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viernes, 24 de mayo de 2019

Brasil: Entre la crisis política y la rebelión educativa

23 de mayo de 2019 | #1549

Con más de un millón de personas (algunas fuentes llegan a hablar de casi dos millones) en las calles, el pasado 15 de mayo, en la mayoría de las ciudades importantes, contra los cortes educacionales en todos los niveles, la situación política brasileña ha entrado en una nueva etapa, caracterizada por el desgaste acelerado y prematuro del gobierno Bolsonaro y la tendencia a una polarización política “a la Venezuela”, aunque de signo cambiado (con el Guaidó brasileño en la presidencia). La base bolsonarista, engrupida con su score electoral de 2018, ha convocado a una manifestación de apoyo al gobierno para el domingo 26, previsiblemente escuálida. Para el jueves 30, ha sido convocada por el movimiento estudiantil una nueva jornada de lucha en defensa de la educación pública. Un precalentamiento para el paro general que las diez centrales sindicales han convocado para el 14 de junio contra la reforma del sistema jubilatorio, reforma del cuño más reaccionario imaginable (elimina las contribuciones patronales y condena a todos los asalariados a la lotería de los fondos de pensión privados).

Bolsonaro en la cuerda floja

Para Reinaldo de Azevedo, uno de los más influyentes columnistas políticos del país, “el impeachment de Bolsonaro ha entrado en el radar político del Brasil”. Para José Simão, el humorista más leído, “Tite (el técnico de la selección brasileña de fútbol) ya mandó a Mourão (el vicepresidente) que se vaya calentando para entrar”. La crisis del gobierno se ha instalado en todas las áreas clave. En las cuestiones centrales de política externa (la crisis venezolana y las relaciones comerciales con China) las políticas de las dos partes del Poder Ejecutivo (presidencia y vice) han sido diametralmente opuestas, con el establishment brasileño apoyando al general-vicepresidente. El propio imperialismo se encuentra dividido, con Trump apoyando incondicionalmente a Bolsonaro, y la Unión Europea tomando sus distancias. El País, portavoz español de la UE, publicó una larga entrevista concedida por Lula en la cárcel (también reproducida por la Folha de São Paulo) en la que el ex presidente ex metalúrgico califica al gobierno Bolsonaro de “banda de locos” y llama a “una autocrítica general”, esto es, tiende una mano a los corruptos que lo metieron en cana.

La pieza clave de la estabilidad política del gobierno, el ministro de Justicia Sergio Moro, el juez adalid de la “Operación Lava Jato”, que dio la base para el golpe institucional contra Dilma Rousseff en 2016 y metió en la prisión a la plana mayor de los dos gobiernos de Lula, también tuvo sus alas cortadas por el Supremo Tribunal Federal (STF), que sacó de la justicia común los casos de corrupción vinculados al financiamiento de los partidos políticos, remitiéndolos exclusivamente a la justicia electoral, que ya ha proclamado amnistía para diversos casos de corrupción “política” (éstos afectan al 75% de los partidos políticos registrados, incluidos los “de izquierda”). El Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DoJ) ya amenazó, muy oficialmente, con revelar las bases de un nuevo mega-escándalo de corrupción, semejante al “petrolão” y probablemente afectando a la Vale, la más grande empresa minera del mundo, hoy en la picota por los repetidos desastres (crímenes) ambientales y humanos derivados del derrumbe de los diques de contención de la basura producida por la explotación de las minas de hierro.
Reforma jubilatoria

La reforma jubilatoria se encuentra en el Congreso Nacional, donde el partido de Bolsonaro (PSL) tiene 10% de los diputados, para ser votada (improbablemente) en junio. Todos los partidos patronales ya han declarado su acuerdo de principio con el proyecto privatista, pero “el diablo habita en los detalles”. La negociación con la casta militar ya le ha costado al gobierno una cantidad superior a la que la reforma jubilatoria del sector “ahorraría” al Estado… en diez años. ¡Y los partidos de oposición lamentan que el gobierno se vea obligado a mendigar dinero al Congreso para pagar las jubilaciones! El caradurismo, como se ve, no es propiedad apenas de Bolsonaro y sus “Chicago Boys” a cargo, con Paulo Guedes, del ministerio de Economía. El detalle sabroso es que los estados (provincias), más quebrados que la Unión (algunos ya ni pagan los salarios, qué decir de las jubilaciones) también declaran su apoyo a la panacea de la privatización de la previsión social, incluidos los estados gobernados por el PT (cinco de 27), mientras el partido declara su oposición a la reforma, sin que la contradicción le haga mover un músculo de la cara(dura).

Brasil usa 24% de su presupuesto nacional para pagar jubilaciones (incluidas las escandalosas pensiones vitalicias de hijas solteras de militares, que incurren todas en el pecado mortal del concubinato, y las no menos escandalosas jubilaciones de privilegio del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial) y seguridad social (incluidas las pensiones de inválidos y personas de edad que siempre trabajaron en el “sector informal”, sin contribuciones). El 42% de ese presupuesto, in crescendo, es usado para pagar la deuda pública que remunera con intereses superiores al resto del mundo los títulos públicos emitidos exactamente para pagar los intereses de la deuda pública, engordando la tasa de lucros más alta del capital financiero mundial. El no pago de la deuda pública, interna y externa, es, por lo tanto, la condición básica de la reconstrucción y salvación nacional, y sólo podrá ser realizado por un gobierno de los trabajadores, sin presencia -ni compromisos- con el capital. Esa es también la base para la salvación de la maltrecha educación pública. La lucha contra la reforma previsional y en defensa de la educación convergen en un único programa. Pero es este programa, exactamente, el que brilla por su ausencia en el movimiento en curso.

La crisis política, y los problemas estructurales del país, se agravan debido a la crisis económica, que pone al Brasil en el umbral de la cesación de pagos, al crecimiento del déficit fiscal y la reducción de las reservas internacionales. Las proyecciones de crecimiento económico han sido revisadas a la baja por duodécima vez en lo que va del año (las más realistas ya hablan de un crecimiento inferior a 1%, muy abajo del crecimiento demográfico); el desempleo (13 millones de desocupados oficiales, 25 millones reales) y la rebaja salarial general no han producido una onda de inversiones, sino lo contrario. El gran capital mundial, el gran elector, votó a Bolsonaro para que les entregase un país arrasado y de rodillas, lo que hasta el momento no ha sucedido, y opera ahora sobre la base de una crisis política que se profundiza y puede desarrollarse como recesión económica y crisis institucional, poniendo en jaque a todo el régimen político.

Los desafíos de la hora

En esas condiciones, la crisis de dirección del movimiento de los explotados también se agrava. Con excepción de una pequeña minoría y sin representación parlamentaria, agrupada en parte de la CSP-Conlutas, las direcciones sindicales y estudiantiles, que están a la cabeza de las convocatorias de las grandes movilizaciones, giran en torno al PT y los partidos patronales (un detalle a no pasar por alto es que eso incluye a casi todas las corrientes “trotskistas”, que se encuentran en el PT, el PSOL, o llevando una existencia parásita de ambos). No existe un programa de clase, un programa de transición. La muletilla de “no discutir para no perjudicar la unidad contra Bolsonaro”, es un camino de derrota de la movilización en desarrollo. A la lucha, todos contra Bolsonaro (y Mourão), si; a la discusión, también, para construir una corriente obrera revolucionaria y garantizar la proyección estratégica de las luchas en curso y en preparación en el gigante obrero y campesino de América Latina.
 

lunes, 20 de mayo de 2019

Argentina. CFK cede a la presión de los “mercados”

Por Partido Obrero
Declaración del Comité Ejecutivo del PO

1. El anuncio de la fórmula presidencial realizado por Cristina Kirchner implica una capitulación a la presión del gran capital financiero internacional, que por distintas vías había manifestado que rechazaba un nuevo gobierno de la ex presidenta. Esta presión la encabezó el FMI y los fondos de inversión, que de manera pronunciada están fugando los capitales del país a la vista de todos, creando las condiciones para un estallido financiero en el corto plazo. La renuncia a su candidatura presidencial, siendo que todas las encuestas le asignan el primer lugar en la intención de voto en las PASO y en las elecciones generales, y también ahora un triunfo en un eventual ballotage, supone de parte de Cristina Kirchner una concesión directa a este golpe de mercado. Coloca al tope de la fórmula a Alberto Fernández, un hombre que tiene cero votos propios, confirmando que se trata de una maniobra al servicio de la “gobernabilidad” del repago de la deuda y por lo tanto del ajuste del FMI.

2. Alberto Fernández fue presidente de la superintendencia de las AFJP bajo el menemismo y en esa medida, un hombre de confianza de los grandes bancos que hicieron negocios abusivos a costa de los ahorros de los trabajadores y jubilados. Como jefe de gabinete de Néstor Kirchner jugó un papel central en la reestructuración de la deuda en default, reconociendo títulos totalmente desvalorizados. Su ruptura con el kirchnerismo estuvo directamente vinculada al conflicto con el capital agrario, con el cual mantuvo sus lazos cuando el gobierno anterior chocó por el cobro de las retenciones. Con Alberto Fernández, por lo tanto, Cristina Kirchner buscó designar como candidato a presidente a un hombre que cuenta con la confianza del gran capital y que fue socio estrecho del Grupo Clarín en los comienzos del gobierno de Néstor Kirchner.

3. El encumbramiento de Alberto Fernández como candidato a presidente estuvo precedido por una política derechista del kirchnerismo en las elecciones provinciales. Su apoyo no retribuido a Schiaretti en Córdoba, uno de los más macristas de los gobernadores del PJ, y a Perotti en Santa Fe, un hombre de los grupos sojeros, anticipó esta decisión de renuncia a su candidatura presidencial. Ahora, por la vía de esta fórmula, Cristina Kirchner buscará lograr la unidad con las otras fracciones del pejotismo y del massismo, en nombre de una unidad nacional con quienes gobernaron con Macri en estos casi 4 años, votándoles sus leyes y aplicando su política de ajuste en las provincias. Otro antecedente inmediato fue la presencia del grupo mediático Vila-Manzano, ligado a Massa, tanto en la presentación del libro “Sinceramente” en la Rural, como en la presentación de Kicillof en EEUU, garantizando el repago de la deuda y la no ruptura con el FMI. De hecho, en el mismo momento en que Cristina presentaba su libro, Kicillof daba esas garantías en Nueva York.

4. La insistencia en que “aquello por lo que se convoca a la sociedad, pueda ser cumplido” (frase dos veces repetida), anticipa una política de ajuste que será justificada en nombre de la herencia recibida del macrismo. En la Feria del Libro, en oportunidad de la presentación de su libro, CFK propuso un “contrato social” emulando a Perón de 1973-74 y su “pacto social” capitaneado por Gelbard. Ese pacto social debutó con el congelamiento de salarios y buscó descargar la crisis del momento sobre las espaldas de los trabajadores.  Para el replay de esa política Cristina Kirchner buscará el concurso de la burocracia sindical de la CGT, de modo tal que asegure una ´paz social´ para imponerle a los trabajadores el programa capitalista en boga –reforma laboral y previsional.

5. Cristina ha propuesto un gobierno de “reconstrucción nacional” como el que llevó adelante Néstor Kirchner, comparando la actual situación a la resultante de la crisis del 2001. Y, precisamente, allí fue que Lavagna, siendo Alberto Fernández su Jefe de Gabinete, encabezó la operación de los canjes de deuda que rescataron los bonos basura de la deuda defaulteada, lo que le vale al ex ministro la confianza por parte del capital financiero. Cristina coloca un Lavagna al tope de la fórmula presidencial. Por otra parte, esta fórmula establecerá una experiencia bicéfala sin antecedentes: Alberto Fernández al frente del Poder Ejecutivo y Cristina como jefa del parlamento. Más allá de su potencial de crisis política, con esta propuesta de gobierno Cristina renuncia al papel de arbitraje que cumplió, especialmente en su segundo mandato, ejerciendo un tardío bonapartismo en su etapa declinante.

6. La decisión de Cristina Kirchner de cederle la candidatura presidencial a Alberto Fernández tendrá con seguridad un impacto en el armado del Peronismo Federal y de Lavagna. El propósito de designar a este derechista a la cabeza como candidato a presidente es restarle fuerza al armado alternativo, ya sea por un apoyo directo a la fórmula o sea porque admitan competir en unas PASO en común. En cualquiera de ambas variantes se reforzará una salida por derecha, con el apoyo de los Manzur, Bertone, Corpacci, Insfran, el peronismo de la Provincia y Cía.

7. Con seguridad la decisión de Cristina Kirchner agravará la crisis de la candidatura de Macri, que ya viene siendo duramente cuestionada por sus propios aliados. Se deberá esperar que en las próximas semanas crezcan los reclamos para que Macri admita participar de unas PASO de Cambiemos o ceda la candidatura en favor de Vidal u otros personajes de su espacio, ante el peligro de un derrota en primera vuelta.

8. Los llamados progresistas que se pasaron al kirchnerismo, Lozano, De Gennaro, Donda, Pino Solanas, etc. en la expectativa de que Cristina Kirchner formalice su candidatura ahora deberán decidir si admiten como candidato a un hombre con fuertes lazos con el capital financiero.

9. El Partido Obrero, integrante del Frente de Izquierda, llama a los trabajadores y a todos los sectores populares a sacar las conclusiones de esta capitulación política, y reforzar la lucha contra el régimen del FMI y por una alternativa de independencia política de la clase obrera y los explotados. Por una salida que tenga por eje la ruptura con el FMI, la nacionalización de la banca y los recursos estratégicos, como parte de un plan económico, social y político de los trabajadores que parta de la satisfacción de sus reivindicaciones más urgentes.

Comité Ejecutivo Nacional
del Partido Obrero
18/5/19
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https://po.org.ar/comunicados/2346-cfk-cede-a-la-presin-de-los-mercados

jueves, 16 de mayo de 2019

LOS RESULTADOS DE CÓRDOBA ACENTÚAN LA CRISIS DEL PROCESO ELECTORAL

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La derrota apabullante de Mario Negri, el candidato de Cambiemos, en las elecciones de Córdoba del domingo pasado ha expuesto la disgregación creciente del campo macrista cuando falta un mes apenas para la inscripción de las listas de candidatos que intervendrán en la elección nacional. 
 
Un espacio vacante del macrismo o una división de Cambiemos privarían al gobierno del poder político mínimo para abordar la presión devaluatoria, la carestía incontrolada y la fabulosa crisis industrial. Por otro lado, se acentuaría la incertidumbre sobre el desenlace de las elecciones, con todas las consecuencias que esto acarrearía en el campo financiero y en el acuerdo con el FMI. 

Córdoba expuso en forma anticipada este tipo de escenarios en la división del bloque macrista, entre dos radicales Negri y Mestre y Juez en la provincia y en el distrito capital. La provincia que le dio el triunfo a Macri en 2015 giró ahora 180 grados. A finales de mayo próximo, la convención de la UCR deberá decidir, precisamente, si el radicalismo sigue o no en Cambiemos, y la posibilidad de que sufra una división cualquiera sea la decisión que tome. Una parte de la UCR se encuentra negociando con Lavagna un frente de “unión nacional” de características inciertas, que no tiene el guiño de los renovadores de Massa ni todavía el de otros sectores no kirchneristas. Los gobernadores que ya fueron consagrados en ocho provincias, incluidos los peronistas, se encuentran también divididos en cuanto a qué candidatura nacional adherir. En medio de estos ajetreos, los gurúes financieros insistieron en pronosticar acerca de la ingobernabilidad en que quedaría Argentina con un futuro gobierno minoritario en el Congreso y en las provincias y con vencimientos de deuda pública impagables.

La victoria contundente del gobernador Schiaretti no ha abierto una salida a este escenario. Socio del macrismo durante más de tres años se ha convertido en parte de una operación de recambio - sin la necesidad del menor gesto de ruptura con el macrismo. Esa expectativa de recambio alimentó la campaña electoral del peronismo de Córdoba, o sea de un macrismo que abandona el barco macrista. Esa operación, sin embargo, no logra cuajar, porque Lavagna no se quiere someter al veredicto de las Paso y Massa no renuncia a su candidatura. La capacidad de arbitraje de Schiaretti se pondrá a prueba en pocos días. En lo hace a los sondeos de opinión, ninguno hace sombra a las intenciones de voto que recoge Cristina Kirchner. “Sobria” o “moderada”, CFK no logró apaciguar a ninguno de sus adversarios en cuanto a sus intenciones de gobierno - ni con el retiro de su candidato en Córdoba para apoyar a Schiaretti. Los gobernadores no articulan políticamente, a pesar de que derrotaron o neutralizaron a los candidatos de los bloques nacionales en sus provincias. Esto representa otra evidencia de la fragilidad estructural del macrismo, por un lado, y especialmente del kirchnerismo. En resumen, la frase de Schiaretti según la cual “los de afuera (de la provincia) son de palo”, podría convertirse en “han cagado a palos a los de afuera”, sin atisbo de salida.
Defol o no defol

Mientras se tejen y destejen maniobras en varios ámbitos, la base de la crisis en desarrollo se ensancha de día en día. El pago a los acreedores internacionales ha consumido el 90% de las reservas en divisas aportadas por el FM, en el curso de este añoI; se achica el poder de fuego del Banco Central para combatir una fuga de dinero. Los pronósticos de reactivación han sido desmentidos de nuevo - la crisis industrial es espectacular. Lavagna y Kicillof han vuelto a coincidir: han dicho que el refinanciamiento de la deuda externa no puede esperar a la jura del próximo gobierno. Esto supone un nuevo acuerdo con el FMI, que ahora deberían suscribir también los candidatos en disputa. Una reestructuración alternativa supondría quitas de capital y rebaja de intereses inaceptables para los acreedores. Se ha conenzado a mentar operaciones de crédito con los bancos centrales de Estados Unidos, por un lado, y China, por el otro. Esto cuando la guerra económica internacional está volteando a la bolsas de todo el mundo y el precio de la soja - que se cotiza por debajo de los 300 dólares y se acerca al costo de producción. Las elecciones en Argentina se enlazan, asimismo, con la crisis continental que se desarrolló en torno a Venezuela. Esto explica que todos los candidatos hayan adoptado posiciones intervencionistas, desde Macri, Lavagna y Pichetto hasta CFK - que apoya al Grupo de Contacto que forman Uruguay, México y Bolivia, que impulsan también nuevas elecciones en Venezuela, mientras el bloqueo y las sanciones económicas contra Venezuela rayan el salvajismo. La línea componedora o, mejor, capituladora del kirchnerismo, no le ha sido correspondida, sin embargo, por la derecha continental.

El desplome del FIT

En las elecciones del domingo en Córdoba, el Frente de Izquierda ha sufrido un desplome de votos que debe merecer la mayor atención. Ha descendido un 40% respecto a 2015, lo que reduce su representación provincial de tres legisladores a uno. El 3% de los sufragios que ha obtenido, en promedio, se encuentra muy lejos del 9% de 2013, en una elección mucho más difícil porque era nacional. Sólo el fraude político-judicial impidió, en ese año, consagrar una diputada al Congreso. Estos resultados reclaman un balance político sin concesiones.

La amplitud del retroceso se ve acentuada por el retiro de la candidatura del kirchnerismo, el cual ha sido caracterizado, repetidamente, como una “contención” del avance de la izquierda - ahora lo habría sido el pejotismo-proto macrista. La simple eliminación del ‘obstáculo’ kirchnerista no redundó en un crecimiento sino en una caída mayor - o sea que el ‘obstáculo’ se encuentra en otro lado.

Los obreros de las grandes fábricas no han aportado sus votos, como en el pasado, ni tampoco los trabajadores desocupados. Esto después de la experiencia de un bloque de tres diputados en la Legislatura. Tampoco aportó el movimiento de mujeres, que se ha destacado por sus luchas masivas. La campaña electoral feminista del FIT, sin fronteras de clase y por lo tanto pluriclasista, no sirvió para atraer el voto de la mujer, como se supone que era el propósito. (Sera un tema que les interesa mas a las mujeres pero no es la prioridad de la mayoria eso frente a la crisis ) Se impuso, sin debate previo en el conjunto del FIT, el seguidismo a las últimas modas del feminismo, como el llamado lenguaje inclusivo, apalancando la especie de que el cese de la opresión de la mujer se podría viabilizar por fuera de la lucha de clases y la revolución social. El MST, por su parte, obtuvo una representación igual a la del FIT, a pesar de su presentación en solitario, lo cual acentúa la percepción de fracaso del FIT en Córdoba.

Un principio de balance de estos resultados no hay que buscarlos en la campaña electoral misma tomada en su conjunto. Las alternativas políticas no emergen en las elecciones sino antes de ellas; se deben presentar en ellas como alternativas establecidas.
Es necesario confrontar la línea de acción adoptada con el desarrollo y las alternativas que plantean el derrumbe del gobierno macrista y el impacto de este derrumbe en todas las clases sociales. Esta situación de crisis política incluye la crisis del proceso electoral y la necesidad de un planteo de poder para toda la etapa. La crisis política del proceso electoral explica la expectativa del electorado de que Schiaretti se aparte de Macri en nombre de la necesidad de “superar la grieta”.

La intervención de la izquierda en las elecciones adolece de un déficit de caracterización política. El PTS, por ejemplo, luego de explicar la necesidad de acompañar el planteo de Asamblea Constituyente con la convocatoria de consejos obreros, abando lisa y llanamente la Constituyente y sacó de la manga la consigna de que “la crisis la paguen los especuladores” - propia de gente como Bernie Sanders y Jeremy Corbyn. No ocupa un lugar central la crisis continental, cuando Guaidó pide la intervención del Comando Sur de Trump y Macri apoya a Guaidó.

El FIT, en definitiva, no se ha convertido en un frente único de lucha de la izquierda, como fue planteado en forma reiterada, sino, cada vez más, en una etiqueta electoral de características auto-proclamatorias e intervención episódica. Fue dejada de lado la línea estratégica expuesta en el Manifiesto Político del FIT, en 2013. Al confinarse a las elecciones y no tomar a la lucha de clases en su conjunto, el FIT ha quedado preso de las presiones electorales y democratizantes. El ingreso a la campaña electoral nacional requiere un balance de las elecciones en Córdoba y de las que la precedieron, especialmente Santa Fe. En esta provincia el FIT revalidó su ascendiente relativo en el Cordón Industrial, pero no superó las Paso y en muchos distritos fue superado por el solitario MST.

Los revolucionarios tienen la obligación de criticar su propia política y sus propias acciones.

Jorge Altamira
14 de Mayo de 2019


Fuente: https://www.facebook.com/jorge.altamira.ok/photos/a.793797304134466/1186291828218343/?type=3&__xts__%5B0%5D=68.ARBPz9osjc2qBwM-Ruu4jY_s4I4SVWaCz2AJoiPnIJrrPLDRZUBErSwq0Jz1Wg2LCVYFAzb--P9DA_cwjEP8WLjxToZHkpSlvJvdH49ZNro0D4I-DkUqM1xHyiUI__0MYAzy9mVipW3OTzncl36u4Wt0tpUo1eX9djMNWb5dGXy572IX7uC-d9bU7rn4vKhMM0UPGYPb2XnFklR_brctX5TVVstqUPf3hUeofL1OhXWP8X6VQwjoUKtM1ZeSpy211Z6_Ff4nW6GjvaG3wxJAlznHhTRUAaHptn23cZ6jSSssMzehpYSMPhTVK34FPvRqO79rePXN8xRdQ5iwCJmwMn-fiQ&__tn__=-R

domingo, 12 de mayo de 2019

EL ‘ACUERDO’ QUE NO VA A SER

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Del “terror” de Macri a las andanzas de Bonadío.
Los políticos “que supimos conseguir” han perdido el sentido del humor. Lo demuestra, sin el menor atenuante, la atención a la propuesta de “acuerdo” que Macri y sus mentores sacaron de las gavetas, acuciados, según Santiago Fioritti, de Clarín, nada menos que por “el terror”. Sobre los “diez puntos” de ese acuerdo no abrieron el pico.

Un cero para los “diez puntos”

Desde el punto 1, el texto macrista deja al desnudo una previsible confusión conceptual. Pretende “Lograr y mantener (sic) el equilibrio fiscal”, incluso cuando sabe que el déficit financiero, por el pago de los intereses de la deuda pública, oscila entre los u$s35/40 mil millones al año – y que acabará llegando al 10% del PBI. El “equilibrio” macrista ignora esta hipoteca y parece remitirse al déficit que le dibuja al FMI. Desafortunadamente, está muy lejos también de eliminar este déficit. El gobierno ha metido el bisturí en la inversión pública, por un lado y, por el otro en la poda de gastos corrientes sin proceder antes a una reorganización de la gestión estatal – insostenibles incluso en el corto plazo. La alternativa de financiar las obras de infraestructura con el sistema Público-Privado, aumentaría la deuda externa y por lo tanto la carga financiera del estado con el capital internacional. El corte a los salarios de los trabajadores del Estado, que en número enorme revisten como contratados y por eso no reciben los aportes a la seguridad social y a la salud, ya constituye una manifiesta irregularidad administrativa y legal, y no alcanzaría nunca para reducir el déficit. Apuntar contra el sistema previsional para llegar al “equilibrio fiscal” carece por completo de ‘racionalidad’, como se dice ahora, de un lado porque el 70% de los pensionados cobra ya una mínima que no cubre la canasta de alimentos, y porque el gobierno pretende una “reforma laboral” que exime a las patronales de cualquier contribución previsional. El estado, por otro lado, es deudor de los jubilados que no aceptaron la extorsión de la “reparación histórica” por centenares de miles de millones de pesos. Para sanear las finanzas públicas en forma real es necesario poner fin a una deuda pública financiera que es manifiestamente ilegal, porque es el resultado de la acumulación de intereses que no se podían pagar, y que el Código tipifica como delito de anatocismo. También es necesario terminar con los subsidios a los capitales petroleros, que empezaron con Kicillof y aumentaron con MM, y lo mismo con las energéticas, cuyas tarifas no guardan ninguna relación con los costos de producción. Lo mismo ocurre con los bancos que, entre Lebacs y Lelics y operaciones de cambio futuro, reciben un descomunal subsidio del Banco Central. Dicho esto queda lo principal: Argentina tiene cuatro millones de desocupados que el capital es incapaz de explotar rentablemente, con la consecuente pérdida de riqueza potencial y recaudación fiscal. El derrumbe del régimen social no es la consecuencia de bancarrota fiscal, como insisten los gurúes, sino al revés – esta bancarrota es la expresión y el resultado de la inviabilidad del aquél. Los déficits fiscales crecen en todo el mundo, y el financiamiento de ellos explica la formación de una masa gigantesca de capital ficticio que reclama una parte creciente del excedente económico. Los cuatro principales bancos centrales del planeta tienen en sus activos hasta un 30% acciones de empresas privadas cotizantes.

¿Alguien puede tomarse en serio en punto 2, que reclama un “Banco Central independiente”? Se van a cumplir dos décadas desde la última vez que un presidente del Central consiguió el acuerdo del Senado. Los presidentes del macrismo, puestos a dedo, malversaron el patrimonio del Banco, del Tesoro y de la sociedad, por medio del manejo de las corridas bancarias. Operaron para los grandes bancos y los fondos de cobertura norteamericanos. ¡Hoy es simplemente una oficina del FMI! Un banco central independiente debería responder enteramente al parlamento, que es la institución electa por la ciudadanía. Incluso si fuera así, el banco central no sería independiente del capital, pues debe operar en función un sistema de bancos privado, financiar la circulación y acumulación del capital y garantizar la cotización de los títulos del Estado. Una independencia de los bancos centrales de la clase capitalista dominante es una quimera que la propaganda convierte en embuste. En una sociedad en transición al socialismo, el banco central sería una cámara de redistribución de los excedentes y los faltantes financieros de las unidades económicas, esto en función de objetivos de inversión establecidos en forma democrática por los trabajadores.

Liberalismo y autarquía

El punto 3 llama a “incrementar exportaciones”, precisamente cuando el comercio mundial sufre un marcado retroceso relativo como consecuencia de todo el derrumbe económico en curso – incluida la guerra comercial. El planteo mismo carece, sin embargo, de seriedad cuando hay una tendencia declinante en el comercio mundial, como bien lo perciben dos potencias exportadoras: China y Alemania. Bajo el rubro “mayor integración al mundo” hay en realidad un planteo de autarquía, que ignora el condicionamiento de las economías naciones a la economía mundial y, por otro lado, que el mercado opera como un regulador ciego de la producción, con ciclos de escasez y altos precios seguidos de sobreproducción y desplome del comercio, sucesivamente. Ahora mismo, la tonelada de soja cotiza en Chicago a u$s302 la tonelada, muy lejos de los u$s600 que orilló en 2018, y podría caer a niveles peores si persiste el conflicto agropecuario entre Trump y Xi, y si cae además la demanda de granos gruesos para la cría de porcinos en China.

El punto 4, sobre “respeto a contratos, la ley y derechos adquiridos”, sólo puede haberlo escrito alguien deshonesto. En materia de salarios, jubilaciones, trabajo en negro – todo es una violación de esas normas y de contratos. Las pendencias fundamentales se tramitan en los tribunales de Nueva York, no en Buenos Aires, y en organismos extra-jurisdiccionales (el Ciadi, por ejemplo). El espionaje de la AFI, el freno a la investigación del affaire Odebrecht, los arrepentidos que se arrepienten de su arrepentimiento, las coimas de los contratistas de obras públicas – todo esto convierte en un hazmerreir a este punto ‘republicano’.

"La creación de empleo mediante una legislación laboral moderna”, el punto 5, deja al desnudo la ausencia completa de ‘política de empleo’ – porque, como acaba de repetir el mayor magnate del capital, Warren Buffet, el capital invierte donde hay demanda, mercado y rentabilidad, sin importarle leyes ni impuestos. La enorme rebaja impositiva que decretó Trump el año pasado no detuvo la caída de la inversión privada ni de la productividad en Estados Unidos – sólo infló los balances y elevó la cotización de las acciones. El reclamo de establecer “una legislación laboral moderna” oculta que las patronales y el estado están violando hoy la legislación establecida y los contratos.

En el punto siguiente llama la atención el planteo de reducir solamente los impuestos “distorsivos”, a sabiendas que no hay la menor intención de suprimir el IVA, ni garantizar que ello redunde en una caída equivalente de los precios de las mercancías.
Para el macrismo y sus acólitos peronistas, K y no K, el impuesto al salario, por ejemplo, no sería “distorsivo”, porque grava un ingreso y no una transacción. Si lo sería las retenciones a los exportadores, que el texto llama a suprimir cuando el gobierno los acaba de restablecer para contener el déficit fiscal. En síntesis, el planteo es mentiroso y confiscatorio porque no rechaza el impuesto ‘distorsivo’ al consumo, mientras proponer reforzar la carga impositiva a la fuerza de trabajo y liberar la carga al capital.

Federalismo de unitarios


El punto 8 suena emancipador, porque se propone, dice, terminar con la “discrecionalidad destinada al disciplinamiento de las provincias”. Lo que intenta en realidad es, sin embargo, liberar al estado nacional del financiamiento de obras públicas en las provincias, para destinar ese dinero al pago de la deuda externa. No es un planteo “federal” sino anti-federal, porque exige aplicar una mayor presión impositiva sobre los trabajadores de las provincias. Es lo que ha venido ocurriendo con la transferencia del gasto en educación y salud desde Martínez de Hoz. Los estados provinciales usarán el mismo método para transferir gastos a los municipios. El país entero trabajará para pagar la deuda usuraria – la mitad de la cual está en poder de la burguesía nacional. La clase social que el kirchnerismo pinta como aliada de la clase obrera es la más interesada en que la deuda externa sea ‘honrada’ por la fuerza de trabajo. Por todo esto, el punto siguiente reclama claridad estadística, ya que esa deuda está compuesta por títulos que se ajustan a determinados indicadores. El planteo culmina con la exigencia de “Cumplir con las obligaciones con nuestros acreedores”, que son precisamente quienes redactaron estos diez puntos y dicen apoyar el “acuerdo”. El texto no aclara, sin embargo, si ese “cumplimiento” de las obligaciones incluye a los fondos buitres que están litigando contra Argentina en Nueva York por una deuda derivada de la semi-estatizaciónde YPF, ni si es necesaria una reestructuración de la deuda para evitar un ‘defol’. Los ‘diez puntos’ resumen, con toda claridad la inconsistencia política de cuatro años de macrismo.

El lanzamiento de esta propuesta sin norte obedeció, según el periodista encargado de “seguir” al macrismo para Clarín, a la “desesperación” – lo cual no ha impedido que Clarín le diera crédito. Macri, en caída libre ante la opinión pública, incluida la propia, quiere atraer a su desgracia a sus amigos del Peronismo Federal y al massismo. No sorprende que el planteo esté condenado al fracaso, incluso después que seis entidades empresarias dieran apoyo a la maniobra. Un “frente nacional” improbable de este trío no constituiría ninguna garantía de que el electorado lo siga en una segunda vuelta electoral contra Cristina Kirchner. Todas las fuerzas patronales en disputa electoral son conscientes de que un segundo gobierno del macrismo es inviable en el marco del derrumbe económico actual.

Venezuela, Cuba, Argentina


El “acuerdo” ve la luz cuando falta un mes para la presentación de las candidaturas a las Paso que tendrán lugar en agosto. Ventila el interés por lograr una “unidad nacional” en las vísperas de las elecciones de Córdoba, cuando se espera que Schiaretti salga de ellas como un árbitro en la conformación de una alternativa que contrarreste el ascenso que se le otorga a CFK. Se espera, por un lado, que el cordobés ‘ordene’ el campo peronista no K y atraiga a una parte de la UCR y al centroizquierda a la candidatura de Lavagna, en el marco de un frente anti-K – no de oposición a Macri. El progreso de una candidatura de este tipo dejaría a Cambiemos, sin embargo, fuera de la segunda vuelta, y representaría un vaciamiento de la gestión macrista. Nada de esto elimina cuestión de la candidatura de CFK como factor de crisis política, aunque sus emisarios peregrinen para dar tranquilidad a los fondos internacionales. Massa se diferencia de Lavagna, coqueteando con el kirchnerismo. El “acuerdo” no tiene destino.

La crisis del proceso electoral se ahondaría debido al contexto internacional dominado por la crisis de Venezuela. El “grupo de Lima”, que opera para derrocar a Maduro mediante un golpe del alto mando chavista, acaba de invitar a Cuba a discutir una salida a la crisis venezolana; en otra línea se mueve el ofrecimiento de Trump a Putin. Este juego pone en la agenda el destino político-electoral de Argentina – como lo acaba de subrayar Bolsonaro, quien advirtió acerca del ‘peligro’ kirchnerista con un ojo puesto en un retorno de Lula. En relación a la crisis venezolana, CFK se ha pronunciado a favor del ‘grupo de contacto’ que integran México, Uruguay y algunos países europeos, que favorecen una salida ‘dialogada’ de Maduro – o sea el golpe blando. Precisamente, el “grupo de Lima” acaba de convocar al ‘grupo de contacto para organizar la salida de Maduro del gobierno y de Venezuela. El kirchnerismo atraviesa su propia crisis interna, oculto por el cacicazgo de CFK. Un sector que encabeza el chaqueño Mempo Giardinelli, propone suprimir, a través de una Constituyente limitada, el carácter vitalicio a la Justicia y privarla del control de constitucionalidad de los actos del Congreso.

La agudización del impasse político-electoral ha traído de vuelta al juez Bonadío y a su pedido de desafuero contra Cristina Kirchner. Para repetir, sin embargo, lo hecho por el juez Moro en Brasil con Lula, sería necesaria la complicidad del Senado. Las andanzas de Pichetto por Nueva York, entre muchas reuniones con bancos, y fondos de cobertura y de inversión, podrían marcar un giro a favor del desafuero de CFK. El ‘servilleta’ Bonadío no solamente enfrenta ahora el ascenso de Cristina Kirchner en las encuestas sino que se ha encontrado con el enjuiciamiento de su fiscal Stornelli, por parte del juez de Dolores, Ramos Padilla. Stornelli está implicado en operaciones de espionaje y armado de causas conjuntamente con los servicios de inteligencia. La crisis político-electoral tiene involucrada a la Justicia en un lugar destacado. La operación “acuerdo de diez puntos” es una cortina de humo para desenvolver un golpe judicial contra el proceso electoral que podría hacer saltar a la misma Corte Suprema.

Elecciones y método


Como se ve, no estamos ante una campaña electoral ‘habitual’, ni siquiera que merezca ese nombre, como tampoco lo fue la brasileña de hace un año. No están las agenda las propuestas acostumbradas de los candidatos sino la posición de unos y otros (y de los que operan desde afuera) acerca del manejo y el desenlace de la crisis política – que tiene por base una crisis económica colosal y un impacto también colosal sobre millones de trabajadores. El desarrollo de un liderazgo socialista y revolucionario en esta etapa plantea una campaña de propaganda y agitación en torno a la salida política y social de la crisis.
Fuera Macri, Asamblea Constituyente Soberana, Gobierno de Trabajadores.





martes, 7 de mayo de 2019

LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DEBE ECHARLOS A TODOS

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Por Lautaro Buendía


El acuerdo de diez puntos que surgio ante el llamado de una concertacion entre el macrismo y el peronismo coloca a este ultimo como mejor defensor de los intereses patronales que el propio gobierno y hace asomar por la ventana la posibilidad del llamado de un "acuerdo nacional" por parte del capital nacional e internacional como forma de imponer un arbitro politico que surfee una crisis que ha adquirido tintes de ingobernabilidad. Pero, en si mismo, esta concertacion traduce muy bien la división de la clase capitalista. La crisis que los obliga a entenderse, imposibilita que se pongan de acuerdo. El resultado es que, bajo la presión de los acontecimientos, sólo podrían armar "pactos de urgencia". El estado agonico del gobierno macrista involucra a todas las formaciones políticas vinculadas al orden vigente. 

Se trata de un acuerdo que ha nacido muerto ya que sus postulados chocan contra la fuga de capitales y las tendencias devaluatorias que agravarian la propia crisis economica, escenario de la crisis politica. La chachara de la concertacion no cambiara la tendencia y tampoco podra hacerlo cuando la crisis financiera mundial atiza rumores de quiebras a escala planetaria. En este sentido, el capital internacional es un acelerador de la descomposición nacional

En la izquierda hay quienes niegan la existencia de una crisis de poder, sin ver que ella es la expresión de mucho más que eso *una descomposición de las propias relaciones sociales capitalistas. Es del todo natural que en ausencia de una teoría de la tendencia del capitalismo hacia su autodestrucción, no exista una comprensión de la tendencia a la quiebra de los regímenes políticos existentes y del Estado, y de la capacidad para analizar sus distintas etapas.

La crisis política ya ha sido abundantemente usada por la burguesía para descargar la crisis sobre las masas, aunque hasta ahora no le haya servido para resolver sus problemas de fondo, los cuales tienen su base en la necesidad de las reformas laboral y previsional. Para el pueblo, el desafío consiste en utilizar la crisis política para organizar un gran frente de lucha que acabe con los gobiernos capitalistas títeres y establezca el gobierno de una Asamblea Constituyente.

 Fuente: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1086379178231317&set=a.122881517914426&type=3

domingo, 5 de mayo de 2019

ADÓNDE VA VENEZUELA

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La intentona golpista de Guaidó, en Caracas, el pasado 30 de abril expuso un cuadro de fragmentación política excepcional en todos los campos en disputa. En lo que hace al campo imperialista se vio enseguida que el operativo sólo contaba con el apoyo del clan de Trump, la gusanería del estado de Florida y Bolsonaro y Macri – afuera había quedado el conjunto del ‘establishment’ norteamericano, los gobiernos de la Unión Europea y los militares brasileños. El ex comandante del ejército de ocupación en Haití (Minutash), Augusto Heleno, que ocupa ahora el puesto de ministro de Seguridad Institucional del gobierno de Brasil, uno de los primeros en dar el reconocimiento diplomático al “encargado” Guaidó, despreció la asonada “por no contar con los apoyos necesarios en la cúpula de las Fuerzas Armadas” El vicepresidente, Hamilton Mourao, denunció “precipitación” (Clarín, 2.5), aunque advirtiendo que “no hay marcha atrás”. De la caracterización de Heleno se desprende que ve disponibilidad golpista de parte de lo que que llama “la cúpula” militar de Venezuela, en tanto Mourao aboga por una preparación más adecuada. De acuerdo al Washington Post (1.5), los planes golpistas se precipitaron ante la evidencia de que estaban en conocimiento del gobierno. En declaraciones a la Folha de Sao Paulo (1.5), Heleno precisó que la participación de militares (del Servicio de Inteligencia) junto a Guaidó, “elevó el nivel de la crisis”. La prensa brasileña contrasta la posición crítica hacia el golpe improvisado de parte del gabinete militar de Bolsonaro con el apoyo incondicional que dio la Cancillería, en la misma longitud de onda de Trump. La participación de Patricio Figueras, de la Guardia Nacional de Venezuela, jefe del Sebin, en la primera línea del golpe y en la liberación del líder golpista Leopoldo López, es tomada como una señal de fractura potencial en el Ejército.

La salida golpista no es aceptada por la Unión Europea, que también reconoce a Guaidó, sin reparos. La UE se ha tomado en serio la advertencia de Trump de que Venezuela es la primera escala de un trayecto para acabar con Cuba. Como quiera que el gobierno castrista se ha trazado una ruta de restauración capitalista, por la vía de inversiones extranjeras y privatizaciones estratégicas, los gobiernos de la UE ven en el ataque a Cuba un perjuicio extraordinario para sus intereses (grandes inversiones en Cuba) – en el marco de una guerra económica de mayor alcance, incluida América Latina. El capital europeo pretende poner fin a la experiencia chavista sin por ello entregar a Venezuela y América Latina al capital norteamericano. 
 
La oposición al golpismo de Trump encuentra en España a su vocero más estridente, el principal inversor en Cuba y de mucha importancia en AL – que se refuerza ahora por la victoria electoral del PSOE y la derrota sin atenuantes del Partido Popular. En un plano más general, Trump enfrenta incluso una oposición al interior de Estados Unidos, al punto que el diputado gusanero Bob Menéndez se ha manifestado contra toda salida que pueda implicar una acción militar de parte de Estados Unidos. Esta línea de fractura es lo que explica la división política en el gobierno de Brasil, donde la posición pro-yanqui incondicional de Bolsonaro es contrastada por la camarilla militar, más en onda con los ‘intereses nacionales’ de Brasil. Macri se ha subido, peligrosamente sin embargo, al carro del golpe, con la expectativa de mejorar su derrumbe electoral, azuzando el desplome social y económico de Venezuela. Nadie le avisó, por lo que parece, que un ataque norteamericano a Venezuela suscitaría, como advierten incluso muchos derechistas, una ola antiimperialista en toda América Latina.

Impasse e inmovilismo

La fragmentación del régimen político venezolano no le va a la zaga de sus enemigos – apenas disimulada por un inmovilismo catastrófico. Con una inflación del 90 mil por ciento anual; una caída del 60% del PBI en seis años; y un derrumbe del salario real del 95%; la ausencia de una vía de salida coloca al régimen bajo un volcán. En este cuadro, Maduro y compañía sigue pagando una parte importante de la deuda externa (a China y Rusia desde las sanciones de Trump), y desarrolla una política de subsidios al petróleo y la electricidad por decenas de miles de millones de dólares (Manuel Sutherland, en Nueva Sociedad). Los signos de alguna estabilización económica son, paradójicamente, preocupantes, porque implican una progresiva dolarización monetaria – al punto que el dólar se cotiza en el mercado negro por debajo del oficial. Una reconversión monetaria en el nivel actual del salario real desataría una enorme reacción popular, o sea que es políticamente inviable para el madurismo. El impasse frente a este derrumbe social representa una bomba de fragmentación para todo el régimen político, que de ningún modo puede ser rescatado por un sistema de corrupción institucional en la cabeza del Estado.
La fragmentación oficialista se manifestó en la demora para reaccionar ante el golpe reciente. Más allá de esto, se manifiesta en la aceptación de un doble gobierno, y un apoyo internacional al golpismo. La figura constitucional de “sedición” ha desaparecido en el sistema estatal. El goteo de deserciones militares pone al alto mando ante el desafío de definir una salida política. A través de fragmentos de la prensa se observa que todo el mundo negocia con todo el mundo. Guaidó representa una minoría en el campo opositor; la Asamblea Nacional, dominada por la derecha, nunca lo votó para una presidencia que Guaidó tuvo que autoproclamar. En este ajetreo participan activamente dos potencias, Rusia y China, que negocian abiertamente con la UE y Trump una salida por encima del gobierno y el pueblo de Venezuela.

Es claro que Venezuela se ha convertido en un escenario destacado de las disputas internacionales. Putin se enfrenta a la necesidad de obtener un juego de toma y daca, o sea concesiones recíprocas, para preservar un poder de veto relativo en Ucrania, los Balcanes y su vecindario musulmán, y obtener el levantamiento de las sanciones económicas internacionales. Es desde esta posición que aborda la crisis en Venezuela. China es diferente, porque su prioridad son las inversiones en rubros estratégicos: ha logrado incorporar a su plan de obras de la llamada Ruta de la Seda a una mayoría de estados latinoamericanos – incluidos los que militan para derrocar a Maduro, a pesar del veto de Trump. Históricamente, estos conflictos de intereses han desembocado en salidas violentas, porque sólo la fuerza es capaz de medir la capacidad de unos y otros para imponer sus posiciones. El régimen madurista ha venido intentando, sin éxito, un entendimiento con la mayor parte de la oposición gorila o escuálida, que está obligado a repetir a pesar de su reiterado fracaso. Esta tentativa de entendimiento sea convertido en tendencia regional, como lo demuestra la crítica atemperada al golpismo, cuando no el silencio, como ocurre con Cristina de Kirchner – y el apoyo abierto del vocero del Peronismo Federal, Miguel Pichetto. Una salida a estos fracasos de acuerdos podría concluir, en Venezuela, con un gobierno militar bonapartista o semi-bonapartista, dependiendo del apoyo que logre en el plano internacional. Maduro es incapaz de poner fin a la sedición de Guaidó y tolera y encubre su agitación sediciosa, organizada por Trump, incluso después del intento de tomar el cuartel de La Carlota, el martes pasado, porque no tiene ningún plan para salir de la catástrofe de Venezuela y porque no cuenta con el apoyo político del mando militar.

Perspectivas

Este escenario de conjunto tiene consecuencias fundamentales para determinar una política que responda a los intereses históricos de la clase obrera y las masas. La iniciativa golpista de Trump y su política de bloqueo a Venezuela y la que anuncia reforzada contra Cuba, no se desenvuelven en forma aislada sino en el marco de una confrontación de alcance internacional, que mina, en última instancia, al conjunto del sistema capitalista. La lucha contra el golpismo yanqui necesita estar entrelazada con una estrategia; el régimen actual ha sumido a las masas en la desesperación. Es necesario explicar a los trabajadores que su destino social no va a ser resuelto por las llamadas salidas ‘democráticas’ en las que se escuda el imperialismo. Que la crisis en Venezuela es un aspecto de la crisis del capital internacional y que se manifiesta en el conjunto de América Latina. Que con independencia del ritmo en que se desarrolle o las salidas provisorias que encuentre, se está desenvolviendo una crisis histórica que va a tomar la forma, necesariamente, de situaciones pre-revolucionarias y revolucionarias. Que por este motivo ocupa un primer lugar la construcción de partidos obreros dispuestos a desarrollar una conciencia revolucionaria acerca de la catástrofe que se cierne.

Jorge Altamira.
2 de Mayo 2019

jueves, 2 de mayo de 2019

UNA CRISIS DE GOBIERNO Y DE RÉGIMEN POLÍTICO

UNA CRISIS DE GOBIERNO Y DE RÉGIMEN POLÍTICO Por Jorge Altamira 

Durante las últimas semanas el Banco Central se valió de todos los medios a su alcance para asegurar que la ‘estabilidad cambiaria’ estaba asegurada porque la cantidad de pesos que aún podían convertirse en divisas se había reducido a un módico equivalente de u$s7 mil millones. El jueves 25 de abril fue suficiente el uno por ciento de esa cifra para producir una devaluación del peso de alrededor del 3 por ciento. Para contener lo que fue visto como un incendio, el gobierno tuvo que desplegar por lo menos cuatro cuarteles de bomberos: los bancos Nación, Provincia y Ciudad, y la Anses. Unos salieron a vender divisas y el otro a comprar bonos de Argentina en liquidación. Como quiera que la desbordante inflación de precios es atribuida a la desvalorización del peso, el aumento de la cotización del dólar fue visto como una catástrofe, por supuesto que económica, pero también política. En la mañana siguiente, la artillería macrista quedó mojada – el dólar se fue arriba de 46 pesos y las acciones argentinas en Wall Street seguían su ruta abajo. Como la cotización del día opera primero en Nueva York (en un mercado llamado “forward”), las pizarras en Buenos Aires reflejan el movimiento del capital fronteras afuera. Marcelo Bonelli, hoy, en Clarín, asegura que la estampida partió del exterior, seguida por los fondos que operan en el mercado poteño.

La política del desplome financiero

La crisis, a la vista de todos, se ha desplazado a la continuidad o no de Macri, que algunos disfrazan con un pedido para que renuncie a su candidatura. Se trata, en síntesis, de un derrumbe del proceso electoral – que el arco político de Argentina daba por hecho. Ocurre que si Macri no se postula tampoco puede seguir gobernando – o ‘desgobernando’. El escenario ha cambiado al punto de que hay reclamos para adelantar las elecciones. Una sucesión presidencial caería en los brazos del macri-peronista Monzó, presidente de Diputados por voto unánime, con excepción, claro, de la Izquierda. Michetti y Pinedo han quedado excluidos de la línea. No hay margen para otra cosa que un cambio político. Medidas como gastar más o menos dólares, subir o bajar tasas, ‘cuidar’ precios o cualquier otra cosa, han perdido sentido. La venta de títulos públicos de Argentina, por parte de agentes externos, ha demostrado, por si hacía falta, que no se trata de tener más o menos pesos o dólares para hacer subir las divisas extranjeras; eso se hace directamente en el mercado financiero, afectando a todas las variables de la economía – intereses, cotización cambiaria, precios. Un Banco Central con patrimonio negativo (pasivo considerablemente mayor que el activo) y una deuda pública y privada en dólares de alrededor de 350 mil millones, convierte al peso argentino en un papel carente de valor. Para retenerlo paga más del ciento por ciento anual de intereses por las Leliq. Esta ‘remuneración’, sin embargo, carece de valor, porque se desvaloriza con la suba del dólar, lo cual explica una parte del derrumbe de las acciones de los bancos de Argentina en la Bolsa de Nueva York. No ha sido necesario esperar a junio, cuando vence el bono-dual (que se compra en pesos y se cobra en dólares), para someter a prueba la capacidad de pago de la deuda por parte de Argentina – la pulseada se adelantó dos meses. Con esta crisis cambiaria, las expectativas de que las exportaciones agrarias provean un financiamiento a la economía nacional se han esfumado – el sector retendrá los granos o las divisas que ahora sería malvenderlas.
El derrumbe de Argentina en la economía mundial debe tener seguramente un impacto menor, salvo por un detalle: ha quebrado la capacidad de rescate del FMI, incluso repetidamente, que empeñó u$s60 mil millones en la aventura. Estamos así ante un caso menor de alcance mayor. En la fila de los salvatajes en espera se encuentran países como Turquía, Indonesia, Colombia e incluso Sudáfrica, que ahora están obligados a pensarla dos veces. La desvalorización en los llamados ‘emergentes’ no se detuvo ni cuando la Reserva Federal norteamericana cambió su política a apretar intereses y volvió al relaje. El rescate de Argentina mostró un choque serio entre el FMI y la banca internacional que lo respalda, cuando el JP Morgan forzó al Banco Central, el año pasado, a venderle dólares a 20 pesos, algo expresamente prohibido en el acuerdo con el Fondo. En estos días, otro banco, el Morgan Stanley, aconsejó a sus clientes a retirar su dinero de Argentina. Incluso en su condición de mercado marginal (‘país de frontera’), Argentina ha dejado al desnudo una gran fractura interna en el capital financiero internacional. Por esto mismo, la información que brinda el director del diario Perfil, de que se estaría evaluando la creación de un fideicomiso del Banco Mundial para garantizar la repatriación del dinero de argentinos en el exterior, destinado a inversión en infraestructura, es una quimera, porque lo cierto es que el macrismo ha fracasado en su proyecto estrella para este objetivo, como es la Participación Pública Privada. En el país modelo de las PPP, Gran Bretaña, el desplome de las dos principales constructoras ha obligado a la nacionalización parcial de las obras en ejecución. Una nueva refacción del programa del FMI, luego de cambios reiterados, sería inútil para reconstruir el financiamiento externo de Argentina – el anzuelo que llevó a Cambiemos al gobierno. De acuerdo a Cledis Candelaresi, en el Cronista, “el FMI bloquea nuevas obras eléctricas”, para evitar mayor endeudamiento del Estado, lo cual explicaría el hundimiento de las acciones de las compañías energéticas en Wall Street, a pesar de sus grandes ganancias, y la decisión de Pampa Energía, de vendar parte de sus tenencias en Edenor.

Macri kaputt

El ritmo de la crisis política se ha acelerado debido al fracaso en construir una alternativa política al macrismo en demolición que sea ajena a la candidatura de CFK. “Aun en un eventual ajustado triunfo de Macri en un ballotage, un futuro segundo gobierno de Macri con el actual entorno que rodea al Presidente no sería muy alentador y significaría más de lo mismo, más huida de capitales, alto nivel de deuda y riesgo permanente de default”. Esta es la caracterización del proceso político actual que escuchó Jorge Fontevecchia, el dueño de Perfil y Noticias, en una reunión del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales – “el think tank más reconocido del país”. MM ha perdido el apoyo de los círculos de todos los colores, no solamente del llamado círculo rojo. La caracterización que hace el CARI ni siquiera tiene en cuenta el caballito de batalla del macrismo, de que “la causa” de la crisis sería el ascenso de CFK en las encuestas. En ausencia de una alternativa que sustituya a Macri en la pelea electoral contra CFK, Macri estaría forzado a presentarse como candidato, pero insepulto – con riesgos mayores para la clase capitalista que los enunciados por ese Consejo. Para salir de este atolladero quedan apenas un par de semanas y la necesidad de una ruptura en Caambiemos, que acerque a la gobernadora Vidal, a Lavagna, a los radicales, al centroizquierda e incluso a Massa, a una coalición política se hace apremaiante. La corrida contra el peso, que se convertirá en corrida de depósitos en los bancos, constituye una presión del capital financiero a favor de este recambio político.
El proceso político, en estas condiciones, enfrenta dos alternativas (con sus variantes). Por un lado, la ruptura del Pro, que es la condición para una coalición anti-K. Fontevecchia de nuevo: (Macri) “debería renunciar a su candidatura para promover algo más cercano a la unidad nacional antes de las elecciones”. Esta tentativa deberá hacer frente a la crisis financiera y a la inflación, lo cual implica que necesitará el reemplazo de Macri en el gobierno como punto de partida, y eventualmente un adelanto electoral. Estaríamos ante un recauchutaje del proceso político-electoral sin garantías de contención de la crisis económica. La otra alternativa, polarizar con el kirchnerismo, enfrenta el riesgo de un derrumbe cuando ya se agotaron los tiempos de recambio, lo que obligaría a formar un gobierno provisional que postergue las elecciones por corto tiempo. De un modo o de otro, tendríamos un ‘replay’ del 2002, con un arco político mucho más desgastado (¡lo que no es poco!) y una nueva perspectiva de defol, por el doble de la deuda de entonces. Los últimos días del macrismo han puesto en evidencia, además, que el macrismo y el conjunto del capital han sido forzados por la crisis y las luchas de todo tipo, a proceder a una retirada táctica sin plazo, al lanzar un pseudo plan de contención de precios, insinuar paritarias trimestrales, ceder a la presión de los movimientos de desocupados – medidas de alcance casi nulo en lo social pero fundamentales a la hora de mostrar una política en retroceso.

Una cuestión de poder

Cuando el derrumbe político de un gobierno y de un régimen político adquiere la agudeza que ha alcanzado en Argentina, las reivindicaciones de las masas para que el desplome no recaiga sobre sus espaldas, como ha estado ocurriendo, necesitan de un planteo de poder, porque ni Macri ni sus eventuales sucesores tienen los medios, ni qué hablar de la voluntad, de satisfacerlas. Si no se trata de una tarea inmediata, porque requiere conciencia, organización y un despliegue de luchas, el planteo de poder ofrece a esas reivindicaciones y a esas luchas una perspectiva o, como se da en decir, ‘una hoja de ruta’. Ninguna clase puede evadir la interpelación que le plantea la crisis del poder político, sin sufrir negativamente sus consecuencias. La crisis política es, además, una crisis de régimen y de estado, porque los partidos están agotados, las patronales procesadas y las instituciones públicas asociadas a la extorsión y al espionaje. La reivindicación de que el poder político pase a manos de una Asamblea Constituyente Soberana, o sea una asamblea electa que revoque los poderes estatales, adquiere una vigencia clara, en especial para decidir el repudio definitivo a una deuda externa confiscatoria que tiene medio siglo de oprobio. La posibilidad de convocatoria de esa Constituyente está determinada por el desenvolvimiento de la crisis política, por la lucha de clases en presencia, por la conciencia y organización de la clase obrera, y por sobre todo por una acción histórica independiente del proletariado. Las maniobras que puedan intentar las fuerzas políticas patronales para usar el slogan de la Constituyente para desnaturalizar su objetivo, o sea convertirla en otro episodio parlamentario o constitucional y, en definitiva, apartar a las masas del poder, deberán ser derrotadas en la lucha misma y como consecuencia de esta lucha. Es así como el gobierno encargado de convocar a una Constituyente soberana será un gobierno de trabajadores.
Es claro que Argentina ha entrado en una etapa excepcional, incluso por referencia a episodios similares en el pasado. El proceso electoral, completamente en crisis, se encuentra subordinado a los desafíos de conjunto de esta etapa. Como todo proceso histórico de envergadura es expresión de una tendencia internacional. Es precisamente lo que caracteriza al proceso internacional: crisis de gobiernos y regímenes políticos, de un lado, con desenlaces parciales contradictorios, y rebeliones populares, por el otro, cuya posibilidad de convertirse en revoluciones depende de la conciencia y la organización de su vanguardia revolucionaria.

Fuente: https://altamiraresponde.com/2019-04-26-una-crisis-de-gobierno-y-de-regimen-politico/?fbclid=IwAR3KmHoaq_u5oKeJmljSWbK4iOjtJPncNgaKZSlr77sJy6Pjg3MVb_m98cQ

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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