La superposición de múltiples contradicciones (económicas, judiciales,
internacionales) le otorga a la crisis desencadenada por la denuncia y
la posterior muerte del fiscal Nisman un carácter potencialmente
explosivo. Es un campo minado para la campaña electoral. La convocatoria
a una movilización callejera por parte de fiscale y jueces es una
manifestación de quiebra en el aparato estatal. Anuncia un reforzamiento
de la ofensiva que tiene en la mira el enriquecimiento ilícito de la
familia presidencial, incluido el lavado de dinero. Los periodistas
interpelan a los entrevistados acerca de un acortamiento del mandato de
CFK.
Crisis de Estado
La marcha del #18F es singular: los encargados de proveer justicia
salen a la calle a exigir la provisión de justicia al Estado al que
representan. Entre los pliegues de fiscales y jueces se movilizan
políticos que formaron parte hasta hace poco del gobierno, como Massa o
Alberto Fernández, o conspiradores profesionales como Mauricio Macri,
que inscribió como jefe de la Metropolitana a un encubridor del atentado
a la Amia y organizó un servicio de espionaje paralelo. Unos y otros
son responsables del proceso político que culminó con una guerra entre
servicios y la muerte de un fiscal a cargo del tema más explosivo del
país.
Para estos disidentes, o sea ex oficialistas, los K han montado un
trabajo de recolonización de todos los servicios de espionaje del país
bajo la batuta del jefe del ejército, César Milani. O sea que estamos en
presencia de una crisis militar. Argentina se encuentra ante
enfrentamientos que superan la capacidad de contención de un proceso
electoral.
La cuestión de la ley de inteligencia está ligada a esta crisis. El
trámite exprés para su aprobación es inevitable, casi fatal, pues apunta
a consagrar la primacía de Milani sobre todos los servicios del Estado.
Horacio Verbitsky sugiere que el debate del proyecto tome su tiempo y
hasta que pueda servir de puente con la oposición. Es una cortina de
humo. El CELS no demoró en aplaudir la designación del militar del
Operativo Independencia, para rectificarse con circunspección cuando se
revelaron las fechorías del beneficiado.
El trámite exprés es funcional a la creación de un hecho consumado que
no resistiría un debate con especialistas. Se ha señalado, con razón,
que el principal perjudicado por todo este asunto es el departamento de
investigaciones del Ministerio de Seguridad, lo que implica que la
'hipótesis' de la lucha contra el narcotráfico pasará al Ejército. Este
enroque significa, ni más ni menos, la militarización de las barriadas,
como ocurre ya en México y Brasil, que es la línea fundamental del
Pentágono norteamericano. El ex presidente Clinton se acaba de
'disculpar' ante el mexicano Peña Nieto por haber provocado la crisis
descomunal por la que atraviesa ese país, a partir de la estrategia
bastarda que impuso a fines de los '90. La Gendarmería y el Ejército ya
han comenzado su labor en los barrios con el cuento de la acción
humanitaria.
"Vamos por más"
La "marcha del silencio" no opera en el vacío. Está acompañada de la
clara intención de dinamizar las causas contra la corrupción oficial.
Bonadío ha largado nuevas iniciativas. El denunció haber sido amenazado,
tiene en sus manos la causa de Hotesur y se transformó en uno de los
principales convocantes la marcha. Las apelaciones lograron sacar al
subrogante K de la Justicia electoral bonaerense y hasta Clarín logró un
fallo que manda la ley de medios al diablo -aunque ha servido para un
generoso reparto en beneficio de operadores K. La fronda judicial logró
voltear también a los subrogantes que digitó la procuradora general.
Ahora tiene que nombrar al reemplazante de Nisman bajo la mirada
conspirativa de jueces, fiscales y la Daia.
Macri, Massa, los radicales, Binner, Cobos se han sumado al #18F; no
tienen capacidad para convocar por ellos mismos. Pero la dirección
electoral de la movilización es hacia los candidatos que se ponen a la
derecha del gobierno.
El aparato pejotista de gobernadores e intendentes se ha quedado del
lado del gobierno. Es muy tarde para abandonar el barco, salvo que
salten todos los diques. Muchos K, sin embargo, sugirieron que el
oficialismo se sume a la marcha "destituyente" (como Pampuro, Verbitsky y
Brienza). Desde afuera, nadie quiere mover el piso: ocurre que no
solamente progresan las negociaciones entre Estados Unidos con Irán en
materia nuclear, sino también sobre el conjunto del Medio Oriente y
Palestina. Se acaba de informar en forma oficial que los yanquis
comparten información militar con Bashar al-Assad. Un eje Irán-espacio
bolivariano ha quedado sepultado por la crisis venezolana y por las
negociaciones de Obama con Raúl Castro. Los yanquis quieren que CFK se
vaya por la puerta de adelante; los ajustes de cuentas quedarían para
después. Ya tienen bastante con la perspectiva de una salida de Grecia
del euro y con el retroceso militar y político que enfrentan en Ucrania.
La salida ‘más barata’ para el imperialismo es que se vote en octubre.
Iniciativa
La crítica de izquierda a la movilización derechista, como factor de
clarificación, debe servir para arrebatarle la iniciativa. El próximo 8
de marzo, día internacional de la Mujer trabajadora, debe servir para
ocupar las calles con reivindicaciones políticas; lo mismo más tarde, el
24 de Marzo, aniversario del golpe genocida. Esas reivindicaciones son
la apertura de los archivos (no sólo sobre Amia, sino sobre
ladesaparición de Jorge Julio López, los asesinatos del 19 y 20 de
diciembre de 2001, de Kosteki y Santillán; la desaparición de personas y
otros numerosos delitos contra el pueblo) y la destitución de Milani.
El desmantelamiento de los aparatos de espionaje y represión no debe ser
confundido con una posibilidad reformista del Estado actual, sino como
una reivindicación por el gobierno de los trabajadores.
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