Nuestras tareas
La decisión de Elisa Carrió de abandonar la tienda de Unen y juntarse
con Macri, sería en sí misma intrascendente si no fuera porque aparece
como una acción encubridora o de distracción frente a la crisis política
desatada por las denuncias de Nisman y, luego, su muerte. Viniendo de
una ‘denunciadora’ serial, la falta de protagonismo judicial de Carrió,
seguida del anuncio electoral, es sospechosa. ( Hoy salió Carrio a meter una denuncia por el encubrimiento oficial al crimen del fiscal Nisman , eso si tiene razon cuando Carrio dice Stiusso es este gobierno , Pocino es este gobierno , Milani es este gobierno , yo diría Nisman fue este gobierno ) Nadie salió a criticarla
desde el gobierno, precisamente porque es funcional al operativo oficial
de sepultar las investigaciones. Los jueces ‘incompetentes’ le han
hecho el ‘aguante’ a la maniobra. Como buena ‘republicana’, Carrió
archivó sus denuncias de corrupción contra Macri, ni qué decir de los
lazos de Macri con la CIA y el Mossad, por intermedio de “Fino”
Palacios.
Carrió no aporta votos a Macri y hasta incomoda a su pupilo Lousteau,
que aparece ahora como un duplicado del PRO en las elecciones porteñas.
Indica, sí, la disposición del macrismo a romper a Unen por todos los
medios y lo mismo con la UCR. Macri se anotó la candidatura a
vicegobernador con el radical “Pechi” Quiroga, nada menos que en
Neuquén, a renglón seguido del apoyo condicionado que recibió del
presidente de la UCR, Ernesto Sanz. Carente de proyección nacional, el
macrismo no tiene otra vía que cooptar, con los métodos que le son
propios, a aspirantes de otros partidos; es también lo que hace Massa.
Sanz, sin embargo, dejó flotando el planteo de una interna única
Massa-Macri, esto para polarizar la elección con el oficialismo; lo
mismo hizo Gustavo Posse -el ‘itinerante’ de San Isidro. Es una
intención que algunos observadores atribuyen al grupo Clarín. Para el K
Verbitsky, si la ‘opo’ no se une, ganaría el Frente para la Victoria en
primera vuelta, aunque no menciona que el beneficiado sería Scioli, un
visitante frecuente de la ‘corpo’.
La fórmula de la “unidad nacional” viene siendo mentada desde hace
mucho, a veces bajo la rúbrica de “políticas de Estado”, pero solamente
para después de las elecciones. Una interna única de Macri, Massa más De
la Sota o Rodríguez Saá sería improbable. Lo nuevo, sin embargo, es que
podría ser precipitada por la crisis abierta por la muerte de Nisman,
que todos pretenden diluir por una vía judicial sin salida. La consigna
del encubrimiento es defendida hoy más que nunca, esto porque lo
contrario tendría efectos explosivos. Para contener una crisis, el
gobierno recurre al apoyo financiero de China y a un subsidio financiero
gigantesco a los capitales locales, que compran deuda pública a cambio
de tasas de interés usurarias con un dólar ‘planchado’. Se va gestando
una crisis de deuda pública fenomenal. Asimismo, el gobierno busca
financiamiento internacional, a través de YPF, para lo cual garantiza un
precio del petróleo un 40 por ciento superior al internacional. ( como la dictadura para sostener la tablita )
Un desmembramiento electoral de la UCR afectaría a la candidatura de
Julio Cobos y, por elevación, al PS-Unen. Las alquimias electorales no
resisten el impacto demoledor de la crisis.
Los entreveros en la ‘opo’ han sido recibidos con discreta satisfacción
en el oficialismo, el cual se encuentra en el centro de la crisis de
los servicios y del crimen de Estado contra el fiscal. Los
fundamentalistas K se agarran de la candidatura de Scioli como un único
salvavidas. El gobernador bonaerense atravesó todas las combinaciones
políticas desde los ’90; ahora es un candidato de los norteamericanos, a
quienes prometió impulsar sus inversiones por 220.000 millones de
dólares.
En este cuadro, nuestro partido impulsa el inicio de la campaña
nacional del Frente de Izquierda y la asimilación, sobre la base de
acuerdos programáticos claros, de numerosas fuerzas que se han acercado a
nuestras filas frentistas -como ha sido el caso del “Perro” Santillán.
La multiplicidad de elecciones locales, en las cuales estamos
interviniendo con gran energía, no debe retrasar la movilización de
conjunto, a riesgo de relegar a la izquierda a una posición subalterna
en la crisis política y su desenlace, y caer en un electoralismo sin
principios.
El Partido Obrero desarrolla una campaña de alcance nacional, para
profundizar la iniciativa estratégica de la izquierda y los
trabajadores, en franca oposición a cualquier forma de inmovilismo.
Venimos de la enorme experiencia movilizadora que significó el Congreso
del movimiento obrero y la izquierda, que se clausuró con un acto
multitudinario de diez mil compañeros.
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