En un escenario latinoamericano signado por el cambio de frente de la
burguesía -el 26 de octubre en Brasil y Uruguay pueden ser derrotadas
las coaliciones que lideran el PT y el Frente Amplio-, Evo Morales acaba
de ganar holgadamente su tercer mandato como presidente.
Habría obtenido el 61 por ciento de los votos, a 37 puntos del segundo
-el empresario Doria Medina, de la Unidad Democrática- y ganado, por
primera vez, en ocho departamentos de los nueve que tiene Bolivia.
Ganó en Santa Cruz, la cabeza de la rebelión separatista de la
oligarquía terrateniente siete años atrás. Varios de sus miembros se
pasaron al MAS y los empresarios de la región fueron de los mayores
contribuyentes a la campaña de Evo. En el mismo sentido debe apreciarse
la victoria del MAS en Pando, otro de los bastiones antes opositores.
Morales lideró una campaña bajo la consigna "El MAS es Bolivia", cuya
base social está formada por los terratenientes del Oriente -que le
reconocen haber paralizado el levantamiento agrario-, los
cooperativistas mineros -contratistas de los pulpos mineros y
beneficiarios de la reciente Ley Minera-, los banqueros -que obtuvieron
utilidades de 212,6 millones de dólares en 2013 contra 43,6 en 2012- ,
los cocaleros o los transportistas. Una inmensa red de cooptación que
sigue incluyendo a las dos terceras partes del movimiento campesino y a
la COB.
Signo de este cambio fueron las declaraciones de Daniel Sánchez,
presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, en
plena campaña electoral: "Hemos acordado no tocar temas políticos y
separarnos de ese sector empresarial que hacía huelgas de hambre,
principalmente en Santa Cruz. Queremos dedicarnos a lo que nosotros
hacemos, que es empresa" (La Tercera, Chile, 10/10).
¿Qué será Bolivia?
"Bolivia es y será minero", declara el mismo capo de los empresarios,
asignándole a la nación una condición rentística. En Potosí, sin
embargo, región minera y petrolera, Evo cayó doce puntos respecto a las
presidenciales de 2009 -66 contra 78%. En 2010 hubo una huelga cívica
que duró 19 días y tuvo el acompañamiento de los mineros. La oposición
de derecha capitalizó el descontento y el Partido Verde, con elementos
que rompieron con el MAS, obtuvo aquí una de sus mayores votaciones
-4,46%.
Los límites
El MAS logró una mayoría clara en el Congreso -a estas horas pierde la
mayoría en Diputados-, 107 representantes contra 114 en la composición
actual. Este retroceso se explica por el cambio en las tendencias de
votación: "un hecho que no le permitió acaparar el Legislativo fue la
reducción del apoyo en el occidente" (La Razón, 13/10). El "nacionalismo
indígena" ganó posiciones en el oriente, en el que domina la
oligarquía, y perdió votos en el Occidente, es el caso de Potosí y del
distrito de La Paz, que fue epicentro de la huelga general por las
pensiones en 2013 -aquí el Partido Verde fue la sorpresa, obteniendo,
provisoriamente, un diputado.
Evo recorrió toda Bolivia reivindicando una supuesta "reapropiación de
la renta petrolera" que encubre la acelerada depredación de reservas
mineras, que no van más allá de 2022, y una economía donde el 80% de las
exportaciones son materias primas.
En sus dos mandatos, el gobierno del MAS enfrentó crisis severas en
materia económica y política, esto como expresión de los vaivenes de la
economía mundial y de la fuerte limitación de la pretendida política de
redistribución de ingresos. Es lo que ocurrirá, con mayor intensidad, de
aquí en más, como resultado de la caída de los precios internacionales
del petróleo, el gas, los minerales y la soja.
1 comentario:
es muy difícil luchar contra el imperialismo, los gobiernos populistas lo único que consiguen es quitarle las pocas esperanzas que le quedan al pueblo por el "socialismo" que ellos promulgan y de lo que se jactan ser
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