El respetable periódico burgués
New York Times, el 30 de abril de 2018, ha publicado un artículo de Jason Barker, un profesor de filosofía asociado, con el alegre título de:
¡Felíz cumpleaños, Karl Marx, estabas en lo cierto!
Muy pronto, el 4 de mayo de 2018, la voz de la City de Londres, el igualmente respetable y burgués
Financial Times acogió una reseña de un libro del historiador económico Adam Tooze bajo el impresionante título
“Por qué Karl Marx es más relevante que nunca”.
En 3 de mayo de 2018, otra voz británica del gran capital, el bien conocido jornal
Economist publicó
también un artículo sobre el bicentenario de Marx, esta vez muy
venenoso, ignorante y de mal gusto pero no obstante con una advertencia
valiosa en su título:
“segundo tiempo, una farsa-
¡Gobernantes del mundo, lean a Karl Marx! En su bicentenario el
diagnostico de Marx de las fallas del capitalismo es sorprendentemente
relevante “.
Una pregunta es inevitable:
¿por qué estos órganos de prensa de
poderosas secciones de la clase capitalista influyentes
internacionalmente publican tales artículos dedicados al peor enemigo
revolucionario de la historia de la misma clase capitalista?
Se hace claro de ver para todos, y sorprendente para sus enemigos
declarados y ex simpatizantes decepcionados, que el legado de Marx está
aún vivo y coleando, relevante inclusive para el campo del enemigo de
clase.
El mantra de su muerte, dominando en todos lados en las décadas luego
del colapso de la Unión Soviética, no se puede mantener más. Marx se
consideró enterrado hace largo tiempo, junto con el comunismo, la
revolución, aún la misma historia. Ahora, aparentemente el
“Caballero Rojo regresa”.
Ya no como un “espectro” o como múltiples “espectros”, como en el
famoso, en un sentido incluso profético, libro de Jackes Derrida en
1993; Marx vuelve reivindicado en sus análisis y pronósticos (“¡
Estabas en lo cierto!). Es considerado incluso “
sorprendente”, “
más relevante que nunca”
como podemos leer en la prensa, la más hostil a sus ideas
revolucionarias y de la praxis revolucionaria inspirada en su teoría.
El
New York Times, el
Financial Times o el extremadamente hostil
Economist,
obviamente no se han hecho marxistas o “marx-friendly”. La razón de la
publicación de tales artículos, puede encontrarse en un pasaje en
artículo mencionado arriba de
NYT. Se refiere a Nouriel Roubini, el economista y financiero en boga quien se hizo famoso
post festum,
como uno de los muy pocos de sus colegas que estaba advirtiendo la
catástrofe en camino: la erupción de la crisis capitalista mundial,
después del colapso del mercado de las hipotecas sub-prime de los EEUU
en 2007, la debacle de Lehman Brothers en 2008 seguida por el derrumbe
financiero mundial y la
Gran Recesión (o “
Tercera Gran Depresión”).
“
incluso economistas liberales”, escribe Baker en el
NYT, “
tales
como Nouriel Roubini acuerdan que la convicción de Marx que el
capitalismo tiene una tendencia inherente a destruirse a sí mismo
permanece tan presciente como siempre”. Una declaración así es frecuentemente desestimada como “
catastrofista”
por auto-proclamados “marxistas” escépticos o ex marxistas que prueban
ser más optimistas por el futuro del capitalismo que los mismos
capitalistas que tienen de hecho “algo” que perder, ¡la riqueza social
usurpada producida por otros!
El artículo viciosamente anti-marxista, anti-comunista en el
Economist advierte: “
la
reacción contra el capitalismo se alza –si más frecuente en la forma de
odio populista que de solidaridad proletaria. Hasta ahora los
reformistas liberales se prueban tristemente inferiores a sus
predecesores en términos de tanto su comprensión de la crisis como en su
habilidad para generar soluciones. Deberían usar el 200º aniversario
del nacimiento de Marx para reencontrarse con el gran hombre – no solo
para entender las serias fallas que el brillantemente identificó en el
sistema, sino para recordarse del desastre que espera si fallan en
confrontarlas.”
Este tardío, luego del evento, reconocimiento forzado de la relevancia de Marx por sus oponentes tiene más que ver con
el mismo fracaso histórico de los economistas burgueses para prever la crisis capitalista global que
con real entendimiento del mismo Marx, de sus descubrimientos de las
contradicciones internas del capital, de los límites inmanentes del
capitalismo como un modo social de producción, llevándolo a crisis y a
su condena histórica.
De la manera más espectacular, el fracaso fue demostrado en el
legendario encuentro de economistas burgueses líderes convocado por la
reina Isabel como resultado de la estallido global de 2008, y donde todo
el mundo permaneció en silencio, incapaz de responder a la pregunta de
la reina: ¿
por qué todos ellos –economistas, “think tanks”, bancos y
banqueros, instituciones tales como el FMI- fracasaron completamente en
ver, predecir o advertir de la catástrofe financiera global venidera?
Diez años después, más de una década después, el mundo es aún sacudido
por una continua, aún sin resolver, crisis capitalista mundial,
amenazando ahora, en 2018, con nuevas, más devastadoras explosiones
económicas, políticas, y geopolíticas. La pregunta de la reina sigue sin
respuesta. No sólo la
economía burguesa no puede explicar el pasado- la falta de pronóstico de la crisis global del 2007 y la falta de entendimiento de sus causas más profundas; a su vez
no puede comprender el presente –
porque la crisis sigue irresuelta a pesar de las medidas
extraordinarias, heterodoxas de paquetes de estimulo gigantescos,
flexibilización cuantitativa, y tasas de interés de casi cero, tomadas
por los bancos centrales y gobiernos; y, por último pero no menos
importante,
no puede prever el futuro aunque ya aparezcan señales siniestras en el horizonte.
“Mientras apenas reunimos los paliativos para sobrevivir el
desplome previo, no hay confianza que tengamos suficiente en la alacena
para la próxima vez” dice Tom Clark contestando SI a la pregunta del
Financial Times (24/4/2018)
¿Ha fracasado la economía?
Contestando NO a la misma pregunta el economista
Chris Giles, no obstante comenta: “
el futuro es incierto. El presente es incierto. El pasado es incierto” (op.cit.)
¿Minsky o Marx?
Vale la pena volver a ver una interesante presentación de Janet Yellen,
ex Presidenta de la Reserva Federal de los EEUU, el 16 de abril de
2009, a la 18ª Conferencia Anual Hyman P. Minsky sobre el Estado de los
EEUU y las Economías Mundiales bajo el título de
Una fusión Minsky: Lecciones para Banqueros Centrales.
Ella enfatiza que el estallido representa una más seria “
ruptura sistémica”. Desafía aproximaciones superficiales que culpan a “
la complacencia por los inversores”. También rechaza como estrecho, basado en una perspectiva nacional limitada, la hipótesis del “
exceso de ahorro” adelantada
por su predecesor Presidente de la Fed, Ben Bernanke. De acuerdo a
este admirador de Milton Friedman, la fuente de la crisis fue “
un
exceso de ahorro extranjero mayormente generado en los países en
desarrollo tales como China e India [que] alimentó la demanda por
acciones denominadas en dólares” […]
combinado con una baja
tasa de ahorro personal de EEUU, grandes déficits del gobierno de EEUU, y
ganancias de alta productividad para producir un enorme déficit de
cuenta corriente”.
Yellen basa su aproximación a la “
hipótesis de inestabilidad financiera” de Hyman Minsky –bastante popular luego de 2008. Pone acento en que en 2008 “
la
fusión Minsky es global en su naturaleza reflejando la
interconectividad siempre creciente de los mercados financieros e
instituciones alrededor del mundo. La recesión es la primera durante el
período de posguerra en ver contracciones simultáneas en salida en
Europa, Japón, y Norteamérica”.
Siempre basada en la aproximación minskyiana, Yellen, desde el primer
momento, y en su discurso de 2009, apoyó todas las medidas heterodoxas
tomadas, luego de la debacle de Lehman Brothers, por la Fed ( y mucho
más tarde por el BCE) para restringir la caída al abismo al introducir
enormes “paquetes de estimulo”, tasas de interés cercanas a cero, y
esquemas relajamiento cuantitativo (QE en Inglés) que proveyeron
billones de dólares de liquidez. Para Yellen todas estas eran “
prescripciones de la política de Minsky”. Cita aprobatoriamente a Paul Mc Culley quien enfatiza la importancia del QE refiriéndose a este como “
el camino inverso de Minsky”, revirtiendo la producción de burbujas Ponzi y alto riego financiero (Paul Mc Culley,
Salvando a la Banca Capitalista de Sí Misma, Global Central Bank Focus, PIMCO febrero de 2009).
El problema es que, diez años después, todas estas prescripciones de la
política Minsky, alabadas por Yellen y todos los Minskianos, liberales o
de izquierda,
fracasaron. Aún peor:
produjeron burbujas financieras especulativas más gigantescas que
aquellas que estallaron en 2007-2008 amenazando con nuevas explosiones
devastadoras.
Los debates actuales sobre una política monetaria y de incremento de
tasas de interés más “activista” o una más “prudente” para el manejo
de “burbujas” da una sensación de un deja vu desesperanzador. Los mismos
argumentos fueron intercambiados infructuosamente hace diez años
también, y fueron mencionados en el discurso de 2009 de Janet Yellen.
No es solamente que un agraciado e introspectivo post keynesiano
–institucionalista como Minsky o sus admiradores como Yellen quienes son
refutados por la realidad. Durante la década pasada, tanto las
políticas opuestas al enfoque neoliberal sobre la circulación monetaria
son medidas fiscales versus los post keynesianos apoyando la
combinación de intervenciones centrales fiscales y monetarias,
demostrativamente fracasaron. Ambas estrategias económicas elaboradas
por competentes escuelas de economía burguesas luego del crack de 1929 y
la gran depresión, keynesianismo y neoliberalismo, en todos sus matices
y combinaciones, probaron durante la crisis capitalista global en
marcha, totalmente incapaces de tratar con ésta y con las
contradicciones globales que las impulsan. Como señalamos en otra
ocasión, el fracaso de la economía burguesa representa un
impasse estratégico para el capitalismo, lo que hemos descripto, en un ensayo previo, como la
agonía de muerte del homo economicus.
La superioridad del método de Marx es reflejada en el colapso de su
opuesto, el individualismo metodológico, común en las diferentes o
conflictuadas hebras de la economía política burguesa comenzando de un
agente individual haciendo elecciones racionales luego de estimar
riesgos y ganancias.
Para ponerlo en pocas, simples palabras:
la clase capitalista se está quedando sin opciones económicas estratégicas. Una
situación tal donde las agudas contradicciones polarizadoras no pueden
ser resueltas impulsa a los mandantes del sistema hacia intentos de una
“solución” extra-económica, brutal, militar significa:
agresión imperialista y guerra.
Una nueva etapa de la crisis
Los resultados de este impasse están aquí para que todos los vean. El
reverso ahora de las medidas desesperadas tomadas luego del colapso de
Lehman Brothers prueba ser un remedio peor que la enfermedad. Comenzando
por la reserva de EEUU y pronto seguido por el BCE, un reverso del
“camino inverso de Minsky” está sucediendo ahora, al terminar con los
programas QE y elevar las tasas de interés. Pero esta vuelta en “u”
evoluciona en un ambiente cambiado dramáticamente: proteccionismo en
ascenso, unilateralismo Trumpiano, guerras comerciales, antagonismos
internacionales agudizándose, explosiones geopolíticas incrementándose
peligrosamente, guerras internacionales expandiéndose de Asia Central a
Medio Oriente, el Mediterráneo y las fronteras de Europa (los Balcanes,
Ucrania). En un contexto así ésta aparentemente “reversa del reverso
del camino Minsky” ya crea estragos.
La nueva etapa dramática de la crisis en Argentina y Turquía son
síntomas de la crisis global en deterioro, marcada por el colapso de las
monedas, sobre endeudamiento, déficits y o el giro desesperado una vez
más hacia el chaleco de fuerza draconiano del FMI, acertadamente
maldecido por sus víctimas.
No solo desastres económico-sociales y guerras barbáricas están en la
agenda sino levantamientos populares y revoluciones también.
La marea revolucionaria de movilizaciones populares tremendas en Europa
del Sur y el Norte de África en 2011-2013, desde la Puerta del Sol a la
Plaza Syntagma a Tahrir al Parque Gezi, salieron del impacto del shock
de la
primera ola del terremoto económico global de 2008.
Aunque siguió un retroceso, ligado a las agresiones imperialistas y el
fomento de guerras civiles reaccionarias, como en el caso de Siria, y el
Medio Oriente, estas luchas de masas de la primera etapa de la crisis
mundial representan el
preludio del verdadero drama que llega en el próximo período.
Es éste último prospecto que asusta a las clases dominantes y hace que
los economistas liberales, viendo también el peligro, reconozcan
reluctantemente a través de la crisis mundial presente, la superioridad
del análisis del capitalismo de Karl Marx. Están temerosos por el hecho
que su pronóstico de la tendencia del capitalismo a su auto destrucción
sea empíricamente confirmada. NO significa que tomen su método de
dialéctica materialista histórica, u, obviamente, que compartan sus
conclusiones revolucionarias.
Declive y Transición
Muchos analistas liberales, conservadores, incluso algunos de izquierda
pueden ver hoy, en condiciones de crisis mundial sin resolver, que es
bastante posible un final histórico del declinante sistema capitalista
plagado en crisis. Lo que impensable para ellos, incluso imposible de
considerar, particularmente luego de 1989-91, no es
el final de un sistema mundial, viejo, agotado históricamente sino el
comienzo de uno nuevo.
Hegel, aunque en términos idealistas, pudo tomar y teorizar la contradicción, en su
Filosofía del Derecho: declive histórico, decadencia de los viejo es la
forma
negativa de aparición de la emergencia de lo nuevo, una transición a
través de las agudizaciones de las contradicciones inmanentes en la
vieja formación. Sí no están las condiciones de la resolución de las contradicciones, sí una
Abrogación (
Aufhebung en el original, nota del Tr.) dialéctica es imposible, entonces el resultado es la ruina mutua de los polos opuestos.
Una real,
Abrogación dialéctica, de acuerdo a Marx no es una
reconciliación de los opuestos, una
pseudo-negación de la negación Hegeliana (K. Marx,
Manuscritos de 1844) sino
un quiebre en continuidad- una
Cesura (
Cäsur en el original, nota del Tr.) para usar el término de Hörderlin – un salto cualitativo, una
transformación revolucionaria de ambos polos de la contradicción.
Ésta senda dialéctica de conocimiento es considerada como “metafísica”
por el pensamiento positivista dominante, particularmente entre
economistas y sociólogos. En su Crítica de la economía política
burguesa, Marx mostró que su principal falla metodológica fue su
incapacidad para ir más profundo que las apariencias, para distinguirlas
de la esencia, las contradicciones motrices internas específicas.
En la crisis mundial post 2007, los economistas neoliberales o
post-keynesianos (incluyendo a Minsky o teóricos de la
“financiarización”, liberales o de izquierda) ven principal o únicamente
una crisis del sector
financiero dominante, desregulado,
sobre-expandido de la economía capitalista separándola de la esfera de
la producción, de la producción de valor excedente como la forma
específica de expropiación de plusvalía de los productores directos por
aquellos que dominan los medios y los procesos de producción.
Lógicamente las teorías de “financiarización” están ligadas o llevan a
las teorías de “desaparición” del proletariado o su sustitución por una
nueva clase, el “precariado” (la cual, en realidad es una parte
estructural-constitutiva del proletariado, como ha demostrado en el
Manuscrito de 1861-63 así como en su análisis de la sobre-población relativa en el
Capital).
La fetichización de las finanzas, (el capital ficticio es considerado
por Marx como el “fetiche absoluto”) separándolas, o confundiéndolas
con, o sustituyéndola de la producción propiamente, oculta su
dependencia
mediada del proceso de acumulación del capital como
un todo chocando con sus límites inmanentes; en última instancia, los
economistas de hoy del
mainstream, heterodoxos, o auto proclamados marxistas separan el dinero del capital de la
relación de valor dominante basada en la doble naturaleza interna, abstracta y concreta, del trabajo social.
Declive de la forma del valor y la Vida
Sin una crítica de la teoría del valor trabajo de la economía política clásica, como Marx alcanzó en su obra máxima, Das Kapital, es imposible tener una concepción científica de las mediaciones entre valor, dinero, capital dinero, crédito y finanzas. Por
esta razón, Marx es más actual que nunca antes como la brújula teórica y
guía metodológica indispensable en la crisis de hoy, histórica,
estructural y sistémica del capital globalizado.
La causa primaria de la crisis presente no es la “desregulación
irresponsable de las finanzas sobre-expandidas globalmente” en todas sus
exóticas ramificaciones a ser resueltas por una suerte de re-regulación
Minskyana. “
Die wahre Schranke der kapitalistischen Production ist das Kapital selbst” (Das Kapital, III, ME Werke vol. 25 p. 260)- “
La verdadera barrera de la producción capitalista es el mismo capital” Marx enfatiza “
Es
que el capital y su auto-expansión aparecen como el punto de partida,
el motivo y el propósito de la producción; esa producción es sólo
producción para el capital y no viceversa, los medios de producción no son simples medios para una constante expansión del proceso vital [Lebenprozesses]
de la sociedad de
productores […] Los medios – desarrollo incondicional de las fuerzas
productivas de la sociedad- están continuamente en conflicto con el
propósito limitado, la auto-expansión del capital existente” (Capital 3, Progress in English, p. 250).
Es el declive histórico de la relación de valor misma como principio
regulador de la vida socio-económica bajo el capitalismo que se
manifiesta a sí mismo en el impasse financiero-económico presente con
todas sus implicaciones catastróficas.
La globalización capitalista de las últimas tres décadas que llevó a la
implosión de 2007 ha impulsado a sus extremos este conflicto en marcha
en la relación invertida entre medio y propósito. La sobre acumulación
de capital exacerbada por la liberalización y la globalización de las
finanzas alcanzaron un punto crucial de incompatibilidad irreconciliable
con las demandas acuciantes, ilimitadas de lo que Marx llama el
proceso vivo –Lebensprozess- de la sociedad, incluyendo la naturaleza viva.
Contra toda forma de distorsiones economicistas del pseudo-marxismo
mecánico de la Segunda Internacional y el estalinismo, tenemos que
comprender de nuevo que
La vida es la categoría central de la teoría revolucionaria de Marx.
Está desafortunadamente olvidado o enterrado bajo el peso de los viejos
texto soviéticos estalinistas
que Marx mismo definió, en
Ideología Alemana, el “
modo de producción”, la categoría clave del materialismo histórico, como
Lebenweise, forma o modo de existencia o modalidad de vida social. Modos específicos del “metabolismo” social evolucionando históricamente (
Stoffwechsel) entre el ser humano y la naturaleza.
La vida es el hilo rojo a través de la afiebrada búsqueda teórica de Marx, desde los
Manuscritos de 1844 y la
Ideología Alemana a los
Grundrisse y
Das Kapital. El omnipresente, recurrente leitmotiv es
la vida, el proceso vivo, trabajo vivo (dominado por el trabajo
muerto, el capital) de cuerpos
vivos, la vida determinando la conciencia.
Crisis de Deuda como Transición
Marx ha analizado profundamente y previsto el tremendo papel del crédito tanto para una “
monstruosa” [Ungeheure, en alemán. Kapital III, p. 452],
expansión de la escala de la producción [capitalista]
y de las empresas” (p. 436 en la edición en inglés), así como a la explosión de las crisis: “
el
crédito acelera las violentas erupciones de ésta contradicción –crisis-
y de allí los elementos de desintegración del viejo modo de producción” (op.cit. p. 441).
Aquí se puede ver claramente la naturaleza de la actual crisis mundial.
No solo una crisis de sobre-producción de capital como salida de ésta
sino “elementos de desintegración del viejo modo de producción” – y, aún
más importantes momentos de
transición más allá del viejo mundo capitalista en desintegración
hacía un nuevo modo de producción: “
Las
dos características inmanentes en sistema de crédito son, de un lado
desarrollar el incentivo de la producción capitalista, el
enriquecimiento a través de la explotación del trabajo ajeno, a la más
pura y colosal forma de juego y estafa y reducir más y más el número de
los pocos que explotan la riqueza social; del otro, constituir la forma
de transición a un nuevo modo de producción” (op.cit.).
Todos, no solo los economistas profesionales, pueden ver el mundo de
hoy tomando la forma de un colosal casino de timba y estafa financiera;
todos pueden ver, también, la siempre creciente monstruosa inequidad,
cuando, en 2017, de acuerdo a Oxfam, el 82 por ciento de la riqueza
generada el año pasado fue a una oligarquía parásita del 1por ciento del
mundo más rico. Lo que no se puede ver es la
transición más allá de este infierno, a
un nuevo mundo, realmente humano, es decir comunismo mundial, una
nueva comunidad sin explotación, opresión, humillación de seres humanos
por seres humanos. El mito falaz tardío de Tatcher TINA (sigla en inglés
para There Is No Alternative, nota del tr.), no hay alternativa,
desafortunadamente aún domina, a pesar de la bancarrota irreversible del
neoliberalismo tatcherista en 2007.
La importancia actual, la mayor
contribución de Marx hoy es precisamente proveer un método guía para
comprender las fuerzas impulsoras de nuestra época de transición en el
momento histórico presente de los más grandes peligros para la
humanidad.
Presente Pasado Futuro
Los representantes del viejo mundo moribundo repiten hasta la nausea la
afirmación del ya arriba mencionado analista del británico FT: “
El futuro es incierto. El presente es incierto. El pasado es incierto”. Sólidamente basados en el legado de Marx aquellos luchando por un nuevo mundo liberado pueden proclamar lo opuesto.
El
presente de una crisis sistémica de todos
lados y todas las formas de conflicto social, es el presente a ser
comprendido en la teoría y peleado en práctica revolucionaria como una
viva, no predeterminada, ni lineal historia de la lucha social.
“la Historia” advirtió Marx en
La Sagrada Familia “no es, como fue, una persona aparte, usando al hombre como medio para alcanzar sus propios objetivos; la historia no es más que la actividad del hombre persiguiendo sus objetivos”. Y
la meta objetiva de los oprimidos y explotados sigue siendo la
emancipación humana universal –el final de todas las formas de
alienación, lo que quiere decir comunismo mundial.
El
pasado no es una carga de decepciones y
derrotas a ser olvidadas. La amnesia no es una virtud.
Marx es crucial
para entender las distorsiones de su propia teoría hecha por epígonos y
burócratas, usándola tanto para la colaboración de clase y para
acomodamiento reformista al capitalismo o como una ideología de Estado
de auto-justificación estalinista burocrática. Sin Marx, no podemos
descubrir las preciosas lecciones del pasado revolucionario con todas
sus demandas inconclusas aún vivas. No podemos salvar la
“Tradición de los Oprimidos”, como
la llamo Walter Benjamin, el legado de todas las victorias épicas y
derrotas trágicas de la revolución socialista mundial que siguieron a su
comienzo en Octubre de 1917 en Rusia.
El legado y el método de Marx, el nuevo horizonte que el expresó
teóricamente y abrió a la vista y acto para la humanidad, es crucial no
solo para comprender el pasado como un depositario de lecciones sino
como una guía al presente por un salto al futuro –incluyendo pelear
contra la confusión y la pérdida de orientación histórica luego de 1991.
A través de Marx, es posible comprender que pasó realmente en la Unión
Soviética, por qué pasó, por qué está quiebra en la continuidad de la
historia mundial inició una
transición, que fue bloqueada llevando a desastres y luego a la desintegración, el deceso de la URSS.
De hecho dos líneas incompatibles estuvieron en conflicto ya desde los
años 20 del siglo pasado, como Stalin mismo admitió: la teoría de la
revolución permanente de Trotsky y la teoría del “socialismo en un solo
país”. La última era la opuesta de lo que Marx insistió a través de su
vida y lucha. La teoría marxiana post 1848 de la revolución permanente
que Trotsky desarrollo más tarde luego de 1905, bajo las condiciones de
una nueva época, es esencialmente una teoría materialista dialéctica de
una transición histórica mundial más allá de la sociedad de
clase por medio de la revolución socialista mundial –una transición
inaugurada en 1917. La “teoría” (¿?) bujarinista-estalinista de
“socialismo” completado “en un solo país” es la negación burocrática de
esa transición mundial – y de cualquier transición. Es la ideología de
la parálisis burocrática y un dogma de la inmovilidad.
La restauración capitalista en el espacio post-soviético, luego del
trágico caos bajo Yeltsin, entró en conflicto y, particularmente ahora,
colisiona con la explosión de las contradicciones globalizadas del mundo
capitalista en decadencia y su impulso de guerra imperialista. ¡No hay
salida, no hay futuro bajo el capitalismo senil, moribundo!
Marx no era un adivino o un astrologo; el odia, como el dijo, preparar
recetas para las cocinas del futuro. Pero esta afirmación fue un ataque
polémico contra el utopianismo
abstracto, como explicó Ernst Bloch, no un rechazo de una Utopía
concreta, tomándose
a sí misma en la tierra y en el universo. El comunismo, no como una
suma total de nacionalizaciones manejadas burocráticamente bajo un
Estado-Leviathan, sino como la superación del trabajo alienado, de las
clases y de la forma estatal, el fin de la vida alienada, es la demanda,
expectativa y sueño más profundo de liberación de todos los procesos de
la vida.
Lenin, tal vez el más realista de todos los revolucionarios bolcheviques, citando, en el ¿
Qué Hacer? el poema de Nekrásov, insistió:
Necesitamos soñar. Soñar el futuro, pensar el futuro, actuar por el futuro. Karl Marx, primero y principal, pertenece al futuro.
15 de Mayo de 2018