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viernes, 14 de mayo de 2010

Lamentablemente somos hijos de la cultura menemista y estamos cruzados por esta cultura prostibularia

“Por necesidad” alquilan el San Martín a empresario

El ex director del teatro porteño, Kive Staiff, aseguró en Radio América que el 2 de mayo último Andrés Von Buch arrendó tres salas del complejo para celebrar su cumpleaños, a cambio de 80 mil dólares. Staiff confesó que aceptó la propuesta porque el espacio público atraviesa problemas de presupuesto.

El teatro San Martín fue el escenario de un festejo de cumpleaños.
El ex director del Teatro San Martín, Kevin Staiff, reveló hoy en Radio América que el último domingo 2 de mayo se alquilaron tres salas del complejo al empresario Andrés von Buch, quien festejó allí su cumpleaños, a cambio de 80.000 dólares.

"La necesidad tiene cara de hereje", opinó Staiff para justificar la decisión de arrendar el espacio teatral porteño al Presidente de la Cámara de Industria y Comercio Argentina- Alemana. Según el ex titular del centro cultural, la propuesta vino por el lado de la Fundación Amigos del Teatro San Martín y él la aceptó por los graves problemas presupuestarios que sufre el emblemático edificio.

"Tenemos problemas de infraestructura porque el presupuesto es menor año a año y la merma viene desde hace 10 años. Por la falta de mantenimiento hay zonas de deterioro. Hace falta un enorme presupuesto, pero es alcanzable. Sin ninguna duda el Estado debe hacerse cargo de la crisis del teatro porque la cultura es un servicio público", enfatizó el ahora director del Teatro Colón a abrirse el próximo 24 de mayo, en el marco de los festejos por el Bicentenario.

El domingo 2 de mayo, el teatro vivió una jornada insólita ya que la realización de la fiesta privada de Ándrés von Buch requirió tres auditorios del complejo y la suspensión de las funciones de "Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia" y de la obra "Los sueños de Cohanaco".

Menemismo explícito

Por Eduardo Fabregat

Dejar caer un ente, empresa, institución dependiente del Estado, vaciarla, subejecutar su presupuesto y no hacer nada con sus urgencias, luego apelar a la necesidad de un aporte privado y que ingresen los amigos a hacer negocios. ¿Suena conocido? Hay ejemplos más viejos, pero el modus operandi podría definirse como menemismo explícito. Tampoco es la primera vez que se asocia a la administración Macri con los ‘90, y ésta es una nueva certificación. El hecho es tan notorio que obliga a preguntarse si es posible: el Gobierno de Buenos Aires permitió que se alquilara el Teatro San Martín para una fiesta privada. “Sólo” hubo que suspender funciones en la Sala Cunill Cabanellas y la Casacuberta, y a cambio se obtuvieron 80 mil dólares para invertir en equipamiento. Negocio redondo, todos contentos.

¿Todos contentos? El punto es que –resulta extraño que haya que recordárselo a los dirigentes– las cosas no funcionan así. No deberían, al menos. El año pasado, los actores del Complejo Teatral divulgaron desde el escenario sus dificultades para cobrar, la reducción presupuestaria que acosaba a los teatros, sus empleados y contratados artísticos. La solución macrista no fue respetar el presupuesto que la cultura debe tener, sino generar un escenario en el que la dádiva de un empresario sea naturalizada, vista como un encomiable aporte a la cultura, un recurso pragmático a defender. “¿Qué tiene de malo?”, se preguntará más de uno, amparándose en las cositas que recibió el teatro. Después de todo, ya sucedió algo similar con el Centro de Experimentación del Colón, alquilado a Converse para un show de Marky Ramone a cambio de indumentaria para el cuerpo de ballet. Después de todo, a la plaza de la esquina también la cuida una empresa privada, y el Opera sigue llevando el logo del Citi en la marquesina aunque diga “Opera” allá arriba, donde casi nadie mira.

Semejante bastardización de la cultura resulta asombrosa, aun para un gobierno que se concentra en megaeventos mientras socava las pequeñas expresiones. La fiesta de Von Buch puede inaugurar una lista de precios para que un empresario cualquiera (en rigor, no cualquiera: uno bien relacionado) haga su aporte. A cuánto dos salas del San Martín, una coreografía del cuerpo de danza y el monólogo de un actor al que se le deben cuatro meses. Cuánto la función privada en el Teatro Sarmiento con paseo por el Zoológico. Cuánto el paquete turístico, visita a la Bombonera y cena-show en el Teatro de la Ribera. Vamos, todo vale, que hay que salvar a los teatros en peligro. Y, sobre todo, “salvarlos” dejando en las sombras a los responsables de que esos teatros estén en semejante peligro.

Macri lo hizo.






3 comentarios:

Julito dijo...

¿Este es el blog de página12?

Unknown dijo...

Convengamos compañero que para estos buenos muchachos, esto de qeu todo tiene que ver con todo, es muy fácil de aplicar...

Julito, el mío también. Y qué?

Javier dijo...

Asui es Julito , pagina sigue siendo el mejo diario por lejos , pero en Miradas al Sur hay buena info y hay muchos medios que no se suman a la mierda de la cadena nacional prostibularia , como el otro dia cuando mostraron en 678 una pela de Alfano y Pachano dela cual yo no tenia la menor idea como los periodistas y todos quedamos un poco asombrados de la mierda que mostraban los medios monopólicos cual cadena nacional de la pelotudez argentina

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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