Desde hace años, Hollywood manifiesta una falta de ideas nuevas: buena
parte de su material se basa en remakes, biografías, novelas y comics; y
la precariedad laboral de los guionistas, los cuales hoy cobran la
mitad de la paga que recibían diez años atrás, ha llevado a que muchos
de ellos deban refugiarse en las producciones televisivas.
Es en esta crisis donde Star Wars, uno de los mayores íconos de la
cultura popular del siglo XX, dice presente en esta cruzada de remakes
con su épica historia de lucha eterna entre el bien y el mal, con su
episodio VII, “El despertar de la fuerza”.
Al infinito, y más allá…
Dirigida por J. J. Abrams y producida por la ya conocida -y hoy
adquirida por Disney- “LucasFilm”, esta nueva entrega puede también
considerarse como una especie de “doble remake”, ya que además de
retornar a la pantalla grande un clásico de la ciencia ficción, lo hace
con el espíritu de la primera entrega de 1977, con escenarios naturales,
batallas aéreas propias de un filme bélico, un manejo más sobrio y
realista de la animación computarizada y la eliminación definitiva de
los cortes abruptos de escena. De esta manera, la aniñada precuela
iniciada en 1999, que más que una película se asemejaba a un juego de
Play Station, queda eclipsada.
En este nuevo episodio, la acción se sitúa a unos treinta años de “El
retorno del Jedi (1983)”, donde por un lado la Alianza Rebelde -hoy
rebautizada como Resistencia-, aún no ha podido restituir la República
en la galaxia; y por el otro, los restos del Imperio Galáctico han
resurgido con el nombre de “Primera Orden” bajo el mando de Kylo Ren, un
joven seducido por el lado oscuro de la fuerza y que idolatra al
desaparecido Darth Vader.
La principal pugna entre estas dos facciones será dar con el paradero
del Jedi Luke Skywalker, el cual se encuentra perdido en la galaxia en
una suerte de ostracismo, y cuyo mapa de su ubicación se encuentra
escondido en un robot llamado “BB8”.
Dicha búsqueda estará protagonizada por Rey, una suerte de “cartonera”
espacial que sobrevive vendiendo restos de naves en un planeta desértico
y Finn; un ex soldado “Stormtrooper” de la guardia imperial que decide
desertar frente a los sanguinarios planes de la Primera Orden. Por
último, y para el beneplácito de los viejos fans, la película cuenta con
los personajes legendarios como el carismático Han Solo y su compañero
Chewbacca, la princesa Leia y los robots androides R2-D2 y C3PO.
Que la fuerza te acompañe
Star Wars ha generado por décadas debates sobre sus posibles
metamensajes políticos, donde la dicotomía República vs. Imperio
Galáctico parece manifestar una postura política: el poder ilimitado de
las corporaciones es un peligro para la democracia. Es en esta lucha
donde los rebeldes quieren restaurar la democracia liberal y
representativa, pero no instaurar ningún otro sistema de gobierno, sino
hacer una democracia liberal más justa.
A este escenario se le suma la propia dimensión psicológica de los
guardianes de estos valores, o sea los caballeros Jedi, donde una serie
de conflictos emocionales los pueden desequilibrar y llevarlos al lado
oscuro de la fuerza.
Aun así, Star Wars tiene la virtud de ser un film de ciencia ficción
donde los héroes están despojados de todo tipo de chauvinismo (luchan
por el bien de toda la galaxia, con un ejército de humanos y
alienígenas) y en donde la victoria significa derrotar a un régimen
opresor, algo diametralmente opuesto a las clásicas películas de ciencia
ficción influenciadas por la guerra fría.
La notoria similitud entre la alianza rebelde y el ejército sandinista;
el Imperio galáctico con el fascismo; los combates tipo guerrilla de
una raza de nativos extraterrestres llamaddos “Ewoks” contra las fuerzas
del Imperio -como una apología al aplastamiento del ejército
norteamericano por parte del Viet-Cong-, así como las referencias contra
la guerra de Irak en “El ataque de los Clones” de 2002, son los guiños
políticos en los que la actual película trata de anotarse los propios
con un actor negro y una mujer como principales héroes de este nuevo
episodio.
Más allá de ciertas redundancias en su guion, “El despertar de la
Fuerza” logra hacer de la experiencia del cine, en tiempos de películas
en Streaming, tablets y televisores HD, una emoción similar a la vivida
en los años ’70.
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