Por Pablo Heller
ACUERDOS CON CHINA
Los acuerdos con China han desatado fuertes reaccciones y choques en
las filas de la burguesía. A pesar de la tentativa de disimularlo en el
comunicado final, la reunión de la UIA con los funcionarios del gobierno
no arrojó ningún avance. Asistimos a una rebelión de un sector
importante del empresariado, que teme quedar afuera en el reparto de las
obras y contratos públicos. Los acuerdos establecidos con el gigante
oriental contemplan la adjudicación directa, sin pasar por una
licitación e incluso cláusulas desventajosas como la posibilidad de
importar insumos sin aranceles o de contratar personal de China en
igualdad de condiciones que la mano de obra local.
Pero, además, hasta el día de hoy se desconoce la letra chica de los
acuerdos, por lo cual pueden existir cláusulas aún más leoninas. Se
repite el mismo régimen secreto y conspirativo que tuvo lugar a la hora
de suscribir los convenios con Chevron por Vaca Muerta.
Uno de los cuestionamientos más agudos proviene de Techint, quien viene
siendo acosado por la competencia creciente de China. Según la
Asociación Latinoamericana de Acero (Alacero), las ventas de acero ‘made
in China' en la región pasaron de 0,3 millones de toneladas por año en
2005 hasta 8 millones de toneladas el año pasado. Ya hoy, el 50% del
acero mundial se hace en China y Latinoamérica es su segundo mayor
mercado. La corporación viene sufriendo ese asedio en sitios
estratégicos como México, donde está alojada una de sus principales
plantas de producción.
Choques
Pero la reacción dista de ser homogénea. Las alimenticias (en primer
lugar, Arcor), que vienen haciendo pie y exportando al mercado chino,
respaldan el convenio. "En la Coordinadora de Industrias Alimenticias
(Copal), están tranquilos (...), más allá de las quejas por el
oscurantismo de los convenios firmados por el gobierno" (Perfil, 15/2).
Una mirada similar tienen los hermanos Bulgheroni, cuya empresa Bridas
Energy es socia la petrolera china Cnooc, y logró establecer, por esta
vía, un contrapeso a la British Petroleum en el control de su petrolera
insignia PAE. Además, consiguió, en sociedad con los chinos, quedarse
con los activos de Exxon Mobil en el país, relanzar las estaciones de
servicio Esso con el nombre Axion, y ampliar la refinería de Campana.
Los acuerdos potenciaron diferencias no sólo entre las diferentes
cámaras, sino que las han partido por dentro. En la cámara que reúne a
los metalúrgicos se ha generado una disputa intestina de alto voltaje
entre los empresarios amigos del gobierno y quienes han quedado
relegados en el reparto. Entre los primeros, figura Juan Carlos
Lascurain, titular de Admira, cuya empresa, Fainser, lleva adelante la
construcción llave en mano de una central de generación eléctrica en
Santa Fe junto a General Electric y la española Duro Felguera.
El gobierno está acelerando los trámites para el tratamiento de los
acuerdos con China en Diputados, que ya tienen media sanción en el
Senado.El debate en la Cámara baja va a reflejar también las grietas
existentes en la propia oposición. Mientras el massimo se alinea con la
Unión Industrial (De Mendiguren, quien reviste en las filas del
intendente de Tigre, es uno de los principales promotores del rechazo
del acuerdo), el macrismo siempre ha revelado sus simpatías a favor de
una aproximación a China. El jefe de Gobierno porteño ha sido un
adelantado en la materia, con la importación de vagones provenientes de
dicho país al ámbito de la Ciudad. De todos modos, el PRO no se privará
de denunciar el carácter improvisado de las medidas asumidas por el
gobierno y reclamar un viraje integral de la política económica.
Pacto semicolonial
Asistimos a una disputa por el botín. Oficialistas y opositores actúan
como furgón de cola de los diferentes bandos patronales. Los acuerdos
con China no modifican el carácter de la política llevada adelante
durante la década K. Es necesario poner fin a un régimen parasitario y
corrupto, que ha tenido como grandes beneficiarios a la patria
contratista y al gran capital, saqueando al país y a los trabajadores.
No a los pactos semicoloniales con China y el imperialismo. No a la
entrega y sometimiento del país a las corporaciones chinas ni
extranjeras. Que la crisis la paguen los capitalistas. Por un plan de
industrialización y reactivación integral del país discutido por los
trabajadores que apunte a dar satisfacción a las grandes y apremiantes
necesidades sociales.
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