El dirigente opositor Leopoldo López, condenado a casi catorce años de
cárcel en la prisión militar de Ramo Verde, fue uno de los protagonistas
del intento de golpe de Estado de 2002 y del sabotaje contra PDVSA de
2002/2003. Por estos hechos, sin embargo, fue amnistiado junto a otros
golpistas en 2007 por Hugo Chávez. La condena que acaba de imponerle la
Justicia de Venezuela obedece a una presunta "instigación pública y
asociación para delinquir" en oportunidad de una movilización opositora
de febrero de 2014, en la que tres personas murieron.
No avalamos la condena a Leopoldo López. El proceso judicial ha sido
severamente cuestionado por vulnerar el derecho de defensa del acusado.
Entre las irregularidades denunciadas figura que las audiencias del
juicio fueron hechas en privado a pesar de que la ley indica que deben
ser públicas. A López no se le habría permitido presentar testigos ni
material documental. Lo más grave, sin embargo, es que la Fiscalía no
presentó pruebas que acrediten los cargos contra López. La condena
descansa simplemente en una interpretación de sus dichos, los que
supuestamente habrían habilitado las barricadas opositoras y los choques
que se cobraron la vida de más de cuarenta personas. En tanto no se
apega a derecho, la condena no puede ser avalada porque refuerza las
tendencias a gobernar por medio de un estado de excepción. Al mismo
tiempo, constituiría un cheque en blanco a un régimen que ha encarcelado
trabajadores, y en donde el ejército y los cuerpos represivos cobran un
papel cada día más relevante en función del derrumbe económico y
social, y de la necesidad de un nuevo ajuste.
No es cierto, como dice Maduro, que de este modo se esté "vacunando" a
la nación contra un pinochetista. La condena, como la militarización de
la frontera y la deportación de miles de colombianos, forma parte de un
operativo de polarización política en el cuadro del proceso electoral de
diciembre.
¿Boomerang?
El operativo del chavismo, sin embargo, puede transformarse en un
boomerang. En lugar de dividir el campo opositor, podría cohesionarlo.
En vez de empujar a un ala de la oposición a acciones putschistas,
podría elevar a un personaje de lo más rancio de la derecha a la
categoría de prócer de la democracia. Para el 19, la oposición prepara
una movilización unitaria. López, a su vez, ha tenido la astucia de
llamar a sus seguidores a concentrarse en las elecciones del 6 de
diciembre. Un triunfo opositor en estos comicios legislativos allanaría
el camino para un referéndum revocatorio posterior.
La delicada situación de Venezuela forma parte de la mesa de
negociaciones entre Castro y Obama. Estos no quieren que la situación
termine de descontrolarse, entre otros motivos, porque Maduro
copatrocina el proceso de paz con las FARC, que es torpedeado
intensamente a ambos lados de la frontera por los Uribe y los López. Por
esto mismo, Washington protestó contra la condena, pero ha decidido no
detener las negociaciones con Caracas para un restablecimiento de las
relaciones.
La clase obrera venezolana necesita desarrollar una alternativa propia
ante la acelerada descomposición del régimen político y económico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario