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domingo, 30 de junio de 2019

Jorge Altamira da el debate: "Paremos el intento de liquidar el Partido Obrero"

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El referente histórico del PO junto a Marcelo Ramal, Juan Ferro, Daniel Blanco, Julio Quintana, Pablo Busch y Pablo Viñas dieron a conocer un documento que fue "girado a los compañeros que han adherido a la fracción pública del PO", según se aclaró. Lo compartimos en forma completa con los lectores y las lectoras de Info BLANCO SOBRE NEGRO.

por Blanco Negro
30/06/2019


PAREMOS EL INTENTO DE LIQUIDAR AL PARTIDO OBRERO


El Comité Nacional del PO acaba de hacer pública la intención de romper el Partido Obrero; romper con los principios de la democracia obrera del partido; romper con su trayectoria histórica, y romper con el programa – aprobado en un Congreso de la corriente internacional a la que pertenece el Partido Obrero, en abril de 2004, en Buenos Aires. Un partido revolucionario no es su aparato: es el contenido histórico que representa su programa; su combate para que la clase obrera se desarrolle como sujeto político independiente; su liderazgo probado en la lucha contra varias dictaduras, su trabajo teórico enorme; su estrategia. Romper con esta historia es un acto de usurpación política.

El comunicado que ha hecho público el aparato dirigente no vacila en caer en la farsa. “Altamira y su grupo, dice, rompen con el Partido Obrero”. ¿De qué ‘grupo’ se trata; quiénes son sus integrantes; cuántos dirigentes obreros reconocidos en sus lugares de trabajo lo componen; cuál es su trayectoria política? El comunicado del aparato oficial le esconde a los trabajadores la naturaleza social y política del ‘grupo’, porque la simple mención de ello lo desenmascararía como lo que es – un aparato de funcionarios que violenta a cada día y a cada hora la democracia partidaria; la posibilidad de los militantes de expresar sus posiciones en la prensa; el establecimiento de un régimen de censura, más grosero naturalmente que el que aplican la clase capitalista y su Estado, incluido el espionaje a los correos electrónicos de los cuadros más y menos destacados.

¿Qué es exactamente ese ‘grupo’? El ‘grupo’ en cuestión no es una capilla que se oculta sino que acaba de participar en una Asamblea Nacional con la presencia de 372 militantes, quienes aprobaron una Declaración que ya ha sido firmada por 740 compañeros, y que en días más superará las mil adhesiones.

¿Puede una organización revolucionaria privar del derecho de opinión a estos militantes, que actúan en el marco de la unidad de acción del Partido Obrero en la lucha cotidiana contra el capital y su Estado, y contra el imperialismo mundial?

Estos compañeros reclaman, a cara descubierta y con planteos escritos sobre papel, blanco sobre negro, el respeto al derecho establecido en el Partido Obrero a constituir una fracción o tendencia pública en las condiciones políticas concretas de la crisis por la que atraviesa el PO. Es una crisis que se manifiesta en la censura que se ha ido acentuando con el paso del tiempo; en el número indeterminado de expulsiones y sanciones ocurridas en los últimos tres años, adoptadas en todos los niveles y no informadas al conjunto de la militancia; y que se manifiesta en las discusiones internas vinculadas al programa y la estrategia del PO. Como lo han probado una serie de hechos, en especial en el último tiempo, se trata de una crisis que envuelve al Frente de Izquierda y los Trabajadores y más allá de él. “Altamira y su grupo rompen con el Partido Obrero”, es solamente la expresión falaz del intento de acallar un debate político que alcanza incluso a la izquierda internacional, mediante procedimientos administrativos de un aparato. Esa falacia apunta a disimular las intenciones de ese aparato de desnaturalizar al Partido Obrero y romper con su trayectoria, o sea su contenido. Desde el vamos, el comunicado del CC está plagado de contradicciones y falsedades. En primer lugar, lo que se presenta como “grupo de Altamira” ha presentado una declaración de principios donde se desarrolla un planteamiento integral sobre la situación internacional, la crisis política argentina, las consignas de la etapa y la cuestión del régimen interno partidario. No se trata de un “petitorio”, sino de adhesiones militantes a un planteo de defensa del programa y de recuperación de los métodos históricos del Partido Obrero, malversados por una dirección que apaña el espionaje y la delación para socavar el debate político y entregarse a un electorerismo febril. El supuesto “grupo”, por lo tanto, ha cosechado la adhesión de militantes de todo el país y, en algunos casos, de regionales enteras, en torno de un planteo político que dirigentes como Jorge Altamira y Marcelo Ramal desarrollaron a lo largo de al menos dos años, con textos por escrito.


Falsificaciones y exclusiones

El comunicado del CC también falsifica la realidad al afirmar que “rompemos con el Partido”. El documento proclama una fracción pública del Partido Obrero, o sea, de su programa, su historia y su organización. Ninguno de los adherentes a nuestra fracción se retiró de los círculos y organismos que integraba ni tampoco ha dejado de participar de las actividades partidarias. Por el contrario, y como hemos verificado en estas horas, ha sido la dirección la que dio la orden de dejar afuera de los organismos y grupos de WhatsApp a decenas de militantes y dirigentes por el solo hecho de haber participado de una asamblea “no autorizada”, y suscripto un documento político y programático absolutamente legítimo. En los casos de Jorge Altamira, Marcelo Ramal y Juan Ferro, los compañeros vienen siendo censurados en el periódico partidario; fueron calumniados, espiados y acusados infundadamente de “conspirar con enemigos del partido”, y luego “invitados” a convivir en organismos del CC con sus calumniadores y censores. Luego, el CC tampoco les ha permitido integrarse a ningún otro organismo partidario, cuando ellos lo solicitaron.

¿“Afuera del partido”? Todos los que hemos suscripto la declaración de la fracción o participado de la asamblea del 23 somos militantes plenos del PO, y la mejor prueba de ello es nuestro compromiso con esta fracción pública. Demostramos, de ese modo, hasta qué punto estamos empeñados de rescatar a nuestro partido de una deriva conservadora, electorera y de burocratismo interior.

Absurdamente, el comunicado nos acusa de pretender hacer campaña electoral “por fuera de lo resuelto por la dirección del Partido”. Pero ¿qué es lo que pretenden? ¿El monopolio de la campaña electoral para un grupo de candidatos? En el Partido Obrero, la campaña electoral, como instancia de agitación y propaganda política, es patrimonio de todos sus militantes. Pero la afirmación es doblemente absurda porque los voceros o dirigentes de la fracción pretendemos contribuir a la campaña aún cuando hemos sido claramente excluidos de las listas electorales. Más aún: en varios distritos, el CC ha maniobrado para desplazar de las listas a integrantes o adherentes a nuestra fracción, en beneficio del partido recién ingresado al FIT-U, o sea, el MST. Pero nuestra exclusión de la campaña electoral, en cualquier caso, es sólo un aspecto de una tentativa más general de confinamiento político. Recientemente, el CC boicoteó sin escrúpulos una gira de charlas de Altamira por el interior del país, por el 50º aniversario del Cordobazo.

Las regionales que lo invitaron debieron apelar al esfuerzo de militantes y simpatizantes para costear estos viajes. ¿Dónde están entonces los rupturistas? En la supresión política de Altamira y otros compañeros, se apunta a la amputación de un legado político. La malversación de ese legado, por parte de la actual dirección, ha sido el eje de los debates que hemos sostenido en estos dos años. Por caso, la revisión –por parte de ella– de la caracterización de la actual etapa de declinación del capital y de impasse histórica de la burguesía y, por lo tanto, de “guerras y revoluciones”, de crisis políticas y convulsiones sociales, que enlazan a las reivindicaciones más apremiantes de las masas con la cuestión del poder político.

Como parte del ataque a ese legado, se rechaza ahora el derecho de todo militante o tendencia, dentro de un partido obrero, a expresar sus opiniones y planteamientos políticos de cara a toda la clase obrera. El rechazo a que una tendencia o fracción pueda hacer pública sus posiciones – eso es lo que sostiene el actual CC– malversa al centralismo democrático. La unidad de acción, que reivindicamos, nunca puede ser la excusa para la unidad de pensamiento o el cercenamiento del debate político. Por el contrario, sostenemos que la acción unida del partido sólo puede ser el resultado de su conciencia colectiva, forjada en el debate y la elaboración común.


Ataques y expulsiones

El comunicado del CC fue precedido por una ola de ataques sobre locales partidarios de diversos puntos del país (Tucumán, Bahía Blanca, Quilmes, Villa Ortúzar, entre otros). Allí, presuntos personeros del CC, entre gallos y medianoche, cambiaron candados y cerraduras y sustrajeron materiales y objetos de valor. Esto es lo que, al final de su texto, el CC anuncia como “las medidas necesarias para… preservar su patrimonio político, material, económico y legal”. Pero el Partido Obrero carece de “patrimonio”, sus recursos materiales son los de la militancia de todo el país. La sustracción de computadoras y equipos de impresión –como ocurrió en el local central de Tucumán – es un despojo al Partido Obrero y a sus militantes, que han aportado a la estructura política y material de sus regionales con enormes esfuerzos.

Como parte de esta depredación, han sido sustraídos como administradores de las páginas de Facebook regionales –Santa Fe, Tucumán y otras – los militantes y dirigentes que adhieren a nuestra fracción. El CC podrá intervenir “virtualmente” o personalmente a las regionales opositoras, pero ello no hará más que reforzar una repulsa que, a medida que pasan las horas, se extiende a la escala de todo el partido. Estos actos de depredación política ocurren, por otra parte, en plena campaña electoral, la misma que, según la dirección del partido, sería “boicoteada” por nuestra fracción. Los supuestos denunciantes de una “ruptura” no han vacilado en escalar una acción patoteril, llevada adelante contra la voluntad de los militantes de las regionales agredidas. Mientras escribimos este texto, tomamos conocimiento de una escalada de expulsiones contra compañeros que han suscripto el manifiesto de nuestra fracción, varios de los cuales han sido forzados a renunciar como candidatos del FIT-U en sus distritos.

El planteo de constitución de una fracción, que preside el documento que presentamos, es una tentativa última para defender la unidad partidaria, desafiada por la violación creciente de la democracia interna y las agresiones faccionales de la dirección. Pero el CC invierte las cosas: presenta como rupturistas a quienes declaramos nuestra pertenencia y defensa del programa del PO, y avanza él en un camino escisionista. Nos atribuyen la supuesta decisión de apartarnos del partido para no hacerse cargo de una expulsión que, sin embargo, intentarán poner en marcha. En forma deliberada, la dirección escamotea los resultados de una crisis que es resultado de su propia deriva política, blindada con métodos de patota, ataques personales, descalificaciones y espionaje.
Tras haberle insistido a Altamira y Ramal a que se constituyan en tendencia o fracción, ahora el CC califica la constitución de la fracción como “maniobra rupturista”, rechaza la posibilidad de que esta pueda acceder a los recursos del partido en proporción a su representatividad y pretende ahogar la opinión de cuadros y militantes fogueados en largos años de lucha.

Reclamamos que se hagan públicas la totalidad de las adhesiones al documento de la fracción; su inmediato reconocimiento, junto a los recursos correspondientes para que ésta pueda desarrollar su actividad en el marco del Partido Obrero; reclamamos la investigación y la separación de las filas partidarias a los responsables del espionaje a miembros del PO; y el cese de todas las agresiones y usurpaciones como las cometidas en las últimas horas. La tarea de frustrar esta tentativa de malversación del programa y nuestros métodos le cabe al conjunto de la militancia del PO, en la cual palpita la trayectoria histórica de nuestro partido.


30 de junio de 2019

Fuente: http://infoblancosobrenegro.com/noticias/24964-jorge-altamira-da-el-debate-paremos-el-intento-de-liquidar-el-partido-obrero?fbclid=IwAR1h3kGXgW_pXF5tywfpYLFmK_y68Rf_aVU2gCCWyQWIykNqWSizalgASP0

jueves, 20 de junio de 2019

SE PRESENTO EL FIT-UNIDAD

SE PRESENTO EL FIT-UNIDAD 

Al vencimiento de la fecha legal de presentación de alianzas para las Paso de agosto próximo y las generales posteriores en octubre, el Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad procedió a su inscripción y dio a conocer su programa. El FIT-Unidad será la única oposición a las diferentes coaliciones de partidos patronales.
Tres posiciones

La consagración del FIT-Unidad llevó un tiempo considerable, desde enero pasado. El Partido Obrero planteó la conveniencia de no demorar una definición, con el propósito de iniciar cuanto antes una campaña política. En marzo pasado se llegó a un acuerdo en el FIT acerca de la fórmula presidencial, mientras proseguían las tentativas de arribar a acuerdos con AyL, el Nuevo MAS y el MST. Antes de llegar a este acuerdo, el FIT incorporó a candidatos del Pstu, una organización trotskista, y a Poder Popular, nacionalista de izquierda.

La propuesta, por parte del FIT, de una coalición con el resto de la izquierda, respondió a estrategias políticas muy diferentes entre sí. La iniciativa la adoptó el PTS, quien desde el año pasado vino proponiendo “un partido único” de la izquierda, una suerte de ‘partido amplio’ entre corrientes contradictorias, de naturaleza movimentista, que hubiera debido funcionar como partido de tendencias. Izquierda Socialista abordó la formación de una coalición electoral más amplia, en función de su planteo permanente de ‘unidad de la izquierda’, en línea con el Frente del Pueblo e Izquierda Unida, del período 1985-90. La posición del PO fue claramente diferente a las anteriores, esto porque rechaza desde mucho antes la amalgama de tendencias contradictorias en un llamado ‘partido amplio’ y se ha opuesto desde siempre a la unidad por la unidad misma. Para el PO, resultaba necesario superar el obstáculo para conseguir mayores representaciones parlamentarias para el FIT en contados distritos – como ocurre , aunque no solamente, en la Ciudad de Buenos Aires. La maniobra que impulsaba el Partido Obrero no confundía principios, estrategias ni banderas.

Método oportunista

En los considerandos del documento-programa del FIT-Unidad se destaca, sin embargo, que “el FIT y el MST comienzan una experiencia común, luego de haber tenido no pocas diferencias políticas”. Este señalamiento, con toda claridad, diseña un acuerdo de largo plazo o estratégico, sin una discusión política previa y organizada, o sea, que va más allá del episodio electoral al que hay que hacer frente. No se trata entonces de un acuerdo estricto de candidaturas. Invoca “la catástrofe que amenaza al pueblo trabajador”, para justificar el planteo de “explorar en común un camino que comienza con la batalla política que tenemos por delante en las próximas elecciones”. Dos frases alcanzan, así, para envolver un acuerdo en la línea del ‘partido amplio’ o de la ‘unidad por la unidad’. Concluye: “De esta experiencia unitaria surgirán las bases que permitirán avanzar en acuerdos mayores o no”. Este enfoque sin principios envuelve el acuerdo con el MST; no se trata de un acuerdo estricto de candidaturas. Para que una ‘experiencia común’ puede servir de ‘bases’ para ‘acuerdos mayores’, debe haber antes un acuerdo de principios y de esta estrategia, capaz de ser puesta a la prueba de la experiencia común. El FIT blanquea la larga trayectoria de colaboración de clases del MST, con estas dos líneas de texto. Además, en el punto 19 de la plataforma de reivindicaciones se hace una concesión de principios al MST cuando se plantea “un gobierno de trabajadores y el pueblo”, o sea “el gobierno del 99 por ciento”, o frente popular – de colaboración de clases. Es una delimitación política del PO con el otrora ‘morenísimo”, que tiene medio siglo de vida.

Es muy sugestiva la apelación a “una experiencia común”, porque el acuerdo no contempla ni organiza una ‘experiencia común’, ya que no prevé la formación de bloques parlamentarios del FIT-Unidad. ¿Cómo podría haber entonces “una experiencia común”? Al adoptar esta terminología, el FIT oculta su propia falta de “experiencia común”, toda vez que sus partidos operan en bloques parlamentarios separados, y lo mismo ocurre en el terreno de los sindicatos, la lucha de la mujer y la juventud. El Partido Obrero ha mantenido en forma invariable la posición de bloques parlamentarios únicos del FIT y un frente único en todos los terrenos. Cuando la rotación de mandatos entre las distintas fuerzas, que prevé los acuerdos del FIT y ahora del FIT-Unidad, opera fuera de la existencia de bloques comunes, se convierte en un elemento más de división. La fragmentación ‘en la unidad’, cuando no un faccionalismo abierto, ha sido un impedimento para un mayor desarrollo de la izquierda y hasta un factor de retroceso, y un bloqueo a la experiencia común, que todo acuerdo de principios convierte de aleatoria en necesaria. La política de los ‘partidos amplios’ y de la ‘unidad por la unidad’ que preside la declaración programática del FIT-MST, convive con el más declarado divisionismo. El carácter, llamémoslo “positivo”, del desistimiento de competencia electoral entre el FIT y el MST, se convierte en un factor de confusión política y en un factor antagónico a la construcción del partido revolucionario de la clase obrera, que es la gran cuestión estratégica.

Estrategia, programa

La introducción a la plataforma de reivindicaciones que levanta el FIT-Unidad ofrece una caracterización unilateral de la situación polìtica. Denuncia una convergencia de fondo entre el macrismo, por un lado, y el kirchnerismo, por el otro, en tanto coinciden en seguir bajo la tutela del FMI. Denuncia asimismo una “polarización” electoral entre ambos bloques. La oposición del FIT-Unidad a todo el espectro patronal se desarrolla, como consecuencia, en un terreno completamente dominado por los partidos del capital. La victoria electoral de estos, un pronóstico que nadie disputa, “implica, dice el texto, la continuidad del ajuste y del pacto de coloniaje firmado por Macri”. Dentro de los límites de esta caracterización, “la otra salida”, la del FIT-Unidad, resulta propagandística y testimonial.

El texto omite lo fundamental: la crisis capitalista y la crisis de gobierno, de régimen político y de estado que ha engendrado, con el añadido de que Argentina se ha convertido en un terreno de disputa política internacional de primer plano. Es lo que señala un artículo de Prensa Obrera (13.6), simultáneo al acuerdo FIT-MST, que caracteriza “La ‘calma’ que precede la tormenta”, algo que no figura en absoluto en el programa en cuestión. El artículo califica como “grave” lo que denomina una “desaparición del crédito”, describe “una paralización de la producción”, y habla de una “crisis cambiaria (que) podría derivar en una corrida bancaria”. Estamos ante una caracterización catastrofista que prevé un colapso económico e inevitablemente político. El slogan “que la crisis la paguen los capitalistas” no agota la salida histórica a esta situación, y el programa que analizamos convoca a “impedir la fuga de capitales” y “brindar créditos baratos”, lo cual no es una salida anti-capitalista sino capitalista. Este cuadro catastrófico de situación cuestiona, objetivamente, la perspectiva del texto de una continuidad del ajuste tal como se va llevando y deja planteado un estallido del plan de coloniaje. El texto programático del FIT-Unidad ni siquiera insinúa, sin embargo, la variante de una enorme irrupción popular ante esta catástrofe, que no se limitará al proletariado. No desarrolla, por eso, ninguna tarea de preparación política de la clase obrera en este escenario, con planteos de poder ligados al desenvolvimiento de la crisis. La Asamblea Constituyente libre y soberana que reivindica el punto 18 del programa debe servir como guía política para “derrotar el pacto FMI-gobernadores”, para que la convocatoria de esa Constituyente sea el resultado político de la derrota de ellos a manos de la clase obrera. Enfocado de esta manera, es el método para abordar el paro activo de 36 horas y la huelga política de masas, que están ausentes del texto.

El voto por el FIT-Unidad

Esta crítica cuestiona la estrategia y la política del FIT-Unidad, no el voto por él. En todo enfrentamiento político entre las clases (las elecciones son uno de ellos) los revolucionarios (o sea el Partido Obrero) deben apoyar las expresiones de independencia del capital y votar y llamar a votar por ellas, en especial cuando formamos parte de ese frente con una posición propia, que es el programa internacionalista del PO. Al mismo tiempo deben desenvolver esa crítica y su propio programa socialista genuino. El frente de izquierdas no borra las fronteras entre ellas. Ponerlas de manifiesto en el marco de una acción común es una condición ‘sine qua non’ para proceder a un reclutamiento militante.

Jorge Altamira
18 de Junio de 2019

Fuente: https://www.facebook.com/jorge.altamira.ok/photos/a.793797304134466/1213767962137396/?type=3&__xts__%5B0%5D=68.ARB68jG7-Kv-t5CIx-qaqzHQK1jukEGUMSz67pPOMK_meuWr_5KKeGgwLq-3VnFN2XaI0nWZkH7dzfPMjk7TR-yZcIP7TiY_c5tAzMdZJ19QmSycYoeqhqoTb3YOWxqTMC46lGL_alNyO5d5xE45hdm0xEeymZH-PBwrWS8RceB_epxGFQeBc0kUAImxouMG1XNFWqyCNUCrctiRwH-NsGwMgpL1P7xAJ8Erw9EAcgjimQti5xFEF_dgCwdyAMulhfQXoNtFYb_ypo6un6lj6WZjkE4HDzjWxjrpaOJR9nak7DFXVvMVsjmITmzwUWoU8ZVlydGrVYJBLsqE09T0yTh6gQ&__tn__=-R

miércoles, 12 de junio de 2019

LAS ELECCIONES DEL ‘SUPERDOMINGO’ Y LA CRISIS POLÌTICA EN SU CONJUNTO




Las elecciones provinciales del llamado ‘Superdomingo’ pasado, han sido analizadas por la gran prensa desde dos ángulos. El primero de ellos oscila entre caracterizar los resultados de ellas, por un lado como victorias de “los oficialismos” y, por el otro, como expresión de “la polarización”. El segundo examina las batallas políticas que ofrecen esos mismos resultados para alinear a los vencedores en los campos que se disputan la elección nacional.

La tesis de las ‘victorias oficialistas’ recupera el hecho de que las estructuras sociales y políticas de muchas provincias ofrece al gobierno de turno las ventajas de un estado fuertemente clientelar, tanto en términos de asistencia social como de empleo público. Los gobernadores recurren por este motivo al desdoblamiento de los comicios, que además les ofrece la oportunidad de una gran movilización del aparato comunal y distrital que busca renovar posiciones. Una estadística publicada por estos días muestra que solamente la Ciudad y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, escapan de esta regla, con otras muchas en posiciones intermedias.

Esta tipología que algunos han denominado “feudal” tiene la limitación, sin embargo, de que deja de lado la política del momento – concretamente, el desarrollo de la enorme crisis económica y política. En 2017, cuando el bombeo de capitales del exterior incentivó las posibilidades del macrismo las elecciones de medio término, hubo un consenso en interpretar los resultados en la mayor parte de las provincias como una adhesión al gobierno nacional y por lo tanto como un valor agregado al triunfo del gobierno nacional. Después de todo, habían aprovechado la ‘apertura de mercados’ para endeudarse en el país y en el exterior, con la garantía de una mejora módica de la coparticipación federal. El peronismo que triunfaba en varias provincias integraba la coalición parlamentaria con el bloque de Cambiemos en el Congreso, en oposición al kirchnerismo, cuya jefa era derrotada por Esteban Bullrich en el territorio bonaerense.
Realineamiento y contradicciones

Las elecciones desdobladas que tienen lugar este año parecen iguales pero son diferentes. El macrismo propiamente dicho se desploma en todos lados, inclusive en Jujuy, donde ganó a costa de la pérdida de quince puntos, o sea un 30% menos de votos. La coalición parlamentaria, aunque no está rota, no es el eje del proceso político. Muchos de los ganadores del peronismo se pronuncian ahora por una potencial adhesión a la fórmula F-F, cuando en realidad habrían preferido el “ancho camino del medio” de los desnortados Lavagna, Massa y Schiaretti. Los oficialismos provinciales han retenido su posición debido a un giro oportunista que les ha sido impuesto por el derrumbe económico y la crisis política. El domingo que viene se pondrá a prueba la tesis de las ‘victorias oficialistas’ en Santa Fe, pues una victoria del ex menemista Perotti (de la mano kirchnerista de Marìa Eugenia Bielsa), contra el oficialismo ‘socialista’, dejaría en evidencia el predominio de la tendencia a poner fin al gobierno macrista.

Es precisamente este escenario el que ha movido al kirchnerismo a lanzar la operación Alberto Fernández, que intenta repetir con Massa – para conjugar una alianza con los ex coaligados al macrismo y con representantes de mayor confianza del capital financiero. CFK no solamente ha dejado la candidatura a la Presidencia a un privatizador probado, sino que procura una coalición con un personal de provincias, vinculado a las oligarquías locales. La tesis de la “polarización” no se sostiene, salvo en poquísimos casos, pues las victorias oficialistas fueron ‘unipolares’ - del otro lado si hubieron oposiciones minoritarias. El desafío que presenta una caracterización de las elecciones desdobladas es integrar sus resultados a la crisis nacional, no perderse en una simplificación de causas institucionales o sociológicas. Como observé en su momento acerca de la “profundización de la crisis del proceso electoral”, la ‘grandiosa’ victoria de Schiaretti, en Còrdoba, no abrió el paso a la ‘tercera vía’ - la cerró sin atenuantes.

El macrismo no se ha dado, sin embargo, por vencido. Discierne, más allá de los contundentes resultados desfavorables, la posibilidad de plegar al peronismo victorioso en las provincias, su aliado hasta hace poco, para frenar al binomio F-F. A esto apunta la probable ‘ampliación’ de la fórmula macrista, incluidos algunos peronistas, en una reminiscencia del monumento a Perón que hizo levantar Macri frente a la Aduana, en el puerto, en 2015. Procura revolver en los contenedores de la ‘tercera vía’, aplicando incluso la presión internacional. El bastonero de esta movida es el senador Piccheto, que no dejar pasar entrevista sin destacar la necesidad de que las elecciones no desairen a los aliados del exterior. El guardián de los fueros de CFK, no se refiere sólo al FMI, sino por sobre todo a los intereses ‘geopolíticos’ del imperialismo en América Latina. En efecto, los llamados del brasileño Bolsonaro y del colombiano Duque a votar contra el “populismo”, han oficializado el ingreso de las elecciones en Argentina a la crisis internacional. Una operación similar se encuentra en marcha en Uruguay, donde Bolsonaro ha ordenado el desmantelamiento de Petrobras y otras inversiones de Brasil, en lo que se interpreta, en la otra orilla, como un sabotaje al Frente Amplio. La oficialización de los acuerdos para instalar telefonía G5, de la china Huawei, en Argentina y Uruguay, demuestra, al mismo tiempo, que las contradicciones de la banda que comanda Trump, se caracterizan por su explosividad.

El FIT y sus justificaciones


El desplome del voto al Frente de Izquierda, que destaqué en forma oportuna en las elecciones de Córdoba, se ha repetido – en especial por los resultados en las Paso de Mendoza y en las generales de Jujuy. Los que “repudiaron” mi análisis de semanas atrás pontifican que estos retrocesos de ahora constituyen una “advertencia”, sin pedir perdón por el plagio. El FIT levantará los votos en las finales mendocinas, cuando se retiren los contendientes que no superaron el piso proscriptivo del sistema. El 3.5% del domingo pasado es, sin embargo, el resultado más bajo desde 2013, cuando el FIT alcanzó un espectacular 7%, que sobrepasó luego en todas las elecciones posteriores. En Jujuy, luego de conseguir un 18.3 % extraordinario en 2017, el domingo pasado obtuvo el 3.5% de los votos, debajo del piso necesario para ingresar legisladores. Las diferencias hacia abajo son abrumadoras.

La magnitud de estos retrocesos ha sido justificado ‘ex post’, o sea luego de conocidos; un polemista del PTS, Guillermo Pistonesi, en su respuesta a mi análisis sobre Córdoba, dijo que cada provincia era una realidad distinta; por otro lado, el porcentaje del retroceso, en Jujuy, Mendoza y Córdoba, es extraordinario. Una justificación para semejante derrumbe no podría ser la “polarización”. La otra sería el “conservadorismo” de los trabajadores, lo cual anula a la polarización en tanto causa. La “polarización”, dicha así nomás, es una falacia, porque siempre que los otros sacan más uno mismo saca menos – y viceversa, claro. El FIT enfrentó con éxito otras ‘polarizaciones’ en ocho años y medio de existencia. Tanto en Jujuy, (peronismo dividido) como en Mendoza hubieron otras terceras opciones; en Tucumán hubieron cinco, aunque las centenas de colectoras operan como un fraude de todas ellas, contra la izquierda. La polarización es discutida en los medios políticos con relación al balotaje.

La otra justificación, el conservadorismo de las masas, es una tesis relativamente novedosa, que no fue esgrimida en las movilizaciones de diciembre de 2017, de modo que si no es usada como una falacia adaptada a esta votación, sería transitorio, que puede ser combatido, incluso en el corto plazo. Dada la generalidad del concepto, el conservadorismo, a la hora de votar, no alcanzaría solamente a la clase obrera afectada por el desempleo, sino también a los movimientos de derechos humanos y de las mujeres, que se encuentran por el contrario en plena ebullición, y a los movimientos de desocupados, que se han movilizado sin cesar. La ‘polarización’ y el ‘conservadorismo’ pecan de “objetivismo”, o sea esquivan la crítica a la política y a la actividad propia – de modo que sería insuperable o, como dije acerca de Córdoba, “derrotista”.

Repito, entonces, una caracterización que ya hice: una alternativa, en un proceso electoral o, en otro sentido, en un momento decisivo, se construye antes, por medio de un trabajo político preparatorio – un trabajo preparatorio en la clase obrera y una agitación entre todas las clases sociales. Este trabajo exige una estrategia y un programa, no una plataforma de reclamos electorales. Plantea explicar el proceso político a las masas y ofrecer conclusiones políticas de conjunto. El FIT, en cambio, como fuerza política militante no existe, sólo tiene aparición electoral – sigue conservando un carácter oportunista, que lo desgasta.

Hasta octubre

Es necesario establecer una unidad política de acción, sobre la base de un método y un programa. Antes que nada hay que explicar, por medio de la propaganda y la agitación, que este proceso electoral es incapaz de desembocar en una salida a la presente crisis económica y de régimen político, porque está atado a todos los condicionamientos del capital en su conjunto y el FMI. Que, en oposición a una salida en el actual régimen político, planteamos una Constituyente Soberana, que aborde una salida integral de la crisis mediante un plan económico votado y ejecutado por los trabajadores. En este marco planteamos romper con el FMI y poner fin a la deuda financiera pública, e impulsar la unidad política obrero-campesina de América Latina.

Es necesario advertir, asimismo, a los trabajadores, las contradicciones políticas del proceso electoral, que incluyen la presión política abierta de la burguesía mundial y, por otro lado, un carpetazo judicial que puede demoler las elecciones mismas. Estas contradicciones pueden desembocar en otro estallido económico antes de octubre, que golpeará todavía más a los trabajadores. Para combatir esta perspectiva, planteamos Fuera Macri y una Constituyente Soberana. En oposición, asimismo, a los intentos de convertir a las elecciones en una tregua política social (anticipo del pacto social), llamamos a impulsar un paro activo de 36 horas por todas las reivindicaciones en juego, y en contra de la reforma previsional y laboral.

Es necesario, fundamentalmente, explotar las contradicciones del kirchnerismo, que reivindica una oposición al “ajuste”, por un lado y la fidelidad a los compromisos con capital financiero internacional, por el otro, para desarrollar en la clase obrera y los trabajadores una deliberación política clara y abierta que exponga esta contradicción, en oposición al proselitismo puramente electoral. Es por medio de una deliberación política mano a mano con los sectores más activos del pueblo que podremos conquistar el voto para el Frente de Izquierda y, por sobre todo, reclutar a sus hombres y mujeres más inquietos políticamente, para construir un partido revolucionario.

El desplome electoral y el desgaste político del FIT son la expresión de un retroceso de todos sus partidos, en términos de estrategia y métodos políticos. La propaganda y la agitación de contenido socialista y de contenido revolucionario han sido sustituidas por slogans y por la adaptación electoral, incluso al movimentismo pluri-clasista. Enfrentamos una crisis política. La exclusión de Marcelo Ramal, el mejor candidato para la Ciudad, demostrado en su trayectoria, es una medida liquidacionista que solo puede conspirar contra los esfuerzos para contrarrestar en la elección nacional los resultados provinciales. Vetar a Marcelo Ramal, en el mismo momento en que se busca cerrar acuerdos con Luis Zamora y Bodart, es una contradicción política insuperable que está a la vista de cualquiera.
Jorge Altamira, 11 junio 2019

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera