El año 2014 termina en un cuadro signado por la agudización de la
crisis política y la bancarrota económica. En lo que concierne al
gobierno, esto se verifica de mil maneras. La camarilla gobernante está
siendo ametrallada con denuncias de corrupción que ya pasan de castaño
oscuro. Las fechorías cometidas sobrepasan a Boudou para involucrar a la
propia Presidenta. La crisis ha dado un nuevo salto, alcanzando a los
organismos de inteligencia. El vice de la Side, Larcher, fue eyectado de
su cargo acusado de trabajar para Massa y, peor, de estar involucrado
en las operaciones en contra del acuerdo con Irán. El kirchnerismo
entrega la Side al general procesista César Milani, y se abroquela en su
propia camarilla, pero la disgregación se acelera.
Si con el fracaso del canje de los Boden 2015 Kicillof dejó en
evidencia que Argentina no podría afrontar los vencimientos de deuda, la
caída generalizada de las acciones y títulos en todo el mundo hacen
objetivamente inviable un arreglo con los fondos buitre, quienes no
podrían aceptar un pago en bonos con un precio considerablemente menor
en el mercado. Impasse total: ni Argentina puede ni los ‘buitres'
quieren. A esto se suma la devaluación del real y algo incluso peor,
como la caída de la cúpula de gobierno de Brasil como consecuencia del
derrumbe económico y judicial de Petrobras; los diarios brasileños
hablan de una desaparición de la compañía.
El “giro en la crisis mundial" ha provocado una completa desorientación
en los círculos capitalistas, que ya no hablan siquiera de los dólares
que aportaría Vaca Muerta. El ajuste antipopular que promueven gobierno y
oposición ha perdido base objetiva, porque no serviría en absoluto para
restablecer el financiamiento internacional de Argentina. Scioli, Massa
y Macri deben atravesar una campaña electoral en un escenario de
acentuación de la crisis capitalista.
La bancarrota económica afecta la agenda que la burocracia sindical
promete para paritarias aún distantes. Esta prioriza, en cambio, el
propósito de unificar a la CGT, con el objetivo casi exclusivo de frenar
el ascenso de una nueva generación combativa en el movimiento obrero.
No hay periodista al que la burocracia no haya comunicado su
preocupación por los ‘troskos’.
La crisis acentuará la zozobra de trabajadores, jubilados y clases
medias. La entrega de la Side a César Milani apunta al reforzamiento del
aparato represivo; se congratuló por ello el genocida Barreiro,
condenado por delitos de lesa humanidad.
Los trabajadores ingresan a esta nueva etapa luego de luchas con
resultados desiguales, pero con una tendencia combativa. Lo demuestran
las del parque industrial de Zárate, de Mascardi, Interpack, la Línea
60, los trabajadores de prensa y los bancarios.
La crisis del kirchnerismo y de la ‘oposición’ debilita el poder
político de la burguesía. En los sindicatos se plantea la necesidad de
un frente único del activismo y sus agrupaciones sindicales y políticas:
de un lado, para fortalecer la capacidad de lucha contra las
patronales, y del otro, para disputar a la burocracia. Ese frente único
es fundamental a la hora de promover coordinadoras regionales de apoyo a
las luchas parciales, como las que se dan hoy en Zárate o como las que
se perfilan en Pilar y en el Cordón Industrial de San Lorenzo, aunque en
realidad en todo el país -como quedó de manifiesto en el Congreso del
movimiento obrero y la izquierda, cuya asistencia sobrepasó el Luna
Park.
2015
La crisis se desarrollará en un año caracterizado por elecciones
políticas casi todos los meses. Serán el escenario de confrontación
entre las clases y partidos antagónicos. Dependiendo del ritmo que
adquiera el desarrollo de la crisis y de la calidad de la intervención
del Frente de Izquierda, se podría generar una polarización política
entre los partidos del capital y los partidos del trabajo.
La cuestión electoral sería la forma que adopta una confrontación
política contra los partidos defensores del sistema. El desdoblamiento
de elecciones provinciales durante los primeros meses de 2015 habla
también de la tendencia a la desagregación política del régimen. El
Frente de Izquierda debe abordarlas como parte de una alternativa
política de orden nacional. Apoyamos la propuesta de Izquierda
Socialista de realizar un acto en marzo o abril, que podría tener lugar
en un estadio abierto.
El Partido Obrero se ha trazado un plan de acción. Luego de copar el
Luna Park con más de 10.000 luchadores y simpatizantes, y de realizar un
Picnic y actos masivos de fin de año en todo el país, marchamos a
congresos provinciales entre febrero y marzo para reclutar nuevas
fuerzas y desarrollar una campaña sobre la base de un programa.
Por un 2015 de la izquierda y los trabajadores.
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