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martes, 4 de mayo de 2010

Según la agencia Nova la Corte va a fallar pronto y a favor de la Ley de Medios (SCA)

Lorenzetti, Highton de Nolasco, Zaffaroni y Argibay ya tienen el sí para la nueva ley de medios

De Fayt, Maqueda y Petracchi no se conoce una posición. Los miembros de la Corte considerarían como dato excluyente para la aprobación de la ley la contundencia del resultado de la votación del año pasado en el Congreso.

Por Pedro Noel Romero, corresponsal de NOVA en Casa Rosada.

La Corte Suprema de Justicia se apresta a expedirse acerca de la validez o no de la nueva ley de medios audiovisuales y según pudo conocer NOVA al recorrer los pasillos de los tribunales -donde las paredes hablan- hay cuatro jueces que ya tienen decidida su aprobación, Ricardo Luis Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Eugenio Raúl Zaffaroni y Carmen María Argibay.

De los jueces Carlos Santiago Fayt, Juan Carlos Maqueda y Enrique Petracchi no se conoce una posición sobre el tema pero otro dato no menor que se advierte es que la totalidad de los integrantes del máximo tribunal considera como fundamento excluyente para la aprobación de la flamante norma la contundencia de los números que arrojó la votación del año pasado en ambas cámaras del Congreso. 147 votos a favor contra 4 en contra en la Cámara baja y 44 a 24 en el Senado.

La misma fuente que confió esta información a NOVA aseguró también que el fallo de la Corte no demorará mucho en emitirse porque los magistrados entienden que 2011 es año electoral y no quieren entorpecer el proceso preelectoral que significaría que el Estado argentino no se encuentre normalizado en cuanto a la legislación y normas de radiodifusión vitales para esa etapa.

Los jueces de la Corte no se sienten presionados ante esta instancia pero cuando hablan en voz baja para que las paredes no escuchen expresan el rechazo por los continuos mensajes de Cristina Fernández de Kirchner y su esposo Néstor Kirchner toda vez que ambos desde una tribuna presionan para que la Justicia declare de una vez por todas la validez de la ley de medios de la democracia.

Es la misma señal de rechazo que dejaron trascender frente a un virtual “apriete” que pretendieron propinarle esta última semana las máximas autoridades de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) que pugnan por la continuidad de la ley de radiodifusión de la dictadura, una herramienta de la que se valió uno de los miembros de esa corporación empresarial para adueñarse de 267 medios entre radios, diarios (Clarín como cabecera del monopolio) y señales de TV de aire y cable.

La AEA presiona para que el máximo tribunal demore lo máximo posible la emisión del fallo y esa es la línea que marcan los títulos de las portadas y de las notas dedicadas al tema que exhiben por estas horas los diarios La Nación, Clarín y Perfil porque, con la demora, los empresarios ligados a los medios buscan quedar lo menos lastimados posible frente a la merma de ingreso de recursos y podrían pergeñar nuevas maneras de reposicionar sus estructuras que serán desguasadas porque tienen la certeza de que nada ni nadie -tampoco la Corte Suprema- detendrá la implementación de la nueva ley.

Ya que nos referimos a pérdidas por parte de los pulpos empresariales de los medios Clarín fue poco menos que acostado con la pérdida del fútbol y la segura pérdida en la Justicia de la fusión Cablevisión-Multicanal y la ley de medios audiovisuales será el golpe cuasi letal que se asestará a su poder amasado al amparo de la ley de radiodifusión de Videla, Harguindeguy y Martínez de Hoz, cabecillas de la dictadura.

De esa norma, el gran diario argentino heredó hasta la prohibición de que exista democracia interna en el diario a tal punto que nunca aceptó la conformación de la comisión interna de trabajadores en ese medio. A este respecto nos referimos al final de este panorama a manera de frutilla del postre de este análisis semanal de la política nacional.

Lo citado no fue todo en lo que tiene que ver con pérdida de recursos de este diario. Desde que comenzó la encarnizada puja de Clarín con el gobierno de los Kirchner habían perdido 30 mil lectores en diciembre y en los últimos cuatro meses perdieron 20 mil lectores más. Pareciera importarle poco este dato al CEO del grupo monopólico, Héctor Magnetto. Es sabido que existen una y mil corporaciones que operan no siendo más que un sello de goma y una hojas membretada.

Los periodistas que crecieron al amparo del monopolio dicen sentir miedo. Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú, Daniel Santero, Marcelo Bonelli, Gustavo Silvestre, Ricardo Kirchsbaum, Edgardo Alfano y Nelson Castro fueron a expresar sus temores al Congreso frente a los escraches en los actos a favor de la nueva ley de medios de los que dicen ser víctimas. Morales Solá y Ruiz Guiñazú jamás se quejaron de sentir presiones en tiempos de la dictadura militar y jamás dijeron algo sobre las desapariciones de personas entre 1976 y 1982.

Mientras se aguarda un inminente fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la nueva ley de medios en la Argentina, por fin, se abrió una etapa de debate, discusión y revisión en el periodismo. Entre periodistas, para archivar definitivamente aquel precepto que rezaba que no hay que hacer periodismo de periodistas. ¿Por qué para el cumplimiento de una labor como cualquier otra se debe consagrar a hombres y mujeres de la pluma y el micrófono como vírgenes, castos, puros y santos de toda santidad?

Uno se pregunta por qué debe ser intocable un periodista como Joaquín Morales Solá que progresó en el rubro por haber estado a la cabeza informativa del Operativo Independencia de las Fuerzas Armadas en Tucumán que le posibilitaron ser condecorado por el genocida Antonio Domingo Bussi para luego llegar hasta a escribir los panoramas políticos de Clarín en plena etapa de dictadura.

O Magdalena Ruiz Guiñazú, que cuando en el año 2000 el gran diario argentino despidió a 120 trabajadores, tuvo la osadía de asegurar en uno de los almuerzos de Mirtha Legrand que había revisado los 120 legajos y llegó a comprobar que esa gente estaba bien despedida. Y ni hablar de aquel recordado reportaje a Jorge Rafael Videla en Nueva York cuando la colega dio el pie al dictador para que se expresara en contra de la campaña anti Argentina en el exterior.

Por fin hay debate y discusión sobre el rol del periodismo. Por fin hay ruido en el avispero porque el periodismo siempre se ha creído tener derecho a ser el único poseedor de la vara que evalúa la conducta de todos: políticos, gremialistas, artistas y ciudadanos.

La mejor libertad de expresión es aquella que crece y se ennoblece por medio de la revisión y el debate y discusión sobre el rol que cumple en la sociedad el periodismo y no existe manera de que esto sea posible sin que exista un sinceramiento entre periodistas aunque se pueda llegar a crear un clima de crispación que, por otra parte, es inevitable.

Será la única forma de que los medios de información dejen de dar esa penosa imagen que lleva a decir al ciudadano común que “nos están meando y el periodismo dice que llueve”.

Desde NOVA tomamos un botón como muestra. Esto pasó, sobre todo, en los últimos cuatro meses en que las radios, diarios y canales de TV comenzaron a hablar del último pico inflacionario -que comenzó en diciembre- recién a fines de marzo porque recibieron la orden de sus dueños, es decir los que pagan las pautas publicitarias, de abocarse a cubrir los entuertos de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial por los Decretos de Necesidad y Urgencia y la destitución de Martín Redrado como titular del Banco Central.

De esa forma, los periodistas que dicen buscar la verdad y sólo la verdad operaron a favor de los empresarios que se benefician con las estampidas inflacionarias y son los que deciden qué deben hacer los opinólogos que debieran estar al servicio de la gente.

Como debieron haber estado durante la etapa de la dictadura o en el último año de gestión de Raúl Alfonsín cuando las portadas de Clarín y La Nación eran una invitación al saqueo de supermercados y operaban a manera de fogoneros para acelerar la caída del gobierno radical en pleno proceso hiperinflacionario. Es que Alfonsín le dio radio Mitre a Clarín pero no la ley que le permitiera -con la anexión de Canal 13- empezar a convertirse en un monopolio y así le fue al líder del centenario partido…

Como debieron estar -del lado de la gente- cuando el ex senador entrerriano, Ricardo Raferriere, tuvo la osadía de presentar un proyecto de derecho a réplica durante esa misma etapa democrática de la segunda mitad de la década de los ’80 y los medios decidieron que ese legislador debía desaparecer de la política argentina y desapareció -Laferriere- de comités y de toda actividad partidaria.

Como debieron estar los medios -al servico del ciudadano- cuando la pesificación que habilitaron Eduardo Duhalde y Remes Lenicov en 2002 pero resultó que a los argentinos les robaron sus ahorros y Clarín virtualmente licuó gran parte de su pasivo. Frente a ese robo del Estado a los ciudadanos hubo silencio de radio de los periodistas que fueron a buscar amparo al Congreso frente a los miedos que les genera la actual apertura y debate acerca de la labor periodística.

En 2002 Clarín publicó como título de tapa que “La crisis causó 2 nuevas muertes” cuando en la redacción tenían las fotos que daban cuenta del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán por parte de policías bonaerenses en medio de una protesta social en el puente Pueyrredón el 26 de junio del 2002. Después salió Julio Blanck a pedir disculpas y reconocer el error que para nosotros fue absolutamente voluntario.

Habrá que recordar a los periodistas que tienen miedo en democracia pero parecieron no tenerlo en tiempos en los que los militares hicieron desaparecer a más de 30 mil personas que hoy ya no existe en la legislación penal las figuras de calumnias e injurias con las que políticos y personas influyentes de la sociedad acorralaban a periodistas que se dedicaban a investigar y denunciar.

Asoma una semana de espera del fallo del máximo tribunal sobre la nueva ley de medios. Los magistrados debieron antes emitir una clara señal de lo que vendrá con la declaración de inconstitucionalidad del indulto que concedió Carlos Menem a Alfredo Martínez de Hoz. Es que hoy todo tiene que ver con todo.

Sobre justicia y medios habrá que recordar un antecedente que exhibió a la Corte Suprema sin titubeos frente a la letra de la ley de la dictadura cuando declaró -el 4 de septiembre del 2003- la inconstitucionalidad del artículo 45 de la ley 22.285, que excluye a las personas jurídicas no comerciales del acceso a las licencias de radiodifusión.

De esa forma la Justicia argentina reconoció lo que FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) venía reclamando hacía más de diez años en varias causas de radios comunitarias, de organizaciones sin fines de lucro.

Según la Corte "el párrafo primero del articulo 45 de la ley citada y las normas dictadas en su consecuencia, en cuanto impiden que la demandante participe en concurso para la obtención de una licencia por no constituirse en una sociedad comercial, resulta violatorio de los artículos 14, 16, 28 y 75 inciso 23 de la Constitución Nacional y del artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos".

La resolución del máximo tribunal de Justicia se dio en la causa iniciada por la Asociación Mutual "Carlos Mugica", que opera la radio comunitaria "La Ranchada" de la Ciudad de Córdoba, patrocinada por Miguel Julio Rodríguez Villafane.

Fuente de la nota acá

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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