En las últimas semanas, la campaña electoral estuvo surcada por las
señales, más o menos desembozadas, en favor de un arreglo con los fondos
buitre por parte de los principales candidatos. Si Macri ya había sido
explícito, los señalamientos de Urtubey y de Mario Blejer, dos primeras
espadas sciolistas, fueron inequívocos. Finalmente, los economistas de
los "tres jinetes del ajuste" viajaron a la reunión del Fondo Monetario
en Lima, y se prodigaron en promesas de una rápida normalización de
relaciones con los usureros de la deuda. Incluso Stolbizer declaró que
"Argentina está aislada del mundo", una forma elegante de pedir un
acuerdo.
En este cuadro, los fondos especulativos han resuelto enviar sus
propios "mensajes de campaña". El viernes pasado, los abogados de NML
Capital, Aurelius y otros le propusieron al juez Griesa un mecanismo
concreto de pago para la deuda de Argentina. Sin resignar el reclamo por
el 100% de lo adeudado, los buitres propusieron cobrar a través de un
pago proporcional que se concrete "cada vez que se paga a los tenedores
de bonos reestructurados" (Cronista, 12/10).
Ese pago en cuotas asociaría a los buitres a cada uno de los
vencimientos de deuda que sostenga la Argentina, aún cuando -en una
negociación posterior- deban admitir algún nivel de quita. De todos
modos, los buitres guardan otra carta en su favor: después de la
cancelación del Boden 2015 y de la persistente sangría de divisas -100
millones diarios-, CFK-Kicillof terminarán su mandato con un Banco
Central en ruinas -apenas unos 4500 millones de divisas de libre
disponibilidad, el 60% de los recursos que necesitan para los
compromisos de deuda de 2016. O sea que, lejos de estar asociada con
nuevas inversiones, la "corriente de capitales" que auguran
Scioli-Macri-Massa a cambio del arreglo con los buitres no tendrá otro
destino que pagar deuda con nueva deuda, la conocida espiral que llevó a
las grandes bancarrotas nacionales. En el futuro Congreso ya se puede
adivinar el primer consenso que unirá a los diputados de Macri, Massa,
Scioli y Stolbizer: la derogación de las leyes cerrojo, que bloqueaban
el pago a los fondos especulativos. El acuerdo con los buitres, de todos
modos, es sólo una precondición para acceder al "salvavidas" (de plomo)
del capital internacional. Junto a ello, está la exigencia de la
devaluación y de un brutal ajuste fiscal.
La "señal de humo" de los buitres es una respuesta a las "señales"
previas de los aspirantes a la sucesión presidencial. Detrás de las
promesas de campaña, la letra chica de los programas económicos de
Scioli, Macri y Massa se está redactando en los centros financieros
internacionales.
En defensa del derecho al trabajo, del salario y de las jubilaciones,
hay que empeñarse a fondo en el voto al Frente de Izquierda, para
reforzarlo en el Congreso y como polo político de los trabajadores.
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