Hace apenas poco más de un mes, el gobierno hizo aprobar el Presupuesto
2015, que autorizaba el pago, con reservas, de los vencimientos de
deuda externa, por 12 mil millones de dólares. Se trataba de un 'dibujo'
vergonzoso, porque el Banco Central no disponía de esa suma bajo
ninguna circunstancia, ni tenía posibilidad de obtenerla por medio del
saldo de la cuenta de pagos con el exterior. En estas condiciones,
concluimos que se trataba de un Presupuesto que conducía a un acuerdo
con los fondos buitre, como la única vía para obtener un financiamiento
internacional.
La semana pasada, el 'ilustre' Kicillof admitió la insolvencia del
Estado cuando ofreció canjear los vencimientos del Boden 15, que cancela
en un solo pago, en octubre próximo, casi 7 mil millones de dólares. El
título sustituto es el Bonar 2024, que se cancela entre 2019 y 2024. El
Boden 15 lleva un interés anual del 7% y el Bonar 24 es ofrecido a uno
mayor -al 8,5%. Sin embargo, el rendimiento final de un bono depende
también del precio al que se lo compre, pero en cualquier caso estamos
ante un retorno extraordinario sobre la inversión. La conveniencia de
aceptar o no este canje, por parte de los especuladores, depende de un
conjunto de factores, pero en lo fundamental estamos ante lo que en la
jerga financiera se denomina ‘bonos basura’, porque suponen un elevado
riesgo de impago.
Observada con mayor cuidado, la oferta K es una operación de rescate de
los acreedores, precisamente porque está cuestionada la capacidad de
cancelar el Boden 15, dado el bajo nivel de reservas internacionales del
Banco Central. El canje le pone un piso (alto) a la cotización del
bono. Cuando el ministro asegura que la oferta de canje demuestra la
"voluntad de pago" de Argentina, es de una sinceridad sin paralelo:
canjea a plazos mayores porque quiere pagar pero no puede. Para ser más
precisos, la ganancia eventual podría superar largamente la que ofrece
la tasa de interés, esto porque los especuladores repiten que, cuando
cambie el gobierno y se haga el gran ajuste, la cotización de los bonos
que se emiten subiría en forma considerable. En esto consiste, por otra
parte, la expectativa de quienes compran ‘bonos basura’. El retorno
podría llegar al 20 por ciento.
La conclusión unánime de los analistas ha sido que esta
reestructuración le quitaría a los fondos buitres un instrumento de
presión sobre el gobierno. Es apenas una conjetura, esto porque una
falta de arreglo con los ‘buitres’ podría afectar en forma negativa la
cotización de los bonos que emite. Por otro lado, liberado de esa
presión, un pago a los buitres con más bonos pesaría menos en las
cuentas externas de Argentina. Mientras no haya arreglo, los acreedores
que entraron en los canjes anteriores deberán sufrir el congelamiento de
pagos que estableció Griesa. El significado político del canje que
ofrece Kicillof es seguir la recomendación papal de facilitar el
tránsito a un gobierno de otro palo. La 'oposición' debería aplaudir y
es lo que hace.
La deuda con vencimiento en 2015 no se limita, sin embargo, al Boden,
pero mientras tanto se ha acumulado nueva deuda con los importadores,
que debieron reemplazar el crédito interno con el externo. Se la estima
en más de 5 mil millones de dólares, a los que habría que agregar deuda
con cerealeras que adelantaron dinero, y con las provincias. Macri ha
debido postergar su propio canje de deuda de la Ciudad, porque no hay
lugar para más de un canje.
Los problemas, sin embargo, tampoco terminarían aquí. El gobierno logró
detener la corrida contra el peso, en octubre pasado, mediante un
fuerte endeudamiento a corto plazo del Banco Central con los bancos
locales. Ahora hay que pagar los intereses, que se acercan al monto
total de la deuda. El otro recurso fue ordenar al Tesoro a que emita
bonos ajustados al dólar. La corrida contra el peso se dio vuelta, pero
el 'blue' sigue un 50% por encima de la cotización oficial. Este
desequilibrio se va a acentuar porque, a pesar de todo ese
endeudamiento, la emisión de pesos para financiar el déficit fiscal está
en niveles récord. Se admite que podrían emitirse más Bonar que los
necesarios para el canje, para financiar el déficit del Tesoro. A todo
esto hay que añadir el endeudamiento mayor de las empresas del Estado y
de las empresas privadas de servicios. Sobre una base tan deteriorada,
la cotización de la deuda externa de Argentina demorará en dejar su
condición de defol. YPF y Chevron no aportan: la caída accionaria de la
primera lo demuestra.
Todo indica que los astros tampoco acompañan. El derrumbe de los Bolsas
internacionales, el martes y miércoles últimos, ha volteado la
cotización de las acciones y de la deuda argentina. El precio del bono
que entrega el gobierno, el Bonar 2024, ha caído y puede caer aún más.
Ambito Financiero asegura que el 90% de los tenedores de Boden 15 se
quedarán afuera de la transacción. Los bancos no pueden intervenir mucho
en esto, porque el gobierno les limitó el monto de deuda que pueden
tener en relación al patrimonio. Un tiro por la culata, como se dice.
El futuro próximo no luce; la caída de la Bolsa de Shangai es
significativa por el lugar de China en la demanda mundial. Las tres
cuartas partes de Europa no puede pagar su deuda pública creciente; la
de Japón es tres veces su PBI y el país no crece ¡desde 1980! De acuerdo
a los especialistas petroleros, la caída de los precios internacionales
podría precipitar la quiebra de las compañías independientes
norteamericanas de gas no convencional, que han financiado el negocio
con fuerte endeudamiento. Las acciones de estas empresas han caído muy
fuerte.
El episodio de estos días es el segundo en pocos meses y atestigua una
falta de liquidez para salir en defensa de las compañías que han visto
una reducción de sus fondos. Sobre el giro que la caída de los precios
del petróleo ha provocado en la economía y política mundiales hay mucho
para decir. En definitiva, el canje del 'ilustre' Kicillof no solamente
ilustra el arribismo social del 'marxo-keynesianismo', sino que aporta
más a nuevos desequilibrios.
La sucesión del kirchnerismo viene muy condimentada.
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