El nuevo paquete del gobierno griego, en respuesta a las presiones imperialistas contempla más concesiones a los banqueros internacionales: eleva progresivamente a 67 años la edad para la jubilación; incrementa las contribuciones al sistema de seguridad social y elimina, a partir de 2018, el subsidio para los jubilados. Esto representa un recorte de 350 millones de euros en dos años.
Por otro lado, determina un aumento del IVA dividido en tres tramos, lo cual supondrá una recaudación fiscal adicional de 1.400 millones de euros.
Tsipras, que antes proponía aplicar sus propuestas el 1° de enero de 2016, ahora se compromete a hacerlo "inmediatamente". Prolongará, asimismo, la suspensión de las convenciones colectivas.
A pesar de estas concesiones, los ministros del eurogrupo y, sobre
todo, el FMI, no terminan de darle luz verde a la propuesta: "el Fondo
no está satisfecho con la oferta de Tsipras, basada en incrementos de
impuestos más que en recortes de gasto, y con menores cesiones en IVA y
pensiones de lo que (los acreedores) pretendían" (El País, 24/6).
Giro
El anuncio del paquete ha avivado el enfrentamiento al interior de
Syriza. Un sector (hasta un 30 por ciento de sus 149 escaños) adelantó
que votaría en contra de este paquete.
El apoyo de otras fuerzas (la coalición centroizquierdista To Potami,
así como la nacionalista de derecha Griegos Independientes, o incluso
del Pasok o Nueva Democracia), cambiaría la base política del gobierno y
obligaría a convocar a un referendo sobre el nuevo paquete o incluso a
nuevas elecciones. Toda la estrategia de la Unión Europea (UE) apunta a
forzar la formación de una nueva coalición política. Bajo esta presión,
la izquierda de Syriza acompañaría una nueva capitulación.
Los anuncios están sacudiendo fuertemente la confianza popular en el
gobierno. Para el secretario general de la Federación de Jubilados del
sector privado, el nucleamiento más representativo, "el paquete no es en
absoluto positivo, y no hablo sólo de los pensionistas, sino de los
trabajadores en general. Tienen que dejar de meter la mano en nuestros
bolsillos, porque ya no nos llega ni para medicinas; si no lo hacen, nos
tendrán enfrente".
Los planes alternativos, como el retorno a la moneda nacional,
implicaría una fuerte devaluación y un ajuste fenomenal. El gobierno de
Tsipras exhibe la capitulación ante la UE como el mal menor.
Nuestra opinión es que hay que rechazar el acuerdo con la UE, repudiar la deuda confiscatoria, nacionalizar los bancos, establecer un férreo plan económico de emergencia y convocar al apoyo internacional de los trabajadores.
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