta un plan B que prevé la circulación de una moneda paralela al euro, el cual seguiría operando como unidad de cuenta de activos y patrimonios financieros, pero para reemplazarla en el momento oportuno y poner fin a la unidad monetaria de la zona. (los tanos extrañan las devaluaciones de la Lira como la UIA Argenta tan chanta como ellos). La bancarrota capitalista viene demoliendo todo el edificio institucional montado por el imperialismo, alentando la fractura del mercado mundial y la disolución de la Unión Europa.


Esta crisis de la Unión Europea ha abierto una deliberación a su interior, planteando cambios en su estructura. La tentativa de avanzar hacia una unión bancaria y fiscal choca, sin embargo, con la negativa de Alemania. La coalición gobernante rechaza este esquema que implicaría más costos que beneficios. No quiere saber nada con compartir el riesgo de la deuda pública de otros países, lo que constituiría un mecanismo de transferencia de recursos de Alemania en favor de las naciones más vulnerables. Se opone a establecer una unión fiscal, incluidas las propuestas de un presupuesto y un Ministerio de Hacienda comunes. Con el mismo criterio, son reacios a profundizar una unión bancaria, sin antes haber saneado los balances de los bancos de todos los países miembros de la zona euro, sobre todo, si se pretende establecer una garantía de los depósitos común.


Algunas preocupaciones del gobierno alemán son compartidas por los otros países europeos que abogan por una estricta disciplina fiscal, como los Países Bajos, Irlanda, Suecia, Noruega y Finlandia.



Quiebras bancarias



Por otra parte, el gobierno alemán pretende reservar los recursos para el rescate de sus propios bancos. Es que el Estado germano es el que inyectó más fondos en la crisis financiera iniciada en 2008 para el salvataje de sus corporaciones. Hoy, el conjunto de la banca alemana está en terapia intensiva, y el Deutsche Banck acumula tres años seguidos de pérdidas en sus balances, lo que ha provocado la renuncia de su CEO y el derrumbe de sus acciones al punto más bajo de la última década. Ello se relaciona con la reticencia de la burguesía alemana a un recate de la Unión Europea de características más generales, pues especula con apropiarse de la banca europea en crisis y reforzar el proceso de concentración económica y financiera bajo su tutela. Ello echa leña al fuego de las rivalidades con sus socios de la Unión Europea y aviva los reflejos defensivos de la burguesía de dichos países.


Con el derrumbe del Deutsche Bank, asoma el fantasma de un nuevo Lehman Brothers. Se pone de manifiesto la fragilidad de la principal potencia de Europa y de un modo general, de la economía mundial, que no ha logrado revertir la bancarrota capitalista que viene arrastrando desde hace una década. La suma de los activos tóxicos del Deutsche es varias veces superior al PBI alemán y su alto grado de apalancamiento la sitúa como uno de los principales riesgos sistémicos de la economía alemana y europea. Es una de las instituciones con mayores tenencias de bonos de Italia, cuyo valor vienen cayendo en picada. Alemania, que es exhibida como la economía “modelo”, se encuentra sentada en una bomba de tiempo.



La tensión social, a su turno, crece. Es cierto que Alemania exhibe el nivel de desocupados más bajos de Europa, con excepción de la República Checa. Pero una parte importante de la fuerza de trabajo reviste un carácter precario y con salarios de pobreza. Quienes trabajan bajo ese régimen no pueden permitirse ser propietarios de su vivienda y dependen de los subsidios estatales a pesar de estar trabajando. La principal razón por la que Alemania se volvió “más competitiva” comercialmente fue por la baja de los salarios.


Polarización y crisis de régimen


Casi treinta años después de la reunificación alemana, las diferencias entre el Este (lo que en su momento fue la República Democrática Alemana) y el Oeste, siguen siendo notables. “Oficialmente”, el desempleo de la antigua Alemania Oriental sigue siendo el doble que en la parte occidental del país -pero estas cifras, en la realidad, son sensiblemente mayores. El PBI per cápita en el Este tiene una desventaja del 26% respecto al Oeste. La gente que vive en las regiones del Este tiende a emigrar al Oeste porque hay mejores perspectivas laborales y los salarios son más altos. En el Este no hay grandes empresas y no se estableció ninguna desde la reunificación.


Este deterioro ha terminado por horadar al régimen político. Así se ha expresado en el derrumbe electoral de los dos partidos principales del sistema, que hicieron el año pasado la peor elección de su historia, que tuvo lugar a finales del año pasado. Entre los conservadores de Merkel y la socialdemocracia apenas lograron sumar al 50% de los electores. Alemania pasó varios meses sin que se pudiera formar gobierno, lo que se resolvió a través de una coalición precaria entre ambos partidos, que anda a los tumbos. Ahora, el gobierno encabezado por la otrora dama indiscutida, tambalea. Como contrapartida, asistimos al crecimiento de la derecha con el ascenso de Alternativa por Alemania (ADF), que reivindica la tradición del nazismo. La corriente reaccionaria recluta especialmente una adhesión en sectores desempleados y empobrecidos en los Estados del Este. La derecha viene promoviendo una campaña contra los inmigrantes, a quienes culpan de la crisis social y política. Pero lejos de ello, el hundimiento del régimen político responde a una crisis de fondo, que hunde sus raíces en la desintegración y fractura de la Unión Europea y de la zona euro. La cruzada contra los inmigrantes no es otra cosa que un recurso demagógico prefacista para desviar el descontento popular contra la miseria creciente.



La crisis política, de todos modos, contagia a todas las clases sociales y también se extiende a los trabajadores. Hay un clima creciente de insatisfacción y malestar en la clase obrera, que viene siendo afectada por un retroceso de sus salarios y de sus condiciones de vida.



En este cuadro viene de estallar a comienzos de este año la huelga de los metalúrgicos, que ha paralizado las principales empresa del sector, en primer lugar las automotrices. Ingresamos en una etapa más convulsiva de la lucha de clases en Alemania, que plantea con más fuerza la necesidad de resolver la crisis de dirección de la clase obrera y poner en pie un partido revolucionario.

lunes, 23 de julio de 2018

Gran Bretaña: Del Brexit a la crisis política

18 de julio de 2018 | #1511


Por Pablo Heller

El Brexit es una expresión del creciente impasse del capitalismo inglés, que se ha agravado al compás de la crisis mundial

El Brexit forzó el alejamiento del entonces primer ministro conservador David Cameron. Ahora amenaza llevarse puesta a Theresa May, también del mismo partido, quien lo sustituyó en el cargo.


May dio a conocer una propuesta de ley (también llamada Libro Blanco) sobre los términos del Brexit para votar en el Parlamento y luego presentarla a sus socios de la Unión Europea. Ello precipitó la dimisión de dos miembros de su gabinete, David, secretario para el Brexit, y Johnson, ministro de Asuntos Exteriores. El ala representada por David y Johnson acusa a May de haber traicionado al Brexit y capitular ante la Unión Europea, y plantea una negociación dura al punto de una ruptura sin acuerdo, si hiciera falta. May ha tratado de conciliar posiciones entre el ala más intransigente de su partido y el bloque pro-europeo.

Lobby capitalista


El gobierno ha debido hacer frente a una enorme presión de la burguesía del Reino Unido para defender el mayor nexo posible con la zona euro. Existe una gran preocupación en las filas del empresariado sobre los perjuicios de una ruptura.

El sector automotriz de Gran Bretaña, por caso, teme enfrentar aranceles de hasta el 10 por ciento. Los precios de los coches podrían subir porque sus componentes vienen de varios sitios y la producción podría verse afectada por retrasos en las aduanas, si el gobierno no logra una solución al Brexit. Esto vale para otros sectores de la actividad manufacturera. Grandes fabricantes, como Airbus (que emplean a unas 14.000 personas) han declarado que trasladarían sus operaciones fuera del Reino Unido si no había una mayor “claridad” sobre los términos del Brexit. El titular de la central patronal británica, CBI, afirmó que parte del sector manufacturero del Reino Unido podría incluso “extinguirse”. El temor se extiende al sector bancario, que teme por el lugar de Londres como centro financiero de Europa y a escala mundial. Por lo pronto, varias instituciones financieras han anunciado que trasladarán sus sedes a otras plazas. Ya se ha desatado una feroz disputa entre Alemania y Francia sobre quien será el “heredero” de Londres y, por ahora, la carrera la estaría ganando el primero. Según algunas estimaciones, Londres podría perder tras el Brexit hasta 10.000 puestos de trabajo en los bancos y otros 20.000 relacionados con servicios financieros.

La propuesta británica

May aboga por un pacto aduanero de libre circulación de bienes y productos agrícolas, no así los servicios y las personas, en los que se adapta a los planteos del ala dura. Uno de los ejes de la campaña en favor de la salida del Reino Unido de la zona euro consistió en poner un freno a la ola de inmigrantes. Asimismo, la propuesta plantea no hacer ninguna contribución monetaria a la Unión Europea, ni que el Tribunal de Justicia de la UE tenga jurisdicción en el Reino Unido.

De todos modos, un “área de libre comercio de bienes” implica una “armonización permanente con las normas de la Unión Europea sobre bienes”, lo que significa que la manufactura y la agricultura del Reino Unido seguirán estando obligadas, después del Brexit, por las regulaciones de la Unión Europea, por sus normas aduaneras e incluso por las sentencias del Tribunal Europeo de Justicia. Por otra parte, esta propuesta, si fuera aceptada por la Unión Europea, reduciría la capacidad del Reino Unido para concluir acuerdos de libre comercio con países fuera de la UE, como Estados Unidos. Esto explica la reacción intempestiva de Trump, en su reciente gira por Gran Bretaña, al impugnar la propuesta de May y reclamar un Brexit duro. La presión del magnate estadounidense apunta, por un lado, a reforzar la tutela norteamericana sobre la economía británica y por el otro, a asestarle un golpe a la Unión Europea, profundizando las grietas y tendencias a la desintegración ya existentes.

Quizás el punto más conflictivo sea el de la frontera irlandesa. El Brexit supone que Irlanda del Norte, como el resto del Reino Unido, se encuentre fuera de la Unión Europea, mientras que la República de Irlanda se mantendrá en el Mercado Común. El gobierno de Londres no desea volver a los controles militares en el límite entre las Irlandas, eliminados tras los acuerdos de fines de los noventa, bajo del gobierno de Tony Blair. Por su parte, la Unión Europea quiere una frontera estricta entre Irlanda e Irlanda del Norte y sus 500 km podrían volverse en un “colador” ya que, si no hay controles en Irlanda, entonces el Reino Unido podría beneficiarse de las instituciones comunitarias a través de su vecino.
Contradicciones
Esta propuesta híbrida, llena de contradicciones, que procura adaptarse a las presiones de la clase capitalista pero evitando romper con el ala dura de los conservadores, puede terminar siendo rechazada por todas las partes. La Unión Europea acusa a May de escoger lo que le conviene, como la libre circulación de bienes, mientras rechaza las responsabilidades, por ejemplo, las contribuciones a la UE y el seguimiento de sus políticas agrícolas y de medio ambiente, y propone limitar el movimiento de la mano de obra. Ni qué decir que la propuesta de una frontera abierta en Irlanda es inaceptable para la Unión Europea, como ya lo han adelantado varios de sus representantes.

Simultáneamente, May está expuesta al fuego interno de su propia formación política. Bajo las reglas del Partido Conservador, sólo se necesitan 48 diputados para desencadenar un voto de censura, aunque es menos claro si los oponentes de May podrían conseguir los 159 votos necesarios (de 316 diputados conservadores) para tomar el control del partido y, con él, del gobierno. Pero aunque el ala dura pudiera hacerlo, se encontraría en minoría en el Parlamento. Paradójicamente, los más fervientes promotores del Brexit han quedado relegados del escenario político. Esto vale para el ala dura de los torys y en especial para la derecha nacionalista, en franco retroceso. La disputa entre los torys podría terminar precipitando un nuevo adelanto electoral que bien podría catapultar a Jeremy Corbyn, el líder del Parido Laboralista, al poder. El dirigente laborista defiende un Brexit suave, en términos parecidos a los de May, pero, al mismo tiempo, alienta un programa de nacionalizaciones, mejoras sociales e impuestos al capital que despiertan recelo en la clase capitalista.

En las últimas elecciones, el dirigente laborista tuvo un crecimiento meteorítico, y todo indica que esta tendencia se ha reforzado. Por eso, The Economist exhorta a la dirigencia de la Unión Europea a una actitud contemporizadora con el gobierno inglés en terapia intensiva.
La perspectiva de una consagración de Corbyn probablemente actúe como un factor inhibidor dentro de las filas de los conservadores para desplazar a May. Pero el frágil equilibrio dentro del partido gobernante puede romperse en cualquier momento, con más razón, si la Unión Europea se negase a aceptar el acuerdo propuesto por la primer ministra británica.

Giro político

El Brexit es una expresión del creciente impasse del capitalismo inglés, que se ha agravado al compás de la crisis mundial. El Brexit se ha revelado un salvavidas de plomo: lejos de atenuar las contradicciones de la economía del Reino Unido, las ha exacerbado. Este hecho se entrelaza con una enorme crisis social. “La campaña de recorte presupuestario, iniciada en 2010 por el gobierno encabezado por el Partido Conservador, ha provocado un cambio monumental en la vida británica. Muchos indicadores de bienestar social -tasas delictivas, adicción a opioides, mortalidad infantil, pobreza infantil e indigencia- apuntan a un deterioro de la calidad de vida” (The New York Times, 14/7).

Este escenario está en la base de la severa crisis política en desarrollo, cuyos principales capítulos están por venir. El creciente malestar social unido al descrédito del partido gobernante alimenta el giro político de las masas hacia la izquierda del laborismo, que recogió el voto masivo de la clase obrera en las elecciones realizadas en 2017. Una medida del estado del ánimo prevaleciente entre la juventud y los trabajadores la tenemos en las masivas protestas que tuvieron lugar en Londres y en otras localidades del Reino Unido con motivo de la visita de Trump al país.


Fuente: https://www.prensaobrera.com/internacionales/43298-gran-bretana-del-brexit-a-la-crisis-politica

domingo, 22 de julio de 2018

Histeria política en Estados Unidos

18 de julio de 2018 | #1511


Después de la reunión Trump - Putin

Por Jorge Altamira


La camarilla de Trump y de sus defensores de la burguesía norteamericana reconocen que Estados Unidos enfrenta una decadencia imparable
Las declaraciones de Donald Trump en una conferencia de prensa conjunta con Vladimir Putin, en Helsinki, le han valido una ola de ataques sin precedentes de parte de los medios de comunicación, del partido Demócrata y de gran parte del partido Republicano, e incluso del jefe de la CIA, Dan Coats, designado por el propio Trump. A cuatro meses de las elecciones de renovación parlamentaria, la crisis política en Estados Unidos parece haber alcanzado un punto de no retorno. Trump, un macartista serial, ha denunciado que es víctima de “una caza de brujas” por el llamado “deepstate”, como se designa en Norteamérica al aparato de seguridad del Estado -CIA, FBI, NSA, y el ‘establishment’ económico y político del país. Frente a Putin y los medios internacionales, Trump había relativizado la injerencia que se le atribuye a Rusia en la elecciones presidenciales de hace dos años en Estados Unidos, y hasta admitido como válida la negación de esa injerencia y de ciberataques que le habría manifestado Putin. En menos de una hora, la CNN y el New York Times abrían su espacio para cualquiera dispuesto a calificar a Trump como “traidor a la patria” o para pedir que se lo lleve a un juicio político para destituirlo. Algunos entrevistados dieron a entender que apoyarían un golpe militar si los medios constitucionales no fueran viables.

Las excusas posteriores de Trump (“no me expresé bien”) no han atenuado la escalada en su contra, incluso porque volvió a decir que la injerencia en cuestión bien pudo ser llevada a cabo por gente ajena a Rusia. Algunos diarios internacionales caracterizaron que el mundo se encuentra ante “un derrumbe de la potencia hegemónica”.

Trump y Putin


Lo curioso, si se puede usar esta expresión, de todo este asunto, es que los medios que participaron de la conferencia de prensa no se interesaron por conocer los resultados de las discusiones entre Trump y Putin. Estados Unidos y Rusia se encuentran en ruta de colisión por la ocupación de Crimea por parte de Putin y el apoyo al movimiento de secesión en el este de Ucrania; por la presencia política de Rusia en Moldavia y regiones que se han separado de Georgia, o la situación en Chechenia; por las posturas enfrentadas, entre ambos, en la guerra criminal en Siria; por la ruptura unilateral del tratado nuclear con Irán por parte de Trump y la andanada de sanciones que ha desatado contra las compañías europeas que habían decidido invertir en el petróleo iraní; o por la evolución del principio de acuerdo de desnuclearización entre Estados Unidos y Corea del Norte y, no menos importante, el ataque de Trump a la construcción del gasoducto que debe llevar el fluido de Rusia a Alemania y al resto de la Unión Europea a través del Báltico. Hay que suponer que incluso Venezuela y Cuba debían haber estado en la agenda, debido a la presencia importante de Rusia en dos países con fuertes crisis económicas y choques con el imperialismo yanqui. En resumen, Trump ha aplicado sanciones económicas contra Rusia, que han obligado al Banco Central de Rusia a salir al rescate de bancos y compañías rusas golpeadas por esas sanciones. El tenor impuesto por los medios a la conferencia de prensa puso de manifiesto una política de boicot contra las conversaciones Trump-Putin. La conferencia de prensa escenificó una enorme crisis internacional, que corta horizontalmente al interior de cada una de las grandes potencias.

Cuando se toman en cuenta estos elementos en su conjunto, es claro que la oposición a cualquier tipo de acuerdo o acercamientos parciales de Estados Unidos con Rusia ha escalado en forma considerable. La reunión con Putin fue precedida por reuniones de Trump con presidentes de la Unión Europea y un encuentro de la Otan, en los que el norteamericano calificó de “delincuentes” a sus ‘colegas’; apoyó el retiro de Gran Bretaña de la Unión Europea; atacó a la primera ministra de dicho país por no optar por un Brexit duro contra Europa continental y exigió a sus pares que cuadrupliquen sus contribuciones a la Otan, en lugar de estar preparando la creación de una fuerza armada independiente. Trump fue a buscar a Rusia un acuerdo para que Putin apoye una desintegración de la Unión Europea e incluso un frente político común con los partidos europeos de ultra-derecha que abogan por eliminar el euro o poner fin a la unión política.

En este marco podría haber ofrecido una tregua política con los otros temas estratégicos en disputa y cambiar las sanciones económicas por un acceso ilimitado al mercado de bienes y de capitales de Rusia. Si vale la analogía, así como Hitler, que quería destruir a la Unión Soviética, pactó primero con Stalin, para tener las manos libres para atacar a Francia y Gran Bretaña, y de este modo asegurar sus espaldas en el oeste. Trump ha propuesto un acuerdo a Putin para quebrar la competencia europea en el mercado internacional. Es un camino plagado de crisis internacionales.

Decadencia
El núcleo de esta orientación política es el reconocimiento por parte de la camarilla de Trump y de sus defensores de la burguesía norteamericana de que Estados Unidos enfrenta una decadencia imparable, que se manifiesta por sobre todo en la crisis social del país.

Es un cuadro histórico similar al que determinó que en Gran Bretaña triunfara el Brexit o la tendencia disolvente en la Unión Europea. La crisis mundial penetra por los poros de todos los Estados capitalistas. China incluso enfrenta una crisis potencial, que se ha convertido en el tema más discutido en la prensa internacional: la quiebra del sistema bancario, formal y paralelo, que ha financiado el crecimiento de los últimos años. Esto explica que, en los últimos doce meses, hayan salido de China un billón de dólares y que sea el país donde más ha caído la Bolsa en el índice de los llamados mercados emergentes. Trump ha recurrido a medidas extraordinarias para sacar a la economía norteamericana del estancamiento -una rebaja fabulosa de impuestos a las ganancias para convertir a Estados Unidos en una suerte de paraíso fiscal que compita con el resto de la economía mundial y en especial contra la Unión Europea. Como consecuencia de esto, la deuda pública norteamericana aumentó en medio billón de dólares solamente en el primer trimestre de 2018 y ya equivale al ciento por ciento del PBI.

Robert Mueller, el hombre encargado de investigar la injerencia rusa en las elecciones norteamericanas, ha imputado por la infiltración en las computadoras del partido Demócrata a la agencia rusa de seguridad (GRU), sin presentar la menor prueba material. CNN ha calificado el hecho como una “declaración de guerra”, sin aclarar cuál debía la respuesta a esta “guerra”. Putin le ha ofrecido a Mueller la posibilidad de interrogar en Moscú a los agentes imputados, por ahora sin que la CIA acuse recibo. El involucramiento del ‘deepstate’ en la crisis política en curso, la convierte en una crisis de régimen. Los Bush y los Obama, que han desatado las guerras más criminales, apelando a las mentiras y falsificaciones más groseras para justificarlas (Afganistán, Irak -con un millón de muertos- y Siria), se indignan por ciberataques que no han podido probar y pretenden escalar la crisis en nombre de la ‘democracia’. Los trabajadores deben estar alertas ante esta evolución de la crisis internacional, porque ella anida más guerras y violencias contra los pueblos.
 
Fuente: https://www.prensaobrera.com/internacionales/43297-histeria-politica-en-estados-unidos

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera