CAMBIOS EN EL GOBIERNO: PRIMEROS PASOS DEL NUEVO MINISTRO
López Murphy quiere ahorrar 1.500 millones
Reducirían gastos para cumplir con el FMI Y emprenden una negociación con ese organismo El ministro también planea disminuir algunos impuestos para frenar la caída del consumo
El ministro de Economía, Ricardo López Murphy, y su equipo de colaboradores elaboran un nuevo plan de ajuste que distintas fuentes consultadas por Clarín cuantificaron en 1.500 millones de pesos, al tiempo que siguen analizando cómo poder avanzar en algún tipo de rebaja impositiva. Ese ahorro de 1.500 millones provendría de una combinación entre una poda en el gasto público y la eliminación de exenciones impositivas, que mejorarían los ingresos del Fisco.
Como una contraparte del blindaje financiero recibido en diciembre último, el gobierno de Fernando de la Rúa se comprometió ante el Fondo Monetario Internacional a no superar este año un déficit fiscal de 6.500 millones. El nuevo apriete sería necesario para cumplir esa meta.
Para conseguir los 1.500 millones, López Murphy y sus cuadros técnicos trabajan contra reloj. No tienen margen para subir impuestos (inclusive, a mediano y largo plazo trabajan con una hipótesis de bajas y la eliminación de exenciones impositivas). Tampoco quieren repetir el error que adjudican al equipo económico anterior, que "planchó" la tibia recuperación económica del verano 1999/2000 cuando, primero con el impuestazo y luego con el recorte salarial a los empleados públicos, minó la capacidad de consumo de una parte importante de la población.
Hasta el martes, las ideas que barajaban los hombres del ministro —casi todos, como él, provenientes de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL)— apuntaban a una baja de impuestos. En particular, el IVA, impuestos a la producción y Ganancias, dando marcha atrás al aumento que implementó hace un año el ex ministro José Luis Machinea (ver pág. 9). Pero la coyuntura los desalentaría de encarar cambios inmediatos en ese sentido. Por caso, cada punto del IVA que cedieran (se hablaba de llevarlo de 21%, una de las mayores tasas del mundo, a 16%) les significaría una merma de ingresos de 1.000 millones por año.
Un economista del entorno del ministro reconoció ayer a este diario que tienen un plan a 10 años, pero que la coyuntura es más compleja de lo que preveían. Quizás eso explique la frialdad con que López Murphy —después de revisar los números heredados— saludó a su antecesor Machinea el día de su jura. Y la fuente agregó: "No podemos jugarnos nuestro prestigio en un diagnóstico equivocado." El nuevo equipo cree que debe disparar una sola bala, pero certera.
Aunque tanto el ministro como sus colaboradores más cercanos gozan de un gran respeto en el mercado y entre los inversores, saben que tienen margen pero que hay ansiedad por conocer los primeros pasos. Es en el corto plazo donde surgen dudas sobre la recuperación económica y aún sobre las metas fiscales. Esas dificultades no aparecen, en cambio, en la visión más estratégica de la gente de FIEL.
Rebajas impositivas (la citada en Ganancias y otra en el IVA, pero extendiéndolo a rubros hasta ahora exentos), recorte de gastos, reforma tributaria y del Estado (se habla de la supresión o fusión de unos 50 organismos y programas) y nuevas privatizaciones (como las del Banco Nación, el Mercado Central y las centrales nucleares) están en la mente y el ideario liberal del nuevo equipo económico.
En ese equipo lucirían: Daniel Artana, economista jefe de FIEL, que será el viceministro, como secretario de Hacienda, y Manuel Solanet, otro hombre de la Fundación, quien ocupara la Secretaría de Hacienda durante un tramo del último régimen militar, y se integraría como "asesor". Ambos serán las espadas principales del ministro para tratar de imponer su programa.
Para el corto plazo, López Murphy respiró un poco más al confirmarse que se quedarán en sus puestos cuatro hombres clave. Son Daniel Marx y Julio Dreizzen, secretario y subsecretario de Finanzas, que garantizan la relación con los inversores externos; Nicolás Gadano, subsecretario de Presupuesto, y Oscar Cetrángolo, que probablemente seguirá manejando la relación con las provincias. Ese tema se prevé complejo por la situación fiscal de la mayoría de las provincias y por los condimentos políticos de la relación entre el interior y el Gobierno nacional.
El ministro López Murphy almorzó ayer con el presidente De la Rúa para analizar las medidas. Una de ellas, la iniciativa de arancelar la universidad pública, motivó otra visita al jefe de Estado: la que le hicieron los líderes de la Federación Universitaria, ante quienes el Presidente secomprometió a que no habrá arancel.
Contactos con el FMI
Otra medida que había trascendido era el pedido de un "waiver" (perdón) al FMI por el incumplimiento de las metas fiscales del primer trimestre. Ayer en el Palacio de Hacienda admitieron que habrá una negociación con el Fondo.
Y se supo que López Murphy tendrá su primer contacto con el FMI en los próximos días en Santiago, Chile, donde se realizará la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Allí, el ministro se verá cara a cara con el número dos del Fondo, Stanley Fischer.
Según dijeron en el Ministerio, sólo se pedirá al FMI la facilidad de compensar en los trimestres subsiguientes el desequilibrio inicial de las cuentas públicas en este primer trimestre del año.
En ese sentido, desde Washington, el vocero del Fondo Franciso Baker hizo un guiño. Dijo a los periodistas acreditados en Economía que "los compromisos (del Gobierno argentino) son de carácter general y el FMI está abierto al diálogo".
El auditor del FMI para el caso argentino, el chileno Tomás Reichmann, vendrá a Buenos Aires la semana próxima. Tendrá entonces la oportunidad de revisar la magnitud del desvío en las cuentas públicas, y de bendecir al equipo económico, que para entonces debería estar completo.
Reducirían gastos para cumplir con el FMI
El ministro de Economía, Ricardo López Murphy, y su equipo de colaboradores elaboran un nuevo plan de ajuste que distintas fuentes consultadas por Clarín cuantificaron en 1.500 millones de pesos, al tiempo que siguen analizando cómo poder avanzar en algún tipo de rebaja impositiva. Ese ahorro de 1.500 millones provendría de una combinación entre una poda en el gasto público y la eliminación de exenciones impositivas, que mejorarían los ingresos del Fisco.
Como una contraparte del blindaje financiero recibido en diciembre último, el gobierno de Fernando de la Rúa se comprometió ante el Fondo Monetario Internacional a no superar este año un déficit fiscal de 6.500 millones. El nuevo apriete sería necesario para cumplir esa meta.
Para conseguir los 1.500 millones, López Murphy y sus cuadros técnicos trabajan contra reloj. No tienen margen para subir impuestos (inclusive, a mediano y largo plazo trabajan con una hipótesis de bajas y la eliminación de exenciones impositivas). Tampoco quieren repetir el error que adjudican al equipo económico anterior, que "planchó" la tibia recuperación económica del verano 1999/2000 cuando, primero con el impuestazo y luego con el recorte salarial a los empleados públicos, minó la capacidad de consumo de una parte importante de la población.
Hasta el martes, las ideas que barajaban los hombres del ministro —casi todos, como él, provenientes de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL)— apuntaban a una baja de impuestos. En particular, el IVA, impuestos a la producción y Ganancias, dando marcha atrás al aumento que implementó hace un año el ex ministro José Luis Machinea (ver pág. 9). Pero la coyuntura los desalentaría de encarar cambios inmediatos en ese sentido. Por caso, cada punto del IVA que cedieran (se hablaba de llevarlo de 21%, una de las mayores tasas del mundo, a 16%) les significaría una merma de ingresos de 1.000 millones por año.
Un economista del entorno del ministro reconoció ayer a este diario que tienen un plan a 10 años, pero que la coyuntura es más compleja de lo que preveían. Quizás eso explique la frialdad con que López Murphy —después de revisar los números heredados— saludó a su antecesor Machinea el día de su jura. Y la fuente agregó: "No podemos jugarnos nuestro prestigio en un diagnóstico equivocado." El nuevo equipo cree que debe disparar una sola bala, pero certera.
Aunque tanto el ministro como sus colaboradores más cercanos gozan de un gran respeto en el mercado y entre los inversores, saben que tienen margen pero que hay ansiedad por conocer los primeros pasos. Es en el corto plazo donde surgen dudas sobre la recuperación económica y aún sobre las metas fiscales. Esas dificultades no aparecen, en cambio, en la visión más estratégica de la gente de FIEL.
Rebajas impositivas (la citada en Ganancias y otra en el IVA, pero extendiéndolo a rubros hasta ahora exentos), recorte de gastos, reforma tributaria y del Estado (se habla de la supresión o fusión de unos 50 organismos y programas) y nuevas privatizaciones (como las del Banco Nación, el Mercado Central y las centrales nucleares) están en la mente y el ideario liberal del nuevo equipo económico.
En ese equipo lucirían: Daniel Artana, economista jefe de FIEL, que será el viceministro, como secretario de Hacienda, y Manuel Solanet, otro hombre de la Fundación, quien ocupara la Secretaría de Hacienda durante un tramo del último régimen militar, y se integraría como "asesor". Ambos serán las espadas principales del ministro para tratar de imponer su programa.
Para el corto plazo, López Murphy respiró un poco más al confirmarse que se quedarán en sus puestos cuatro hombres clave. Son Daniel Marx y Julio Dreizzen, secretario y subsecretario de Finanzas, que garantizan la relación con los inversores externos; Nicolás Gadano, subsecretario de Presupuesto, y Oscar Cetrángolo, que probablemente seguirá manejando la relación con las provincias. Ese tema se prevé complejo por la situación fiscal de la mayoría de las provincias y por los condimentos políticos de la relación entre el interior y el Gobierno nacional.
El ministro López Murphy almorzó ayer con el presidente De la Rúa para analizar las medidas. Una de ellas, la iniciativa de arancelar la universidad pública, motivó otra visita al jefe de Estado: la que le hicieron los líderes de la Federación Universitaria, ante quienes el Presidente secomprometió a que no habrá arancel.
Contactos con el FMI
Otra medida que había trascendido era el pedido de un "waiver" (perdón) al FMI por el incumplimiento de las metas fiscales del primer trimestre. Ayer en el Palacio de Hacienda admitieron que habrá una negociación con el Fondo.
Y se supo que López Murphy tendrá su primer contacto con el FMI en los próximos días en Santiago, Chile, donde se realizará la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Allí, el ministro se verá cara a cara con el número dos del Fondo, Stanley Fischer.
Según dijeron en el Ministerio, sólo se pedirá al FMI la facilidad de compensar en los trimestres subsiguientes el desequilibrio inicial de las cuentas públicas en este primer trimestre del año.
En ese sentido, desde Washington, el vocero del Fondo Franciso Baker hizo un guiño. Dijo a los periodistas acreditados en Economía que "los compromisos (del Gobierno argentino) son de carácter general y el FMI está abierto al diálogo".
El auditor del FMI para el caso argentino, el chileno Tomás Reichmann, vendrá a Buenos Aires la semana próxima. Tendrá entonces la oportunidad de revisar la magnitud del desvío en las cuentas públicas, y de bendecir al equipo económico, que para entonces debería estar completo.
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