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viernes, 4 de octubre de 2013

Agua, como te deseo

Agua, como te deseo (2)




Análisis internacional   2º Parte
Acá la primera Agua, como te deseo (1)

Por Santiago Mayor.

Segunda parte del artículo que recorre la historia y actualidad del conflicto territorial más importante de América del Sur, sus implicancias políticas y económicas: la usurpación del litoral boliviano por parte del Estado chileno.

En la nota anterior se repasaba como, hace algunas semanas, la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano dio el visto bueno al Convenio Marítimo “Boliviamar”, que propone una salida al Océano Pacífico para Bolivia a través del puerto de Ilo, ubicado al sur del país en la provincia peruana del mismo nombre. Cabe aclarar, sin embargo, que es un acuerdo que no le otorga soberanía al país del altiplano sobre territorio peruano. El presidente de la comisión del Congreso de Perú, el diputado Martín Belaunde Moreyra, lo dejo muy claro al afirmar que no existe “ni un centímetro, ni un ápice, ni una pulgada” de cesión de territorio a Bolivia.

De esta forma, si bien el convenio es un paso adelante y fue celebrado por el gobierno boliviano, sigue sin resolverse la cuestión de fondo: la necesidad de una costa soberana sobre el Pacífico para Bolivia.
Allende quiso

En el artículo anterior se hizo un racconto de la denominada Guerra del Pacífico y como Bolivia perdió su salida al mar. El tratado “de Paz y Amistad” de 1904, firmado bajo coacción de las fuerzas armadas chilenas selló la injusticia. Sin embargo hubo dos intentos durante el siglo XX, por parte de gobiernos chilenos, de resolver esta cuestión y devolver parte del territorio a Bolivia.

Curiosamente fueron el gobierno socialista de Salvador Allende y la cruenta dictadura de Augusto Pinochet.
En una entrevista concedida al periodista boliviano Néstor Taboada Terán, el presidente chileno Salvador Allende (1970 – 1973) afirmó: “Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia cometida contra Bolivia. Chile tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender una solución histórica”.

Sin embargo, en una notable muestra de lucidez, Allende dejó en claro que en esta tarea “el pueblo boliviano, sus organizaciones políticas, democráticas, sindicales, sus intelectuales, los estudiantes, deberían disponerse a jugar un papel protagónico decisivo. Desempeñar el gran rol democrático de pueblo a pueblo. No de oligarquía a oligarquía”. El mandatario socialista remató asegurando que “todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento (…) Un pueblo que esclaviza a otro pueblo no es libre”.

El intento de Allende quedó truncado por el golpe de Estado que lo derrocó del poder y le provocó la muerte el 11 de septiembre de 1973. Su ilegitimo sucesor, Augusto Pinochet, intentó llegar a un acuerdo con Bolivia sobre el mismo tema.

Junto al dictador boliviano Hugo Banzer, Pinochet intentó avanzar en la creación de un corredor para Bolivia hacia el Pacífico a través de la vieja provincia peruana de Arica (apropiada por Chile en la Guerra del Pacífico). Sin embargo un tratado de 1929 firmado entre Perú y Chile obligaba a este último a consultar a Lima antes de modificar la propiedad de ese territorio. Así el proyecto quedó inconcluso por la negativa peruana al no haber sido consultados.

El siglo XXI y una esperanza que renace
"Bolivia tuvo mar. Yo sueño con bañarme en una playa boliviana". Con esta frase, en la Cumbre Iberoamericana de Santa Cruz de la Sierra en 2003, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, rescató y puso nuevamente en agenda la deuda histórica de América Latina con el país del altiplano. Los procesos de cambio y progresistas que surgieron en el continente durante los últimos 15 años crearon condiciones más propicias para que se extienda el reclamo boliviano. Sin embargo, Chile ha rechazado una y otra vez la posibilidad de cualquier negociación.

Ya como presidente de su país, Evo Morales explicó la necesidad que Bolivia y su pueblo tienen al respecto argumentando que "en primer lugar el acceso al mar nos resuelve el comercio trasatlántico, en segundo lugar ayudaría a establecer una relación comercial en el área energética con Chile, lo mismo con Perú”.

En el mismo sentido, y discutiendo con una visión muy instalada en la sociedad chilena por sus clases dominantes, Evo argumentó: “A nosotros no nos anima ningún sentido revanchista ni de recuperación de territorios perdidos con nuestros vecinos, si así fuese tendríamos que reclamar a Brasil y a Paraguay por territorios que en el pasado fueron usurpados. El mar tiene un sentido distinto no es una cuestión de soberanía sobre esos vastos territorios que hoy ya no nos pertenecen, sino que sostenemos que no es posible que Bolivia haya sido amputada del mar”. Finalmente sentenció: “He revisado la realidad geográfica de otros países y nosotros somos los únicos al que se le ha despojado su mar y eso hay que repararlo, nadie va a perder nada si Bolivia recupera su mar, al contrario, ganará igualmente el pueblo de Bolivia y el de Chile”.

El periodista chileno Abel Samir también sostuvo la importancia para su país de una solución a este problema. “Un enclave en la costa al norte de Antofagasta no sólo sería una solución histórica, sino que sería una solución excelente para ambas naciones, porque eso permitiría un desarrollo económico más estable en una zona que hoy está casi deshabitada producto del cierre de la industria salitrera que fue el motivo principal que impulsó a los capitalistas chilenos a esa guerra de saqueo”, explicó.

Sin embargo la reticencia chilena a sentarse a negociar una solución llevó a Bolivia a elevar su reclamo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. El presidente Evo Morales, ante el reiterado incumplimiento de Chile de presentar “soluciones concretas, útiles y factibles al derecho boliviano”, decidió el 23 de marzo de 2011 recurrir a esta instancia.

Tras admitir la demanda boliviana, la CIJ resolvió que Bolivia tenga tiempo de presentar su memoria (en la cual fundamente su posición) hasta el 17 de abril de 2014 y Chile su contramemoria hasta el 18 de febrero de 2015.

El historiador Fernando Cajías, que forma parte de la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar) de Bolivia, reveló que durante la recolección de información sobre la causa se encontraron documentos en el Archivo General de la Nación Argentina; en el Archivo General de Indias, en Sevilla-España; en el Archivo de Perú; los propios archivos de Chile, y fondos documentales de Inglaterra y Estados Unidos que muestran la soberanía boliviana sobre el litoral del Pacífico. “Nuestra posición tiene muchas más pruebas” que las que pueda exponer Chile, indicó Cajías.

Independientemente de cómo resuelva la CIJ este diferendo en el plano legal, la legitimidad de Bolivia sobre su derecho al mar trasciende las fronteras. La integración latinoamericana que se ha ido forjando, no sin contratiempos, deberá afrontar este problema más temprano que tarde para poder avanzar en la construcción de una región más justa e igualitaria. Allí está la esperanza que expresó Salvador Allende cuando afirmó que “Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico”.


Fuente: Marcha

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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