En el marco del VII Foro Nacional de Educación para el Cambio Social
realizado en la Universidad Nacional de Córdoba, La Mella-Patria Grande
organizó un debate sobre las tareas del movimiento estudiantil en
Argentina. Participaron Andrés Olavarría, dirigente de la Cepa-PCR de la
federación de Rosario (FUR); Darío Estévez, militante de La Mella y
presidente de la FULP; un dirigente del MPE, la agrupación kirchnerista
que preside las federaciones de Villa María y Río Cuarto y está
integrada a la "FUA paralela" de La Cámpora, y quien escribe, por la
UJS-PO y la presidencia de la Fuba.
Franja asoma
Un punto común en las intervenciones fue la referencia al crecimiento
de Franja Morada en distintas universidades del país. Luego de la
rebelión popular de 2001, la Franja había quedado acorralada; tras
perder los centros y la federación en la UBA se tuvo que cambiar
directamente de nombre, aunque siempre logró conservar el control de la
federación nacional (FUA). Ahora, la Franja avanzó como tal en numerosos
centros, en algunos casos sobre el MNR (Derecho-UBA), en otros sobre la
izquierda. También el PRO hizo importantes elecciones. La Mella
caracterizó este fenómeno como parte de una ofensiva de la "nueva
derecha" continental, haciendo hincapié en una "cintura política" que le
permitiría incorporar a la habitual "gama de servicios" una amplia
demagogia con las reivindicaciones estudiantiles.
En realidad, el ascenso morado tiene bases en extremo precarias: es una
federación de camarillas hostiles entre sí, aunque aglomeradas tras un
apellido común. El presente de la Franja es el pacto con el PRO, que
puso en crisis a regionales enteras en distintos puntos del país. Otra
vez aparecen como el brazo universitario de un armado que promete el
remate a gran escala de la Argentina. En nuestra intervención señalamos
la responsabilidad insoslayable de los gobiernos K: sin su política de
rescate de las viejas camarillas, esta reconstrucción morada sería
impensable. La política oficial fue continuismo y cogobierno con la
derecha. Enfrentaron la lucha por la democratización de la universidad
con la represión de la policía. La foto de CFK de la semana pasada,
abrazada a los dirigentes de la Franja de la Facultad de Odontología de
la UBA, sólo se explica por un motivo: los negocios comunes de la
privatización educativa. A dos cuadras del acto oficial, una explosión
sacudía al derruido Hospital de Clínicas. El kirchnerismo, que en doce
años nunca pudo exponer un enraizamiento profundo en la juventud,
orientó su militancia a contener el progreso de la izquierda. El
resultado de esta labor conservadora es el avance de estas fuerzas.
"Articulemos con los K"
El planteo de La Mella fue enfrentar el avance morado tendiendo puentes
hacia el kirchnerismo. Buena parte de su intervención la destinaron a
"reconocer" los planes asistenciales del gobierno para la juventud -es
decir, las recetas recalentadas que el Banco Mundial recomienda para
"compensar" la creciente precarización de nuestras condiciones de
trabajo y de estudio. Hablaron maravillas de la "política científica"
oficial, que se limitó al otorgamiento de subsidios al gran capital
empleando a los llamados "jóvenes científicos precarizados". Córdoba es
el caso testigo de adónde lleva el seguidismo a los K. La Mella votó
junto a La Bisagra-MPE a Tamarit, el rector que convalidó los convenios
de la UNC con Monsanto y con la policía cordobesa, que tiene vía libre
para aplicar su represivo Código de Faltas al interior de la
universidad. En la primera reunión de la nueva comisión directiva de
Sociales, pusimos a debate el pedido de imputación de Yacobitti y de
otros cuarenta funcionarios del rector Barbieri por parte de la
Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac).
Los K votaron junto a los radicales una declaración que encubría al
Rectorado y finalizaba reclamando medidas para "normalizar" a la Fuba;
palabra por palabra, la campaña de Franja Morada.
El Consejo Nacional de Centros y la FUA
Sobre el final de la mesa se debatió la posibilidad de impulsar la
convocatoria a un Consejo Nacional de Centros, una instancia prevista
por el estatuto de la FUA. En la política estrecha de las maniobras, el
Consejo serviría para blanquear un acuerdo de cara al próximo Congreso
de la FUA; en lugar de una campaña clara en manos de las federaciones
recuperadas para hacer de la convocatoria al Consejo un instrumento para
enfrentar el vaciamiento de Franja Morada y desarrollar, en el marco
del Congreso de la FUA, un poderoso reagrupamiento estudiantil
independiente. Esta perspectiva pasa hoy por la defensa del voto al
Frente de Izquierda, reforzando su presencia en el Congreso Nacional
frente a un futuro gobierno de Scioli o de Macri.
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