The people united will never be defeated - ¡Proletarios del mundo, uníos!

lunes, 31 de diciembre de 2018

Abajo el régimen de los tarifazos

30 de diciembre de 2018

Foto: Dionisio Denis.


Como regalo de fin de año, el gobierno anunció los brutales tarifazos que oscilan entre un 35 y 55 por ciento en los servicios públicos y el transporte, que serán aplicados en los primeros meses del 2019.

Los aumentos del transporte no se reducen a la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, sino que “el traslado del sistema de financiamiento” a las provincias implicará el pase automático de los aumentos a esos boletos locales. (que ya venian aumentando desde antes de Macri tambien ) La “distorsión” de la que hablan los funcionarios (diferencia de costo de boleto entre AMBA y el interior del país), se igualará ´para arriba´.

Estos aumentos representan un nuevo golpe a los bolsillos de los trabajadores. El “techo” salarial para el 2019 que el gobierno colocó es del 23%, cuando todas las consultoras coinciden que, a partir de los aumentos de tarifas y transportes que acaban de anunciarse, la carestía el año que viene ascendería a no menos del 30 por ciento.

Un esquema agotado e inviable


El tarifazo disparó también con una nueva crisis de gabinete. La renuncia de Igualcel es la confesión de las contradicciones insalvables de la política oficial.

El ´sendero de aumentos´ promulgado en 2016 es un sistema de ´tarifazo permanente´ y había implicado subas de hasta el 800% en el gas y aún más en la electricidad. Pero con la devaluación, esta megaconfiscación quedó corta.

En el año en 2016, al comienzo de su mandato, el macrismo estableció un esquema de dolarización de las tarifas. El punto de partida de este régimen es el reconocimiento a las empresas productoras como Total , PAE e YPF, el valor del gas y del crudo en boca de pozo en la divisa norteamericana. Esas productoras le trasladan ese costo a los siguientes eslabones de la cadena (distribuidores de gas, refinerías) que lo descargan entonces sobre los consumidores. ( el acuerdo con el FMI , es decir el santo grial del gobierno y lo unico que les permitio evitar el default ya contemplaba la baja de los subsidios y para peor esto encima lo votaron en el presupuesto 2019 sobre todo desde el PJ y el macrismo y ahora hacen demagogia barata los que se venden como oposicion y vienen cogobernando con el macrismo )

Un esquema así es inviable, con más razón si tenemos presente que lejos de haber concluido, el año entrante augura nuevas devaluaciones. Incrementos sin fin de esta naturaleza son impagables y sólo pueden generar mayor repudio y rechazo popular. Pero, aún con esos aumentos siderales, la ecuación no cierra, por lo cual, el gobierno fue apelando nuevamente a un aumento de los subsidios.

Pero el retorno a una política de subsidios choca con el ajuste fiscal y los acuerdos con el FMI. Precisamente, uno de las exigencias del Fondo para el 2019 consiste en reducir los subsidios. Esto afecta no sólo a la población sino también a los grupos empresarios: Dujovne se dispone a realizar una reducción de los subsidios que está pagando por el gas nuevo en Vaca Muerta. Si el gas se comercializa a un promedio de U$S 4 por millón de BTU, el Estado venia pagando una diferencia progresiva que llega hasta USS 7,50 dólares. El presupuesto por este programa, para el 2019, asciende a 712 millones de dólares. La principal beneficiaria es Tecpetrol, de Techint, pero es secundada por un conjunto de compañías nacionales y extranjeras. El desacuerdo del secretario de Energía con esta poda del Ministerio de Hacienda terminó costándole la cabeza.
Esta nueva deserción de fin de año en el gabinete, que ya soportó varias crisis en lo que va del 2018, habla del derrumbe político y económico del macrismo, horada su propia base de apoyo en la clase capitalista e incentiva las disputas a su interior. Estamos en presencia de un choque entre las petroleras y el FMI.
Coinciden con el tarifazo pero el Fondo quiere reservar la recaudación para el pago de la deuda externa y no para subvencionar a las compañías energéticas.

Esta nueva crisis ha puesto al rojo vivo el carácter parasitario y confiscatorio del sistema energético. Los valores actuales por el régimen en vigencia triplican los precios que rigen en el mercado norteamericano, a pesar de que los costos de extracción del shale gas o petróleo en ese mercado son similares a los de la cuenca neuquina. El encarecimiento por decreto del precio del gas en boca de pozo multiplica el costo de generación de electricidad y la tarifa, a la que se añade el IVA e Ingresos Brutos. El esquema vigente es un gran subsidio al capital internacional, en especial al instalado en Vaca Muerta.

Esto potencia el agravamiento de la crisis capitalista internacional. El precio internacional del petróleo viene cayendo en forma vertiginosa -un reflejo anticipatorio de una recesión en puertas de la economía mundial- pasando en pocos meses de 70 dólares a 48. Este hecho debería traducirse en una reducción del precio de las naftas locales. Eso no sólo no ha ocurrido sino que se han multiplicado las presiones de las petroleras y empresas afines para que el Estado las compense con nuevas prebendas. Por lo pronto, los grupos empresarios del sector vienen reclamando que el gobierno las libere de las retenciones a las exportaciones de petróleo y, por supuesto, defienden con uñas y dientes los subsidios que ya se embolsan y los precios vigentes por el combustible en las estaciones de servicio.

Derrotar la ofensiva
El macrismo, que ha hipotecado el país, se sirve de ese hecho para redoblar la agresión a los trabajadores. Pero el tarifazo y la ofensiva en curso no resolverán la crisis de deuda que se agrava y el impasse de la política oficial. El riesgo país ha trepado por encima de los 800 puntos.

El rechazo a las medidas que plantea la oposición no puede disimular su complicidad. Los 40 intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires prepararían una presentación judicial de “oposición a los tarifazos” planteando que “no se realizaron las audiencias públicas previas que corresponden”. Medidas similares, sin embargo, ya fueron presentadas por intendentes en ocasiones anteriores y el resultado es conocido: las audiencias no son vinculantes, el gobierno las realiza y luego aplica los aumentos.

Nadie en las filas “opositoras” cuestiona este sistema confiscatorio, incluido el kirchnerismo. No olvidemos que el “sendero de precios” del gas que el gobierno y los jueces pactaron en 2016, lo inventó antes su propio gobierno -de la mano de Kicillof y Galluccio. El massismo dice que quiere un ajuste de tarifas de acuerdo con la evolución del salario -algo que nunca se le había ocurrido en ocasión de los grandes tarifazos 2016/17.
Toda la burocracia de la CGT sigue el mismo camino. El reclamo que realizan ante este ataque se circunscribe al pedido de un aumento del sueldo mínimo, lo cual no ha sido un impedimento tampoco para que algunos gremios empiecen a renovar aumentos muy inferiores a la carestía que se avecina, con más razón, luego de los tarifazos. Tal como acaban de hacerlo UPCN en la provincia de Buenos Aires, Utedyc (entidades deportivas y civiles), y el Suterh, encabezado por Víctor Santa María.

Pero lo más importante es que ni siquiera los nuevos tarifazos han conmovido a los dirigentes sindicales, incluidos moyanistas y kirchneristas, para " revisar" la tregua y convocar a los trabajadores a la acción. Esto se extiende al triunvirato piquetero. La tregua es inadmisible en momentos que el gobierno continúa y profundiza su ofensiva. Llamar a esperar hasta las elecciones de2019 es una impostura cuando el gobierno no espera para atacar las condiciones de vida de la población. El ministro de industria Dante Sica viene de plantear la necesidad de sancionar una reforma laboral cuando la Unión Industrial ha vuelto a la carga con ese reclamo.

A nadie se le puede escapar que, si esta ofensiva pasa, será el mejor escenario para que el macrismo tenga un margen de maniobra mayor para sobrevivir e incluso pueda avanzar en sus ambiciones reeleccionistas. La “paz social” es también una condición para el armado de un recambio y una transición política “controlada”, en medio del proceso electoral, en caso de que el hundimiento del macrismo sea irreversible.

Está abierta una pelea contra los tarifazos, impagables, y también la lucha por aumentos de salarios. En ambos casos, se plantea la necesidad de superar el bloqueo que suponen las burocracias de todos los pelajes y la complicidad de la oposición patronal. Las reservas de lucha de la clase obrera las hemos constatado a lo largo de todo el 2108, que culmina con la movilización heroica que están librando los compañeros de Interpack y Siam.

La nueva tanda de tarifazos pone al rojo vivo la necesidad en el 2019 de derrotar el plan de guerra de Macri, el FMI y los gobernadores
. Los ruidazos y cacerolazos están a la orden del día y contribuyen a este objetivo.

Es necesario un congreso de delegados mandatados por asambleas, de todos los sindicatos y las centrales obreras, para poner en pie de lucha al conjunto de la clase obrera y discutir un programa de salida a la actual crisis. Un programa de esta naturaleza debe incluir, la anulación de los tarifazos, la apertura de los libros y costos de las empresas de servicios y el control obrero de la producción; poniendo fin a las privatizaciones y al endeudamiento usurario e imponiendo la nacionalización integral de los recursos y el sistema energético. Es necesario que los trabajadores irrumpan en la crisis nacional y se transformen en una alternativa de poder.
 

domingo, 30 de diciembre de 2018

Trump y Siria: “Mambrú se fue a la guerra y no sabe cuándo vendrá”

28 de diciembre de 2018


El anuncio de la retirada de las tropas norteamericanas en el norte de Siria y de Afganistán desató una crisis política en Estados Unidos. La renuncia del jefe del Pentágono, el general James Mattis, al ministerio de Defensa, puso de manifiesto una oposición de alcance estratégico a esta medida por parte del alto mando militar del país y del conjunto de la Otan. En una línea que atraviesa a la política norteamericana desde el comienzo del mandato de Trump, Mattis denuncia a ambos retiros como una concesión inadmisible a Rusia, cuyo ejército ocupa el lugar central en la guerra en Siria y la frontera con Afganistán. Putin correspondió a esa caracterización con un apoyo declarado a la decisión del retiro.

¿Qué busca Trump con este retiro? Varias cosas al mismo tiempo.

Impasse

De un lado, es indudable que su gobierno atraviesa un impasse político creciente, que se manifiesta, en este momento, en el cierre de las oficinas del Estado, con motivo del choque entre Trump y una mayoría del Congreso que se opone a aprobar el financiamiento del muro con México. De otro lado, las investigaciones policiales acerca de una colusión de la campaña electoral de Trump con ‘hackers’ rusos avanzan sin freno, mientras que una parte de sus asesores ha sido condenada por diversos delitos de financiamiento electoral y coimas.

A ello se ha sumado ahora una perspectiva de recesión como consecuencia del agotamiento del impulso económico promovido por las rebajas impositivas al capital dictadas el año pasado, y la insinuación ahora de una crisis bursátil que empalmaría con una de deuda del 70% de las compañías norteamericanas.

Luego de las enormes operaciones de rescate de la banca y del capital en la última década, la banca central y la Tesorería no tienen recursos semejantes para contener un desplome financiero. Más allá de la demagogia que implica “traer de vuelta a los muchachos a casa”, Trump pretende, si no quebrar al menos neutralizar al aparato político y económico que confronta con su orientación de gobierno.
Trump sigue, por otra parte, una línea ya emprendida por sus antecesores, ante la evidencia del fracaso del intervencionismo militar para ‘remodelar’ los estados del Medio Oriente. Intenta economizar en una causa perdida: cómo mantener una tutela decisiva en la región sin recurrir a estrategias inviables y a medios insustentables.

Después de diecisiete años de ocupación norteamericana, el movimiento talibán controla el 75% del territorio de Afganistán; Putin, no un gobierno norteamericano, ha ‘pacificado’ a Siria. “América primero” se convierte de este modo en una consigna defensiva acorde con este retroceso del imperialismo y con la desintegración en proceso del sistema mundial posterior a la disolución de la ex URSS y a la integración capitalista de China al mercado internacional.

De una guerra a otra

Las tropas norteamericanas instaladas en Siria alcanzan a cuatro mil hombres y dominan un territorio equivalente al cuarto del conjunto de Siria – una superficie igual a la de Croacia. Por otro lado, ha armado a unos 60 mil milicianos de las llamadas Fuerzas Democráticas, constituida esencialmente por la milicia kurda del YPG, ligada al PKK, un partido que está presente en el conjunto del Kurdistán – o sea en el sur de Turquía, en el norte de Irak y en las fronteras de Irán y Siria.

El movimiento nacional kurdo ha abandonado la posición histórica de reunir al conjunto de estas poblaciones en un estado independiente, para plantear la autonomía política, en distinto grado, en las regiones donde se encuentra asentada. Este cambio de programa, sin embargo, no ha allanado el camino de un acuerdo del movimiento nacional kurdo con los estados involucrados.

En Turquía, el gobierno lleva a cabo una guerra implacable contra el PKK en el sur del país (frontera con Siria). La franja oeste del norte de Siria se encuentra ocupada por otra fracción kurda, liderada por Masud Barzani, una corriente histórica de derecha del nacionalismo kurdo que gobierna el norte de Irak con el acuerdo de Turquía, en calidad de poder regional.

El retiro norteamericano deja sin resguardo a la milicia kurda, que Estados Unidos apoyó para enfrentar al Estado Islámico, lo que favorecería la intención de Turquía de erradicarla del norte de Siria. Es lo que promete hacer Erdogan, el presidente de Turquía, quien dice además que recibió carta blanca para ello en una conversación telefónica con Trump, sin que esto haya sido confirmado por EEUU.

En este sentido, el retiro yanqui constituiría un giro político de 180° y justificaría el grito de traición de los kurdos. Hay informaciones de un desplazamiento de tropas turcas para cumplimentar este objetivo.

De acuerdo a algunos analistas, sin embargo, EEUU debería desarmar antes a las milicias kurdas. Sea como fuere, una ocupación del 25% del territorio sirio por parte de Turquía no podría ser tolerada por el gobierno de Siria ni por Rusia.

Desde la intervención de Rusia, a finales de 2015, uno y otro han avanzado considerablemente en la re-ocupación del territorio sirio. ¿El retiro incita a una guerra entre Turquía, de un lado, y Rusia y Siria, del otro, como lo dejaría entrever la afirmación de Trump para justificar el retiro: “es hora que la pelea la arreglen entre ellos”?

Alianzas cambiantes

La renuncia de Mattis, centrada en el ataque a Rusia, apunta en otra dirección, o sea que Trump impulse a Putin a completar la re-ocupación de Siria con el acuerdo de Turquía. Rusia saludó el retiro yanqui. El apoyo norteamericano a los kurdos había llevado a Turquía, un país clave de la OTAN, a una alianza con Rusia e Irán; Erdogan ha incluso comprado las baterías aéreas de última generación de Rusia – los SS-300.

Trump anunció la disposición de Arabia Saudita a invertir en la reconstrucción de Siria –un negocio de centenares de miles de millones de dólares, mientras la población siria que ha debido escapar denuncia la confiscación de sus propiedades para incentivar el desarrollo inmobiliario, que tendrá características gigantescas.

En este cuadro, una invasión turca del norte de Siria estaría excluida, y sólo formaría parte de una postura nacionalista de Erdogan frente a las elecciones municipales en su país, que tendrán lugar en marzo. La base militar norteamericana en Irak, que Trump visitó recientemente, sería suficiente para neutralizar en forma preventiva esa invasión.

Es necesario subrayar, de todos modos, que las ambiciones internacionales de Erdogan son enormes, superiores a su capacidad de materialización. Lo muestra el intento de apropiarse del norte de Siria, como una suerte de muro de protección, pero también del norte de Irak, donde ya intervino en la guerra para recuperar Mosul de manos del Estado islámico.

Se trata de la región petrolera norte de Irak. Un rediseño político que contraríe esta estrategia tendrá un costo enorme para la continuidad de Erdogan.
Si la salida de las tropas norteamericanas obedece a un acuerdo con Putin, contempla seguramente el problema más importante para Trump: el retiro de Irán y Hizbollah de Siria. Putin ya aceptó la exigencia del sionista de Netanyahu de alejar a esas milicias de la frontera norte de Israel.

Trump acaba de decir que la ayuda económico-militar que le entrega EEUU es suficiente para que Israel pueda defenderse sola.

Trump pretende, claramente, introducir una cuña (si es que ya no la metió) en la alianza Rusia-Turquía-Irán (la alianza de Astrana). Se trata de un diseño político que contraría al Pentágono porque anula la gravitación de la Otan en beneficio de una alianza con Rusia, que podría ir más allá del tablero mesoriental –por ejemplo a la cuestión que más afecta a Rusia, las sanciones internacionales por la cuestión de Ucrania.

La caída del precio del petróleo ha agudizado la crisis presupuestaria de Rusia, como lo evidencia el intento de reforma previsional de Putin, que se encuentra estancada debido a la enorme resistencia popular. Los gobiernos imperialistas de Europa se han pronunciado todos contra el retiro norteamericano, en otro episodio de la confrontación con Trump.

El acuerdo de Astrana prevé una ‘normalización política’ de Siria, mediante un arreglo constitucional. Trump ha prometido apoyarlo en tanto prevea la salida de Bashar al Assad.

En conclusión, el retiro norteamericano no apunta a concluir una guerra sino a re-diseñarla, en las condiciones de un fenomenal impasse político interior como internacional. El presupuesto militar norteamericano es el más alto de la historia. No abre una vía para la autodeterminación nacional sino que las cierra aún más por medio de acuerdos con potencias reaccionarias, como son todas las que intervienen en la región.

Debajo de la superficie, el retiro yanqui muestra una los últimos estertores del llamado ‘orden internacional’ y de los regímenes políticos existentes.

sábado, 29 de diciembre de 2018

Vidal y el posible adelantamiento electoral en la provincia de Buenos Aires

28 de diciembre de 2018

“Sálvese quien pueda”


La crisis política, el temor a una posible derrota en la provincia y los pactos con el Frente renovador y el PJ – para aprobar el presupuesto de ajuste en la provincia de Buenos Aires –, han dado por resultado la posibilidad que el oficialismo separe las elecciones del mayor distrito de todo el país de las elecciones nacionales. Los medios anuncian un posible desdoblamiento de la elección que podría ser hasta triple. Por un lado la elección de los cargos provinciales, por otro los municipales y luego los cargos nacionales de la provincia junto con la elección presidencial.

Sucede que Vidal teme ser arrastrada por una posible derrota de Macri en el país frente a un reagrupamiento pejotista con o sin Cristina a la cabeza. Lo mismo sucede con las más de sesenta intendencias que obtuvo el Pro al desbancar al PJ del mando provincial. Al mismo tiempo, el pacto montado con el massismo y el PJ para hacer pasar el presupuesto del FMI en la legislatura –que cuenta con un endeudamiento de 69 mil millones de pesos, más emisión de letras y otros mecanismos que llevan a 115 mil millones de pesos de pasivo nuevo habilitado– parió una comisión bicameral con el fin de promover el desdoblamiento, cuestión que permitiría que el massismo pueda conservar una docena de municipios y no ser barrido frente a la posibilidad de una polarización “por arriba”. Para montar este operativo, chocan con la constitución provincial, que explícitamente señala que las elecciones municipales deben realizarse junto con la de gobernador. Para intentar salvar los acuerdos, evalúan realizar elecciones con boleta electrónica “como prueba piloto” en algunos distritos, lo que le facilitaría al massismo un “corte de boleta” a su favor, ya que mediante este mecanismo, se eligen los rangos por separado y no en una boleta única de papel.

Vidal intenta zafarse de la crisis de gobierno de Macri en el arranque de un año que vuelve a colocar la crisis capitalista con mayor agudeza. Los descalabros monetarios empujados por la crisis internacional, el continuo aumento inflacionario combinado con la recesión económica y las pautas establecidas por el FMI -que intentan garantizar el pago de la deuda- conforman un coctel explosivo, incluido en él por supuesto, la provincia de Buenos Aires. Vidal cedió a Macri el mismo monto millonario del “fondo de resarcimiento del conurbano” a través de la aceptación del traspaso de la nación la provincia de los subsidios a las privatizadas de energía y el transporte para liberar esos fondos para el pago de la deuda con el FMI. Vidal se encuentra parada en el Titanic. Los impuestazos previstos no alcanzan para paliar la crisis. La provincia está endeudada en dólares en un 75%, lo que la coloca al borde de la quiebra frente a la posibilidad de nuevas devaluaciones. La autorización del nuevo endeudamiento solo sirve para pagar los intereses de deuda sin tocar el capital, continuando con una acumulación de deuda explosiva.

Al mismo tiempo, Macri sabe que este desenganche le restaría apoyo en las nacionales. Sin embargo, no descarta el adelantamiento electoral en la provincia para aprovechar a su favor un posible triunfo previo de Vidal. Especulan con “vaciarle” por abajo el apoyo a una posible candidatura de CFK o cualquier variante pejotista. Se trata más de una estrategia contra Cristina que en favor de Macri, caminando en una cornisa. Esto ha llevado al PJ a pronunciarse en contra de esta variante, y a Vidal a estudiar la posibilidad de evitar pasar por la legislatura e imponer por decreto el adelantamiento. En el PRO entienden que la posibilidad de un reagrupamiento alrededor de Cristina sólo se podría concretar si su candidatura empuja la votación del aparato venido a menos del PJ de la provincia. Una candidatura de CFK sin sostén en los municipios de la provincia de Buenos Aires la colocaría en franca debilidad para imponerse frente al macrismo, incluso, podría cuestionar su presentación. El adelantamiento electoral implica también la eliminación de las PASO provinciales. Mediante esta maniobra, Vidal intenta asegurarse una mayor dispersión de listas y así evitar la conformación de nuevos escenarios luego del filtro de las internas.

El papel del Frente de Izquierda

El posible anuncio del adelantamiento electoral en el principal distrito del país no puede ser dejado de lado por el Frente de Izquierda. La crisis golpea con fuerza en la provincia, donde día tras día crece la pobreza, cierran fábricas y las patronales despiden masivamente al mismo tiempo que se sufren los tarifazos e impuestazos crecientes. Todo esto con el concurso de la burocracia sindical de todos los pelajes. La ocupación de Interpack es un ejemplo de los ataques patronales, al mismo tiempo de ser un ejemplo de lucha de la clase obrera. Está presente la tarea de realizar una fuerte campaña de denuncia del co-gobierno del peronismo con Vidal contra los trabajadores –que incluye al kirchnerismo que obtuvo el nombramiento de Juliana Di Tulio en el BAPRO–, la defensa de los puestos de trabajo y el salario, la ocupación de toda fábrica que cierre o despida masivamente, el rechazo a todo aumento de los impuestos, el repudio al pago de la deuda usuraria, la defensa de la educación y la salud pública y gratuita frente al ajuste del gobierno y la organización independiente de los trabajadores frente al corset de la burocracia sindical colaboracionista.

Tanto Vidal como Cristina, son representantes del Vaticano contra los derechos de las mujeres y tributarias de la política de contención de las masas en la que la Iglesia juega un papel decisivo en la provincia. El conurbano sin embargo es un polvorín social que debe ser organizado y convocado a luchar contra el ajuste en marcha, tanto en el movimiento obrero como entre los desocupados. Otro ejemplo lo han dado los docentes, donde Vidal no pudo cerrar la paritaria. Los 29 días de paro que enfrentó la gobernadora fueron la expresión de las tendencias de lucha de la docencia bonaerense. Sin embargo, fue la propia burocracia sindical kirchnerista quien evitó por todos los medios avanzar en un plan de lucha que le torciera el brazo definitivamente al gobierno. La lucha de la docencia se expresó masivamente luego de las muertes de Sandra y Rubén en una verdadera rebelión en Moreno, donde quedó a la vista de todos los trabajadores la responsabilidad del gobierno de Vidal en el desastre edilicio de las escuelas y sus consecuencias en la vida de los trabajadores de la educación. El FIT tiene que ser la expresión política de cada lucha que desarrollan los trabajadores.
El conjunto de la situación impone la necesidad de realizar un acuerdo integral en todo el país para poner en pie una campaña nacional y en particular en la provincia, desarrollar una gran organización en cada uno de los pueblos y ciudades. Mientras los partidos patronales han co-gobernado con el PRO en la provincia aprobando todos los ataques a los trabajadores, el Frente de Izquierda debe abrirse paso en la defensa de los intereses de los explotados, promoviendo una salida obrera y socialista a la crisis que pretenden descargar sobre las espaldas de los trabajadores. El proceso de atomización electoral no puede ser escindido de la comprensión de la crisis de las propias organizaciones defensoras del régimen vigente. El Frente de Izquierda tiene la oportunidad política de lanzar en forma común una gran campaña y enfrentar a las corrientes de la burguesía y el imperialismo como una fuerza desplegada en todo el país, partiendo de la referencia política conquistada.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Abajo el regimen de Macri, el FMI y los gobernadores

20 de diciembre de 2018 | #1533


2019: Por una salida de los trabajadores
Abajo el regimen de Macri, el FMI y los gobernadores




jueves, 27 de diciembre de 2018

#LarretaCierraEscuelas El macrismo dejó sin quórum la sesión contra el cierre de escuelas nocturnas

27 de diciembre de 2018

“Lo que no se puede discutir en la Legislatura lo vamos a discutir en la calle”, dijo Gabriel Solano, legislador del Partido Obrero en el FIT


El legislador Gabriel Solano, del Frente de Izquierda – Partido Obrero, impulsor de la sesión especial que debía tener lugar el día de hoy para tratar la resolución del gobierno porteño que perjudica a 23 escuelas nocturnas de la Ciudad de Buenos Aires, intervino en la sesión para denunciar esta política de ajuste en la educación.

En su intervención, ante una legislatura vaciada, Solano denunció la cobardía del oficialismo (PRO y Coalición Cívica) en no presentarse en la sesión y explicó que lo que sucede es que no es cierto que el problema sería la desactualización de los planes de estudio –que, en todo caso, deberían actualizarse si fuese necesario– como sostiene públicamente el oficialismo, lo que ameritaría el cierre de las escuelas, y que, de hecho, en ningún punto la resolución hace ese planteo.

Solano defendió que las escuelas no deben cerrarse y menos aún las nocturnas, donde estudian los jóvenes que hacen un esfuerzo adicional, porque además de estudiar tienen que trabajar y convoco a los presentes a acompañar a los sindicatos docentes a movilizar inmediatamente terminadas las intervenciones al Ministerio de Educación, para derrotar este ataque con la movilización popular, defendiendo las escuelas nocturnas y los puestos de trabajo de docentes y no docentes. 



Fuente:  https://prensaobrera.com/educacion/62400-larretacierraescuelas-el-macrismo-dejo-sin-quorum-la-sesion-contra-el-cierre-de-escuelas-nocturnas

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Brasil: Bolsonaro, en su laberinto

20 de diciembre de 2018 | #1533

La suerte del gobierno Bolsonaro está atada al desenlace de su ofensiva contra las masas

“El nuevo gobierno de Brasil tendrá una pequeña oportunidad de aprobar reformas fiscales urgentes y, si no la aprovecha, corre el riesgo de enfrentar de nuevo recesión y disturbios sociales”, declaró Eduardo Guardia, el actual ministro de Finanzas de Temer, a Financial Times (Cronista, 13/11). Los márgenes del nuevo mandatario son muy estrechos. “Será un camino escabroso y corto, porque no tiene mucho tiempo (ídem).

Brasil enfenta una crisis económica mayúscula. Viene de un retroceso histórico de su PBI. Este año, la producción apenas se ha recuperado de la recesión de 2015-16 y sólo crecería un 1,4 %. Un tercio de la población económicamente activa está desocupada o subocupada. La deuda pública orilla el billón de dólares, y sigue aumentando.

La burguesía quiere abordar este estado de situación por medio de un ajuste sin precedentes. Su punto central es la reforma del sistema jubilatorio. Las propuestas de reforma, ya presentadas por el gobierno Temer, implican aumentos de la edad jubilatoria y recortes que podrían oscilar entre el 8 y 10% del PBI. El capital financiero pretende liquidar el régimen público de reaparto por otro de capitalización, de modo de convertir los fondos privados en fuente financiera barata.

La reforma jubilatoria es un pulseada estratégica para el nuevo gobierno. Temer no la pudo hacer pasar y se estrelló con una gran reacción popular. Bolsonaro tendrá que enfrentar a su propia base de votantes, que se oponen a las reformas sobre las que el ex capitán de navío evitó hablar durante la campaña electoral.

La agenda de Bolsonaro incluye otra medidas antipopulares como la tentativa de profundizar aún más la reforma laboral y legitimar los contratos individuales, dándole un golpe de gracia a los convenios colectivos.

Del mismo modo, están en la gatera las privatizaciones. Paulo Guedes, futuro ministro de Economía, quiere recaudar por esa vía 200.000 millones de dólares, para atenuar el déficit fiscal y darle tranquilidad a los acreedores de la deuda externa. En los planes, figura la venta de decenas de empresas públicas, entre ellas, Electrobras, Embraer y hasta la propia Petrobras. Temer se ha hecho cargo de parte del “trabajo sucio” al firmar un decreto que facilita el despido de empleados de empresas públicas “en extinción”, producto de la política de su gobierno. El decreto determina que las empresas mantengan sólo el 5% de su actual cuadro de personal.

El frente de ataque se extiende a los derechos de la mujer. El Ministerio “de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos” quedará en manos de la pastora evangelista Damares Alves, con un largo historial de militancia contra el derecho al aborto y en contra de la educación sexual. Asimismo, cuestiona la educación publica y le reserva un papel protagónico en la función educativa a la Iglesia. Esta línea está en sintonía con la reforma educativa por la que aboga Bolsonaro, que plantea una mayor injerencia clerical e introduce una regimentación ideológica sobre la docencia.

Ofensiva

Del desenlace de esta ofensiva contra los trabajadores depende la suerte del gobierno Bolsonaro. Esta escalada ya ha disparado choques en la heterogénea coalición gobernante, en la que conviven una minoría fascista junto a banqueros, militares y sectores evangélicos.

La reforma jubilatoria ha despertado reparos de algunos sectores militares, considerando que puede afectar sus propias cajas de pensiones y comprometer el manejo reservados de los fondos que usufructúan.

Lo mismo vale para las privatizaciones. El que ha puesto un límite en lo que se refiere a Petrobras fue el vicepresidente electo de Brasil, el general de reserva del Ejército Hamilton Mourão, quien aclaró que las áreas que pueden ser privatizadas son las subsidiarias para actividades como distribución o refinación de combustibles, pero no la producción. Marca los intereses de la cúpula del Ejército de mantener el control sobre la empresa petrolera.

La crisis mundial

El gobierno de Bolsonaro esta condicionado por la crisis capitalista mundial y la guerra comercial. Estados Unidos está embarcado en una escalada dirigida a consagrar una hegemonía económica (que se extiende al plano político y militar) en la región y en especial en Brasil.

El secretario de Seguridad estadounidense, en una reciente visita al país vecino, reclamó a Bolsonaro privilegiar a los inversores norteamericanos en detrimento de China. Un giro de esta naturaleza choca con los intereses de un importante sector de la burguesía brasileña que tiene como principal socio comercial y hasta financiero al gigante asiático, empezando por el de los agro negocios. Por otra parte, la búsqueda de un acuerdo bilateral con la Casa Blanca puede terminar de enterrar el Mercosur y acentuar las tensiones con sus otros socios latinmericanos. Por lo pronto, Macri no estará presente en la asunción de Bolsonaro.

El alineamiento con Estados Unidos, sin embargo, está lejos de asegurarle un desahogo económico y financiero. Para ello, basta mirar la experiencia argentina. La bancarrota capitalista viene haciendo su trabajo implacable de topo: el desplome de Wall Street arrastra a los títulos y acciones latinoamericanas y de los países “emergentes”. Una salida de capitales que hoy están invertidos en la Bolsa brasileña podría ser letal y pondría en jaque la nueva transición política.

La posibilidad de un ascenso fascista es todavía un asunto del futuro -que se será determinada por la crisis económica y la lucha de clases entre el capital y el Estado, de un lado, y los trabajadores del otro. Obligado por las condiciones políticas objetivas a establecer un régimen de arbitraje con características autoritarias, Bolsonaro debería conquistar una autonomía respecto a sus mandantes, el ejército y el capital financiero. Se trata de un desenlace incierto, pavimentado de crisis políticas de diversa naturaleza.

Perspectiva

La convocatoria del PT a una batalla “democrática” y parlamentaria es una estafa. A nadie se le escapa que la “resistencia” rumbo al 2022 es una impostura, con un Parlamento dominado mayoritariamente, y mas allá de los enrolados directamente con Bolsonaro, por los diputados de las 3B (la Biblia, la bala y los bueyes) que están distribuidos en distintos bloques (evangélicos, militares, ruralistas). A esto se agrega quienes, como Ciro Gomes y partidos como el PSDB, han conformado un nuevo “centro” político. La llamada democracia y sus partidos fueron quienes votaron la destitución de Dilma y terminaron alineándose con Bolsonaro. Esto mismo es extensivo a la justicia, que ofició de vehículo del golpismo. La confianza en los mecanismos institucionales y la espera de una nueva contienda electoral lleva a una frustración.

Estamos en presencia de una gran adaptación por parte del PT y las burocracias sindicales a la nueva situación, incluido el avance militar. La vuelta al status quo previo al desenlace actual es imposible. No hay lugar para un proyecto progresista y distribucioncita cuando vienen abriéndose paso y causando estragos las tendencias disolventes de la crisis mundial capitalista. El PSOL, y la izquierda que integra sus filas, es incapaz de ofrecer una alternativa, porque ha renunciado a una estrategia de independencia de clase y ha terminado haciendo seguidismo al PT. Ni qué hablar que esta estrategia institucional es la excusa para un freno de la acción directa y lleva a la parálisis a las organizaciones obreras y populares, lo que en definitiva, termina abriendo el paso a la derecha y al golpismo.

En estas condiciones, la convocatoria a una deliberación de la clase obrera, por medio de asambleas y congresos de delegados electos, ocupa un lugar estratégico, porque introduce la necesidad de discutir un programa de conjunto y un plan de lucha debidamente preparado, en consonancia con el desafío que ha quedado planteado. La lucha victoriosa contra el fascismo y la derecha, sólo puede provenir del lado de la clase obrera, de sus métodos de lucha y de un accionar independiente. Lo que está en juego no es un retorno a un pasado agotado sino preparar el terreno para una salida de los trabajadores. 
 
 

martes, 25 de diciembre de 2018

Ha muerto el luchador Osvaldo Bayer

24 de diciembre de 2018



Decía de sí mismo que era “anarquista y pacifista”, aunque a su vida no le faltaron combates desde temprano. En 1948 (tenía 21 años y gobernaba Juan Perón) se negó a hacer el servicio militar y por eso, además de la correspondiente paliza, debió barrer despachos de oficiales cada día durante 18 meses. Y no cejó en la lucha hasta sus últimos años, cuando puso su empeño en el esclarecimiento del crimen de Mariano Ferreyra y en la defensa de las fábricas recuperadas, Zanón y tantas otras.

Historiador con título de la Universidad de Hamburgo, Alemania, fue también periodista y guionista cinematográfico. En su trabajo de guionista será inolvidable el de “La Patagonia rebelde”, en 1974, dirigida por Héctor Olivera con la actuación de Héctor Alterio, Luis Brandoni, Federico Luppi y Osvaldo Soriano, entre otros. Duró poco. Aunque después de varias idas y venidas —y varios meses— Perón autorizó su exhibición, después de su muerte la prohibió un decreto de Estela Martínez (el 13 de junio de 1974) y todos sus protagonistas, incluido Bayer, debieron marchar al exilio perseguidos por la Triple A. Bayer podía ser pacifista, pero sus enemigos no: eran criminales, y él supo hacerles frente.

Bayer conocía la Patagonia. Allí, en 1958, había fundado “La Chispa”, al que denominó “el primer periódico independiente de la Patagonia”. Fue amenazado y perseguido, por ese periódico y sobre todo por su libro “Los vengadores de la Patagonia trágica”. Gendarmería Nacional, que no sabía nada de pacifismos, lo sacó de la redacción a punta de pistola, lo acusó de publicar “información estratégica” que podía servir el ejército chileno y otra vez debió marcharse.

Las persecuciones de Estela Martínez y la Triple A (creada por Perón en octubre de 1973) lo obligaron a exiliarse. A partir de 1975 se radicó en Berlín Oeste. Allí vivió hasta 1983, cuando el final de la dictadura militar le hizo posible regresar a la Argentina. Además, en su condición de periodista trabajó en “Noticias Gráficas”, “Esquel” y “Clarín”, y entre 1959 y 1962 fue el primer secretario general de la desaparecida Unión de Periodistas de Buenos Aires (UPBA).

Fue un profundo historiador del movimiento obrero anarquista de la Argentina. En ese punto se han hecho indispensables sus libros “Los anarquistas expropiadores” y “Severino Di Giovanni: el idealista de la violencia”. Amante del fútbol, escribió también una deliciosa historia de ese deporte: “Fútbol argentino”; también la novela “Rainer y Minau”. Más tarde colaboró en “Página/12” y en 2008 escribió el guión de la película “Auka Liwen”, con Mariano Aiello y Kristina Hille. Estrenada en 2010, es un documental sobre el despojo de tierras a los pueblos indios y el tardío proceso de proletarización a palos del llamado “gaucho”. Esa película fue declarada “de interés nacional” por el gobierno kirchnerista —con el cual en ese momento Bayer tuvo algún acercamiento— e hizo que los nietos de Martínez de Hoz (su familia fue gran beneficiaria del robo de territorios) lo demandaran a él, a Felipe Pigna y a Mariano Aiello. Ese juicio hizo que los demandados pergeñaran otro documental: “Martínez de Hoz”.

En 2008, 15 días después de ser declarado “ciudadano ilustre” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, una iniciativa de Eduardo Menem propuso que el Senado de la Nación lo declarara “persona no grata”, por impulsar la fusión de la Patagonia argentina con la chilena. Bayer consideraba que esa unidad geográfica propiciaría la creación de un Mercado Común Latinoamericano.

Vinculado siempre con la lucha de las Madres de Plaza de Mayo hasta la descomposición de esa entidad por la cooptación kirchnerista, dedicó gran parte de sus últimos años a la defensa de los pueblos originarios.

En definitiva, pacifista o no, Osvaldo Bayer fue un luchador sin tregua de las luchas obreras y populares.

Este lunes 24 de diciembre murió en Buenos Aires. Hasta la victoria, Osvaldo.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Pedraza muere, la lucha de Mariano Ferreyra está más viva que nunca


Políticas
23 de diciembre de 2018





Marcelo Ramal





Los primeros cables noticiosos que en esta mañana de domingo dan cuenta de la muerte de José Pedraza comienzan relatando sumariamente la trayectoria del burócrata sindical que, durante casi 40 años, se apoderó de la Unión Ferroviaria. Pero esos mismos cables terminan relatando otra vida y otra muerte: la de Mariano Ferreyra, nuestro compañero del Partido Obrero, asesinado por los esbirros de Pedraza el 20 de octubre de 2010, cuando luchaba junto a los trabajadores tercerizados del ferrocarril.

En la necrológica de Pedraza, en definitiva, sólo vale destacar el recuerdo de la vida que tronchó. Murió el asesino de Mariano Ferreyra. Pero esta desaparición física no cancela, ni por asomo, la lucha por nuestro compañero. Que es, por un lado, la caracterización y el balance de las fuerzas sociales y políticas que organizaron su crimen. Y, por el otro, la necesidad de recorrer hasta el final el hilo de las responsabilidades políticas del mismo, que la Justicia de este Estado no quiso transitar.

La precarización de los trabajadores ferroviarios fue una pieza crucial en el entramado corrupto que unió al gobierno kirchnerista, a la burguesía nacional gerenciadora de los rieles privatizados y a la burocracia sindical ferroviaria. Mientras embolsaban subsidios millonarios de la caja del Estado, los concesionarios vaciaban el servicio ferroviario en dos aspectos fundamentales. Uno de ellos consistió, precisamente, en la contratación de trabajadores precarizados, que percibían un salario muy inferior al que le correspondía al obrero de convenio. Los intermediarios de esta tercerización no eran otros que los propios burócratas sindicales, a través de “cooperativas” bajo su control. Como se demostró en el juicio por el crimen de Mariano, Pedraza manejaba una de ellas. El otro vaciamiento se perpetró contra el mantenimiento ferroviario, y terminó, un año y dos meses después del crimen de Mariano, con la masacre de la estación de Once. La articulación de empresarios y burócratas estaba a cargo del propio Estado: los De Vido, Schiavi y Aníbal Fernández del gabinete kirchnerista.

Todo lo anterior ayuda a entender por qué el de Mariano fue un crimen político: buscó proteger a un régimen de explotación social y vaciamiento del patrimonio público organizado desde el poder político. Por eso, ese mismo poder buscó encubrirse a sí mismo desde las primeras horas posteriores al crimen: Cristina Kirchner asoció a los militantes agredidos con los “revoltosos de la FUBA”. Aníbal Fernández calificó de “impecable” al accionar policial que liberó la zona donde se perpetró el crimen de Mariano. Todo este andamiaje de impunidad fue atropellado por la enorme movilización que tuvo lugar a pocas horas del crimen, y que, durante semanas y meses, se prolongó en los sindicatos y organizaciones estudiantiles. El gobierno siguió conspirando para proteger a los asesinos. Como muestra de ello, está la célebre `conversación` del entonces ministro Tomada con Pedraza. Y la persecución y detención de nuestros compañeros ferroviarios meses después, organizada e instigada por los “garantistas” Horacio Verbitsky y la entonces ministra Nilda Garré.

La detención posterior de Pedraza y el juicio oral y público fueron el resultado de la gigantesca presión popular que se enfrentó a la acción del Estado. La Justicia, que aplicó diversas condenas a los ejecutores materiales y al propio Pedraza, se cuidó puntillosamente de evitar caracterizar a los hechos como parte de un plan criminal. Con ello, evitó ir contra el propio gobierno. Muchos de estos personeros cayeron, mucho después, como consecuencia del desastre de Once. El macrismo y sus voceros celebran que De Vido esté preso por ello: pero se han cuidado muy bien de asociar esa causa con la de Mariano Ferreyra. En definitiva, para los jefes de Patricia Bullrich, la muerte de un militante obrero y socialista es sólo un accidente de su propia política –la regimentación de la clase obrera y sus organizaciones, por la vía de la cooptación de los burócratas o, si ello no alcanza, por la represión.

Para los agentes del Estado –sean estos liberales o pretendidos “nacionales y populares” – la muerte de Pedraza querrá ser usada para cerrar el capítulo de Mariano Ferreyra y su lucha. Por el contrario, para el Partido Obrero, y para todos los luchadores del clasismo y la izquierda, el objetivo de ir hasta el final en las implicancias del crimen de Mariano se reaviva con toda su fuerza. Para colocar sobre la mesa el carácter antiobrero y parasitario del régimen social y político que pretendió “reconstruir a la burguesía nacional”, y que hoy pretende servirse del derrumbe del macrismo para volver de la mano de esos mismos capitalistas –e incluso, del capital internacional, al que ofrece “reestructurar” la deuda impagable del país. Y para redoblar la lucha por una salida obrera y socialista a esa quiebra nacional. Mariano Ferreyra dio la vida por esa perspectiva.

Que la necrológica de Pedraza refiera a un asesino de obreros es una gran victoria de la lucha por Mariano, que marcó a fuego el carácter criminal de la banda de agentes del capital que usurpa los sindicatos. Pero al mismo tiempo, puso de manifiesto su decadencia irreversible, que se expresa en la irrupción de nuevas generaciones de luchadores clasistas, sindicatos y comisiones internas recuperadas.

Hoy, cae el último baldón de tierra sobre el asesino. Y florece, con energía inmensa, la lucha de Mariano.
 

Fuente: https://prensaobrera.com/politicas/62372-pedraza-muere-la-lucha-de-mariano-ferreyra-esta-mas-viva-que-nunca

domingo, 23 de diciembre de 2018

Adónde va Gran Bretaña

16 de diciembre de 2018



Theresa May, la primera ministra de Gran Bretaña, desistió, a principios de semana, de presentar a la votación del Parlamento el acuerdo de principio que había firmado con la Comisión Europea para retirar al Reino de la UE, por la certeza de que sería rechazado. El resultado habría determinado la caída de su gobierno y una vuelta atrás de todas las negociaciones de salida, que llevan más de dos años. Volvió a salvar el pellejo enseguida al derrotar un voto de censura de parte del bloque parlamentario de su partido, el Conservador – por 200 votos contra 117. El elevado número de votos de la minoría confirma la previsión de derrota en una votación parlamentaria.

La mayoría del Parlamento que se opone al acuerdo es, sin embargo, heterogénea, reúne posiciones enfrentadas entre sí. De un lado se encuentran aquellos que sostienen que vulnera la independencia a Gran Bretaña; los que, por el contrario, quieren seguir en la Unión Europea; y por último un bloque contradictorio, en especial en el partido Laborista, que desearía provocar la caída del gobierno pero carece de uniformidad en cuanto a salir o no de la UE. May está sentada encima de un escenario de fuerzas que se anulan entre sí.

El embrollo podría llevar a la convocatoria de un segundo referendo popular, que anule o ratifique el que decidió el Brexit en 2016. Los plazos no ayudan mucho, porque la fecha límite para consumar el Brexit es a finales de marzo próximo. La incertidumbre acerca del desenlace afecta políticamente a toda la UE, que se encuentra surcada por la rebelión de los chalecos amarillos en Francia y por el enfrentamiento entre Italia y la Comisión Europea por el déficit fiscal y la crisis bancaria. De acuerdo a numerosos informes, el Banco Central Europeo no tiene los recursos para hacer frente a una crisis financiera sin una fuerte asistencia norteamericana. Alemania, la potencia rectora de la UE, ha entrado en recesión y enfrenta una crisis política en sus dos partidos tradicionales y al ascenso de los neo-nazis. Donald Trump ha alentado un Brexit sin compromisos con la UE y amenazado a May, en caso contrario, con boicotear cualquier acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. La guerra económica internacional pivotea a fondo en la disputa UE-Gran Bretaña.

La crisis política británica en torno al Brexit, amenaza la integridad del Reino Unido y la solvencia de la City de Londres – la plaza financiera internacional más importante. Desde la victoria del Brexit ha habido un traslado regular de las sedes bancarias de Londres a París o Frankfurt. El clearing (compensación) de transacciones de derivados (garantías de operaciones financieras), donde se mueven 600 billones de dólares, quedaría fuertemente golpeado por la competencia del que se establezca en la Europa continental. Escocia, donde el voto por permanecer en la UE derrotó con amplitud al Brexit, amenaza abandonar GB si se concreta una salida integral. La confrontación más importante tiene que ver con Irlanda, dividida entre el sur independiente y el norte británico, donde se podrían reinstalar las barreras comerciales eliminadas hace una década. En este caso, podría reabrirse el conflicto católico-protestante que dividió al norte durante muchísimo tiempo, incluida una larga guerra civil.

May y la Comisión Europea creyeron que partían la torta por la mitad al acordar, hasta cuando se firme el tratado final en 2020, que GB continúe integrando el mercado único de mercancías, no así los servicios financieros. La libre frontera en Irlanda seguiría en pie. Irlanda pasaría, de hecho, a ser una jurisdicción de la UE y, potencialmente, podría reunir a las dos partes en una República única, y GB perdería lo que quedaba de su colonia más antigua. Los partidarios de una salida completa caracterizan que el acuerdo significa un principio de desintegración de Gran Bretaña. La gran industria reclama, en estas condiciones, que se vuelva al status quo anterior, para preservar las cadenas de producción existentes.

La convocatoria a un referendo acerca de la continuidad de Gran Bretaña en la UE en 2016, y luego la victoria del Brexit, reflejaron los rendimientos decrecientes que ofrecía la integración europea a sus socios, en especial a partir de la crisis mundial de 2007/8. De un lado, la UE necesitaba enfrentar la crisis con una mayor integración fiscal y financiera, lo que imponía nuevas regulaciones a la City de Londres. De otro lado, la City pretendía convertirse en el centro de intercambios financieros para China y una internacionalización de su moneda - el yuan. GB reclamaba, asimismo, dejar afuera las reglas laborales e inmigratorias de la UE, con la finalidad de desregular por completo el mercado de trabajo. Lo mismo ocurría con las normas que garantizan la salud en el marco comunitario. La UE, en su conjunto, era atravesada por una creciente desintegración interna, y enfrentaba la crisis mundial con mayores dificultades que EEUU o Japón. La depresión social descomunal que había sufrido el interior de Inglaterra, Gales y Escocia, como consecuencia de las políticas ‘neo-liberales’ de la City, se había canalizado en una suerte de rebelión nacionalista que fue canalizada por un sector de la burguesía inglesa. El Brexit, al cabo de dos años, ha puesto de manifestó el carácter irreconciliable del conjunto de contradicciones que llevaron a su sanción.

El pacto de salida es un conjunto de parches; son escasísimos quienes creen que tenga una chance de aprobación legislativa. El Parlamento actual no puede producir ningún recambio de gobierno – deberían adelantarse las elecciones generales. Un nuevo referendo carecería de legitimidad, porque tendría lugar luego de otro que no habría sido cumplido. El partido Laborista tiene todas las oportunidades de conquistar el gobierno e incluso tiene listo un programa de nacionalizaciones burguesas y reformas sociales. Se encuentra, sin embargo, dividido y sin brújula en torno a la cuestión de seguir o no en la Unión Europea. Un Brexit laborista tendría costos enormes, debido a las deudas y compromisos que debería cancelar Gran Bretaña en ese caso. Seguir en la UE impondría atarse a su política de ajuste capitalista. La convocatoria a un frente internacional de los trabajadores de Europa se presenta como una condición para cualquier salida elementalmente favorable a los trabajadores. Esto va más allá del horizonte estratégico del Labour, lo que explica las vacilaciones de su jefe político para reclamar un voto de confianza, disolver el parlamento y convocar a elecciones anticipadas.

La crisis política ha comenzado a transitar por otros andariveles – como las manifestaciones callejeras y huelgas parciales. El nudo lo van romper los overoles grises del proletariado británico.

sábado, 22 de diciembre de 2018

El debate sobre la crisis mundial en el #PicNic2018 del Partido Obrero

17 de diciembre de 2018

Concurrida mesa-redonda con Altamira y Gabetta
El Picnic del Partido Obrero contó con una mesa-debate muy concurrida sobre la situación mundial. Coordinada por Pablo Heller, contó con la participación de Jorge Altamira y Carlos Gabetta, periodista y escritor, ex director de Le Monde Diplomatique.

Gabetta señaló que en las últimas cuatro décadas se ha operado una profunda transformación en el régimen social capitalista, caracterizada por un enorme desarrollo de la producción y la productividad con cada vez menos uso de la fuerza de trabajo. Y consideró que la izquierda tiene el desafío de ofrecer una respuesta a esa situación.

Al mismo tiempo, señaló que “el capitalismo se ha fabricado su propia trampa” con ese proceso de robotización, toda vez que esa mayor producción no encuentra quién la consuma debido al desempleo y a la caída en el poder adquisitivo que causan esas transformaciones. Esto plantea el problema de la distribución del ingreso y de la creación de una demanda, que el capitalismo procura resolver por medio del cebamiento del crédito.

Llegado a este punto, Gabetta sostuvo que estamos a las puertas de una nueva crisis financiera y puso como ejemplo el endeudamiento en Estados Unidos, que alcanza al 130% del PBI. Planteó inclusive la hipótesis de una devaluación yanqui para licuar esa deuda, con su consecuente impacto en la situación global.

El movimiento de los chalecos amarillos, en Francia, es una de las expresiones concretas de la crisis a la que se refirió Gabetta. Repasó su origen social: una pequeña y mediana burguesía que el Estado francés reasentó en las últimas décadas en la periferia de París y que debe recurrir al transporte para trabajar y acceder a servicios que se fueron retirando paulatinamente de sus localidades. El aumento de impuestos en el diésel actuó como detonante de la revuelta de estos sectores, golpeados ya por la pérdida de poder adquisitivo.

Pero en este conflictivo escenario global, dijo Gabetta, la socialdemocracia ha abandonado las banderas de la izquierda. Tomó el ejemplo de Francois Hollande, en Francia, que aplicó medidas neoliberales y se fue de la presidencia con un 6% de popularidad. Advirtió severamente, en ese cuadro, sobre el crecimiento de la derecha, subrayando el caso de Marine Le Pen en Francia, y de Matteo Salvini en Italia.

Totalidad diferenciada


Altamira resaltó la importancia metodológica de abordar la crisis mundial en su desarrollo y en todas sus dimensiones, es decir, como una “totalidad diferenciada”, para evitar conclusiones unilaterales. Sólo así se puede trazar –dijo- una estrategia política adecuada.


En ese sentido, se refirió a la acuciante cuestión del Brexit, que caracterizó como parte de un proceso de desintegración en la Unión Europea que plantea también la posible desintegración del propio Reino Unido (pérdida de Irlanda del Norte, salida de Escocia, etc.).

En medio de una profunda división en el partido conservador, sólo el partido laborista de Jeremy Corbyn podría intentar una salida a la paralización política en el país. Se trata del partido histórico de la clase obrera británica y de uno de los exponentes más “izquierdistas” de ese partido, que levanta un planteo de nacionalizaciones parciales y reformas sociales del que la burguesía recela. Y pese a su relativa vitalidad política, Corbyn no tiene claro qué hacer frente al Brexit porque ambos escenarios, la permanencia o la salida, fracturan a su organización. El del Reino Unido y el Brexit, en definitiva, es un caso que refleja un gigantesco impasse y replantea –frente a la decadencia de la UE y los nacionalismos caducos- la consigna de la unidad socialista de Europa.

Altamira también se refirió al proceso de los chalecos amarillos, cuestionando la estrategia divisionista de las centrales sindicales –y de un sector de la izquierda-, que han evitado deliberadamente la convergencia con ese movimiento en las calles y se limitan a plantear la oportunidad de una lucha por aumento salarial. La ausencia de un planteo político general se pretende justificar en nombre de la presencia de la derecha y de una supuesta falta de conciencia en el proletariado que en todo caso sería responsabilidad de esas mismas conducciones, que obstruyen una deliberación y organización de la clase obrera ante la crisis.

El problema de dirección política se ve también agudamente en el caso del crecimiento de ciertos fenómenos derechistas. Las corrientes de este tipo en Europa, o en Brasil, han pavimentado su avance sobre la base del fracaso de las direcciones centroizquierdistas o seudonacionalistas, que aplicaron las políticas de ajuste en sus países.

Con respecto a los planteos sobre una caída en la masa de trabajadores, Altamira los cuestionó empíricamente, señalando el crecimiento de la industria y el proletariado chino. Y también advirtió que el capital, pese al desarrollo de la productividad y el abaratamiento consecuente de la fuerza de trabajo, ha debido recurrir también a un ataque directo sobre el salario y las condiciones de trabajo (la “ley de esclavos” de Hungría, con el aumento de las horas extras, es uno de esos ejemplos recientes). El capital exprime la fuerza de trabajo porque es la única que crea valor. El desarrollo de la productividad conlleva también un proceso deflacionario en que cae el precio de las mercancías.

La mesa-debate finalizó con una ronda de preguntas del público.


viernes, 21 de diciembre de 2018

[Editorial] Por un 2019 de los trabajadores y la izquierda

20 de diciembre de 2018 | #1533



Foto: Gus Holandes

El cierre del año 2018 no deja dudas respecto del derrumbe económico macrista. No se trata solamente del retroceso del producto nacional o la caída general de la industria y el comercio. En las últimas horas, el riesgo país superaba los 800 puntos básicos, un valor equivalente al de los días más álgidos de la crisis cambiaria de mayo pasado. Esta señal de desconfianza del capital financiero llegaba, sin embargo, en el mismo momento en que el FMI concretaba un nuevo desembolso de su préstamo, y cuando China reforzaba las reservas internacionales del Banco Central. O sea que los especuladores avizoran una cesación de pagos a pesar de estos “salvavidas” internacionales. Entre los economistas de la oposición, abunda la denuncia de que el gobierno se gastaría todos los recursos del FMI en 2019, dejando “sin frazada” al gobierno que vendrá. Pero esta visión, que descuenta un 2019 sin sobresaltos, es a esta altura demasiado optimista. Esos números dan por supuesto un elevado nivel de renovación de los vencimientos de deuda del próximo año. Una previsión que no toma en cuenta, en primer lugar, que la insolvencia prevista para 2020 podría anticipar la fuga de capitales para el mismísimo 2019. Y, luego, que esa retirada podría ser acelerada por una nueva suba de la tasa de interés en los Estados Unidos, y por una posterior recesión en ese país y en los principales bloques económicos mundiales. En ese cuadro, una renovación de deuda por debajo de los niveles esperados por el gobierno obligaría al Banco Central a vender dólares aceleradamente, llevando sus reservas por debajo del umbral mínimo exigido por el FMI. La pretensión de que el año electoral transcurra sin convulsiones económicas está, por lo tanto, severamente cuestionada.

Reestructuración


A partir de este cuadro, la cuestión de una reestructuración de deuda se ha instalado en la agenda del capital y sus partidos. La palabra “reestructuración” intenta disimular el contenido de ese operativo financiero, que encierra la declaración de insolvencia del país. La fantástica pérdida de valor de los bonos de deuda que vencen en los próximos dos o tres años anticipa esa quiebra. Como ya ha ocurrido en la Argentina, una “reestructuración” implicará confiscaciones económicas, divisiones y crisis políticas. En el gabinete macrista, Dujovne ata su suerte a la de los fondos de inversión que continúan ‘abrochados’ a la deuda argentina, y que temen a las pérdidas que acarrearían una quita o reestructuración. Dujovne-Macri apuestan al sostén de Trump y de los acreedores. Pero los cimientos de ese edificio tambalean: es lo que ocurre, por ejemplo, con el fracaso de la “propiedad participada”, que debía ser la puerta de ingreso del capital internacional a la obra pública, a partir de la suba astronómica del costo de financiarse en el exterior o en el mercado local. La causa de los “cuadernos” ha golpeado a la burguesía contratista local, pero su reemplazo por pulpos extranjeros está cuestionado por la bancarrota financiera del país.

Es este colapso del macrismo el que explica, a su turno, la aguda fragmentación política que ha comenzado a operarse en el gobierno y en su propia base social capitalista.
Hace sólo dos semanas, la UIA estuvo cerca de firmar un pronunciamiento crítico junto a la CGT y a los movimientos sociales de San Cayetano -algo que consiguió frenar a último momento Funes de Rioja, el abanderado de la reforma laboral. Otros jefes patronales, como Cristiano Ratazzi, de Fiat, continúan aferrados al gobierno, aunque condicionan ese apoyo a un régimen devaluatorio permanente. En el plano político, Elisa Carrió acentúa su distancia de Macri, mientras los radicales amenazan con una Paso de Cambiemos. La fractura del Estado se extiende a la Justicia y a la propia Corte. Allí, una “nueva mayoría” filopejotista -que ha aislado al macrista Rozenkrantz- acaba de golpear al gobierno con un fallo que eleva el reajuste de los juicios jubilatorios, aún cuando luego habilita al Congreso a dar marcha atrás en ese criterio a través de un pacto parlamentario. La Corte también le dio su aval a la fraudulenta ley de lemas de Santa Cruz, lo que ha habilitado a que en otras provincias -como San Luis o La Rioja- el pejotismo quiera implementar este régimen electoral en aras de reagruparse.

Precisamente, son los voceros económicos de estos aspirantes a relevar al macrismo los que agitan el planteo de una reestructuración de deuda, para patear los vencimientos de 2020 en adelante. Es un nuevo planteo de rescate del Estado argentino, pero también, de la burguesía nacional, golpeada por el derrumbe económico general y por la incierta refinanciación de sus propias deudas. Pero ¿quién se ha puesto al frente de esta bandera de rescate? Nada menos que el cristinista Kicillof, cuando expresó la necesidad de “rediscutir con el FMI” las condiciones de su megarescate. Los diarios de negocios afirman que “Wall Street ha comenzado a descontar un sustancial riesgo político a la posibilidad que CFK o algún personaje aliado ganando las presidenciales de 2019” (Cronista, 17/9). El kirchnerismo, a su turno, se empeña en bajar ese “riesgo político” -quiere persuadir al capital internacional de las ventajas de un megacanje. Los que ejecutaron el canje de 2005-2010 sueñan con una remake en la década que empieza. Pero las condiciones internacionales son muy diferentes: los “reestructuradores” actuales tendrán que ingresar a la cancha en medio de un salto agudo de la crisis capitalista internacional. Un reciclaje de la deuda, en estas condiciones, sólo prosperaría al costo de monumentales concesiones a los acreedores, en términos de recolonización económica y ataques a la clase obrera. En el plano político, CFK está construyendo una coalición a la medida de esos objetivos, junto a buena parte del peronismo que, en estos años, cogobernó con el macrismo. Por eso mismo, y para el caso en que ella no fuera candidata, ha seleccionado a varios “hombre de Estado”. Como Agustín Rossi, un socio del pejotismo santafecino, o el mismísimo Daniel Scioli, a quien Cristina “reflota para el lote de presidenciables” (Ambito, 19/12). En los últimos dos años, Scioli sólo abrió la boca una vez, y hace poco, para hablar de la “razonabilidad” de los tarifazos macristas y de la política represiva de Bullrich. El Vaticano aporta otra pata crucial de este relevo, a cambio, claro, de mandar al freezer las reivindicaciones del laicismo y la mujer. Este es el contenido social concreto del “Frente antimacrista” en grado de tentativa.

Lucha de clases y elecciones


La radiografía de los intereses sociales que se mueven detrás de la bancarrota nacional sirve para entender qué está en juego en las próximas elecciones presidenciales, y en el largo derrotero de elecciones provinciales desdobladas.
Los partidos del régimen debaten, en definitiva, en qué términos le trasladarán la quiebra del país a los trabajadores. El macrismo apuesta a una nueva e incierta oleada de financiamiento internacional, a caballo del FMI, algo que parece cada día más lejano. En ese cuadro ha empezado a coquetear con el orden policíaco como argumento electoral y al mismo tiempo, como garantía ante el capital financiero de que está dispuesto a bolsonarizarse lo que haga falta para hacer pasar la ofensiva contra las masas. El adelantamiento electoral en la provincia de Buenos Aires, ya reconocido por la propia Vidal como alternativa en discusión, es una maniobra extrema para afrontar la caída electoral del macrismo, que en determinadas condiciones puede acentuarla.

Del otro lado, se producen maniobras cada día más pronunciadas para asegurar un relevo potable en vistas al derrumbe electoral del macrismo que podría agravarse con el desenvolvimiento de la crisis y hasta tener que asumir la “reestructuración” de deuda durante el propio proceso electoral. Los realineamientos en la Corte, así como los debates en la UIA, presionan al interior del peronismo para hacerlo “razonable” al relevo fondomonetarista. Lo cual no excluye al kirchnerismo, sino más bien lo tiene en el centro de los debates y maniobras políticas, como la incorporación de Yasky a la mesa del PJ, junto a Daer, la unidad con el PJ de Schiaretti, la unidad del peronismo santafesino y varios ejemplos de este tenor en todo el país.

Ya hemos señalado en estas páginas los guiños de Kicillof al FMI. Por el lado de la propia burguesía se han sumado otras voces al “tampoco es tan grave que gane Cristina” como la del economista Guillermo Calvo. Es decir, hay un operativo “confluencia” en el que el Papa juega un papel vital. El papel del enemigo del aborto legal, sin embargo, se ha notado de manera más espectacular en su influencia en la “paz social”, frente al ajuste de tal magnitud que “nunca se hizo sin que caiga el gobierno” según las reveladoras palabras de Dujovne. El movimiento obrero ha sido entregado este fin de año por menos que un plato de lentejas, en lo que no sólo jugaron los Daer o Moyano, sino también las tres CTA y el trío Vaticano.

El operativo elecciones 2019 está maniatando al movimiento obrero, aislando sus luchas y facilitando la ofensiva de despidos y contra los convenios colectivos y hasta por sindicatos por empresas. La crisis económica y política debilita este operativo; podemos explotarla para romper el bloqueo a la acción de las masas. La condición para ello es una acción única del Frente de Izquierda y el clasismo como organizadores de la clase obrera en sus luchas y como alternativa política y de poder. Frente a los numerosos desdoblamientos electorales locales -que buscan ocultar el alcance de la quiebra nacional y a sus responsables- el Partido Obrero y el Frente de Izquierda no se “desdoblan”: es necesario que el FIT ponga de manifiesto su carácter de fuerza de alcance nacional, y despliegue una inmediata campaña por una salida de los trabajadores a la crisis. Con estos planteos, ingresamos a un 2019 que alberga enormes luchas y posibilidades de desarrollo político para la izquierda revolucionaria.
 
 

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera