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Edición
Impresa #1365
| Por Jacyn
Un tramo definitorio del discurso de CFK del 25 de Mayo ocurrió cuando
se refirió al traslado del sable corvo del general San Martín desde el
Regimiento de Granaderos al Museo Histórico Nacional, ubicado en Parque
Lezama.
La Presidenta ponderó el supuesto "entusiasmo" popular que despertó el
paso de la espada, lo que se le vino a la mente como expresión de la
"reconciliación del pueblo con el Ejército sanmartiniano".
El sable corvo había sido robado del Museo Histórico por la resistencia
peronista en dos oportunidades, en 1963 y 1965. En 1967, Onganía ordenó
su traslado al Regimiento de Granaderos. Ahora, CFK lo devuelve como
símbolo de reconciliación. El operativo político que encierra esto no
podría ser más reaccionario.
A la cabeza del Ejército se encuentra César Milani, un represor
genocida que controla además el aparato nacional de inteligencia desde
la salida de la ex Side de Stiuso y su banda. A Milani se le han
asignado cuantiosos recursos para reequipar al Ejército y, sobre todo,
para cohesionar a las camarillas que lo integran. La rehabilitación
política y funcional de las Fuerzas Armadas es un reclamo estratégico de
la burguesía y el imperialismo al Estado argentino. A diferencia del
resto de los países del continente, en los que los militares juegan un
papel protagónico en la represión y el control social interno, en
Argentina tienen un papel marginal desde la dictadura, el fracaso de
Malvinas y -por qué no- el crimen del conscripto Omar Carrasco, en
Neuquén. La "reconciliación" fue ensayada por todos los gobiernos
constitucionales, desde Alfonsín a esta parte, pero sus pretensiones
siempre chocaron contra denuncias y movilizaciones contundentes. El
kirchnerismo cooptó a Madres y Abuelas para avanzar en este operativo.
El kirchnerismo, que se proclamó "hijo de las Madres de Plaza de Mayo",
terminó entronizando en el Ejército a un genocida.
Los tres jinetes del ajuste -Scioli, Macri, Massa- siguen el mismo
camino. Ninguno de ellos se pronunció por la salida de Milani de su
cargo, mucho menos porque sea juzgado. Para la burguesía, las Fuerzas
Armadas son el reaseguro de un eventual estado de sitio para enfrentar
una crisis social. Hoy, Milani cumple un papel irreemplazable frente a
la descomposición del viejo aparato.
La herencia K -Milani, leyes antiterroristas, Proyecto X, perpetua a
los petroleros de Las Heras- deja a sus sucesores mucha tela para
cortar.
La década ganada se puso las botas y la ropa de fajina.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1365/politicas/el-sable-corvo-de-la-reconciliacion
jueves, 28 de mayo de 2015
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