28 de septiembre de 2015
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digital - 28 de Septiembre del 2015
| Por Gabriel Beati (Enfermero del Hospital, de Agrupación Bordó/No Docente UBA)
La explosión de un equipo de autoclave, usado para la esterilización de
instrumental y materiales, es la comprobación más cruda del abandono y
vaciamiento al que han llevado al hospital universitario las autoridades
de la UBA. El saldo de esto, tres trabajadores heridos con
politraumatismos y la destrucción casi total de la central de
esterilización.
El estruendo sacudió la vieja estructura del hospital, provocando
desesperación entre pacientes y familiares. Algunos trabajadores, sobre
todo los que se encontraban en los pisos más bajos, ya que la explosión
se produjo en el piso 12, atinaron a la autoevacuación, frente al
desconcierto de lo que sucedía y debido también a que no existe ningún
protocolo para situaciones de esta índole. Sin embargo, aquellos
ubicados en el mismo piso y en el inferior no dudaron en socorrer a sus
compañeros, encontrándose al llegar con un lugar con paredes caídas,
techos rajados, vidrios y cañerías rotas.Los trabajadores del Clínicas
hace tiempo que padecen esta situación y pronosticaron con crudeza en
innumerables denuncias que un episodio de estas características podría
suceder. No olvidemos que en todos estos años, también han caído varios
ascensores dejando varios heridos entre pacientes, familiares y
personal. A esta realidad, se suma la carencia sistemática de insumos y
medicamentos, que afecta la atención directa y la continuidad de los
tratamientos.
Los responsables del colapso de uno de los hospitales más grandes de
Latinoamérica han sido las autoridades que estuvieron y están al frente
del Rectorado de la UBA, hoy cuestionados e imputados precisamente por
crear empresas que estafaban al hospital y "engordar" sus patrimonios
personales. Es el caso de Emiliano Yacobitti, secretario de Hacienda y
presidente de la UCR porteña; José Luis Giusti, ex decano de Ciencias
Económicas y Gastón Ricardo, ex secretario de Asistencia Técnica y
Pasantías. No es menor tampoco la responsabilidad de los últimos dos
rectores de extracción K, como el actual Alfredo Barbieri y su antecesor
Rubén Hallú, que avalaron activamente en todo momento el vaciamiento,
ninguneando y desoyendo los reclamos de los trabajadores. Tampoco
faltaron los anuncios oficiales en casa de gobierno de partidas
millonarias que nunca llegaron.
Rol destacado tuvo la burocracia sindical de APUBA en estos años,
adaptada y cooptada totalmentea las autoridades de turno y operando como
fuerza de choque contra estudiantes. Su comisión interna en el Clínicas
jamás denuncio el vaciamiento, se dedicó a perseguira la oposición y
encubrir a cada gestión, como quedó demostrado en los hechos recientes,
haciendo de policía para prohibir el ingreso de la prensa y tratando de
evitar que se hagan públicas las denuncias.
Hoy es clave la organización independiente de los trabajadores para
luchar por condiciones de trabajo seguras, un verdadero relevamiento del
estado edilicio, realizado por una comisión representativa de todo el
personal y la provisión de los insumos y medicamentos necesarios. Así
como por un verdadero presupuesto y que se vayan todos los corruptos que
vaciaron al Clínicas.
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