Queridos hijos:
Anoche me desperté pensando en aquel 9 de diciembre de 1981, primera Marcha de
Resistencia con el enemigo en la casa de gobierno. Esa marcha había sido muy
discutida: ningún organismo quería aceptar la palabra resistencia, así que unas
70 Madres, solas, empezamos la marcha. Toda la noche estuvimos rodeadas de
policías, más de 300 efectivos.
Queridos míos, cuántas esperanzas poníamos en cada paso caminado. 24 horas sin
parar: los pies ampollados, piernas cansadas, mucho calor. Grande fue nuestra
sorpresa cuando a las 15:30 del día 10 comenzaron a llegar algunos organismos y
muchos que se animaron a venir.
La exigencia de ese marcha de 24 horas era “Aparición con vida”. Cuánto amor,
cuánta pasión. Pensábamos ¿si alguno de ustedes, estando en los campos de
concentración, se enteraba de esa marcha, de ese exigirle al enemigo que ocupaba
la Casa de Gobierno? La marcha tuvo poca difusión.
Al otro día un pequeño grupo de Madres ocupamos la Catedral de Quilmes para
reforzar el pedido y comenzamos un ayuno de 12 días. El ayuno sí tuvo difusión.
Sueños y esperanzas, acciones y proyectos, fanatismo y pasión. Pasaron años
hijos, 25 marchas de la Resistencias, siempre de 24 horas. Pero, saben amados
hijos, pasaron tantas cosas, tantas luchas. Llegó Néstor, que como ustedes nos
entregó su corazón y su vida, anuló leyes de perdón, se ocupó del pueblo y ahí
mismo nos dimos cuenta que en la Casa de Gobierno estaba un hijo nuestro que
poco a poco fue cumpliendo vuestros y nuestros sueños.
Luego llegó Cristina y continuó la lucha: cristalizó los sueños y nos entregó la
Patria, pero como todo puede no ser felicidad, un día terrible que no quisiera
recordar el corazón enorme, gigante de Néstor se paralizó. Era tan grande que no
le entraba en el pecho y el mundo entero lloró.
Ese mismo día, regados por lágrimas, nacieron y crecieron asombrosamente miles
de jóvenes, hombres y mujeres, que inspirados en la lucha de Néstor le dijeron a
nuestra querida Cristina “aquí estamos” y como una gran catarata de agua clara,
limpia y con fuerza desbordaron los ríos y los caminos de los pueblos y de la
ciudades.
Y aquí estamos otra vez, frente a otro 10 de diciembre donde en la Casa de
Gobierno está nuestra líder Cristina, impecable, entera, segura, bien plantada,
acompañada por ese mar que son nuestros jóvenes, que es como decir vuestras
esperanzas y nuestros proyectos.
Queridos, gracias por habernos parido, gracias por darnos todos los días, en
cada joven que levanta su bandera, vuestra fuerza.
Cierro los ojos, me tomo de sus manos, de la mano de todos, de los jóvenes, y en
este 10 de diciembre le decimos a Cristina que somos un gran río que inunda de
sangre nueva el proyecto nacional y popular que nadie puede parar.
Las utopías son posibles cuando los pueblos tomamos en nuestras manos los
destinos de nuestra patria.
Queridos míos, hasta el día que nos volvamos a ver.
Los besa y abraza,
Mamá
http://www.elortiba.org/notatapa24.html
sábado, 8 de diciembre de 2012
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