El fútbol, y
con él la AFA, es un negocio multimillonario que ahora promete
expandirse hasta extremos por el momento imprevistos. Pero, además y
sobre todo, es un fortísimo factor de poder político
Ese
aspecto, el del poder político, debe necesariamente tenerse en cuenta
para empezar a entender el conflicto que corroe en estas horas al fútbol
argentino y a la AFA, de hecho intervenida por el gobierno.
La designación de veedores, y la suspensión de las elecciones para
elegir al nuevo titular de la AFA, no se debe a las “irregularidades”
que consignan la jueza María Servini de Cubría (ella tiene veedores allí
desde hace meses) y la Inspección General de Justicia (IGJ). Esas
irregularidades se conocen desde siempre. Lo que empuja al gobierno a
intervenir es el hecho de que Hugo Moyano parecía tener los votos
suficientes para quedarse con la presidencia de la AFA, y Macri decidió
no permitir que eso suceda.
Para saber quién es quién: el titular de la IGJ es Sergio Brodsky, un
empleado de Daniel Angelici, quien, a su vez, es una pieza clave de
Macri en el fútbol y en el Poder Judicial. Y el vicepresidente tercero
de Boca es Darío Richarte, ex subjefe de la Side, ex vicerrector de la
UBA y también “operador” del oficialismo en Tribunales.
El fútbol comienza a recorrer una transición entre dos regímenes, y eso
se ve en los clubes. Quilmes, por citar un caso, está en una crisis muy
grave; el intendente, Martiniano Molina (PRO), quiere sacar del club a
Aníbal Fernández y al clan de los Meiszner. Fernández, entonces, se alía
con su viejo enemigo Moyano. En otras palabras: los realineamientos y
las alianzas en el fútbol se entrecruzan con los de la política nacional
e incluso con la posición internacional del gobierno. Se debe recordar
que con Barack Obama llegaron emisarios de Ted Turner (Imagen Satelital
SA en la Argentina), un pulpo interesado en ser parte decisiva de la
colonización (véase PO N 1.412, “La colonización del fútbol argentino”).
El propio Moyano defiende intereses políticos, además de los vinculados
directamente con el fútbol. Después de todo, él no dirige un club
chico, Independiente no tendrá un lugar menor en la Superliga cualquiera
sea el resultado de esta pugna. Pero el del jefe camionero es un
aparato de punteros, barrabravas y burócratas que se juegan mucho en la
interna peronista. La presidencia de la AFA implica un resorte
fundamental en términos de recursos y patotas. No puede permitirse la
pérdida de posiciones. Macri tampoco.
Negociaciones internacionales
Sin tapujos, el Presidente ha tomado el asunto en sus manos
personalmente. El sábado 28 habló por teleconferencia con el titular de
la Fifa, Gianni Infantino, para discutir con él la “normalización” de la
AFA. Era necesario porque, como se sabe, la Fifa no tolera
intervenciones gubernamentales en sus asociaciones adheridas, y puede
incluso disponer la desafiliación temporaria de las entidades que se
encuentren en esa situación. La Fifa es rigurosa en ese punto puesto que
ella misma es un organismo imperialista y mafioso, y necesita autarquía
(la irrupción del gran capital norteamericano en el fútbol derivó en el
conflicto que terminó con medio ejecutivo de la Fifa en prisión, véase
hasta qué punto llega esa lucha).
Por su lado, Angelici, y su colega de River, Rodolfo D’Onofrio,
trabajan con funcionarios del gobierno e incluso con Macri, en la
redacción de una carta a la Fifa para proponer una “comisión
normalizadora” de la AFA en vez de una intervención directa. Es más, una
primera versión de esa carta ya fue leída por Infantino, que le hizo
algunas observaciones (¡!). Paralelamente, el gobierno chantajea con
designar interventora de la AFA a Graciela Ocaña, una enemiga directa de
Moyano, aunque tal vez ese recurso se vuelva innecesario después del
fracaso moyanista en la reunión de Ejecutivo del martes 31, que en los
hechos aceptó la suspensión de las elecciones en la AFA; es decir, la
intervención light, aparentemente acordada por el gobierno con el
titular de la Fifa.
Se trata de una pelea feroz entre mafiosos por un negocio tan enorme
como sucio, y de una pugna política que se desenvuelve a costa de una
expoliación adicional al pueblo trabajador argentino, en su condición de
socio o simpatizante de los clubes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario